(Minghui.org) Hace más de 20 años que empecé a practicar Falun Dafa. Falun Dafa primero curó mis enfermedades y luego salvó mi vida a través de muchos milagros.
1. Obteniendo a Dafa por medio de un camino tortuoso
En la primavera de 1998, me encontré inesperadamente con una antigua compañera de clase. Al ver mi mala salud, me aconsejó: "Ven a practicar Falun Dafa conmigo. Falun Dafa tiene efectos milagrosos en la curación y el estado físico". Yo era escéptica. "Ya estoy bastante enferma. Incluso el hospital me ha aconsejado que me resigne a una muerte temprana. Además del fo, ningún otro ser puede curar mi enfermedad. No quiero aprender la práctica". Aunque en el fondo seguía creyendo en dioses y fo, no creía que pudiera ocurrir un milagro.
En aquel momento, mi cuerpo estaba plagado de dolencias y yo estaba al borde de un ataque de nervios. El médico llegó a advertir a mi marido que me vigilara de cerca y me prohibió salir de casa por los riesgos asociados a mi estado mental. La atrofia de mi columna cervical provocó un insuficiente riego de sangre al cerebro y comprimió mis nervios. Como resultado, un lado de mi cuerpo estaba entumecido. También padecía bronquitis crónica, una grave afección cardíaca, cálculos renales y una grave colitis. Los médicos me advirtieron que podía desarrollar un cáncer de recto. Estaba tan débil que mis piernas ya no podían soportar mi peso. Cuando me encontraron unos bultos sospechosos en el pecho, el médico me recomendó que acudiera a un especialista en cáncer. Sin embargo, no pude seguir adelante por falta de dinero. Como consecuencia de la anemia crónica, tenía poca o ninguna sangre cada vez que me llegaba la menstruación.
Me vi obligada a tomar tantos medicamentos a diario que mis riñones y mi hígado pronto se vieron muy afectados. Mi hígado estaba tan hinchado que no podía acostarme bien. Me veía obligada a dormir arrodillada, con la cabeza apoyada en una almohada. Debido a la colitis, tenía que suprimir el aceite, las verduras y las frutas de mi dieta. A estas alturas, ya había perdido toda esperanza de sobrevivir.
Mi excompañera de clase y el coordinador del lugar de práctica de Falun Dafa se negaron a ser disuadidos y visitaron mi casa varias veces para animarme a aprender la práctica. Les dije: "Tengo dificultades incluso para caminar hasta el baño, no puedo hacer el largo viaje hasta allí". Me aseguraron: "Te llevaremos". Acepté de mala gana visitar el lugar de la práctica con ellos. Sorprendentemente, conseguí caminar el kilómetro y medio hasta el lugar de la práctica por mi cuenta, sin ayuda.
Aquel día, en el lugar de práctica pusieron un vídeo de la Tercera Lección del Maestro Li Hongzhi, el fundador de la práctica de cultivación de Falun Dafa. El Maestro empezó a limpiar mi cuerpo ese mismo día. A lo largo de la sesión, mi pierna izquierda enferma se sentía desprovista de carne y helada hasta los huesos. El coordinador del lugar de práctica encendió un fuego para calentarme, pero por muy caliente que estuviera el fuego, seguía sintiendo frío. Después de ver el vídeo, decidí no continuar porque me parecía que el Maestro era demasiado joven y el contenido de la lección era demasiado profundo. Sin embargo, la voz del Maestro dejó una impresión duradera en mi memoria.
Después, varios practicantes de Falun Dafa me visitaron y me aconsejaron que siguiera practicando. De vez en cuando, la gente que me rodeaba también hablaba de Falun Dafa. Esto me produjo una extraña sensación. "He decidido no aprender, así que ¿por qué sigo oyendo hablar de ello en mi vida cotidiana?". Esto aumentó mi deseo de saber más sobre Falun Dafa.
