(Minghui.org) He estado practicando Falun Gong durante veinticuatro años y nací en la ciudad natal del Maestro, Gongzhuling, provincia de Jilin. Para escapar del régimen tiránico del Partido Comunista Chino (PCCh), mi familia huyó a un pequeño pueblo minero en las afueras de la provincia de Heilongjiang. Entonces solo tenía dos años y medio.

La luz de Dafa brilla en nuestro hogar

Cuando aún vivían, mi abuela y mi madre padecían una enfermedad pulmonar. Todos los otoños e inviernos se oía el sonido de una tos incesante con flemas. A menudo las acompañaba al hospital, viendo con impotencia cómo sufrían su enfermedad.

Contraje inesperadamente la tuberculosis cuando tenía treinta y ocho años. Mi cuerpo estaba destrozado por la enfermedad y el dolor. Aunque tenía muchas medicinas chinas y occidentales en casa, mis sentimientos de confusión e impotencia prevalecían.

En esta coyuntura, mi anciana vecina coreana me dio un consejo. Me dijo: "Puedes encontrar gente que practica Falun Gong en la montaña Yishou. Esta práctica es buena, deberías considerarla". Por respeto a ella, visité la montaña Yishou una mañana y encontré a mucha gente haciendo los ejercicios allí. Al volver a casa, mi vecina me entregó un ejemplar de Explicando el contenido de Falun Dafa y me aconsejó que lo leyera. Experimenté una vaga sensación de familiaridad al recibir el libro y posteriormente pasé todo el día leyéndolo.

Aunque algunas partes del libro me resultaban incomprensibles, me resistía a dejarlo. Durante mi breve viaje a la montaña, vi a los practicantes de pie con ambos brazos levantados por encima de sus cabezas. Aquella noche, intenté imitar esta posición de ejercicio. Al poco tiempo de empezar, sudaba y me dolían los brazos, pero me sentía más cómoda que después de recibir el tratamiento médico. Persistí en esa posición hasta que tuve que ir al baño.

Inesperadamente, mi cuerpo empezó a descargar una sustancia parecida al pus. Aunque parecía un episodio de diarrea, no experimenté dolor de estómago.

A la mañana siguiente, me aventuré a subir a la montaña para devolver el libro a mi vecina. Le describí mi experiencia y me dijo: "Tienes una relación predestinada con Dafa. El Maestro Li Hongzhi (Fundador de Falun Gong) ha empezado a cuidar de ti purificando tu cuerpo". En ese momento me di cuenta de que no había tosido ni una sola vez mientras leía el libro. ¡Esto era realmente asombroso! Decidí aprender la práctica. Ese mismo día, pedí prestado un ejemplar de Zhuan Falun y comencé a estudiar el Fa y a practicar los ejercicios.

Al principio, mi marido estaba en contra de mi decisión de cultivar Dafa. Me regañó ferozmente delante de nuestro hijo pequeño: "¡Te mataré si practicas!". Para evitar una discusión delante de nuestro hijo, me callé aunque determinada en silencio de seguir practicando. Ese fin de semana, mi marido sufrió repentinamente un fuerte dolor en la parte baja de la espalda, que le hizo retorcerse y llorar en la cama. Saqué Zhuan Falun que había tomado prestado y lo puse en la mesita de noche. Mi marido tomó el libro y empezó a leerlo. Entonces le dije: "Esto es una señal de que Shifu está limpiando tu cuerpo". El lunes siguiente, mi marido volvió del trabajo y comentó: "Es increíble, hoy no he sentido ningún dolor en la espalda".

A partir de entonces, fue a practicar los ejercicios conmigo a diario en el sitio de práctica grupal. También creamos un grupo de estudio de Fa en nuestra casa. Cada vez más practicantes acudían a nuestra casa para estudiar el Fa, tantos que nuestra casa no podía acoger a todos a la vez. Nos vimos obligados a dividirnos en dos grupos de estudio.

Una mañana de primavera, estaba ayudando a mi hijo a vestirse para ir a la escuela primaria cuando noté abrasiones en la piel a ambos lados de su pecho. Mi hijo me dijo: "Me he caído en el agujero del retrete del colegio". Le pregunté cómo había conseguido salir, y me contestó: "Un gran Falun me levantó". Con lágrimas de gratitud, agradecí al Maestro por haber salvado a mi hijo.

Familiares y amigos bendecidos por Dafa

La tuberculosis de mi marido, el dolor de espalda y la hepatitis B de mi hijo se curaron poco después de que empezáramos a aprender Dafa y a practicar los ejercicios. Mi tía mayor sufría de vasculitis, que hacía que sus piernas se hincharan y exudaran pus. Su enfermedad no mejoró a pesar de someterse a muchas formas de tratamiento médico. Habiendo observado que la salud de mi familia mejoraba después de practicar Falun Gong, ella empezó a cultivarse y su salud mejoró poco después. Mi hermana mayor, mi tercera hermana y su esposo también se hicieron practicantes, uno tras otro. Posteriormente, dos de mis compañeros de trabajo también comenzaron a practicar Falun Dafa.

