(Minghui.org) Tuve la suerte de empezar a practicar Falun Dafa cerca de los primeros tiempos cuando Shifu trajo Dafa al público. Desde que era joven, los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia han estado arraigados en mi mente. Estoy muy agradecido a Shifu por su misericordia. Él nunca me abandonó cuando no me cultivé muy bien, para que yo pudiera continuar teniendo la oportunidad de hacer las tres cosas y cumplir los votos que hice en la prehistoria.

Cuando estudiaba el Fa, sólo podía captar el significado superficial de los muchos principios que Shifu enseñaba, y no los entendía profundamente. Sólo ahora me doy cuenta de que no me he cultivado diligentemente durante los últimos más de 20 años. No estaba mentalmente preparado, ni decidido a asumir muchas penurias o a enfrentarme a dificultades importantes. Por eso, me quedé desconcertado cuando me enteré de que mi madre había sido detenida a causa de la persecución del Partido Comunista Chino ( PCCh ) contra Falun Dafa. Sentí como si mi mundo se hubiera derrumbado.

Cuando se informó de la situación de mi madre en Minghui.org, se leía: "... se desconocen los detalles", y al leer esto me quedé paralizado. Temía que mi madre desapareciera, que la torturaran cruelmente o incluso que le sustrajeran los órganos. Temía quedarme huérfano de madre a partir de entonces. Por eso, mis pensamientos negativos no dejaban de surgir y no podía disiparlos. En aquel tiempo, el estudio intensivo del Fa era la única manera de mantener mis pensamientos rectos.

Cuando arrestaron a mi madre por primera vez, me sentía inexplicablemente inquieto y nervioso todas las tardes, lo que me causaba dificultades para respirar. Más tarde, estudié el Fa durante mi hora de almuerzo. Aunque a veces sólo podía estudiar unos 10 minutos, era suficiente para ayudarme a concentrarme y terminar mi trabajo por la tarde.

Shifu dijo:

“Ustedes son cultivadores, estas palabras no se refieren a tu pasado, a lo que has hecho o a tu comportamiento, estas palabras se refieren a tu esencia, al significado de tu vida, a la responsabilidad que cargas, a tu misión histórica, solamente así eres un Dafa dizi verdadero” (Qué es un Dafa dizi).

Cuando leí por primera vez la sección anterior en Zhuan Falun, el libro principal de Falun Dafa, no podía entender por qué la esencia de un practicante era tan importante. Estudiando el Fa a mediodía durante ese tiempo, sentí profundamente que yo estaba hecho del Fa, y soy un ser que vino por el Fa. Si no tuviera Dafa, los elementos más fundamentales de mi vida no existirían.

Cuando estaba extremadamente triste, mi apego al sentimentalismo me hacía perder mis pensamientos rectos. Pensaba: "Comprendo que la cultivación es difícil, pero no esperaba que fuera tan difícil. Si hubiera sabido que la cultivación era así de difícil, no me habría atrevido a bajar a este amargo y engañoso mundo humano, que está lleno de yeli". Yo, que carecía de pensamientos rectos, empecé a preocuparme por el final de la rectificación del Fa porque sentía que ya no podía seguir el ritmo.

Entonces, me encontré con la enseñanza de Shifu en este pasaje del Fa:

“Por supuesto, entre esos que han muerto también hay casos que fueron planeados en la historia por las viejas fuerzas. Por ejemplo, en el pasado durante las últimas vidas de aquellos estudiantes, las viejas fuerzas pudieron haber dicho: “Si quieres obtener Dafa cuando Dafa sea enseñado, tienes que morir de esta forma, de otra manera no te dejamos entrar”. Sin ninguna duda, en aquel tiempo los estudiantes habrían accedido a eso, abrían aceptado ser golpeados hasta morir cuando llegara el momento” (Exponiendo el Fa durante el Festival de la Linterna, 2003).

Un ser en un estado mental claro todavía querría obtener el Fa, aunque significara ser golpeado hasta la muerte. Tuve la determinación de que estaba dispuesto a morir y luego bajé al mundo humano para ayudar a Shifu a rectificar el Fa y salvaguardar la verdad del universo. Entonces, ¿por qué tengo que quejarme de las cosas y no cumplir mi misión?