Un día, mi primo vino y sugirió: "Vamos a visitar el lugar de práctica. Van a poner un vídeo de la conferencia del Maestro Li". Mi hermana y yo fuimos al lugar de la práctica e incluso nos encontramos allí con un conocido de nuestro pueblo natal. Este conocido nos aseguró que la práctica era tan buena, que tenía efectos milagrosos en la curación y el estado físico. Le dije: "He estado tomando medicamentos en vano. ¿Esta práctica puede curar mis enfermedades? Me cuesta creerlo". Me respondió: "Lo entenderás después de leer el libro". En aquella época, los ejemplares de Zhuan Falun eran tan escasos que había que compartir tres ejemplares entre una docena de personas. Nuestro conocido dijo que tenía un ejemplar, y accedí a comprárselo. Aunque mi familia era económicamente pobre, estaba decidida a obtener el libro, aunque tuviera que pedir un préstamo para financiar esta compra. Unos días más tarde, nuestro conocido me entregó un ejemplar de Zhuan Falun junto con otro de Escrituras esenciales para mayor avance. Con un precio de 9 yuanes, el costo de Zhuan Falun era muy barato. Y él tampoco me cobró nada de dinero por el ejemplar de Escrituras esenciales para mayor avance. Me llené de gratitud cuando me dijo que era un regalo. Después de estudiar el Fa, me di cuenta de que todo esto había sido cuidadosamente arreglado por el Maestro Li para mí.
Después de recibir Zhuan Falun, lo leí sin parar, tanto de día como de noche. Me di cuenta de que no era un libro ordinario, sino uno que enseñaba un verdadero camino de cultivación. ¡Finalmente obtuve el Fa y el camino para volver a mi verdadero origen! Pensé: "¡Maestro, esta discípula lo ha encontrado por fin!".
Tenía trece años cuando ocurrió la Revolución Cultural. Fui testigo de cómo la gente acosaba, robaba, engañaba y se hacía daño. Por mi experiencia, pensé que si pudiera vivir en un lugar donde no existiera el conflicto o el daño, estaría feliz, aunque las condiciones de vida fueran pobres y uno tuviera que comer paja para sobrevivir. Sin embargo, este lugar pacífico parecía inexistente hasta que leí Zhuan Falun. A partir de ahí me di cuenta de que Falun Dafa era el entorno más puro que existía.
Unos dos meses después, la coordinadora del sitio dijo: "Pronto se realizará una reunión para compartir experiencias. Empiecen todos a redactar vuestros propios artículos de intercambio de experiencias de cultivación". Luego me miró y dijo: "También debes presentar uno, describiendo cómo mejoraste tu carácter y la consiguiente mejora de tu salud". Solo entonces recordé mis enfermedades crónicas. Había estado tan concentrada en el estudio del Fa y en aplicar los principios sobre cómo ser una buena persona, que me había olvidado de mi mala salud. Al escuchar el comentario de la coordinadora, me di cuenta de que mis molestias y dolores habían desaparecido. Los huesos que sobresalían de mi columna vertebral y los bultos de mi pecho habían desaparecido. Ahora podía llevarme las manos a la cara. Mis enfermedades se habían curado. ¡Había conocido a un verdadero Fo y había recibido un milagro a cambio!
2. Experiencias milagrosas durante la cultivación
Una mujer débil con la fortaleza de un hombre
Después de obtener Dafa, me sentí como una persona completamente nueva. Mi espíritu se volvió más ligero, caminar no me suponía ningún esfuerzo y la alegría que sentía cada día era indescriptible. Mi familia se sintió aliviada al ver el cambio en mi estado. Las arrugas de preocupación en la cara de mi marido desaparecieron y a menudo se oían risas en nuestra casa.
Una vez, después de entrar en una tienda local para comprar comida, vi a ocho o nueve jóvenes discutiendo. La disputa pronto se convirtió en una pelea, y un joven sacó una cuchilla. Yo tenía un miedo anormal a las cuchillas desde que era una niña. A pesar de mi miedo, recordé las enseñanzas del Maestro, dejé de lado mi consideración por la vida y la muerte, e inmediatamente abracé al hombre que empuñaba la cuchilla por detrás, inmovilizando sus brazos a los lados. El joven trató desesperadamente de zafarse de mí, pero no lo consiguió. Otra persona aprovechó la oportunidad para arrebatarle la cuchilla, evitando así un mayor derramamiento de sangre.
Al recordar el incidente, me quedé sorprendida. El hombre que empuñaba la cuchilla era joven y fuerte, mientras que yo era una mujer anciana y débil. ¿Cómo era posible que mi fuerza superara la suya?
El saco de arroz mágico
Antes de practicar Dafa, no había podido encontrar trabajo debido a mi mala salud. Para sobrevivir, volvimos a casa de mis padres y criamos cerdos. Aunque las provisiones que teníamos se estaban agotando, no teníamos dinero para comprar más. Un día, mi marido se acercó y me dijo: "Este es todo el arroz que nos queda". Nuestra bolsa de arroz contenía menos de tres kilos de arroz, lo que desencadenó mi preocupación. Mi familia era tan pobre que no podía permitirse ayudarnos. Incapaz de pensar en una solución a pesar de preocuparme mucho por el problema, finalmente entré en mi habitación para estudiar el Fa. Como mi marido se había hecho cargo de la tarea de cocinar, posteriormente me olvidé de este asunto.
