(Minghui.org) Hace poco me mudé a un nuevo apartamento y me di cuenta de que había un restaurante chino cerca. La dueña del restaurante tenía más de sesenta años y pensé que debía aclarar la verdad y ayudarla a renunciar al Partido Comunista Chino (PCCh) y sus organizaciones. Sabía que no era casualidad que nos encontráramos.
Cuando entré en el restaurante y la oí hablar en un dialecto nordestino como el mío, me sentí muy cercano de ella. Empezamos a charlar y me debatí si hablarle de Falun Dafa. Al final, pensé que no era el momento adecuado y que le llevaría algunos materiales para aclararle la verdad.
Procrastiné durante muchas semanas y busqué excusas. Por ejemplo, me decía que volviera al día siguiente si veía que el restaurante chino estaba cerrado al salir del trabajo. O me decía a mí mismo que estaba demasiado cansado del trabajo y que no era una forma eficaz de salvar a la gente. Cuando me daba cuenta de que el restaurante estaba cerrado temporalmente, me alegraba de poder encontrar otra excusa de no hacerlo. Otras veces me decía que debía practicar los ejercicios y estudiar el Fa antes de hablar con ella. No fue hasta una noche, cuando vi el aspecto agotado y tenso de la anciana, cuando me di cuenta de que ya era hora de que comprendiera el verdadero significado de la vida y conociera la verdad sobre Falun Dafa antes de que fuera demasiado tarde.
Superar mis apegos
A la mañana siguiente, de camino al trabajo, pensé en cómo debía aclarar la verdad a la anciana. De repente, me di cuenta de que había cambiado mi bolso -el bolso con todos los materiales de aclaración de la verdad se había quedado en casa. En ese momento ocurrió algo milagroso: vi a otra practicante que iba a aclarar la verdad, así que le pedí algunos materiales de aclaración de la verdad. Me sentí muy agradecido al maestro Li (fundador de Dafa) por haber organizado todo para mí.
Al salir de la estación de autobuses esa noche, empecé a ponerme muy nervioso. Empecé a buscar excusas para no pasar por el restaurante chino. Encontré de que tenía que mirar hacia dentro en lugar de seguir ciegamente los requisitos de Dafa y no ponerlos nunca en práctica.
Me pregunté: "Tengo muchas experiencias para aclarar la verdad. ¿Por qué estoy evitando esto? ¿Qué apego tengo que me impide avanzar? Es el apego del miedo. ¿A qué le tengo miedo?". Me di cuenta de que tenía miedo de que ella se negara a abandonar el PCCh y sus organizaciones juveniles. Entonces, si realmente tenía miedo de que un ser consciente no se salvara, ¿no debería estar aún más decidido a aclararle la verdad? Nunca debemos frenar nuestros pasos para salvar a los seres conscientes.
La razón por la que tenía miedo era porque tengo una laguna en mi cultivación. Tenía miedo de sentirme derrotado y deprimido. Si lograba ayudarla a renunciar el Partido, entonces me sentiría feliz y mi autoestima también aumentaría. ¿No era esto una manifestación de mostrar mis capacidades? ¿No era esto ser "egoísta"?
A menudo me peleaba con otros practicantes y quería salvar la cara. Aunque supiera que estaba en falta, quería mantener una actitud digna y recta ante los demás. Este apego me impedía hacer las tres cosas. Al estudiar el Fa, comprendí que mis emociones humanas no son nada.
