(Minghui.org) Conocí Falun Dafa en 1996, cuando era adolescente. Apreciaba mucho esa época en la que sólo me centraba en la cultivación personal. Mi vida cambió de la noche a la mañana cuando el Partido Comunista Chino (PCCh) empezó a perseguir a Falun Dafa en 1999. A pesar del riesgo de ser detenida y torturada, viajé con mi familia a Beijing para solicitar al gobierno central nuestro derecho a ejercer nuestra libertad de creencia.

Con el paso del tiempo me vi arrastrada por la tendencia decadente de la sociedad y busqué una vida cómoda. Me perdí en el mundo secular y me volví menos diligente. Finalmente, dejé de cultivarme.

Hace unos años, una serie de acontecimientos que cambiaron mi vida me despertaron y me di cuenta de lo frágil, impredecible y dolorosa que es realmente la vida. Decidí reanudar la práctica de Falun Dafa.

Mantenerse al día con el estudio del Fa

Con la ayuda de un practicante local, me uní a un grupo de estudio del Fa. El grupo se reunía en un complejo residencial adyacente al mío. Sin embargo, el lugar dejó de estar disponible temporalmente debido a que el practicante anfitrión tuvo que hacer frente a una emergencia familiar. Para asegurarme de que nuestras reuniones continuaran, invité a los practicantes a reunirse en mi casa. Todo resultó tan natural que sentí que todo era un arreglo de Shifu. Cuando un practicante realmente quiere cultivarse, Shifu hace los mejores arreglos para él. Con el grupo reuniéndose ahora en mi casa todas las noches, me beneficio tremendamente de mantenerme al día con mi estudio del Fa e intercambiar experiencias de cultivación con los demás.

Utilizo todo mi tiempo libre para leer el Fa. Cuando hay poco trabajo, leo en Internet las nuevas conferencias de Shifu. Mientras espero para ir a buscar a mi hijo al colegio, recito poemas de Hong Yin. Si estoy sola en casa los fines de semana, paso la mañana leyendo el Fa, y la tarde memorizando el Fa o copiando a mano Zhuan Falun, (el libro principal de Falun Dafa). Envío pensamientos rectos cada hora y escucho los artículos que comparten los practicantes en Minghui Radio mientras cocino y como. No quería perder el tiempo.

Me sentía más segura como cultivadora y sentía que me estaba asimilando al Fa.

Hace poco hospitalizaron a un familiar y pasé la mayor parte del día en el hospital. Tenía poco tiempo para mí y estaba agotada. Estuve tentada de poner una alarma y echarme una siesta antes de ir a buscar a mi hijo, pero luego pensé: "Eso no funcionará. Si me echo la siesta, ¿qué tiempo me queda para estudiar el Fa? ¿Cuánto tiempo he perdido ya?". Saqué mi libro e intenté leer el Fa, pero me resultaba difícil mantener los ojos abiertos. Así que me levanté y leí mientras caminaba por la habitación. Así pude concentrarme.

Rectificándome

No me tomaba en serio el envío de pensamientos rectos, y me limitaba a seguir el procedimiento en los cuatro horarios establecidos. A través del estudio del Fa comprendí lo importante que es enviar pensamientos rectos.

Ahora, además de los cuatro horarios establecidos, envío pensamientos rectos siempre que tengo tiempo. Soy capaz de mantener la mente en calma mientras envío pensamientos rectos, incluso cuando estoy conduciendo. Si mi horario me lo permite, envío pensamientos rectos cada hora durante la semana. Los fines de semana o los días festivos, intento terminar de preparar el desayuno y de hacer las tareas domésticas antes de las ocho de la mañana, para poder enviar pensamientos rectos cada hora a lo largo del día.

Siempre envío pensamientos rectos durante media o una hora antes de salir a aclarar la verdad sobre Falun Dafa, o distribuir volantes de Dafa. Siento que la clave para mantener pensamientos rectos es enviar pensamientos rectos tanto como sea posible. Cuando tu mente es pura, tus pensamientos rectos se volverán más fuertes de forma natural. Enviando frecuentemente pensamientos rectos, he encontrado que muchas de mis nociones, estados de ánimo negativos y malos pensamientos que interfieren con mi estudio del Fa se han reducido y debilitado. Mi campo de energía ha sido rectificado sin que yo deliberadamente trate de limpiarlo.

Una noche salí hasta tarde a repartir folletos de aclaración de la verdad. Cuando llegué a casa, era más de la una de la madrugada. Después de ducharme, apagué el despertador, pensando que, si me despertaba, haría los ejercicios de la mañana. En secreto, esperaba saltármelos por un día para poder dormir hasta tarde. A la mañana siguiente, la alarma que había apagado deliberadamente la noche anterior sonó como de costumbre. Salí rápidamente de la cama e hice los ejercicios matutinos. A lo largo del día, me sentí con energía a pesar de que apenas había dormido. Desde entonces, me deshice de la idea de que la falta de sueño afecta a mi nivel de energía. Hacer los ejercicios es la mejor manera de descansar y recargar energías. Creo que esto sucedió porque mis pensamientos rectos eran fuertes.

