(Minghui.org) Desde que empecé a practicar Falun Dafa en 1998, he estado inmersa en la gracia de Dafa como millones de otros discípulos de Falun Dafa. Siguiendo los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, siempre me he esforzado por ser una persona moral y desinteresada tanto en mi familia como en la sociedad.
Con el paso del tiempo, mi familia también empezó a cambiar, especialmente mi suegra.
Una relación tensa
Me casé con mi marido cuando tenía 22 años. Vivíamos en nuestra propia casa y solo visitábamos a mis suegros en vacaciones. Después de que naciera mi hijo, veíamos a mi suegra mucho más a menudo porque teníamos que dejar al bebé en su casa para que ella pudiera cuidarlo mientras nosotros trabajábamos. Con el tiempo vi que mi suegra mandaba en la familia, por encima de todos, incluso de su marido.
Mi suegra era mandona, poco razonable e implacable. A medida que pasábamos más tiempo juntos, me caía cada vez peor. Mi resentimiento hacia ella crecía y crecía. Esto es algo que sucedió seis meses después de casarme. Mi marido y yo dejamos una llave de repuesto de nuestro apartamento en casa de mi suegra para casos de emergencia. Una mañana, hacia las 5, ella utilizó la llave, entró y se sentó en el sofá mientras nosotros aún dormíamos. Mi marido y yo nos sorprendimos al verla cuando nos levantamos.
Cuando mi marido le preguntó por qué estaba allí, ella respondió: "¿Necesito una razón?".
Mi marido se molestó un poco, pero no se atrevió a provocarla.
"He pagado por este apartamento, así que por supuesto que puedo entrar y salir cuando quiera. No hay necesidad de informarles", continuó ella.
Estaba a punto de decir algo, pero mi marido me dio un codazo en el brazo para que me callara. A partir de ese momento supe que sería muy difícil llevarse bien con ella.
Aprender a entender a mi suegra
El 21 de agosto de 1998 tuve la suerte de oír hablar de Falun Dafa y empecé a practicar. El Maestro me enseñó a ser una buena persona. Me decidí a cultivarme con diligencia y a ser una auténtica practicante.
El Maestro dijo:
“En la sociedad humana común, el hombre compite y pelea uno contra otro, engaña o trata de ganarles a otros en astucia y lastima a otros por estos pocos beneficios personales; todos estos corazones hay que dejarlos. En especial aquellos que hoy están aprendiendo gong, aún más tienen que dejar estos corazones” (Primera Lección, Zhuan Falun).
Al cultivarme, comprendí que los conflictos que tiene la gente son el resultado de las deudas kármicas de vidas anteriores, deudas que deben ser pagadas. Como quería ser una verdadera discípula, tenía que hacer lo que el Maestro me enseñaba tanto dentro como fuera de casa. Tenía que ser estricta conmigo misma y no discutir. Tenía que cultivar la benevolencia y tratar a los demás con amabilidad, lo que, por supuesto, debía incluir a mi suegra.
Pero en los conflictos reales, a veces era difícil controlarme. Hace unos años, descubrí por casualidad que en dos ocasiones mi suegra me había seguido. Sabía que si era capaz de averiguarlo dos veces, debía de haberme seguido muchas más. Me puse furiosa. Era obvio que tenía miedo de que tuviera una aventura, ya que mi marido solía trabajar fuera de la ciudad durante largos periodos de tiempo.
Mi resentimiento hacia ella creció, así que hablé de ello con otra practicante. Ella me recordó que, como practicantes, no debemos comportarnos como la gente común. Es decir, que debía tener en cuenta el deseo de mi suegra de proteger a su hijo. Lo pensé y supe que lo que decía la practicante era correcto. Todo lo que encontramos no es casualidad y debemos mirar hacia dentro. Poco a poco pude dejar de lado estas nociones negativas.
Días en el hospital
La salud de mi suegra empezó a declinar durante los últimos dos o tres años. Tosía a menudo y a veces le faltaba el aire. Se resfriaba con facilidad y acababa en el hospital. Sus dos hijas y yo solíamos cuidarla cuando estaba en el hospital, mientras que su hijo mayor y su esposa no lo hacían. Si no hubiera practicado Dafa, tampoco tendría el corazón para hacerlo.