En el camino de ayudar a Shifu en la rectificación del Fa, ya he tenido demasiados arrepentimientos. Debido a mis apegos, hubo muchas cosas que pude haber hecho mejor, pero no lo hice. Incluso muchas cosas que no tuve tiempo de afrontar, pero espero, al menos en este momento, ser capaz de poner mi corazón en hacer lo que soy capaz de hacer. Por lo demás, sólo quiero dejarlo todo en manos de Shifu.

Los dos primeros meses después de enterarme del arresto de mi madre fueron los más difíciles para mí, pero el Fa de Shifu aligeró mi corazón e hizo que mi mundo volviera a brillar. Antes de eso, pensaba que el camino de cultivación era muy estrecho y lleno de baches. Sin embargo, mientras prestara atención, podría encontrar las rosas florecientes en mi camino. Al leer "Fahui de New Tang Dynasty TV y Dajiyuan 2018" me di cuenta de que mi camino de cultivación no es un camino en sí. Más bien, es un cable de acero erigido en el aire sobre un abismo de diez mil pies, y si no tengo cuidado, me haré pedazos. Fue Shifu quien utilizó su cálida mano para sujetarme con fuerza. Aunque fue difícil, avancé con firmeza.

Una vez leí una historia sobre un cultivador en su camino de cultivación, que decía que sabía que Dios lo acompañaba porque cada vez que se daba la vuelta para comprobar el camino andado, siempre veía dos pares de huellas. Sin embargo, sólo veía un par de huellas cuando encontraba dificultades y luchaba por avanzar. Entonces se preguntó por qué Dios lo había abandonado en sus momentos más difíciles. En ese momento, la voz de la misericordia divina resonó en sus oídos: "Es porque te llevé a cuestas". Aquello me recordó los denodados esfuerzos de Shifu por nosotros.

Unos meses antes del arresto de mi madre, intenté memorizar el Fa para poder recitarlo con otros practicantes. Después de eso, en un día normal, todo se puso patas arriba. Empecé a no tener tiempo para comer ni para hacer los ejercicios de Dafa. A veces, tardaba en conectarme para recitar el Fa con los demás. Después de conectarme, me daba cuenta de que los practicantes me esperaban en silencio. Como sabía que la gente estaba esperando para recitar el Fa conmigo, nunca pensé en poner fin a que las cosas sucedieran así. Sabía que si no recitaba el Fa con otros practicantes, sería difícil recitarlo solo durante más de dos horas cada día. Aunque a veces recitaba el Fa llorando, mientras pusiera mi corazón en ello, no importaba lo dolido que me sintiera, me recuperaría bajo el poder misericordioso y maravilloso del Fa en poco tiempo.

En algunas ocasiones, fui al Parlamento a aclarar los hechos, y me dormí nada más llegar a casa. Cuando llegaba la hora de recitar el Fa, un compañero practicante me llamaba y me animaba a superar mi apego al ocio para que pudiéramos recitar el Fa juntos. Después de recordármelo tres veces, le envié un mensaje de texto para agradecerle sus amables recordatorios. También le dije que a partir de entonces me conectaría para recitar el Fa puntualmente. Nunca olvidaré lo que me dijo: "No es nada. Sólo intentamos ayudarnos mutuamente a seguir adelante".

Recitar el Fa durante dos horas todos los días, además de estudiar los nuevos artículos de Shifu, me ha ayudado a superar el trauma emocional de la detención de mi madre. Shifu también ha hecho que los practicantes me ayuden y me animen. Un practicante me envió un mensaje de texto diciendo: "Aunque no te conozco, tenía muchas ganas de compartir contigo esta mañana al hacer la meditación sentada". Pensé: "Cierto", ya que me sentía especialmente inseguro cuando hacía los ejercicios matutinos.

Ocurrieron cosas parecidas casi todos los días durante los dos primeros meses del arresto de mi madre. Siempre que mi mente no estaba estable o intentaba escapar a lo más profundo de mi corazón, los practicantes me enviaban mensajes o me llamaban. Además, gracias a sus palabras bondadosas, podía calmarme. En ese momento, no importaba lo pobre que fuera mi cualidad de iluminación, podía sentir que Shifu estaba a mi lado para protegerme y salvaguardarme.