Cumpliendo mis votos sagrados

Al memorizar la nueva escritura de Shifu Por qué existen los seres humanos, tomé conciencia de nuestra gran responsabilidad de salvar a los seres conscientes.

Aprovechando un largo fin de semana festivo de mayo, dos practicantes locales planearon un viaje a su ciudad natal para distribuir material informativo sobre la aclaración de la verdad en los pueblos vecinos. Me asignaron la tarea de entregar los folletos en el pueblo donde pensaban alojarse. La noche anterior, fui a buscarlos a casa de otro practicante local. Llegué a la calle donde íbamos a encontrarnos y aparqué en un tramo donde no había ni farola ni cámara de vigilancia. No tardó en llegar el practicante. Rápidamente me recordó que enviara pensamientos rectos antes de que empezáramos a trasladar las cajas al maletero de mi coche.

Después, fui directamente al colegio de mi hijo y esperé a que saliera del estudio nocturno. En cuanto aparqué cerca de la entrada del colegio, se detuvieron dos coches de policía y un vehículo del equipo SWAT. Estaba nerviosa y sentía que el miedo me invadía. Así que envié pensamientos rectos para eliminar el miedo y todos los elementos malignos impuestos por las viejas fuerzas y recité "Por qué existen los seres humanos". Cuando abrí los ojos, los coches de policía habían desaparecido. Al día siguiente, mi viaje para entregar el material también transcurrió sin contratiempos. Di las gracias a Shifu por fortalecerme y protegerme.

Una noche, antes de partir para distribuir folletos de aclaración de la verdad, envié pensamientos rectos. Pedí a Shifu que me ayudara a mantener abiertos los dos edificios que iba a visitar. Y efectivamente, cuando llegué, la entrada del primer edificio estaba abierta de par en par. Escondí la bolsa de folletos en los arbustos antes de distribuir el material. Sudé profusamente subiendo y bajando por los altos edificios, pero me sentí fortalecida y mi corazón se llenó de gratitud.

Justo cuando casi había terminado con el segundo edificio, de repente me salté un escalón y me caí por las escaleras. Oí un chasquido en el tobillo, pero mi corazón no se movió. Me mantuve firme y me dije: "Estoy bien. Estoy bien. Un piso más y habré terminado". No sentí ningún dolor ni molestia, y ni siquiera se me cayó la bolsa de materiales.

De vuelta a casa, envié pensamientos rectos para eliminar a los seres malignos que pudieran impedir que los residentes de esos dos edificios leyeran los materiales.

Envié este pensamiento a los que recibirían los volantes: "He limpiado todo el mal que les impide conocer la verdad. Ahora hablo directamente a vuestro lado conocedor, que ha esperado cientos de miles de años, a los que vinieron a este mundo humano por Dafa. Shifu es muy compasivo y escribió Por qué existen los seres humanos para todos los seres. Por favor, despierta y lee atentamente el artículo, aprende la verdad y sé salvado". Mientras decía estas palabras en silencio, me brotaron las lágrimas; mi corazón estaba lleno de compasión por los seres conscientes y de gratitud infinita hacia Shifu.

Cuando llegué a casa, me di cuenta de que la pernera derecha de mi pantalón estaba desgarrada y recordé que me había caído por las escaleras. Me miré la pierna, estaba un poco roja, pero no tenía ningún rasguño. No me pasaba nada en el pie. Le di las gracias a Shifu.

Mirando hacia dentro y cultivándome

Cada cultivador tiene una tribulación o prueba que es particularmente desafiante y difícil de superar. Para mí, esa prueba es mi hijo.

Mi hijo se comportaba bien. Era inteligente, sacaba buenas notas y todo el mundo lo elogiaba. Sin embargo, al entrar en el instituto, dio un giro de 180 grados y se volvió rebelde e irrespetuoso. Sus notas bajaron y se metió en todo tipo de problemas. Yo estaba desolada.

Desesperada por encontrar una solución, hablé con su profesor y con un familiar que trabajan en su instituto. Consulté a expertos en educación y a un psicólogo juvenil. Preocupada por que se quedara atrás, contraté a profesores particulares para que le ayudaran, pero no mejoró. Hablé con él como madre, como amiga y como figura de autoridad, pero nada funcionó. Tenía el corazón destrozado y me sentía asfixiada.

Casi cada vez que sonaba mi teléfono, era su profesor llamando con malas noticias: "Su hijo no está prestando atención en clase. Le han pillado infringiendo las normas". Estaba agotada y no podía concentrarme en nada más. Me asaltaban todo tipo de pensamientos negativos y especulaba sobre qué cosas horribles haría a continuación.

