(Minghui.org) Vivo en una zona rural y este año cumplo 67 años. Empecé a practicar Falun Dafa hace más de 20 años. Dafa me ha dado un cuerpo sano y ha eliminado mi adicción a los cigarrillos y el alcohol. Además, Dafa ha purificado mi mente y me ha mostrado cómo ser una persona considerada, amable y trabajadora.

Atormentado por la enfermedad

Antes de empezar a practicar Falun Dafa mis piernas siempre estaban frías. Durante nueve meses cada año, tenía que llevar pantalones acolchados de algodón, un par más grueso en invierno y otro más fino en primavera. Mis piernas seguían sintiéndose frías durante el verano. Tan pronto como el clima se volvía frío en el otoño, tenía que usar pantalones acolchados de algodón. En los días cálidos, si me bañaba al sol, mis piernas estaban cómodas, pero la parte superior de mi cuerpo sudaba. Cuando me sentaba a la sombra, la parte superior de mi cuerpo se sentía fresca y cómoda, pero las piernas estaban frías.

En otoño de 1996, mi primo contrajo matrimonio. Durante el banquete, uno de mis tíos (primo de uno de mis padres) estaba allí. Le extrañó mi pantalón acolchado de algodón, que no combinaba bien con la bonita camisa que llevaba. Le dije que siempre tenía las piernas frías y que no había ningún tratamiento para esta rara enfermedad. Me dijo: "Bueno, deberías practicar Falun Dafa, que es lo más eficaz para deshacerse de las enfermedades. Mucha gente lo practica hoy en día. Yo también lo practico". Mientras hablaba me di cuenta de su aspecto saludable. Le pregunté: "¿Cómo puedo aprender a practicar?". Me dijo: "Ven a mi casa, te daré una copia de Zhuan Falun".

El día 23 del octavo mes del calendario lunar chino de 1996, fui a casa de mi tío y regresé con un precioso ejemplar de Zhuan Falun. Leí el libro detenidamente. Desde ese día decidí practicar Falun Dafa y hacer lo que Shifu nos enseña en el libro.

Dejando los viejos hábitos y viviendo una vida armoniosa

En cuanto al consumo de alcohol, tenía que tomar cuatro copas con cada comida en invierno, y tres en verano. Con respecto al tabaco, encendía un cigarrillo nada más levantarme de la cama por la mañana. Mi esposa estaba harta de la neblina del humo de los cigarrillos en la habitación.

Además, yo era un acosador en casa. Aunque la olla de arroz estuviera delante de mí, mi esposa tenía que llenar el cuenco y servírmelo. Le decía exactamente hasta qué nivel debía llenar el cuenco, ni más ni menos. Cuando ella cocinaba albóndigas, yo siempre elegía las más gordas, que eran las que mejor sabían recién salidas del horno. Tenía que cocinar varias veces para conseguir suficientes albóndigas recientes y gordas. En cuanto a los fideos, cada cuenco tenía que cocinarse por separado, y yo solo comía fideos recién cocinados y ella tenía que llenar mi cuenco hasta el nivel que yo le marcaba cada vez. Mi mujer estaba muy agobiada, pero no se atrevía a quejarse. La había machacado tanto que era tímida y obediente. Cuando empecé a practicar y recordé cómo la intimidaba, me sentí avergonzado.

Dejé de fumar y de beber el primer día que terminé de leer Zhuan Falun. A la hora de comer, mi esposa me preguntó: "¿No estás bebiendo?". Le dije: "Hoy he empezado a practicar Falun Dafa y he dejado de fumar y beber". Cuando ella estaba a punto de llenar mi cuenco y servirme, la detuve. Llené el cuenco yo mismo. Viéndome desde el otro lado de la mesa, mi mujer le dijo a nuestra hija en voz baja: "¿Tu padre puede arreglárselas sin beber?". Nuestra hija no se lo creía. Le dije: "Para practicar Falun Dafa, tengo que ser una buena persona". A partir de ese día, ayudé a limpiar la mesa, a lavar los platos y a realizar otras tareas domésticas. Aprendí a cocinar y me ocupé de las cosas tanto en casa como en el campo.

También dejé de golpear a mi mujer y de gritarle a nuestra hija. Nuestra familia se volvió feliz y armoniosa. Los días pasaban y ya no pensaba en el frío de mis piernas. Ese otoño ayudé a los demás aldeanos a cosechar la soja. Había mucho trabajo. Empecé a sudar, así que me quité la camisa y los pantalones acolchados de algodón fino. No fue hasta que dimos por terminado el día, cuando me volví a poner la ropa, que me di cuenta de que me había quitado los pantalones acolchados de algodón. Vaya, las piernas también sudaban, lo cual era la primera vez que recuerdo. ¡Qué maravilloso es Dafa! ¡El Maestro me quitó el frío de las piernas! ¡Gracias, Maestro!

Mi esposa y nuestra hija fueron testigos de la magnificencia de Dafa y también empezaron a practicar. Los demás aldeanos se dieron cuenta de que había dejado de fumar y de beber y de que había desaparecido mi mal genio. Me recuperé de la enfermedad y nuestra familia vivió en armonía. Ellos también estaban ansiosos por aprender Falun Dafa. Había unas 100 familias en nuestro pueblo. En su apogeo, entre 50 y 60 personas practicaban Falun Dafa. Era tanta la gente que practicaba que no había suficientes personas para jugar a las cartas. Los que empezaron a practicar Falun Dafa dijeron: "Ahora hacemos los ejercicios y leemos el Fa. No tenemos tiempo para jugar a las cartas o al mah-jong". Fue Falun Dafa quién cambió nuestro pueblo para mejor.

