(Minghui.org)
Saludos venerable Maestro, saludos compañeros practicantes:
Me uní a la banda cuando el Maestro (el Maestro Li Hongzhi, el fundador de Falun Dafa) vino a San Francisco para establecer la Banda Marchante Tian Guo del Oeste de los Estados Unidos. Elegí el tambor como mi instrumento. Recordando aquellos días en que se fundó la Banda, el tiempo ha volado. Parece que en un abrir y cerrar de ojos, estamos a punto de entrar en nuestro 16.º año.
Mi viaje de cultivación no ha estado repleto de temblores o de momentos dramáticos, pero a cambio, es una historia de tranquila perseverancia.
Mi viaje da comienzo
Siento que he cumplido la promesa que le hice al Maestro cuando acepté de él la gorra de la Banda Marchante Tian Guo. Estoy sinceramente agradecido por esta forma extraordinaria de aclarar la verdad. También estoy agradecido por este ambiente de cultivación con los miembros de la Banda Marchante Tian Guo. Realmente aprecio esta oportunidad y siento que este es el lugar al que pertenezco.
El Maestro dijo:
"Yo, en todo el proceso de transmitir el Fa y el gong, me baso en ser responsable para con la sociedad y para con los estudiantes, el resultado obtenido es bueno y la influencia en toda la sociedad también es bastante buena" (Primera Lección, Zhuan Falun).
Todavía recuerdo cuando la Banda Marchante Tian Guo empezó a funcionar en Nueva York. Admiraba mucho a los miembros de la Banda y anhelaba participar. Me emocioné mucho cuando el Maestro llegó a San Francisco. Cada noche, después del trabajo, me unía a las sesiones de ensayo. Me sentía lleno de energía. El instrumento que elegí fue el tambor. En aquel momento, pensé que sería fácil y que llevaría menos tiempo aprenderlo, por lo que no me quitaría demasiado tiempo de mis otros proyectos de aclaración de la verdad.
Estaba entusiasmado y practiqué con diligencia durante un tiempo. Sin embargo, mi pasión se desvaneció gradualmente y la pereza comenzó a aparecer. Sentía que, como ya había aprendido todas las piezas musicales, no había necesidad de practicar. El lugar de ensayo estaba tan lejos que no me apetecía ir. Sentía que lo único que tenía que hacer era participar en los desfiles. En aquella época, no era el único que tenía este tipo de pensamiento. Al cabo de unos años, el número de personas disminuyó de más de 200 a solo 20 o 30 miembros.
Todavía recuerdo una sesión de ensayo. La Banda tenía que tocar una pieza muy difícil. Miré la partitura del tambor y vi que no sabía leer esas notas. Echando un vistazo a mi alrededor, vi que solo había algo más de 20 personas. El director de orquesta se subió al estrado y dijo en tono preocupado: "Hay tan poca gente, ¿cómo vamos a seguir?". Sentí que este proyecto había llegado a su fin. En pocos años, ya íbamos a perder este precioso proyecto que el Maestro nos había concedido. ¿Cómo podía llamarse esto "asistir al Maestro"?
Más tarde, llegaron nuevas piezas musicales y eso nos motivó aún más. Solo entonces me di cuenta de que tocar el tambor era realmente difícil. El director de la Banda comenzó a entrenarnos en nuestras técnicas. Aunque hizo todo lo posible por ayudarnos, no hubo mucha mejora. Después de persistir así durante un tiempo, un director profesional nos trajo un método de entrenamiento diferente. Esto ayudó a resolver nuestra crisis hasta cierto punto. Primero teníamos que mejorar nuestra técnica. Cada sección de instrumentos tenía que buscar un profesor profesional que nos enseñara.
Yo elegí el tambor porque me parecía que era fácil. Sin embargo, no hay éxito sin sacrificio. Al principio, la dificultad radicaba en asumir la dureza del cuerpo. Esta era la parte menos difícil. Durante la práctica en grupo, los demás miembros podían practicar sentados. Sin embargo, para la sección de percusión, todos teníamos que estar de pie durante cinco horas mientras llevábamos nuestros tambores. Cuanto más tiempo llevábamos el tambor, más pesado se sentía. Por mi condición de miembro veterano de la Banda, fui el primero en plantear una objeción a esta disposición. Pensaba que era algo que nadie podía conseguir. Al final, los demás miembros fueron realmente capaces de llevar sus instrumentos durante toda la práctica. Esto me obligó a suprimir mi idea incorrecta de no querer soportar ninguna dificultad física.
A continuación, teníamos que mejorar nuestra técnica. Durante mucho tiempo, mi técnica se detenía en mantener un ritmo preciso. Cuando tuvimos que tocar la complicada "Star-Spangled Banner" mi concepto cambió. Cuando llegó el profesor profesional, primero adoptó un enfoque alentador. Después de mucho tiempo nos pidió que practicáramos los tiempos de corchea más básicos. No nos mostró ninguna técnica difícil, por lo que pensé que no era muy diligente a la hora de enseñarnos. Finalmente nos dijo que nuestra técnica era mala. Era tan mala que ni siquiera estaba seguro de poder ayudarnos a aprender lo básico. Después de escuchar esto, me sentí arrepentido. Incluso el profesor se estaba esforzando más que nosotros y yo estaba empeorando las cosas al no asistir a la mayoría de los ensayos.
