Ser considerado: Un camino hacia la felicidad y la armonía

(Minghui.org) Desde que empecé a practicar Falun Dafa, guío mis palabras y mis acciones de acuerdo con los principios de Falun Dafa, lo que cambió fundamentalmente mi anterior forma egoísta de pensar.

En la vida diaria, poco a poco adquirí el hábito de pensar siempre primero en los demás, lo que hace que mi vida sea más relajada y alegre.

Transformada por Falun Dafa: Ser considerada y tener siempre en cuenta a los demás

Hace veinte años, durante las primeras etapas de mi cultivación, una noche después de cenar, salí de mi casa y vi el carro de un granjero aparcado al borde de la carretera. En el carro iba sentada una niña de cuatro o cinco años, y junto a ella había unas cuantas sandías pequeñas.

Me acerqué y le pregunté al granjero: "Hermano, está anocheciendo, ¿por qué no te vas a casa?".

Me contestó: "Hermana, quiero quedarme un poco más y vender las sandías que quedan".

Al ver a la niña cansada en el carro y la cara curtida del granjero, sentí lástima por ellos. Dije: "Compraré todas estas sandías (eran sandías pequeñas que otros no eligieron)", y compré las sandías pequeñas sobrantes.

Al ver que el agricultor conducía felizmente el carro de vuelta a casa, me sentí muy feliz.

Un caluroso día de verano, estaba comprando melones en la calle. Vi un carro lleno de melones tirado por un agricultor. Pensé en comprar algunos para calmar la sed y refrescarme.

Sin inspeccionar mucho, dejé que el agricultor me llenara una bolsa. Después de pagar, me llevé la bolsa a casa.

Al día siguiente, cuando abrí la bolsa, vi que los melones habían madurado demasiado. La pulpa se había estropeado y no se podían comer. En ese momento, me pareció divertido y pensé: "¡Bueno, al menos el agricultor no sufrió pérdidas!".

Unos días después, reflexioné sobre este incidente y me di cuenta de que mi forma de pensar había cambiado. En lugar de quejarme del vendedor como solía hacer antes de practicar Falun Dafa, no le culpé por vender melones demasiado maduros. Incluso fui considerada con su situación.

Falun Dafa me cambió de verdad, convirtiéndome en una persona que tiene en cuenta a los demás. Cuando empecé a considerar a los demás en todo lo que hacía, mi vida diaria se hizo más fácil y más alegre.

Nutrir la consideración: El enfoque óptimo para resolver conflictos matrimoniales

Un frío día de invierno, caminaba por la carretera en busca de personas con relaciones predestinadas, para contarles los hechos sobre Falun Dafa. Vi a un joven parado junto a la entrada de la Oficina (División de Seguridad Nacional) de Asuntos Civiles, con aspecto triste.

Me acerqué a él y le pregunté: "Joven, ¿por qué está ahí fuera con este frío?". Con el ceño fruncido, respondió: "Estoy esperando para pedir el divorcio".

Le pregunté: "¿Por qué quiere el divorcio?". Dijo: "Mi esposa quiere dejarme, se queja de que bebo y soy violento".

Le pregunté: "¿Dónde está su esposa?". Respondió: "Está en la tienda de fotocopias de enfrente". Su esposa se unió a nosotros poco después.

Al ver a estos dos jóvenes, les dije: "Hay un refrán que dice: 'Los esfuerzos de cien años llevan a cruzar en el mismo transbordador; los esfuerzos de mil años llevan a dormir en la misma almohada'. En esta vida, se han convertido en marido y mujer: qué gran destino. No tomen decisiones impulsivas, pidiendo el divorcio y arrepintiéndose después".

Le pregunté: "¿Qué edad tiene tu hijo?". El joven respondió: "Está en primer grado". Le dije: "El niño aún es pequeño, y perder el cuidado de uno de sus padres le hará daño. Crecer en un hogar monoparental puede dañar el tierno corazón de los niños, haciéndoles retraídos y diferentes de los niños de familias normales. Tenemos que pensar en el niño".

Pregunté a la joven por sus razones para pedir el divorcio. Me dijo: "Bebe, y cuando está borracho se vuelve violento. También conduce borracho, lo que me preocupa. No puedo soportarlo más".

Al ver esta situación, quise ayudarles con compasión. Así que, bajo la guía de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, les expliqué cómo ser buenas personas, y mi forma de entender el matrimonio.

Les dije: "Tienen que entender que ser esposa y esposo es una conexión que trasciende vidas, destinada por los Cielos. Entre esposa y esposo hay gratitud y tolerancia".

"Cuando surjan conflictos, no exijas que la otra persona cambie. Cambia tú sinceramente y considera a la otra persona, ve en qué fallaste y trabaja para mejorar. Esta es la mejor manera de resolver los conflictos conyugales".

"Los ancestros decían: 'Un día de esposo y esposa, cien días de gratitud'. Esta gratitud no solo tiene que ver con el amor mutuo, sino también con la responsabilidad y la confianza. Si se tienen en cuenta el uno al otro en todo, entonces la relación conyugal puede mantenerse de verdad, y el matrimonio puede ser armonioso y feliz".

Le dije al joven: "No está bien ser violento. Pide perdón a tu esposa y prométele que no volverás a ser violento. Debes respetarla y cuidarla".

Luego, me volví hacia la joven y le dije: "Por el bien de tu hijo y de la familia, sé un poco más tolerante. Intenta comprenderlo y muéstrale afecto. Dele la oportunidad de cambiar". Ambos estuvieron de acuerdo.

