(Minghui.org) Un mes después del Año Nuevo Chino en 2015, conduje una motocicleta hasta la casa de mi hermano menor. Cuando estaba por entrar a su pueblo, mi motocicleta chocó y me lanzó bastante lejos. ¡Sentí como si todos mis órganos se desplazaran hacia mi pecho! No podía respirar, me sentía mareada, con náuseas y yacía inmóvil en el suelo. En ese momento crítico, una practicante de Falun Dafa pasó por allí. Ella me dijo: “Estarás bien”.

Sus palabras me recordaron que soy una practicante y dije: “¡Si, por supuesto! Estoy bien. Soy una practicante de Falun Dafa. Shifu siempre está conmigo y Él arregló que una compañera practicante me lo recordara”. Entonces tuve un fuerte pensamiento: “no está permitido que nada me persiga o interfiera en mi cultivación. Shifu me está protegiendo”.

Le pedí a Shifu que me fortaleciera. Debía ponerme de pie. Me di la vuelta y me puse de rodillas, pero no podía ponerme de pie. La hija de la señora, que también es practicante, me ayudó a levantarme y dijo: “Estás bien. Estamos protegidos por Shifu”. Dije: “Si. Maestro, por favor fortaléceme. Debo ponerme de pie”. Entonces puse las manos contra el suelo y me empujé hacia arriba. La hija de la señora buscó la motocicleta. Me preguntó si podía caminar. Respondí: “¡Si, estoy bien. Puedo caminar!”. Así que cuidadosamente di un paso y luego otro.

Fue como dijo el Maestro:

"Con un corazón firme, se levantan los pies con piernas de miles de kilos,
soportando sufrimientos, avanzando hacia delante y eliminando apegos"(Escalando la montaña Tai, Hong Yin).

Los tres miembros de la familia estaban allí cuando finalmente llegué a la casa de un practicante. Hubo un total de siete practicantes que enviaron pensamientos rectos para mí.

Sentí que si me acostaba no sería capaz de levantarme nuevamente. Estaba conmovida porque tantos practicantes vinieran a ayudarme. Sabía que Shifu lo arregló para que estuvieran allí. En el momento crítico, debía tener pensamientos rectos y negar completamente los arreglos de las viejas fuerzas.

Un practicante me ayudó a poner mis pies en la posición de loto. Tenía problemas respirando y no podía unir mis manos. Los otros practicantes enviaron fuertes pensamientos rectos conmigo y le pidieron a Shifu que disolviera completamente las sustancias malas que persiguen a los practicantes y que me ayudara a caminar por el camino que Shifu preparó para nosotros.

Era como una guerra entre el bien y el mal. Pasaron tres horas. El dolor en mi abdomen disminuyó y pude respirar normalmente.

Shifu dijo:

“Decimos que lo bueno o lo malo surgen de un pensamiento de la persona, y la diferencia de este pensamiento también trae distintas consecuencias” (Cuarta Lección, Zhuan Falun).

En ese momento, mi hijo vino y me dijo: “Mamá, vamos al hospital”. Dije: “No. Quiero ir a casa, hacer los ejercicios y leer el Fa”. La diferencia entre un humano y un ser divino es un pensamiento. Si quisiera caminar por un camino humano, no sería capaz de ponerme de pie. Mis heridas eran una ilusión. Decidí que solo escucharía a Shifu, Él cuidaría de mí.

Soy una trabajadora de cuidado así que sé sobre la anatomía humana. Sentí que tres pequeños huesos de la columna vertebral se habían roto, con dislocación del isquion, costillas fracturadas en ambos lados y dislocación de la articulación de la rodilla. Me recordé que esto era una ilusión. Shifu no lo reconocería, así que yo tampoco.

Esa noche, escuché el Fa de Shifu y envié fuertes pensamientos rectos: “Que todas las células de mi cuerpo sean rectificadas desde el nivel microscópico hasta el macroscópico. Yo solo sigo el arreglo de Shifu”. Tan pronto como tuve este pensamiento, mi dolor desapareció. Todas las noches tenía que acostarme, pero me levantaba para hacer los ejercicios cuando era el momento. En la tercera noche, dormí de lado y me desperté con dolor. Sentí como si mis costillas hubieran penetrado en mis órganos. Mi esposo me sostuvo y comencé a hacer los ejercicios. Cuando estaba haciendo el tercer ejercicio, escuché un "clic" en mi espalda y mi esposo se asustó. Sin embargo, me di cuenta de que ya no me dolía la espalda y mis costillas en ambos lados volvieron a la normalidad. Sabía que Shifu reparó mis huesos dislocados y fracturados.

Cuando hice el cuarto ejercicio, no podía agacharme, pero persistí todos los días y le pedí al Maestro que me fortaleciera. Unos días después, me pude agachar. Dos semanas después me había recuperado completamente y pude caminar. Pude ir a los mercados de agricultores para aclarar la verdad a la gente.

¡Gracias Shifu por haber salvado mi vida!

A través de esta tribulación, identifiqué algunos apegos incluyendo resentimiento y otros apegos como las emociones. Seré más firme, creeré firmemente en Shifu y el Fa, me cultivaré mejor, salvaré a más personas y seguiré a Shifu para regresar a casa.

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