Agradezco sinceramente a los practicantes que me ayudaron, iluminaron y acompañaron. Entre ellos, algunos me ayudaron a esclarecer los hechos en diversos lugares de interés, a otros los conocí brevemente y a muchos otros no los conocía. Al recordar esta experiencia de casi un año, sus rostros aparecen ante mí uno a uno. En aquel momento, siempre pensaba en los comentarios que diferentes practicantes escribían en los artículos que compartían en el sitio web de Minghui: "¡Qué Shifu tan maravilloso! ¡Qué Fa tan maravilloso! Qué practicantes tan maravillosos!".

Cuando me enteré de que habían detenido a mi madre, me pregunté: "¿Estoy resentido con la gente que participó en la persecución?". Lo pensé con la cabeza fría, y luego respondí: "No, no lo estoy". No odiaba a nadie de los que participaron en la detención de mi madre porque todos ellos eran seres conscientes engañados por las mentiras del Partido Comunista Chino. Eran quienes estaban siendo utilizados por el PCCh, así como quienes esperaban que los salváramos. Pero con el tiempo, me enteré de noticias terribles. Entre los practicantes detenidos con mi madre, algunos fueron perseguidos hasta la muerte y otros condenados ilegalmente a siete años de cárcel. Mi resentimiento se disparó con eso, pero no me di cuenta. Sólo después de tropezar y de que los practicantes locales me lo señalaran, me di cuenta de que mi resentimiento causaba una pérdida innecesaria. Así, me preocupé de que hubiera seres que no pudieran salvarse debido a mis apegos. Esta lección fue muy dura. Después, empecé a calmarme y a mirar hacia dentro.

Recordando mi camino de cultivación, me doy cuenta de que mi resentimiento hacia los policías y los miembros de la procuraduría y del sistema judicial venía de tiempo atrás. En aquella época, como era muy joven, no reconocía el resentimiento ni sabía cómo eliminarlo. Durante esos años en China, aproveché mis vacaciones para recorrer con mi madre todos los niveles de los tribunales, prisiones, centros de detención y centros de rehabilitación de drogadictos para hablar sobre Falun Dafa. En el centro de detención, vi a algunos practicantes esposados siendo empujados por los guardias. Durante un juicio ilegal, vi al juez violar la ley al aplicarla y abusar de ella al hacer falsas acusaciones sobre un practicante. Cuando estábamos repartiendo material informativo fuera del edificio, mi madre y yo fuimos denunciados por personas que no conocían los hechos sobre Falun Dafa.

Bajo la protección de Shifu, conseguimos escapar de los policías. El sonido de aquella sirena estridente me dejó un profundo miedo. Los practicantes eran arrestados y perseguidos un grupo tras otro. Lo que vi y oí dejó una huella indeleble en mi mente adolescente. En mi último trimestre en la escuela, antes de trasladarme a Japón para estudiar, una practicante que había estado en mi casa el día anterior fue detenida en su lugar de trabajo a la mañana siguiente.

Más tarde, mi madre y yo acompañamos al anciano padre de esta practicante a la comisaría para exigir la liberación de su hija. El director nos llamó a su despacho para charlar. Era la primera vez que hablaba de Falun Dafa cara a cara con un policía. No me preocupaba mi propia seguridad ni mi futuro. Sólo quería contarle los hechos lo mejor que pudiera, aunque estaba terriblemente nervioso. Mi miedo era fuerte, pero intenté superarlo. Así, cuando el director me preguntó: "¿Usted también practica Falun Gong?". Aunque mi mente se quedó en blanco, respondí con firmeza: "Sí, lo practico".

Comparado con los practicantes que se han cultivado muy bien, lo que yo he experimentado es insignificante. Pero aun así, estas experiencias han dejado un dolor imborrable en mi corazón. Cuanto más tiempo pasaba detenida mi madre, más cosas del pasado volvían a atormentarme. Poco a poco, fui desarrollando resentimiento hacia las personas que trabajaban en las comisarías, la procuraduría y los sistemas judiciales, y pensaba que nadie era bueno y que ninguno de ellos podía salvarse.