Experimentando cómo "templar la voluntad"
Después de esa constatación, practiqué mucho. Eso fue hace seis años y todavía estoy en el proceso de aprender y mejorar mi técnica. Durante este proceso, experimenté lo que el Maestro habló en Templando la mente y el corazón de uno en Hong Yin. Al principio no tenía mucho interés en la música. La práctica normal consistía en largos períodos de tocar los ritmos. Los otros practicantes se refieren a esa práctica en broma como "picar relleno de carne". Este tipo de práctica no solo es aburrida, sino que además no tiene ninguna belleza musical. Para empeorar las cosas, mis manos no me hicieron caso. Cuando "picaba", la fuerza de mis manos no estaba equilibrada, por lo que el tono del golpe era a veces alto y a veces bajo. Cuanto más ansioso estaba por hacerlo bien, más se negaban mis manos a cooperar.
Durante dos años, no importaba cómo practicara, no había ninguna mejora. Algunos de los nuevos miembros, que acababan de llegar y estaban muy dotados, captaron la técnica después de que se les enseñara una vez y también fueron capaces de mantener un buen ritmo. Yo llevaba mucho tiempo en la Banda, pero mi forma de tocar seguía siendo muy mala. Al verlos, me sentí abatido.
Incluso imaginé que se produjera un "milagro" y que de repente captaría la técnica. Sin embargo, el "milagro" no se produjo. Para empeorar las cosas, mi muñeca derecha se lesionó y me dolió debido a mi inadecuado método de práctica. La lesión afectó incluso a mi trabajo diario. Me sentí muy desanimado. Me esforcé mucho, pero no hubo ninguna mejora. Cuando vi que los miembros originales de la banda dejaban la Banda, también pensé en dimitir. Podría decir que ya era viejo y que ya no era apto para tocar el tambor.
Por suerte, los miembros de la sección de tambores me animaron y despertaron mi sentido de la responsabilidad. Esto me ayudó poco a poco salir del bache. Me animaron a seguir asistiendo a los ensayos del grupo cada semana.
Debo mencionar que la Banda es un entorno de cultivación muy bueno. No se trata tanto de mejorar la cultivación a través de los conflictos, sino que todos se animan mutuamente. Cada miembro tiene su propia personalidad; algunos son inteligentes, otros tienen una técnica fuerte, otros tienen una actitud seria y se esfuerzan mucho. Otros mejoran con sudor y esfuerzo. Todas estas características convergen para formar un campo recto. Como es un entorno en el que todos se esfuerzan y sacrifican para mantenerlo, sentí que también es mi responsabilidad mantenerlo.
Cuando estaba en mi punto más bajo, cada vez que abría Zhuan Falun, veía las palabras "responsabilidad" y "tolerancia". Después de pasar por casi dos años de aburrida práctica de técnicas, obtuve una comprensión más profunda. Comprendí que necesitaba elevarme al siguiente nivel. En la superficie, parece una práctica normal, pero detrás hay una gran energía. Mi tambor es un instrumento del Fa que me ha permitido validar el Fa durante 16 años y tiene un gran poder. ¿Cuántos seres tienen este honor? No ha habido esta oportunidad desde la creación del Cielo y la Tierra y tampoco habrá tal oportunidad en el futuro.
Un "milagro" ocurrió en cuanto cambié mi noción
Después de cambiar mi noción, ya no me sentía deprimido por no poder tocar bien. Me interesé por la percusión. Ahora, siempre que tengo tiempo, practico. Me pican las manos si no practico. Un día, dos años más tarde, el "milagro", que antes anhelaba, se produjo tranquilamente. Cuando tomé los palillos para practicar, me di cuenta de que, de repente, sabía tocar una determinada técnica. Me salió de forma muy natural.
A lo largo de estos largos 16 años, pasé de ser el miembro más joven de la sección de los tambores a ser el más veterano, y también soy el único en esa sección que queda de la época en que se fundó la Banda.
Eliminar el egoísmo
Como me consideran un miembro "veterano" en mi sección, el título de jefe de sección recae sobre mis hombros. El título puede sonar grandilocuente, pero significa que hago todos los trabajos humildes que otros no están dispuestos a hacer. Ya sean asuntos grandes o pequeños, debo gestionarlos todos. Ya sea la práctica diaria de la técnica, los arreglos detallados para los desfiles, la colocación y el mantenimiento de los instrumentos, el desgaste o la pérdida de los uniformes y el atrezo, mi propia cultivación o las pruebas de xinxing con las que se encuentran los demás miembros, todo ello está bajo mi responsabilidad. Mi carácter es uno que no le gusta ser restringido y soy indiferente a los demás. Esta responsabilidad siguió ayudándome a ampliar mi capacidad y a eliminar mi egoísmo. Esta responsabilidad también me hizo dedicar más tiempo a los demás que a mí mismo.
Tenía que ocuparme de las tres secciones que forman la sección de percusión. Cuando los miembros necesitaban hablar conmigo, tenían que ponerse en fila. Los demás miembros pueden marcharse cuando tengan asuntos que atender, pero yo tengo que ser responsable de mis compañeros de Banda. Siento que debo asistir a todos los ensayos. También tengo que encontrar un profesor que nos dé clases.
Durante muchos años, la sección de los tambores ha cambiado de miembros. Más de 50 personas se han unido a la sección desde que se fundó la Banda. Cada vez que se incorpora un nuevo miembro, tengo que dedicar un tiempo extra para su formación. Cuando por fin se hace con el control, se va. Algunos miembros se iban y volvían. Estas pruebas de xinxing me ayudaron a fortalecer mi resistencia.
También quiero destacar que me siento muy afortunado de poder tener la oportunidad de crear y mantener este proyecto junto con los miembros actuales y del pasado de la Banda Marchante Tian Guo, y de ese modo poder cultivarme y cumplir mi promesa.
(Presentado en la Conferencia de Intercambio de Experiencias de Cultivación de la Banda Marchante Tian Guo del Oeste de Estados Unidos)
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