(Minghui.org) Tres cosas me sucedieron recientemente que expusieron mis apegos, y me gustaría compartir mis experiencias con los lectores de Minghui.

Una noche de verano, salí a pasear al pie de una montaña después de cenar y vi a dos niñas pequeñas. Ambas estaban sentadas en un banco, y una de ellas jugaba con una pistola de juguete que hacía bonitas burbujas. Se volvió hacia la otra niña, que estaba sentada en silencio, y le sopló montones de burbujas.

Mirándolas, me pregunté si la niña callada se sentía triste o avergonzada por no tener un juguete, o si se enfadaba con la niña que le soplaba burbujas.

La niña tranquila no se enfadó, sino que extendió las manos para atrapar las burbujas con una gran sonrisa. Eran muy felices jugando juntas. Entonces me di cuenta de mi apego a la envidia.

Al crecer bajo el adoctrinamiento del Partido Comunista Chino (PCCh), a menudo me comparaba con todo el mundo. Quería tener lo que tenían los demás y no toleraba que otros fueran mejores que yo. Tenía una actitud hostil hacia la gente que tenía lo que yo no tenía.

Las dos niñas eran muy jóvenes y no tenían muchas ideas preconcebidas, así que disfrutaban jugando entre ellas.

A la defensiva

Fui a la farmacia a comprar glicerina para mezclarla con mi loción corporal. El empleado me preguntó para qué la utilizaría, me enfadé y me puse a la defensiva. Pensé: "¿Por qué me preguntas? Ve a buscar el producto y métete en tus asuntos".

Me di cuenta de que estaba a la defensiva. Y de nuevo, bajo la influencia del PCCh, tergiversé las buenas intenciones de alguien y pensé en él de forma negativa. Una vez que lo reconocí, le dije por qué quería comprar glicerina y me mostró un producto mejor.

El empleado no tenía malas intenciones y solo quería encontrar un producto mejor acorde con mi necesidad. Sin embargo, mi apego quedó al descubierto: estaba a la defensiva y sospechaba erróneamente de sus intenciones.

Deshacerse de la apatía

Dos practicantes y yo íbamos de camino a un lugar. Una de ellas caminaba sola, mientras que la otra y yo íbamos detrás.

Un hombre que tiraba de un carro se cruzó delante de nosotras y algo se cayó del carro. La practicante que caminaba delante de nosotras se adelantó, tomó el objeto y lo volvió a meter en el carro.

Me di cuenta de mi apatía, porque no habría recogido el objeto aunque hubiera ido delante.

Siempre he sido autosuficiente y tengo una personalidad fuerte. Rara vez pido ayuda a los demás e intento resolver los problemas por mi cuenta.

Por lo tanto, no se me ocurre que la gente pueda necesitar ayuda, así que dejo que se ocupen de sus propios problemas. No me meto en los asuntos de los demás y me siento bien por ello.

Shifu vio que no era consciente de mi apatía y me dio una oportunidad de mejorar.

Unos días después, mientras caminaba por la calle, la pelota de handball de una niña se cayó y rodó delante mío. Mi antiguo yo lo habría ignorado y habría pensado: "Es joven y puede buscarla ella misma. No tengo por qué preocuparme". Pero aquel día, recogí la pelota y se la devolví a la niña.

Solía considerar que hacer un buen trabajo haciendo materiales de Dafa y aclarando la verdad era cultivarse bien. Lo que pasó recientemente me hizo darme cuenta de que la cultivación no consiste en hacer las cosas a lo grande. Prestar atención a cada pensamiento y acción es también ser responsable y diligente en mi cultivación.

¡Gracias, Shifu, por la iluminación y liberación!