Cómo mi hija eligió a su madre

(Minghui.org) Mi hija mayor cumplía seis años en junio de 2017 y la inscripción en la escuela primaria fue bastante estresante. Cuando por fin reuní toda la documentación necesaria y realicé los trámites de matriculación, la administradora de la escuela pensó que la habilidad aritmética de mi hija era escasa. Me dijo que trabajara con ella en casa y que intentara inscribirla de nuevo más tarde.

Estaba muy disgustada. Reflexioné sobre por qué me había pasado esto. Sabía que mi tono de voz no había sido compasivo cuando hablaba con mis hijos, y no lo corregí. Empecé a recordarme que debía ser amable y tranquila cuando les hablara.

Tal vez, porque encontré dónde estaba mi problema, una noche, la niña me dijo: "Mami, ¿sabes cómo te elegí cuando todavía estaba en el Cielo?".

"¿Cómo?" pregunté.

"Había muchos seres celestiales conmigo en el Cielo, y yo necesitaba una mamá humana, pero no sabía a cuál elegir. Caminé por el jardín y cada mamá estaba colocada en una caja. Parecían muñequitas, ¡tan bonitas!".

"¿Y mami se veía diferente allí?" pregunté.

"Sí, como una muñequita con un bonito peinado. Estuve pensando durante mucho tiempo y no podía decidir a quién elegir. Al final, mi diosa madre me dijo que eligiera a una cultivadora como madre, ¡así que te elegí a ti! Quise venir a la tierra de inmediato y caminé durante mucho tiempo por un gran lugar oscuro. De repente caí en la plaza de Tiananmen, ¡así que envié pensamientos rectos y el Maestro me llevó de vuelta!".

Ella nunca había estado en la plaza de Tiananmen y yo nunca le había mencionado el lugar. Me puse más curiosa y la animé a continuar.

"Vi a la abuela darte a luz", dijo. "Creciste y esperé a que me dieras a luz".

Se emocionó al contarme todo esto, y casi lloré. Más tarde, recalcó que su diosa madre y ella me eligieron porque soy una cultivadora, para que un día pudiera volver a su verdadero hogar en el Cielo.

Sentí curiosidad por saber cómo sabía todas estas cosas. "Un día, mientras enviaba pensamientos rectos, el Maestro me mostró un cuadro y lo supe", respondió.

Mi hija mayor envía pensamientos rectos conmigo de vez en cuando, y a veces durante mucho tiempo. Permaneció concentrada, sentada con cruzado doble de piernas y no quiso parar cuando terminó.

"¿Por qué quería el Maestro que supieras todas estas cosas?", le dije.

"¡El Maestro te vio trabajar tan duro cuidando de mí y de mi hermana menor!", respondió. Shifu también le recordó que esto es algo que solo puede decir a los cultivadores.

Mi hija tiene un fuerte sentido del bien y del mal. Un día, le hablé de su padre y de la verdad sobre la persecución a Falun Dafa por parte del Partido Comunista Chino (PCCh). Lloró. Les contó a sus amigos que la bandera nacional china está manchada con la sangre del pueblo chino. A sus amigos que la escuchan, les dice que recuerden que "Falun Dafa es bueno".

Me hice más consciente de lo preciosa que es la cultivación y de atesorar nuestra relación predestinada como familia. También espero que otros practicantes de Falun Dafa con hijos puedan valorar la oportunidad y el vínculo con ellos, ¡y llevarlos al camino de la cultivación!

Mi marido fue encarcelado de 2015 a 2017 por negarse a renunciar a su fe. Durante esos dos años, además de tener un trabajo a tiempo completo y cuidar de nuestras dos hijas pequeñas, apelé a la justicia y a la liberación de mi marido. Fueron tiempos difíciles, pero nunca me compadecí de mí. Como soy practicante de Dafa, estoy bendecida por el poder celestial. Nuestras dos hijas se comportan bien y son queridas por quienes las rodean.

Tanto si la gente conoce mis circunstancias como si no, me ven como una persona fuerte. Puedo soportar todas estas dificultades porque practico Falun Dafa.

Mi vecino mayor me dice a menudo: "Eres una chica fuerte. Nadie puede imaginar por lo que has pasado con solo mirarte".

Yo le decía que era porque tengo fe, y que debía recordar que "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno".

Tengo claro que Shifu utiliza las palabras de mis hijas y de otras personas para animarme. Solo si me mantengo diligente y hago bien las tres cosas, ¡no decepcionaré al Maestro!

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