Empecé a practicar Falun Dafa en 1996. Antes, tenía mal genio, no me gustaba estar en el lado perdedor y entraba en cólera cuando me intimidaban. A pesar de ser mujer, me encantaba meterme en peleas. La gente me llamaba “mujer tigre”.

Conociendo Falun Dafa

Tenía una salud pobre y tenía derrames de sangre desde que era pequeña. El médico me aconsejó que practicara Falun Dafa (también conocido como Falun Gong). Me dijo que Falun Dafa ayudaba a mejorar la salud y que además la enseñanza era gratuita. Así pues, por la mañana temprano del día siguiente, fui al centro de la ciudad para aprender los ejercicios y esa noche estuve viendo las conferencias de Shifu.

En menos de dos días, dejé de tener derrames. En un mes, me recuperé de los problemas de salud que me atormentaban desde hacía años, como los mareos, la falta de tiamina y el estreñimiento. Mi cutis dejó de ser pálido y al practicar Falun Dafa también adelgacé. Estaba muy contenta.

Mostrar lo valioso que es Falun Dafa

Guiada por los principios de Falun Dafa de Verdad, Benevolencia y Tolerancia, devolví las cosas de mi trabajo que previamente me había llevado a casa. También me disculpé con los compañeros de trabajo con los que me había peleado en el pasado.

Nadie limpiaba las zonas públicas del edificio de apartamentos en el que vivía y las barría de vez en cuando. Cuando llovía, ayudaba a los vecinos que no podían moverse libremente a llevar la ropa a su casa.

En el edificio donde vivía no se hacían trabajos de mantenimiento desde hacía muchos años y, en consecuencia, había filtraciones de agua en las paredes principales. Todos estaban preocupados de que el edificio pudiera derrumbarse debido al daño provocado por el agua, pero nadie estaba dispuesto a desembolsar dinero para que alguien realizara las reparaciones. Los vecinos se culpaban unos a otros.

Después de hablarlo con mi madre, pagué 2.000 yuanes (unos 300$) para que un profesional sustituyera las tuberías de agua dañadas y evitar que el agua se filtrara por las paredes. Todos suspiraron de alivio. Algunos dijeron que era tonta mientras otros me elogiaron por ser una buena persona. No me apegué a estos comentarios. Sólo traté de comportarme según los requisitos de Dafa, quería ser una persona con un alto grado de moralidad.

Detenida, encarcelada y perseguida

Fui a Beijing para apelar por Falun Dafa después de que el Partido Comunista Chino (PCCh) comenzó a perseguir a los practicantes en julio de 1999. Fui detenida en el centro de detención de la región donde vivía.

En esa época mi hija solo tenía unos meses, fui obligada a separarme de ella y quedó a cargo de mis padres. Posteriormente fui encarcelada en un campo de trabajos forzados y condenada a prisión por negarme a renunciar a mi fe.

Ante la muerte del esposo: comportarme como practicante

Cuando mi hija tenía más de un año, mi esposo fue golpeado en la cabeza por una máquina debido al mal uso del equipo por parte de un empleado y falleció debido a las heridas. En esa época yo estaba en el centro de detención. Después de repetidas peticiones por parte de mi familia, me permitieron ir a casa para organizar el funeral de mi esposo.

La familia de mi esposo fue a su lugar de trabajo todos los días para luchar por una indemnización. Su trabajo pagó los gastos ocasionados mientras el cuerpo de mi esposo estuvo en la funeraria a la espera de ser incinerado. Estaban muy ansiosos por arreglar las cosas y se pusieron en contacto conmigo. Preguntaron si tenía alguna petición, les dije que no, e incineré el cuerpo de mi esposo. Quería evitar causar más problemas en su lugar de trabajo.

Su jefe se conmovió, no esperaba que los practicantes de Falun Dafa fueran tan razonables. La familia de mi esposo dejó de causar problemas, pero se negaron a perdonar al empleado que causó su muerte. Desde el accidente el hombre nunca volvió a nuestra casa por miedo a ser golpeado hasta la muerte por la familia de mi esposo. Les convencí para que no buscaran venganza ni compensación y el asunto quedó resuelto así.

Además de pagarnos a mí, a mi hija y a todos los miembros de su familia una cantidad de dinero, el centro de trabajo también pagó una pensión en un pago único. Mis suegros pidieron quedarse con la pensión y mis padres no estuvieron de acuerdo. Como esposa con un hijo a cargo tenía el derecho de tomar ese dinero. Le dije a mi madre: “¡Que se lo queden! Aún soy joven y puedo trabajar, mis suegros son mayores y han perdido a su hijo, ¡deben estar destrozados!, después de todo aún somos familia!”. Después de oír mis palabras mis padres no insistieron más. Entonces mis suegros se quedaron con el dinero de la pensión.

A pesar de la propaganda demonizando a Falun Dafa, la familia de mi esposo sabía que Falun Dafa es bueno. No obstante, ellos me culparon de haber causado la muerte de mi esposo y estaban resentidos conmigo. Mi hija estaba en primaria cuando fui puesta en libertad. Mis padres la criaron desde pequeña y pagaron todos sus gastos. Cuando les dije que quería llevar a mi hija a visitar a sus abuelos, a mi madre no le gustó. Dijo: “Ellos no se han preocupado por ti durante todos estos años ni tampoco fueron a la prisión para visitarte ni una sola vez. ¿Por qué deberías molestarte en ir a visitarles?”. Respondí: “Después de todo ellos son los abuelos de mi hija, ya que estoy en libertad, debo cuidar de ellos”.

