(Minghui.org) Un día mi tía, de unos 60 años, fue a la montaña a recoger setas con dos amigos. De repente, el cielo se oscureció. Empezaron truenos y relámpagos. No encontraron ningún lugar donde guarecerse. Y lo que es peor, un incendio forestal se inició a su alrededor y podía alcanzarlos en cualquier momento. Todos estaban asustados y temían morir.
Por suerte, el fuego se apagó solo y se sintieron aliviados. Cuando mi tía me contó más tarde el incidente, dijo que creía que había sido bendecida por Falun Dafa durante el incidente.
Mi tía es una persona muy trabajadora y pura. A diferencia de muchos otros miembros de la familia que se mantuvieron alejados de mí debido a la persecución por mi fe en Falun Dafa, mi tía se solidarizó con los practicantes como yo y nos apoyaba.
Gracias a su buen corazón, ella también ha sido bendecida. Además del incidente mencionado, se recuperó de una grave alergia alimentaria que le impedía comer carne o alimentos a base de harina. En otro incidente, rodó accidentalmente por una pequeña colina, pero no sufrió ningún daño.
Los ingresos familiares de mi tía son limitados. Tiene que trabajar para mantener a su familia a pesar de tener más de 60 años, cuando la mayoría de la gente se jubila a los 50 en China. Encontró un trabajo en una fábrica de lavado de carbón. Su responsabilidad era vigilar la cinta rodante para asegurarse de que el carbón no se atascara y se amontonara en la cinta. Para otros, el carbón se acumulaba rápidamente en la cinta y tenían que palearlo con frecuencia, lo que era muy cansador. Mi tía recitaba a menudo "Falun Dafa es bueno" mientras trabajaba. La cinta siempre iba bien y nunca tenía que palear el carbón ella misma.
Cuando en la fábrica faltaron manos, mi tía hizo dos turnos diarios durante más de un mes. Ella confiaba en que Falun Dafa le daba la energía necesaria para asumir el trabajo extra.
Aunque mi tía aún no practica Falun Dafa, vive según los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, y su nivel moral ha ido mejorando.
Durante un tiempo trabajó en una tienda de comestibles. Algunos empleados se comían los bocadillos sin pagarlos. Pero ella nunca lo hizo porque entendió el principio de que, sin pérdida, no hay ganancia. Además, hacía el trabajo duro que nadie quería hacer y nunca intentaba competir o aprovecharse de los demás.
Cuando los suegros de mi tía fallecieron, dejaron casi 10.000 yuanes (1.510 dólares) y una casa de más de 100.000 yuanes (15.100 dólares) a sus tres hijos, incluido su esposo, que era el hijo mayor. En China era habitual que los hermanos se pelearan entre sí por la herencia. Pero mi tía y su esposo renunciaron a su parte, lo que resolvió un importante conflicto familiar.
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