"No debe estar prestando atención en la escuela. ¿Está saliendo con alguien?". Incapaz de reprimir estos pensamientos, sentí que estaba vertiendo energía negativa en el campo de mi hijo. Al día siguiente, encontré una carta de amor en su mochila. "Está saliendo con alguien. Justo como pensaba". Me enfadé.

Me tranquilicé, tomé un libro de Dafa y empecé a leer. Me llamó la atención el siguiente pasaje:

“Cuando te topas con cosas no felices o con asuntos que te enojan, cuando te topas con choques contra tus beneficios personales, contra tu ego, si puedes mirar hacia adentro y cultivarte a ti mismo, buscando dónde está tu brecha, y en el conflicto, aunque eres inocente, también puedes decir: “Oh, lo tengo claro, seguramente no lo hice bien en algún punto, y aunque realmente no tengo la culpa, tal vez es algo de deuda de ye que debo de antes; ahora lo hago bien, lo que debo pagar, lo pago”” (Los Dafa dizi tienen que estudiar el Fa, Colección de Enseñanzas del Fa, Vol. XI).

De repente me di cuenta de que no me había cultivado en el proceso de tratar los problemas relacionados con mi hijo. Él me está ayudando a mejorar, pero yo intenté resolver el problema como lo haría una persona común. He perdido muchas oportunidades de cultivarme. Debido a mis nociones humanas y a no ser capaz de tratarme como una cultivadora, mi hijo tuvo que seguir causando problemas hasta que me iluminé.

Empecé a mirar hacia dentro y me examiné cuidadosamente. Me preocupaban demasiado sus notas. A primera vista, era mi apego a la fama. Pero cuando profundicé, descubrí que la causa era la ideología atea del Partido Comunista. Al crecer, nos enseñaron a estudiar mucho, sacar buenas notas y ser aceptados en una buena universidad, para poder tener una buena carrera y una vida feliz. Pensar que uno puede controlar su destino, ¿no es este ateísmo fomentado por el comunismo?

Cuando mi hijo no estaba a mi altura o incumplía mis normas, le reprendía e incluso ideaba formas de corregirle y castigarle. Pensaba que le estaba educando y haciéndole un bien, pero en realidad le estaba adoctrinando con la mentalidad del PCCh: "Si no me haces caso, te castigaré". Era una expresión de mi egoísmo: quería que mi único hijo fuera feliz y tuviera éxito en la vida. Pero, ¿acaso la felicidad de una persona no viene determinada por su virtud y su yeli (karma)? ¿Su vida no ha sido ya arreglada por seres superiores? ¿Cómo podía yo alterar su vida? ¿Tenía yo fe en Shifu y en el Fa?

Profundizando más, descubrí apegos a la envidia, la competitividad y el resentimiento. Me parecía injusto tener que soportar tanto estrés. Despreciaba a los demás y me sentía superior. Tenía miedo y desconfiaba. En cuanto recibía una llamada del profesor de mi hijo, pensaba: "Debe de haber hecho algo malo". Esto se convirtió en un reflejo condicionado: me ponía ansiosa cada vez que sonaba el teléfono. Mis pensamientos negativos le estaban afectando. En realidad, mis pensamientos eran la causa de sus actos rebeldes. Las viejas fuerzas explotaban esta brecha, interferían conmigo y me hacían perder tiempo y energía. Yo no rechazaba esos pensamientos que me imponían, sino que los aceptaba como propios y provocaba que las cosas sucedieran de una determinada manera.

Cuando me di cuenta de todo esto, inmediatamente envié pensamientos rectos para eliminar todos los pensamientos erróneos y malignos que me habían impuesto las viejas fuerzas. Despejé la influencia maligna causada por el adoctrinamiento del Partido Comunista y el apego a mi hijo: "Nada de esto soy yo. No lo acepto".

Enviando pensamientos rectos, estudiando el Fa y mirando continuamente hacia dentro para examinarme, pude corregir mi manera de pensar y mejorar. Mis apegos y nociones humanas se debilitaron gradualmente. Mi actitud hacia mi hijo se suavizó y ahora tenemos una relación mucho mejor. Es fácil hablar de ello en retrospectiva, pero el proceso de cultivación fue doloroso.

Desde entonces, mi hijo ha cambiado su actitud hacia Dafa y ha leído Zhuan Falun conmigo tres veces. Tal vez la relación predestinada que tengo con él es nuestra relación sagrada con Falun Dafa.

Estas son algunas de mis experiencias recientes en la cultivación de Dafa. Mi único deseo es recuperar el tiempo perdido y convertirme en una verdadera practicante de Dafa del período de la rectificación del Fa.