A menudo iba a visitarles, les compraba ropa nueva, frutas que les gustaban y cuando estaban enfermos, iba a cuidarlos. Al principio me trataban con indiferencia. Todos en la mesa, a excepción de mi cuñada, me trataban con frialdad. Aguanté las lágrimas, terminé rápidamente la comida y volví a casa. Cuando llegué a casa no pude parar de llorar. Mi madre lo sintió y me pidió que no volviera. Me dije a mi misma: “No voy a hacer eso, debo tolerar y ser una buena persona en todo momento”.

El Maestro dijo:

“...si es difícil de tolerar, trata de tolerar; si parece difícil de realizar y dicen que es difícil, entonces prueba un poco, a ver si realmente va o no va”. (Lección novena, Zhuan Falun)

Continué visitando a mis suegros y poco a poco dejé de sentirme injustamente tratada. Yo trataba a la familia de mi esposo de forma amable y les hacía las tareas domésticas. Durante el Año Nuevo Chino compré unos regalos para mi cuñada y ella se encariñó conmigo. Mis suegros comenzaron a sonreírme y les encantaba confiar en mí. Mas tarde, mi suegro me devolvió el dinero de la pensión y de la indemnización que recibieron del centro de trabajo de mi esposo, me dijo que lo invirtiera en la educación de mi hija. Cuando mi hija fue al instituto, mis suegros me dieron 5.000 yuanes (unos 800 $) e insistieron en que los aceptara. Traté de devolvérselos, pero se negaron a aceptarlos. Acepté de mala gana 2.000 yuanes (unos 300 $) y les devolví el resto.

Renunciando al PCCh

Después de que se publicó Los nueve comentarios sobre el Partido Comunista Chino, se desató una tendencia de renuncia al PCCh en todo el país. Muchos de los familiares y amigos de mi esposo ya habían renunciado al Partido Comunista Chino, a excepción de la hermana mayor de mi esposo, que a pesar de mis intentos para que renunciara al PCCh se negó, ya que adoraba el dinero y tenía miedo de la tiranía del PCCh. Me dijo: “Lo más importante es llenar mis bolsillos de dinero”.

Debido a su amor por el dinero, con el objetivo de ganar más dinero se fue de casa sola para ir a otra ciudad a trabajar a pesar de las objeciones de su esposo. Su esposo tenía una aventura y se lo ocultó. Ahora, tenía la oportunidad de hacer lo que quería y pronto se divorció. Mi cuñada se sintió herida por la traición de su esposo y experimentó la volatilidad de las cosas en el mundo y comenzó a respetar a los Dioses y a los Budas. También se volvió más tolerante. Para estar cerca de ella, cada año la iba a visitar y le llevaba su comida favorita. Cuando su hija se casó y se mudó a vivir lejos a otro lugar lejano, vino a casa y la invité a comer. Cuando le saqué el tema de renunciar al PCCh, ella ya no discutió conmigo y se mantuvo en silencio, pero aun no estaba de acuerdo en renunciar al PCCh.

El año pasado, después del comienzo de la pandemia, todo el país estaba bloqueado. No dejaba de pensar en mi cuñada que aun no había renunciado al PCCh. Me puse la mascarilla y fui al hospital donde trabajaba, ella se puso nerviosa y me dijo que me fuera a casa, me dijo que debía prestar atención a la seguridad. Sabía que estaba preocupada por si el PCCh me volvía a perseguir y para que se tranquilizara me fui para casa sin decir nada.

Pasó medio año y la segunda ola del virus llegó al país. Muchas personas con las que hablé tenían miedo de infectarse con el virus y renunciaron al PCCh después de aclararles la verdad. Aunque de vez en cuando me cruzaba con mi cuñada e incluso conseguía que la gente renunciara al PCCh delante de ella, no sabía qué decirle cuando veía su solemne expresión.

Una noche, sobre las ocho de la tarde me llamó. Su hija se había divorciado y su yerno a escondidas había gastado todo el crédito que tenía su hija en la tarjeta de crédito. El banco llevó a su hija a los tribunales. Sino pagaba la deuda rápidamente, su hija se enfrentaría a una demanda. Su yerno hacía tiempo que se había mudado y no aparecía por ninguna parte. Su hija no tuvo otra opción que pedir ayuda a su madre. El negocio donde trabajaba mi cuñada iba mal y llevaba varios meses sin cobrar. Me llamó con la esperanza de que le prestara 6.000 yuanes (unos 950 $). Sin dudar le dije que le dejaría 10.000 yuanes (unos 1.500$), vino a mi casa enseguida y le di el dinero.

Lloraba mientras me explicaba las desgracias de su hija. Mientras la consolaba, le dije que renunciara al PCCh y que a cambio sería bendecida. Aceptó, le dije: “¿Sabías que cada mañana he enviado pensamientos rectos para ti, con la esperanza que estuvieras a salvo y que tuvieras un hermoso futuro?”. Se emocionó. Le pedí que recitara Falun Dafa es bueno, Verdad, Benevolencia y Tolerancia es bueno y aceptó de inmediato.

Antes de separarnos le dije: “No dudes en pedirme ayuda en el futuro, somos como hermanas”, ella sonrió.

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