Una vez, cuando bajó mucho la temperatura en un día de lluvia, mi suegra volvió a sentirse mal y necesitó ir al hospital de nuevo. Esta vez no recibí su llamada. Como no pudo encontrar a nadie más que a su hijo mayor, este acabó llevándola al hospital. Cuando me enteré unos días después, fui al hospital. Cuando llegué, su hijo quiso marcharse. Acepté sin dudarlo.
Cuando se fue, mi suegra me dijo: "Mi hijo mayor lo ha pasado mal estos días. Se quejaba de que no venía nadie más. Es estupendo que estés aquí".
Al día siguiente, mi suegra me dijo que quería pagar a su hijo mayor por cuidarla durante esos días para que no se enfadara. Le dije que estaba de acuerdo. Pero luego me dijo que no tenía el dinero y que quería que sus dos hijas y yo aportáramos algo. Dijo que sus dos hijas estaban de acuerdo y que solo necesitaba mi parte.
Mi corazón empezó a latir con fuerza cuando escuché eso y no quise "aportar nada". ¿Cómo es que su hijo mayor necesitaba ser pagado por cuidar de ella pero yo no? De hecho, no solo no se me pagó, sino que tuve que pagarle de mi bolsillo. Eso era injusto. Le dije que no llevaba tanto dinero y que se lo daría al día siguiente.
Cuando llegué a casa a la mañana siguiente, me puse a estudiar las enseñanzas de Falun Dafa de inmediato, ya que no tenía tiempo para hacerlo en el hospital. Leí lo siguiente:
"Esta vía nuestra apunta directamente al corazón humano; entonces, ante los beneficios personales y en medio de los conflictos de la gente común, poder o no tomar livianamente y con ligereza estos asuntos es el punto clave" (Cuarta Lección, Zhuan Falun).
"Todas las situaciones tienen las formas de la gente común –alguien hoy te irrita, alguien te hace enojar, alguien te trata mal o de repente te lanzan palabras injuriosas– justamente para ver cómo tratas con estos problemas" (Cuarta Lección, Zhuan Falun).
"Porque cuando se producen los conflictos, estos aparecen repentinamente, pero no existen por casualidad; eso es para que eleves tu xinxing" (Cuarta Lección, Zhuan Falun).
Me calmé lentamente y mi corazón ya no latía como el día anterior. Sabía que esto era lo que el Maestro había dispuesto para mejorarme, y pude pasar la prueba. Se lo comenté a otra practicante y ella también me animó a llevarlo bien. Así que le di a mi suegra 4.500 yuanes, y ella le dio el dinero a su hijo mayor. De esta manera pude manejarlo tranquilamente.
La salud de mi suegra siguió deteriorándose y ha estado entrando y saliendo del hospital. En febrero de este año no se sentía bien, así que pensábamos llevarla al hospital después del Festival de la Linterna China. Pero el día anterior tuvo fiebre y estaba tan débil que no podía ponerse de pie. Yo la cuidé entonces. Estaba tan mal que pedí prestada una silla de ruedas y la llevé al hospital. Un electrocardiograma y una tomografía computarizada mostraron que tenía una grave insuficiencia cardíaca y una neumonía.
Organicé la hospitalización y me fui a casa a recoger sus cosas. Esta vez estaba muy mal y no podía cuidar de sí misma. También tenía incontinencia. Tuve que limpiarla todos los días. Es alta y pesada, y era muy difícil moverla. Sudaba mucho cada vez. Estaba avergonzada y sentía pena por mí, diciendo: "Nunca has tenido que cuidar a tu madre así, ¿verdad?". Le dije: "No pasa nada. Necesitas ayuda".
No tuve ninguna queja durante todo el tiempo que estuvo en el hospital. Pagué la cuenta y me ocupé de ella. Después de haber sido templada tantas veces, mi compasión y tolerancia crecieron y fui capaz de tratarla con amabilidad desde el fondo de mi corazón. Los cultivadores son todos benevolentes, y yo estaba tan agradecida de que Falun Dafa sea realmente maravilloso y el Maestro sea tan compasivo.
