(Minghui.org) Soy una humilde vendedora de verduras y practicante de Falun Dafa.

Una mañana sobre la una de la madrugada arrastraba la carga habitual de verduras con mi triciclo mientras pedaleaba, llovía a cantaros.

De repente, un camión de carga de ocho ruedas chocó contra mí por detrás. El triciclo se rompió en mil pedazos. Salí despedida y volé hacia la carretera. Poco después perdí el conocimiento.

No sé cuánto tiempo estuve inconsciente, pero cuando desperté, estaba tirada en el suelo. El conductor del camión estaba sentado en su asiento y me observaba en silencio.

Sabía que debía incorporarme, pero mi cuerpo no tenía suficiente energía. Moverme me parecía imposible. Pero una voz en mi mente me dijo que si era capaz de recitar las palabras: “Falun Dafa es bueno” podría moverme.

Sin embargo, fue difícil. Apenas podía emitir algún sonido y cada sílaba me costó un enorme esfuerzo. Mi voz era ininteligible y me sentía exhausta. Cada parte de mi cuerpo me decía que debía abandonar y dormir, pero sabía que no debía hacerlo. Debía permanecer despierta.

Tan pronto como terminé recitar las palabras, fui capaz de sentarme. Inmediatamente llamé a mi familia. Mientras esperaba que vinieran, fui capaz de ponerme en pie de forma insegura, luchando contra las náuseas al hacerlo.

Lo primero que vieron mi esposo y mi hijo fue mi cara cubierta de sangre. Mi esposo estaba enfadado, pero me di cuenta de que también estaba asustado, les dije a ambos que se calmaran. En ese momento llegó el jefe del conductor del camión. Al ver mi estado me dijo que me llevaría al hospital.

Le dije que era practicante de Falun Dafa y que no le haría pasar un mal rato. No obstante, el jefe insistió en que al menos fuera examinada ya que su seguro lo cubría. Recité “Falun Dafa es bueno” durante todo el viaje hasta el hospital.

En el hospital me hicieron todo tipo de pruebas. Aproveché la oportunidad para hablar a todo el personal del hospital sobre Falun Dafa y la persecución. Una vez que salieron los resultados, estos no mostraban daños severos, y fui dada de alta.

El jefe del conductor me dio 2.000 yuanes (unos 300 dólares) como compensación, pero los rechacé amablemente. Le dije que mi triciclo solo valía 400 yuanes y que las verduras valían 600 por lo que con 1.000 yuanes sería suficiente, el jefe estuvo de acuerdo.

Un agente de policía llegó al lugar, también le hablé sobre Falun Dafa y él dijo que sabía que “Falun Dafa es bueno”.

Una vez que estuve en casa, vinieron dos jóvenes de la compañía aseguradora a visitarme mientras estaba en la cama. Sugirieron que recibiera un tratamiento en el hospital, pero no lo acepté y les hablé sobre Falun Dafa.

Muchos de los habitantes del pueblo se enteraron del accidente e intentaron convencerme para que buscara ayuda, tenían miedo de que me quedara en cama por el resto de mi vida. Una anciana me dijo que todo el vecindario estaba preocupado por mí y que pensaban que debía someterme a un tratamiento. Le dije que trasmitiera mi gratitud a aquellos que se preocupaban por mí. También le dije que tenía al Maestro cuidándome y que me pondría bien.

Al tercer día, le dije a mi esposo que me llevara al grupo de estudio del Fa, el me miró:

“Si puedes levantarte tu sola, te llevaré” dijo, acepté y lo intenté, pero aún estaba muy débil.

Durante tres días seguidos, no pude dormir, ni sentarme, ni acostarme. Me apoyaba en cojines y escuchaba las grabaciones de las conferencias del Maestro, al cuarto día intenté levantarme y ¡lo conseguí!

Mi esposo estaba sorprendido y me dijo que anduviera un poco, me desplacé lentamente y tuve que esforzarme mucho para dar cada paso. Cada paso me producía dolor generalizado, pero aguanté. Fiel a su palabra, mi esposo dijo que me llevaría al estudio del Fa al día siguiente.

Al quinto día, volví a pedírselo y me dijo que me llevaría al día siguiente. Me di cuenta de que debía deshacerme de mi apego a depender de los demás. Vi que mi esposo estaba preocupado por mí y que no quería que saliera de casa. Esto era una prueba que debía superar.

Tomé una silla para poder apoyarme en ella o para sentarme si quería descansar. Cada paso aún era difícil. Me costó mucho levantar el pie y tardé en pasar la primera aldea.

No obstante, mi forma de caminar mejoró un poco. Fui capaz de levantar el pie un poco más. Después de la segunda aldea, mi caminar mejoró aún más. Dejé mi silla entre dos aldeas, ya que no quería que otros me pudieran ver caminar con una silla y que se formaran una opinión negativa de Dafa.

Llegué a una estación de buses cuando llegó el autobús, pero no pude levantar la pierna lo suficiente como para subirme. Lo intenté varias veces, pero no pude. El revisor intentó subirme, pero sentí tanto dolor que no pudo tocarme. Me sentía mal ya que toda la gente del autobús estaba esperándome. Al intentarlo por última vez, al final pude subir.

Muchos de los pasajeros me ofrecieron asiento. Se lo agradecí y primero les expliqué mi historia y luego les hablé sobre Falun Dafa y la persecución. Ellos escucharon atentamente, al final incluso el revisor dijo: “¡Falun Dafa es grande!”. Cuando finalmente llegué a mi destino, bajé del autobús con solo un poco de dolor.

Con gran esfuerzo llegué al estudio del Fa de la segunda planta, pero cuando llegué, fui capaz de calmarme y concentrarme en las enseñanzas del Fa. Cuando acabamos me sentí mucho mejor. Fui capaz de tomar el autobús de manera normal y de hablar con la gente del autobús sobre el accidente y también sobre Dafa. Cuando bajé del autobús antes de llegar a casa, ¡el dolor había desaparecido por completo!

De camino a casa sentí el cuerpo ligero y confortable. No fue difícil caminar cuesta abajo, cuando llegué me di cuenta de que había mucho polvo en frente de mi casa, así que tomé una escoba y me puse a limpiar.

En la aldea hay un pequeño supermercado donde mucha gente compra, el propietario me vio limpiando el suelo.

“¿Ya estás bien? ¿Te has recuperado?”, preguntó. Le respondí afirmativamente y se puso muy contento. “¡Claro que sí! ¡Estas barriendo el suelo y tienes mucho mejor aspecto!, Falun Dafa es realmente bueno! ¡Falun Dafa es bueno!”.

Mi cuñado no creía en Dafa, aunque le esclarecí la verdad muchas veces. Cuando se enteró del accidente con el camión y de cómo me recuperé en pocos días, no pudo evitar estar de acuerdo en que ¡Falun Dafa es bueno!”.

¡Gracias Maestro por su gracia salvadora!

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