Antes de que detuvieran a mi madre, tuve la suerte de unirme a la plataforma Equipo Telefónico de Rescate Global. En aquella época, no importaba si me enfrentaba a la actitud arrogante e impenetrable de la otra parte o si esa persona decía palabras desagradables, podía mantener la mente firme. Después de que detuvieran a mi madre, hablé brevemente con el coordinador y abandoné el proyecto. Más tarde, otros practicantes me invitaron de vez en cuando a hacer llamadas telefónicas, pero yo siempre declinaba con la razón de que estaba ocupado con otras cosas.

Cuando me di cuenta de que guardaba resentimiento, me di cuenta de que no estaba tan ocupado como para no tener tiempo de hacer una llamada. La verdadera razón por la que me resistía a aclarar los hechos a las personas que trabajaban a las órdenes del PCCh era que pensaba que no tenía sentido hablar con ellas. Durante ese tiempo, trabajé para eliminar mi resentimiento. A veces, cuando me venían a la mente pensamientos de resentimiento o sucesos pasados, enviaba pensamientos rectos para eliminarlos. Al cabo de un tiempo, tomé la iniciativa de solicitar números de teléfono y realicé llamadas utilizando la plataforma. Después de que la otra parte me insultara y colgara, volvía a llamar y aclaraba los hechos de forma pacífica. Llamé a la otra parte cinco veces, a pesar de saber que estaban en modo de respuesta automática, y tres de las veces conseguí dejar un mensaje explicando los hechos desde distintos ángulos, supe que, al menos en ese momento, mi resentimiento ya no podía impedirme salvar a la gente.

Pensando en los últimos once meses, todavía me arrepiento de muchas cosas. A veces, la oportunidad de esclarecer los hechos no volvía a presentarse después de que yo la desaprovechara. Después de compartir mis pensamientos con otros practicantes, me di cuenta de que el poder de mi aclaración de la verdad habría sido mayor si hubiera actuado de otra manera.

En los últimos años, he identificado muchos apegos. Aunque conseguí encontrarlos, al no poder alcanzar los niveles que Shifu exigía, fui desarrollando sentimientos de inferioridad. Especialmente en el último año, en varias ocasiones, los sentimientos cada vez más graves de inferioridad y la presión externa me hicieron perder la confianza en mi capacidad para seguir practicando.

Cuando se publicó Despierten en la página web de Minghui, lo leí cuando estaba en el edificio del Parlamento. Era un día soleado. Me senté en un sofá de la planta baja. Tenía la mente en blanco y, en el fondo, no pude calmarme durante un rato. Después, me reí de mí mismo por querer rescatar a mi madre y aclarar los hechos para salvar a los seres conscientes, pero ¿por qué no podía salvarme yo primero?

Más tarde, hablé con los practicantes sobre mi estado de ánimo. Sabía que mis sentimientos a menudo se debían a la interferencia de las viejas fuerzas, pero seguía sin tener un buen enfoque para deshacerme de ese pensamiento. Sólo había un punto. Sabía que Dafa es bueno, no podía dejar Dafa, ni podía vivir mi vida sin Dafa. Sólo podía estudiar más el Fa y estudiar bien, e intentar lo mejor para hacer las cosas según los requisitos de Shifu.

Shifu dijo:

“Pero existe un punto, estoy diciéndole a todos que ustedes tienen a Dafa, han obtenido el Fa, sus vidas ya pertenecen a Dafa, pueden dejar todo y con pensamientos rectos y comportamientos rectos, hacer lo que dice Shifu” (Explicando el Fa en Washington D. C. 2018).

Estaba decidido a intentar cambiar. A veces, al leer los artículos que compartían los practicantes sobre las formas de contrarrestar la persecución o rescatar a los practicantes, a menudo me emocionaba hasta las lágrimas. Pensaba: "El camino ha sido hecho por un gran número de practicantes y yo puedo seguirlo también porque soy una partícula de Dafa".

La espera de la rectificación del Fa ha durado eones, y la reencarnación en un humano, que ocurre una vez cada cinco mil años, ha sido para conectar con la relación sagrada y predestinada de hoy. Una vez conectado con ella, quiero cultivarme sólidamente en Dafa y no defraudar a Shifu por haberme elegido para asistirlo en la rectificación del Fa.