El joven dijo: "Tía, tu consejo es muy bueno. No nos divorciaremos después de escucharte". La mujer se dio la vuelta inmediatamente para recoger su bolso que había colocado en la cola para los papeles del divorcio.

Miré a los dos que se reconciliaban y les dije alegremente: "Permítanme decirles que gracias a que practico Falun Dafa comprendo cómo ser una buena persona. De lo contrario, no podría ofrecer consejos sobre cómo serlo".

Rápidamente respondieron: "¡Sí!". Finalmente, les hablé de la verdad de Falun Dafa y les aconsejé que renunciaran a las organizaciones del Partido Comunista Chino (PCCh) (el Partido Comunista, la Liga Juvenil y los Jóvenes Pioneros).

Cuando se marcharon, dijeron repetidamente: "¡Gracias, tía! Hoy te estamos muy agradecidos".

Salvados por Falun Dafa: Una historia de transformación y esperanza

Salí durante la pandemia para aclarar la verdad y salvar a la gente. En una zona residencial, vi a un señor mayor que parecía tener unos setenta años. Estaba sentado con una expresión sombría en el gimnasio.

Me acerqué a él y le dije: "Abuelo, ¿te preocupa algo? ¿Por qué estás tan triste?".

Suspiró y respondió: "Ni lo menciones. Vivo con la familia de mi hijo. Mi mujer falleció pronto, y yo lo crié pasando penurias desde que era pequeño".

"Le ayudé a encontrar esposa. Solo tengo este hijo, y me hago mayor, así que debo vivir con él. Pero estos años, no te puedes imaginar lo difícil que ha sido para mí estar en su casa".

"Mi nieto no puede venir a mi habitación, y yo no puedo ir a la suya. Incluso en las comidas, tengo que observar el humor de mi nuera. Una vez, tomé algo de comida, pero cuando vi que mi nuera no estaba contenta, la volví a poner rápidamente en el plato".

"Incluso pensé en tirarme de un edificio. Ya no quiero vivir, pero tengo miedo de hacer el ridículo".

Me compadecí profundamente de la situación del anciano y le dije: "Señor, no pierda la esperanza. La vida no es fácil y debemos vivirla al máximo. ¿No le ha dicho nada su hijo?".

"Intenta ser más abierto de mente. El que no le dejen hablar con su nieto probablemente se deba a que están preocupados por sus estudios. Si no puedes hablar, sal a pasear, haz alguna actividad. Come menos si hay menos comida, y come más si hay más".

"Independientemente de la situación, tu nuera no te ha obligado a irte. En las enseñanzas budistas, la vida es cíclica. Si tu nuera te trata mal, quizá sea porque se lo debías en una vida anterior.

Las deudas hay que pagarlas; es la ley del universo. Una vez saldada la deuda, las cosas mejorarán.

La gente de hoy en día ha perdido el contacto con las tradiciones. Antes, los hijos respetaban a sus padres, pero ahora suele ser al revés. No es solo tu nuera; así es la sociedad".

Asintió con la cabeza mientras hablaba.

El señor mayor dejó escapar un suspiro de alivio, sus cejas fruncidas se relajaron y sonrió diciendo: "Escuchar sus palabras me alegró el corazón. Ya no quiero tirarme de un edificio. Gracias. Cuando hablaba con otros, me decían que me pusiera en contra de mi nuera. Tú eres diferente a ellos".

Respondí: "Practico Falun Dafa. El Shifu nos enseña a ser buenas personas siguiendo los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, y a ser considerados con los demás".

"Cuando nos enfrentamos a conflictos, debemos ser introspectivos y mejorarnos a nosotros mismos en primer lugar. Al hacerlo, los conflictos pueden resolverse, ¿verdad?". Asintió repetidamente y dijo: "¡Exacto!".

También le informé: "Señor, la 'autoinmolación de la plaza de Tiananmen' tal y como la presenta la televisión es falsa. La gente de su edad seguramente sabe que el PCCh inició numerosas campañas en la historia -la reforma agraria, las Campañas Tres-Anti y Cinco-Anti, el Movimiento Antiderechista, la Revolución Cultural, la Masacre del Cuatro de Junio- que provocaron la muerte no natural de más de 80 millones de personas".

"También persiguen a Falun Dafa. Ahora, hay ira divina, y el Cielo pretende eliminarla".

Le pregunté: "Señor, ¿fue usted alguna vez miembro del PCCh?". Respondió: "He sido miembro del Partido durante décadas".

Inmediatamente le dije: "Señor, teniendo en cuenta la gravedad de la pandemia actual y el número de muertes, esta pandemia está eliminando a los envenenados por el PCCh. El Cielo va a erradicarla. Deberías renunciar rápidamente a tu afiliación al Partido. No podemos ser condenados junto con él".

El anciano declaró inmediatamente: "¡Renuncio! ¿De qué sirve ser miembro del PCCh? He tenido pensamientos de saltar de un edificio durante años, y nadie podía ayudarme a abrir mi bloqueo mental. Tus pocas palabras me han hecho abandonar la idea de saltar. Me has salvado".

Le dije: "¡Señor, fue Falun Dafa lo que le salvó!".

Cuando estaba a punto de irme, le dije: "Señor, necesito decirle que recuerde la expresión de la suerte: 'Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno'. Este es un remedio milagroso para eludir la pandemia".

El anciano dijo: "¡Jovencita, lo recordaré!". Mientras hablaba, sonreía feliz, y yo también sentí alegría.