(Minghui.org) Nací en el campo, y este año cumplo 56 años. En el 2005 tuve la suerte de comenzar a practicar Falun Dafa. Mi vida fue renovada bajo la benevolente salvación del Maestro Li (fundador de Falun Dafa). Al cultivar los principios de Dafa de Verdad, Benevolencia y Tolerancia, obtuve buena salud, tanto física como mental. Mi gratitud al Maestro es indescriptible.
Mi padre falleció cuando yo solo tenía trece años y dejó a mi madre con seis hijos. Yo estuve en la escuela hasta el quinto año antes de dejarla. Desde entonces, comencé a mantener a mi familia. Aunque era una niña, tomé más responsabilidades que cualquier chico. Trabajaba desde primera hora de la mañana hasta última hora de la noche y estaba totalmente agotada después de un largo día.
Soñaba con tener una familia acogedora, pero mi vida fue muy miserable. En 1985, me casé cuando tenía veinte años. Mi suegra no me trataba bien, era brusca y tenía mal carácter y a menudo se olvidaba lo que decía. Por el contrario, mi cuñada era elocuente y sabía relacionarse con los demás. Ella era la favorita de mi suegra, quién la llenaba de regalos, en cambio, no importaba lo duro que yo trabajara, mi suegra nunca me lo reconocía, me sentía muy molesta.
Tuve un hijo en 1986. Cuando estuve en cuarentena después de nacimiento, necesitaba que mi suegra me cuidara. No obstante, mi cuñada insistió en que mi suegra no podía ayudarme ya que tenía heridas en las manos y en los pies. Incluso llegó a ponerle vendas para que no pudiera hacer nada. Luego le dijo a mi esposo que me cuidara, aunque estaba ocupado en el campo.
Después de que mi esposo preparaba la comida, tenía que servirle primero a mi suegra. Mi resentimiento recrudeció. Como resultado, no podía ni comer ni beber. A partir de ese momento, sufrí de estreñimiento y me sentí tan hinchada que no podía hacer nada más que pasearme en torno a la cama de un lado a otro. Tardé una semana en recuperarme.
Una noche de 1987, mi esposo y yo ya estábamos durmiendo cuando de repente mi suegra entró a nuestra habitación. Dijo que repartiría todo la herencia y que ese espacio ahora sería para mi cuñado y tendríamos que desalojar. Me molesté mucho y pensé: No me importa hacer esto, pero ¿no se supone que nos tiene que avisar con tiempo? Tan pronto comencé a perder los nervios, mi esposo me detuvo. Me sentí muy frustrada. Luego tuve otro pensamiento: ¡Qué así sea! Es mejor que nos dejen en paz.
Al dividir 'los activos' de la familia, al principio mi suegra no nos quiso dar nada. Pero ante la repetida insistencia de mi cuñado y mía, nos dio solo 1.700 yuanes (unos 250 dólares) y una máquina de coser, luego nos mudamos.
Aunque ya no vivíamos con mis suegros, mi esposo y yo seguíamos ocupándonos de los trabajos agrícolas de ellos. Dividieron los bienes para favorecer a mi cuñado pero no dividieron el trabajo. Mi cuñado no ayudaba en nada y la tarea de plantar los semilleros de arroz bastante agotadora nos seguía correspondiendo a mi esposo y a mí.
Un día, después de largas jornadas en el campo, fuimos a casa de mis suegros a cenar. Pero solo nos prepararon platos muy simples aunque les llevamos todo tipo de carnes y pescados. Mi suegra nos dijo que los guardaba para mi cuñado. Estaba muy molesta y pensé: “He hecho un gran esfuerzo para ayudarles a plantar los semilleros de arroz y no nos has preparado ni comida decente. ¡Eres muy cruel inclusive en el trato que das a tus nietos haciendo diferencias entre nuestros hijos! Por favor, no vengas a pedirnos ayuda cuando la necesites".
Al enfrentarnos a todo tipo de trato injusto y al saber que mi esposo no podía hacer nada al respecto, le dije: “¿Por qué no nos mudamos lejos de ellos para que no nos sigan humillando más?". Más tarde nos mudamos a la ciudad y alquilamos un piso a una amable pareja de mediana edad.
Hay un dicho que dice: “El resentimiento enferma al cuerpo”. Desarrollé todo tipo de dolencias. En el 2005, me diagnosticaron un problema cardíaco, un tumor en los ovarios y nefritis. La nefritis empeoró y la consecuencia fue que se me hinchó todo el cuerpo. El médico dijo que no había una medicación específica para esta enfermedad. Con el tiempo, me fui demacrando y me quedé demasiado débil para levantarme de la cama o para comer.
Finalmente me derrumbé y caí en la desesperación. Pero como mis dos hijos aún eran muy pequeños, no quería que mi vida finalizara. Justo en ese momento, la señora propietaria de nuestra casita nos visitó. Vio que estaba en estado crítico y me dijo amablemente: “Aunque crees en el budismo, tus enfermedades no han mejorado. ¿Quieres aprender Falun Dafa? Solo Falun Dafa puede salvarte”. Ahora sé por qué ella eran tan amable.
