(Minghui.org) Una vez, una practicante anciana de fuera de la ciudad me entregó un pequeño cuaderno de notas. Era una carta que había escrito sobre Falun Dafa y la persecución.

Afirmaba ser "analfabeta" y necesitaba que alguien editara la carta. Quería hacer varias copias y enviarlas por correo a los agentes de seguridad pública. La carta tenía cinco páginas y la letra era bonita y limpia. Aunque había frases redundantes y un mal uso de algunos caracteres chinos, el mensaje era legible y relevante.

Hablaba del beneficio que Falun Dafa ha aportado a la sociedad y al país, de la difusión de la práctica en todo el mundo, del carácter moral de los practicantes y de las consecuencias de la persecución.

Su lógica era sólida, y el tono era amable y sincero. Sin duda, no lo había escrito un analfabeto.

Me impresionó y quise saber más. La practicante tiene 81 años, nunca fue a la escuela y no sabía leer ni una sola palabra antes de comenzar la cultivación en Dafa.

Antes tenía muchas enfermedades y su familia vivía con dificultades. Sin embargo, en 1998 ocurrió algo insólito. Su hija se recuperó de una enfermedad solo unos días después de practicar Falun Dafa, sintió que el Falun giraba en su frente y en el bajo vientre.

La practicante pensó que esto era interesante y comenzó a practicar con su hija. Todas sus enfermedades desaparecieron en pocos días; entonces tenía 58 años.

Otra cosa sorprendente ocurrió cuando la practicante asistió por primera vez a un estudio de Fa en grupo. Aunque no sabía leer, miraba atentamente los caracteres mientras los demás leían.

Entonces sintió la presencia de una figura diminuta con la apariencia de una pusa que sostenía una cuerda, que caminaba y pronunciaba cada carácter, como si le enseñara a leer.

Al día siguiente, se armó de valor para leer por su cuenta y ¡terminó una página! Todo el mundo estaba asombrado.

Pronto pudo leer Zhuan Falun con facilidad, pero no podía leer otros libros de Dafa y folletos informativos. Con la ayuda de los practicantes, compró un diccionario y aprendió el sistema pinyin (sistema de romanización del chino mandarín estándar).

A partir de entonces, nada pudo impedirle aprender chino. Después de aprender a leer, quiso aprender a escribir. Empezó copiando Zhuan Falun y, tras copiar el libro dos veces, pudo escribir cartas sobre Falun Dafa.

Expresarse en contra de la persecución

Esta practicante fue detenida siete veces y encarcelada cinco veces entre 1999 y 2019, después de que el Partido Comunista Chino (PCCh) iniciara la persecución. De las siete veces que fue detenida, dos de ellas fueron con largas condenas de prisión: tres y doce años.

Se puso en huelga de hambre todas las veces que fue detenida, cada una de ellas por un tiempo diferente: doce días, nueve días y siete días.

Una vez le impusieron una multa de dos mil yuanes y la enviaron a casa tras el cuarto día de huelga de hambre.

Los guardias de la prisión la obligaron a hacer horas extras realizando trabajos forzados, la obligaron a sentarse en un banco de tigre, la esposaron y colgaron durante dos días sin dormir, y luego añadieron tres meses a su condena original.

Había soportado tribulaciones inimaginables. Tras su primera liberación, quiso ilustrar su experiencia en la cárcel, por lo que aprendió a dibujar en poco tiempo.

El Maestro Li, fundador de Falun Dafa, la guió y la transformó en una persona moral y sana que sabía leer, escribir y dibujar.

Después de su primera liberación, esta practicante no tuvo miedo de la persecución y envió 3.000 cartas para aclarar la verdad, distribuyó folletos de Dafa, colocó volantes y habló con la gente sobre la persecución.

Fue detenida por segunda vez por enviar cartas. Cada vez que la detenían, gritaba: "¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad- Benevolencia-Tolerancia es bueno! Somos gente buena haciendo buenas acciones".

Cada vez que intentaban que se pusiera el uniforme de la cárcel, lo tiraba a la basura y exclamaba: "Soy una buena persona y no me pondré esta ropa de la cárcel. La gente buena no debería estar en la cárcel ni comer la comida de la cárcel". Por eso hizo varias huelgas de hambre.

