(Minghui.org) Un compañero practicante conoce a un oficial de policía que apoya a Falun Gong. Cuando el practicante le dijo que no persiguiera a los practicantes porque no era bueno para él, respondió: "Lo sé. Los practicantes de Falun Gong son gente buena y amable".

El oficial le dijo al practicante que siempre que había una orden de arrestar a un practicante de Falun Gong, nadie en su comisaría lo hacía. El director también lo sabía, así que contrató a tres personas de fuera de la comisaría para la tarea. Estaban ansiosos por hacerlo, quizás tomándolo como una oportunidad para demostrar sus habilidades. Varios días después, cada uno de ellos trajo a un practicante. Interrogaron a los practicantes y los golpearon cuando se negaron a responder a sus preguntas.

La policía les recordó a los forasteros, que no era bueno que golpearan a los practicantes, ya que todos eran mayores y no era correcto tratarlos tan bruscamente. Pero no les hicieron caso.

Días después, los tres forasteros murieron por diferentes razones. Nadie de la comisaría quiso ir a sus funerales, así que el director tuvo que asignar a varias personas para que asistieran. La mayoría de los que trabajaban en la comisaría comentaron: "¡Estos tres tuvieron su merecido por golpear a los practicantes de Falun Gong!".

A partir de ese momento, nadie más llevaría a cabo las órdenes de arrestar a los practicantes de Falun Gong. El director dijo: "Olvídenlo. En el futuro, no arrestaremos a los practicantes de Falun Gong, ni contrataremos a personas para que lo hagan. Les guste o no a nuestros superiores, no lo haremos más".

Al escuchar lo que dijo el director, más gente de nuestra oficina empezó a leer el sitio web Minghui. Incluso el director lo lee a diario.

En otra provincia, un agente de policía le dijo a otro practicante: "Un policía de nuestro distrito detuvo a una de ustedes (practicantes de Falun Gong). Antes del interrogatorio, tuvo que atender una llamada. Cuando volvió, dijo: “¡Ya no voy a interrogar a los practicantes de Falun Gong! ¡Ella debe haber hecho algo! Me siento fatal. Todo mi cuerpo está temblando. Quien quiera interrogarla, que lo haga”. Entonces salió corriendo de la habitación.

"Todos sabemos que ustedes envían pensamientos rectos", dijo el oficial. "¡Y sí funcionan!".

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