Un amigo del propietario dejó algunas cajas de sus pertenencias para guardarlas en mi casa. Antes de irse, me dijo que eran libros de Falun Dafa y me animó a consultarlos.
Le dije a mi esposo: “No puedo hacer nada aparte de estar tumbada en la cama. ¿Puedes traerme alguno de los libros que ha traído el amigo del propietario, para que pueda leerlos?”. Cuando abrí uno de los libros, vi que se titulaba Zhuan Falun. Sin pensar en nada, comencé a leerlo. De repente me di cuenta: ¿No es este el Fa de Buda? ¡Esto es realmente Fo Fa! Al principio, tuve sentimientos opuestos sobre dejar el budismo que practicaba, pero me comprometí a practicar Falun Dafa.
Durante los pocos años que practiqué el budismo, siempre adoré las tablillas espirituales de los zorros. Cuando llegué al capítulo tercero de Zhuan Falun, donde se habla sobre futi (los animales malignos que poseen a la gente), entendí que este tipo de culto era perjudicial. Por lo que le pedí a mi esposo que quemara esas tablillas.
Mediante el estudio continuo del Fa, mi cuerpo tuvo transformaciones sustanciales. Gradualmente, pude sentarme y también comencé a comer. Al tercer día, pude levantarme de la cama y caminar lentamente. Cuando los propietarios se enteraron, se alegraron mucho y vinieron a enseñarme los ejercicios de Dafa. Pronto aprendí los cinco ejercicios, al séptimo día me sentí aún mejor. Al décimo día estaba completamente bien. Me sentí muy maravillosa y emocionada. Falun Dafa estaba eliminando todas mis enfermedades. Realmente aprecié al Maestro Li Hongzhi y a Falun Dafa y comencé a compartir mi experiencia con mis familiares y amigos.
Desde que aprendí Falun Dafa, entendí que necesitaba mantenerme en los estándares de Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Me di cuenta de que mi relación con mi suegra fue el resultado de la retribución de ye debido a una vida anterior. Por lo que fui capaz de dejar a un lado mi resentimiento hacia ella.
Durante las festividades del Año Nuevo Chino del 2006, mi esposo y yo compramos muchos regalos para mis suegros y regresamos al pueblo natal para visitarlos. Cuando nos vieron, se alegraron mucho. El día de Año Nuevo, fuimos todos a la casa de un pariente para festejar. Cuando nos vieron todos estaban muy felices, y dijeron que me había convertido en una persona optimista. Entonces aproveché esta oportunidad para contarles mi experiencia de cultivación.
Después de eso, les dije a todos: “Tengo una cosa muy importante que decirles. Uno debe renunciar al Partido Comunista Chino (PCCh) y sus organizaciones afiliadas para mantenerse a salvo”. Les pilló desprevenidos y me preguntaron qué significaba eso. Les expliqué: “El Cielo eliminará al PCCh, y aquellas personas que están afiliadas, solo renunciando a la membresía podrán separarse del espectro maligno del comunismo y mantenerse a salvo”. Luego enumeré muchos de los crímenes que ha cometido el PCCh desde que llegó al poder, como los movimientos Tres Anti, los Cinco Anti y los Anti derechistas, la Revolución Cultural, la masacre del 4 de junio y la persecución a Falun Dafa. Todos aceptaron renunciar al PCCh.
Al día siguiente fuimos a casa de la tía de mi esposo. Ella le dijo a mi suegra: “¿Recuerdas lo que te dije? Cuando seas anciana, solo te ayudará esta nuera, la otra solo se preocupará por el dinero”. Mi suegra respondió: “No esperaba que se volviera tan amble al practicar Dafa”. Le dije: “Es verdad, si no hubiera practicado Dafa, no me hubiera dado cuenta de lo mala que era con usted. Nuestro Maestro nos enseña a ser buenas personas, así es como cambié”. Ahora mi suegra me elogia ante cualquiera.
En 2012, mi cuñado falleció de un derrame cerebral. Mi esposo y yo asistimos al funeral. Cuando mi suegro me vio, lloró con gran tristeza. Le dije: “Suegro, no llores, aunque tu hijo mayor ya no está, me tienes a mí como una hija para cuidarte”.
Este otoño, invité a mis suegros a quedarse en una casita de mi hermana en la ciudad donde vivimos. Al ver que los trataba con tanta amabilidad, alabaron aún más a Falun Dafa. También estudiaron conmigo el Fa. Mi suegra, al ser analfabeta, escuchaba las Conferencias del Maestro en un reproductor Mp3.
También les llevé ejemplares del los “Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista Chino” y “El objetivo final del Comunismo”. Mi suegro leyó Zhuan Falun y Hong Yin. Cuando leyó Hong Ying V su nariz comenzó a sangrar. Le dije que era Shifu limpiando su cuerpo, así que no se asustó. Muy pronto, todos sus síntomas desaparecieron. A partir de esto, una vez más nuestra familia fue testigo del poder milagroso de Falun Dafa.
Mis suegros tienen ahora 80 años y gozan de buena salud. ¡Realmente han sido bendecidos por Dafa!
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Categoría: Mejorándose uno mismo