Convirtiéndome en un hombre honesto

Antes de empezar a practicar Falun Dafa, tenía otros malos hábitos, como ser perezoso y holgazanear en el trabajo, decir mentiras, discutir con los demás al comprar o vender cosas y tenía un fuerte apego a la pérdida y la ganancia. Después de estudiar el Fa y hacer los ejercicios, cambié. Dafa me ha enseñado a ser una persona honesta y amable. Cuando salía a hacer trabajos esporádicos, los hacía tan concienzudamente como si los hiciese para mí. Mis empleadores quedaron impresionados por mi diligencia.

En otoño de 2021, conseguí un trabajo en una obra a un par de kilómetros de casa. El primer día, el jefe de la obra, otras dos personas y yo estábamos cargando pizarras de cemento en un camión. Cuando terminamos, el jefe de la obra me dijo: "Eres fuerte y capaz. Quédate en mi equipo a partir de ahora". Un día, terminé de cargar pizarras de cemento al mediodía. Los demás aún no habían terminado. El jefe de obra me pidió que siguiera trabajando en el equipo después del año nuevo. Me subió el sueldo a 300 yuanes al día, mientras que otros doce empleados en la obra ganaban 200 yuanes al día. Me llevó a comer y me compró bebidas y albóndigas rellenas de carne.

El jefe de obra sabía que yo nunca holgazaneaba. Me dejaba trabajar en un horario flexible y me pagaba por la cantidad de trabajo que realizaba. Llegaba a la obra a las 7 de la mañana, me tomaba 30 minutos para almorzar y me iba a las 3 de la tarde después de terminar mi parte del trabajo. Me pagaban más de 400 yuanes. Mis compañeros de trabajo estaban asombrados. Me preguntaban: "No eres joven. ¿No te sientes cansado?". Pregunté: "¿Tengo pinta de estar cansado?". Dijeron que ninguno de ellos podía seguir mi ritmo. Les dije: "Practico Falun Dafa. Mi salud es buena. El Maestro purificó mi cuerpo. Aunque estoy en mis 60 años, tengo la fuerza de un joven".

Al interactuar conmigo, el jefe de obra y los compañeros de trabajo llegaron a conocer los hechos sobre Falun Dafa, y todos estuvieron de acuerdo en que Falun Dafa es bueno. Me dijeron: "Eres un hombre amable". Les dije: "Fue mi Maestro quien me dijo que fuera considerado y amable todo el tiempo, en todas las circunstancias".

El jefe de obra quedó impresionado con mi trabajo. Me retuvo hasta que se terminó el trabajo para darlo por terminado después de que todos los demás se hubieran ido. Me pidió mi número cuando nos despedimos.

Vendiendo verduras

Empecé a cultivar y vender verduras en 2014. Traté a los clientes de forma honesta y justa y me hice con una clientela fija. Cuando pesaba las verduras, siempre lo hacía en beneficio de los clientes, y les dejaba quedarse con la calderilla. Con el paso del tiempo, llegaron a saber que practicaba Falun Dafa. Los demás vendedores del mercado agrícola también saben que soy practicante de Falun Dafa.

Un día, una madre y su hija vinieron a mi puesto. Les gustaron mis verduras y tomaron algunas. Se fueron después de pagarme, pero no conté el dinero con cuidado. Después de reorganizar mis verduras, descubrí que me habían pagado de más. Habían caminado bastante. Les llamé. Pensaron que tal vez no me habían pagado lo suficiente, y se sorprendieron gratamente cuando les devolví la cantidad que me habían pagado de más.

En otra ocasión, alguien se fue después de comprar verduras. Vi dinero en efectivo delante de mi puesto y me di cuenta de que se le había caído al hombre que acababa de comprar las verduras. Le llamé y le devolví el dinero. Otros vendedores preguntaron: "¿Por qué devolvérselo? No te molestes". Les expliqué: "Los practicantes queremos ser amables. No debemos quedarnos con el dinero de los demás. No tomamos lo que no es nuestro".

Otro día, una señora, que era de la capital de la provincia, quiso comprar apio para su madre. Su madre tenía más de 90 años. No había apio en el mercado de la capital de la provincia. Tampoco había en nuestro mercado agrícola. Estaba muy preocupada. Vino a mi puesto y me preguntó si tenía tallos de apio. Le dije que los tenía en casa, pero que no los había traído. Me dijo: "Tráigalos mañana y diga el precio. Nos vemos aquí". Le dije: "Claro". Vino al día siguiente y le di el apio. Le pregunté: "¿Es suficiente para ti?". Ella dijo: "Sí, es suficiente. ¿Cuánto cuesta?". Le dije que era gratis, ya que era muy amable al comprarlo para su anciana madre. Me alegré de poder ayudarla. Le dije: "Practico Falun Dafa. El Maestro nos pidió que fuéramos amables y considerados". Ella se mostró muy agradecida y se marchó encantada. Me alegré de poder ayudarla.

Hay muchas historias como estas. Mirando hacia atrás en mi camino de más de 20 años de cultivación, superando las tribulaciones y volviéndome más maduro, lo que más me conmueve es la protección del Maestro. Son el Maestro y Dafa los que me cambiaron, y me guiaron a ser considerado con los demás todo el tiempo, y a ser una persona genuinamente amable.

Por favor, permítanme expresarle mi agradecimiento a Shifu.

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