En 2009 distribuyó folletos de Dafa con otros practicantes y fue detenida de nuevo. Afirmó que ella era la responsable y que nadie más tenía la culpa.

Las autoridades saquearon su casa y detuvieron a sus dos hijos durante dos meses. Los guardias los golpearon hasta casi desmayarlos.

El hijo menor enfermó a causa de los malos tratos. A su nieto, con un título de postgrado, le impidieron entrar en su lugar de trabajo por estar implicado en la detención.

Durante un juicio ilegal, dos agentes le empujaron la cabeza hacia abajo y la obligaron a agacharse, luego declararon que era una "nueva contrarrevolucionaria" y la condenaron a 12 años de prisión.

Ella dijo: "No sé lo que significa revolucionario, ni contra qué revolución estoy. Solo sé ser una buena persona, y trato de despertar a la gente. Lo hago por su propio bien, y me tratan así. Esto no está bien".

Cuando la policía le preguntó de dónde era, dijo que era del cielo; cuando le preguntaron su nombre, dijo que se llamaba Falun Dafa.

Durante su estancia en la cárcel le hicieron un examen físico y su presión arterial era de 228 mmHg. También le diagnosticaron una enfermedad coronaria, hepatitis B, diabetes, degeneración de coxis y bronquitis.

No estaba de acuerdo con los resultados y se negó a recibir tratamientos o medicamentos. Así que los guardias le abrieron la boca con una cuchara metálica para forzar la medicación en su garganta. Como resultado, perdió un diente y le arrancaron otros.

A pesar de los malos tratos, siguió hablando de Falun Dafa y realizando los ejercicios. No le importaba que le quitaran puntos de su puntuación en la prisión. Un guardia le torció la pierna hacia atrás y se la lesionó cuando estaba haciendo la meditación sentada. Esta pierna todavía le duele hoy.

A partir de entonces, hacía los ejercicios en el baño de la prisión en mitad de la noche. Un guardia le dijo que más de 3.000 personas de fuera de China habían llamado y escrito a la oficina local de seguridad pública y a la prisión para presionarles a que dejaran de maltratarla.

Se sorprendió de que tuviera tantos apoyos y contactos. Se dio cuenta de que el Maestro la protegía y animaba, por lo que estaba más decidida a denunciar la persecución.

Un día, tres guardias que llevaban picanas eléctricas y cinturones se pusieron delante de ella. Ella les dijo: "Las picanas eléctricas y los cinturones no servirán. ¿Por qué no me apuñalan el corazón?".

"Si me hieren o me matan, el mundo se enterará y no los dejará libres. Los seres divinos del Cielo y de la tierra también lo sabrán y no los dejarán escapar". Los tres guardias se fueron y no volvieron a tocarla.

El jefe de la prisión quería mejorar el índice de transformación, así que ordenó a dos guardias que la sujetaran con fuerza de las manos y la obligaran a firmar la "declaración de transformación". A ella se le rompió el corazón.

Además de denunciar los malos tratos, se esforzó por proteger a otros practicantes. Cuando veía que otros practicantes eran maltratados, advertía a los guardias: "¡Deténganse! O serán responsables de herirlos o matarlos". Y los guardias dejaban de hacerlo.

Además, cuando pensaba que estaba siendo demasiado agresiva o le faltaba compasión, se rectificaba. Cuando su estado de cultivación era bueno y aclaraba la verdad con eficacia, los guardias le restaban menos puntos de su puntuación en la cárcel, e incluso recibía mejores cuidados.

Normalmente, un preso tiene que seguir los requisitos de la prisión o ser sometido a sentarse en el banco del tigre para obtener una sentencia reducida. Una vez fue obligada a sentarse en el banco del tigre y fue liberada dos años antes.

Vivió con su marido después de que sus hijos se casaran. Durante su sexto año en prisión, su marido enfermo quiso verla antes de morir, pero las autoridades se negaron a dejarla salir.

Cuando fue liberada en 2019, su marido llevaba cuatro años muerto. Su casa estaba arruinada por haber sido saqueada también varias veces. Estaba cubierta de polvo y telarañas.

El PCCh destruyó su vida. Pero siendo una cultivadora, dejó de lado la tristeza y los apegos emocionales, se secó las lágrimas y se mudó con sus hijos.

Esta practicante tiene ahora 81 años y goza de buena salud. Su corazón está lleno de un solo deseo: despertar a más personas.

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