Un mes más tarde, me acordé de repente de este asunto y me apresuré a preguntar a mi marido: "¿Cómo te las has arreglado para tomar prestado suficiente arroz?". Mi marido se puso el dedo índice en la boca y me hizo un gesto para que me callara. En respuesta a mi pregunta, trajo la bolsa de arroz. Miré su contenido y vi que la cantidad no había disminuido desde la última vez que lo vi. Inmediatamente expresé mi gratitud al Maestro.
"El agua fluye de abajo hacia arriba"
Mi destartalada casa familiar tenía casi 30 años y estaba construida dentro de una depresión en el suelo. Las paredes estaban salpicadas de pequeños agujeros y grandes grietas de 7 a 10 cm (3 o 4 pulgadas) de ancho, que permitían a los que estaban dentro ver el exterior. Mi marido utilizó las cenizas de nuestra chimenea para parchear las paredes. Sin embargo, nuestra puerta no pudo ser sellada. En el verano de 1998, las fuertes lluvias hicieron que nuestro pueblo se inundara en mitad de la noche. El agua de lluvia entró en nuestra casa por la puerta. Mi marido y yo estuvimos ocupados sacando el agua de nuestra casa hasta las 9 de la noche. Después, me senté junto a la chimenea para estudiar el Fa y meditar. Después de terminar mi meditación a las 2 de la madrugada, comprobé que no entraba más agua en nuestra casa antes de quedarme dormida.
A la mañana siguiente, el vecino del este me preguntó: "¿Has terminado de limpiar el agua de lluvia de tu casa?". Le contesté que había terminado de sacar el agua a las 9 de la noche. Mi vecino dijo: "Me pasé toda la noche bombeando agua. Incluso entonces, el agua de la inundación casi llegó a nuestra chimenea. Si no me crees, echa un vistazo". Su casa estaba situada más abajo que la mía. El vecino del oeste intervino entonces: "Me he pasado la noche vaciando agua con mi mujer, y todavía hay agua en nuestra casa". Su casa estaba en un terreno más alto que la mía. Mientras charlábamos, me dirigí a la parte trasera de nuestra casa para comprobar la pocilga y me quedé atónita al ver un géiser de agua a siete u ocho centímetros de nuestra casa, chorreando agua.
Este géiser siguió echando agua un día después de que dejara de llover. Mi casa estaba construida dentro de la depresión más baja del terreno circundante. Nuestras paredes tenían tantas grietas y agujeros que era inconcebible que hubiera entrado tan poca agua en nuestra casa. Como dice el refrán: "el agua fluye de lo alto a lo bajo". Sin embargo, este chorro de agua brotó del terreno más alto que rodeaba nuestra casa, ¡demostrando la inconcebible teoría de que el agua podía "fluir de bajo hacia arriba"! Mi gratitud hacia el Maestro era indescriptible.
Escapar de un inevitable accidente de moto
En 1998, después de participar en una práctica de grupo a gran escala para nuestra región, conduje mi triciclo motorizado y me dirigí a casa. Mientras conducía vi una motocicleta que se acercaba a gran velocidad desde el lado opuesto de la carretera. La carretera estaba desprovista de otros vehículos, cuando la motocicleta se desvió repentinamente de su trayectoria y se precipitó directamente hacia mí. Mi mente se quedó momentáneamente en blanco. Cuando recobré el sentido, descubrí que mi triciclo había girado horizontalmente para hacer de barrera entre la moto y yo. Además, la moto se había detenido con tanta precisión que su rueda apenas tocaba mi triciclo.
Colisionar con una motocicleta a gran velocidad no era poca cosa, y las lesiones habrían sido inimaginables. La joven que conducía la moto se quedó atónita y solo pudo mirarme fijamente durante mucho tiempo. La tranquilicé: "Puedes irte, estoy bien". De este modo, el Maestro resolvió un accidente aparentemente inevitable.
Si no fuera por la protección del Maestro, hoy no estaría viva. Falun Dafa me salvó y me otorgó bendiciones. Haré todo lo posible para seguir las enseñanzas del Maestro y cumplir con mis obligaciones como practicante de Falun Dafa.
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Categoría: Caminos de cultivación