Mi sobrino era profesor en la escuela del pueblo minero, situada a unos 60 kilómetros de casa. Un día del otoño de 2003, viajaba a la escuela en autobús cuando tres ladrones armados con cuchillos obligaron a parar el autobús en un tramo remoto de la carretera. Subieron al autobús y empezaron a robar las pertenencias de los pasajeros. Aunque los ladrones se apoderaron de los objetos de valor de todos los pasajeros del autobús, ignoraron a mi asustado sobrino, como si no pudieran verlo. Cuando mi sobrino llegó a la escuela, describió su angustioso encuentro a sus compañeros. Estos comentaron que los antepasados de mi sobrino debían de haber acumulado una gran virtud para que saliera ileso. Cuando mi cuñada me contó el incidente, le dije: "Tu familia apoya a Dafa y me ayudó a proteger los libros durante la persecución". Mi sobrino también renunció al PCCh. Como resultado, el Maestro bendijo a tu familia".

En 2010, fui detenida ilegalmente en el Campo de Trabajos Forzados de Masanjia, en la Provincia de Liaoning. Mi hermana mayor de setenta años y mi cuñado viajaron durante días para poder verme. Sin embargo, los guardias de la prisión se negaron a permitir las visitas. Tras regresar a casa después de su inútil viaje, la constante preocupación y ansiedad de mi hermana por mi seguridad le provocó un crecimiento anormal en la nariz. Los médicos del hospital confirmaron que se trataba de un tumor y recomendaron operarla inmediatamente. Sin embargo, mi hermana se negó a dejar que eso se interpusiera en su camino para rescatarme, diciendo: "No, no. Primero debo llevar a mi hermana menor a casa". En 2011, mi hermana consiguió por fin que me dieran el alta y volvió al hospital para un seguimiento. ¡Los médicos descubrieron que el tumor había desaparecido! Para recompensar su compasión hacia los practicantes de Dafa, el Maestro extirpó el tumor de la nariz de mi hermana.

Shifu me salvó de tribulaciones que amenazaban mi vida

Una vez, accidentalmente choqué con un tren. Los testigos que observaron el accidente se quedaron atónitos. "Esta persona debe estar protegida por el Cielo; si no, ¿cómo podría haber salido ilesa?".

En otra ocasión, mientras experimentaba una gran tribulación de yeli de enfermedad, le dije al Maestro: "¡Shifu, prometo cultivar con diligencia!". Después, sentí que el Maestro eliminaba las sustancias malas que habían causado mis síntomas. ¡Esto reafirmó mi fe en que Él está constantemente a mi lado! Los compañeros practicantes también ayudaron estudiando el Fa y practicando los ejercicios conmigo. Rápidamente superé esta tribulación.

Siguiendo los principios del Fa, siendo compasiva con los demás

Los malvados secuaces de Jiang Zemin (excabecilla del PCCh) comenzaron a perseguir a Falun Gong en 1999. He sido detenida ilegalmente en campos de trabajo forzado tres veces y he pasado cinco años en prisión. He conocido a reclusas de todas las clases sociales, incluidas profesionales condenadas por corrupción y soborno, asesinas, drogadictas, traficantes de drogas, defraudadoras e incluso personas inocentes que fueron condenadas solo porque pidieron justicia a las autoridades. Les expliqué sobre la persecución contra Falun Gong a todas las personas que conocí, diciéndoles cosas como: "Su desgracia actual es el resultado del ateísmo que enseña el malvado PCCh. Han enseñado a la gente a no creer en la retribución por cometer actos malos".

Una compañera de prisión sufría de hipertiroidismo. Cuando nos servían algas en la comida, le daba mi ración. Ella, agradecida, decía a las reclusas de su grupo: "La gente que practica Falun Gong es realmente buena".

Una vez una guardia me agarró por la cabeza y me lanzó contra la pared. El lado izquierdo de mi cara estaba herido y empezó a sangrar profusamente. Me levanté del suelo y la vi de pie, con un aspecto extremadamente agotado y sin aliento. Inmediatamente le dije: "No te enfades. No tengo nada contra ti personalmente. Solo quiero mantener mi fe". Luego le conté cómo Dafa ha beneficiado a la humanidad. Después de escuchar mis palabras, esta oficial cambió su actitud hacia mí para mejor.

Para cumplir los plazos, los campos de trabajo solían obligar a las presas a trabajar durante el almuerzo sin comer. Yo vertía mi ración asignada de agua caliente en una botella, la envolvía con un paquete de arroz en mi colcha y luego compartía este arroz caliente con mis compañeras. También compartía habitualmente mi porción asignada de huevos y bollos al vapor con el resto.

He cultivado en Dafa durante más de 20 años y he recibido una alegría y bendiciones incomparables. Espero pagar al Maestro cultivando bien y regresar con éxito a casa con Él.

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