Después de dos semanas, su segunda hija, Bo, decidió llevar a mi suegra a su casa y cuidarla allí. Me pidió que fuera a vivir con ella para ayudarla, ya que sería demasiado para ella sola. Acepté. Cuidamos bien a mi suegra, preparándole comidas nutritivas e intentando hacerla feliz. Encontré tiempo para charlar con ella por la mañana y antes de acostarse todos los días. Ella disfrutaba mucho de los momentos que pasábamos juntas.
Regalos especiales
Una noche, mientras charlábamos, me miró y me dijo: "Mira qué suave está tu piel ahora, y tu cutis también se ve bien. Antes tenías granos, pero ahora han desaparecido". Le dije: "Ahora practico Dafa, así que se me han quitado. También te cuido bien porque practico Dafa y hago lo que el Maestro Li nos dice que hagamos". Charlando con ella todos los días, pude restaurar su naturaleza amable y hacerle saber que, por ser practicante, era genuinamente amable con ella.
Otra mañana, me llamó y me dijo: "Tang, aquí tienes las llaves de los armarios y cofres de mi casa. Ve y tráeme todos los objetos de valor que encuentres". Me sorprendí y no entendí de qué estaba hablando. Ella continuó: "Lo más valioso son las escrituras de la casa, tanto de la casa como del bungalow. También hay un anillo de oro y otras cosas". Bo oyó lo que decía y me susurró fuera de la habitación: "Es la primera vez que veo a mi madre así. Siempre fue una avara, temía que descubriéramos los objetos de valor que tenía. ¿Qué ha pasado hoy?".
Mi suegra volvió a llamarme: "También hay un collar de oro, pero no recuerdo dónde lo puse. Búscalo con cuidado. También hay dos pulseras de plata y un anillo de oro. Hay una taza de agua de plata, un juego de cuencos de plata, palillos de plata y cucharas de plata, que puedes llevarte a tu casa. También puedes llevarte el jersey de lana. Mis hijas me compraron varios juegos de camisetas y calzoncillos, todos nuevos, y también te los puedes llevar".
Fui a su casa y busqué por todas partes. Finalmente, encontré todo y se lo llevé a la mañana siguiente. Le pedí que comprobara si faltaba algo. Después de revisarlos, quedó satisfecha y dijo: "Sí, eso es. No falta nada". Entonces, sacó el anillo de oro y el collar de oro y me los dio. Insistí en que solo podía tomar uno y le pedí que le diera uno a Bo. Me dijo que me quedara con el anillo, ya que había sido transmitido por la familia de mi suegro y debía permanecer en la familia, es decir, en la familia de su hijo. Al final, le dio el collar a Bo, su segunda hija.
Seguí hablando con mi suegra todos los días, contándole más datos sobre Falun Dafa y la relación entre la virtud y el yeli. Le dije que la gente debería acumular más virtud en lugar de yeli, lo que beneficiaría su salud y otros aspectos de su vida. Intenté inspirar su buena naturaleza.
Un día, después de que Bo y yo nos esforzáramos en preparar albóndigas al vapor para la cena, mi suegra dijo que no las comería. Se quejó de que el cuenco con el relleno no se había cubierto del todo por la tarde y se había ensuciado. Mi cuñada se enfadó. Le dije con una sonrisa: "La casa está muy limpia. No hay suciedad. Además, he tapado el cuenco. La tapa está aquí". Dejó de quejarse y comió.
Cuando estaba lavando los platos, la oí disculparse con Bo: "Lo siento. Me equivoqué y no debería haberte dicho eso [sobre la suciedad]". Bo sonrió y yo también. Ambas sabíamos que una disculpa así era tan sorprendente como si el sol hubiera salido por el oeste. Es difícil imaginar que una persona tan dura y obstinada como mi suegra pudiera llegar a ser así algún día.
Sabía que esto se debía al poder de Falun Dafa y a los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Como una brisa de primavera, la bondad ha traído armonía y felicidad a innumerables familias, incluida la mía.
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Categoría: Caminos de cultivación