Maestro dijo:
"El hombre en este mundo humano está sólo gozando el proceso de su vida; yo en el pasado he dicho que el hombre da mucha pena; en este mundo el hombre solo goza con sensaciones que traen el proceso de la vida. Esta manera de decirlo es más acertada. ¿Qué significa esto? El hombre siente que se está dirigiendo a sí mismo y que hace lo que quiere hacer, pero en realidad este es un tipo de hábito y apego a los gustos nutridos después del nacimiento, está persiguiendo sensaciones, es solo esto; mientras que los factores por detrás que realmente generan efectos cuando se quiere hacer algo, se aprovechan de estas cosas como los hábitos, apegos, conceptos y deseos. El cuerpo humano verdadero es así, solo goza de las sensaciones que trae el proceso de la vida. Si te da algo dulce, tú sientes dulce; si te da algo amargo, tú sientes amargo; si te da algo picante, tú sientes picante; cuando te hace tener dolor, tú sientes sufrimiento; si te provee algo de felicidad, tú te sientes feliz". ("Los Dafa dizi tienen que estudiar el Fa", Colección de Enseñanzas del Fa, Vol. XI)
Cuando identifiqué mis apegos, envié pensamientos rectos muy fuertes y pedí ayuda al Maestro. Dije: "Soy un discípulo de Dafa, no quiero tener apego al miedo. No quiero ser egoísta y no quiero tener sustancias y pensamientos negativos. Necesito salvar a los seres conscientes y cumplir con lo que el Maestro nos pide que hagamos. Sólo estoy moviendo mis labios y es el Maestro quien realmente salva a los seres conscientes. Por favor, Maestro, ayúdeme". Sentí que mis pensamientos rectos eran muy fuertes en ese momento, y mi único pensamiento era salvar a la anciana.
Continué enviando pensamientos rectos hasta que llegué al restaurante chino. Pedí un plato de fideos y me puse a charlar con ella. Para mi sorpresa, la señora dijo: "China no es un país libre. No tenemos libertad de expresión...". Sonreí y me di cuenta de que me estaba esperando. La ayudé a abandonar el PCCh y sus organizaciones juveniles con un seudónimo y le di un folleto que aclara la verdad.
Me sentí realmente feliz desde el fondo de mi corazón al saber que se había salvado. Estaba muy agradecido con el Maestro por seguir dándome oportunidades. Recordé lo que dijo el Maestro.
Maestro dijo:
" Aclarar la verdad, salvar a las multitudes de seres, eso es lo que quieres hacer. Aparte de eso, no hay nada que quieras hacer; sobre esta Tierra no hay nada que quieras hacer". (Exponiendo el Fa en el Fahui de Nueva York 2015)
Tenemos muchas oportunidades de salvar a los seres consientes y recordé una conversación que tuve con otro practicante hace un tiempo. "Podemos salvar a los seres conscientes casi en cualquier lugar y en cualquier momento. Si nos encontramos con un chino en un supermercado, ¿no deberíamos aclararle la verdad? Me puse a reflexionar sobre mí mismo: Siempre sentí que hacer proyectos de Dafa y asistir a eventos de Dafa era salvar a los seres conscientes. Mientras tomaba el tren o el autobús, o incluso mientras hacía cola en el supermercado, nunca pensé en aclarar la verdad a la gente. Tal vez quería guardar las apariencias o ser cortés y no molestar a nadie. Sin embargo, estas excusas me hicieron perder muchas oportunidades de salvar a los seres conscientes.
Cuando pensé en los practicantes de Falun Dafa en China que aclaran la verdad bajo gran presión, me sentí profundamente arrepentido.
Independientemente del lugar en que me encuentre en este mundo, necesito ser digno de ser llamado un discípulo de Dafa, aclarando la verdad. Para lograr este estado, necesito estudiar más el Fa y fortalecer mis pensamientos rectos. Además, también necesito poner en práctica las enseñanzas del Maestro y cultivar sólidamente. Sólo entonces podré deshacerme de mis nociones humanas y tener un estado óptimo para salvar a los seres consientes.
Esa noche, tuve un sueño muy vívido. No estaba seguro de si estaba en Japón o en China. Sólo sabía que mi entorno no era seguro. Cuando me acerqué a una intersección, una señora corrió hacia mí. Tenía un aspecto muy feroz. Se puso delante de mí, me señaló y gritó: "¡Eres un practicante de Falun Dafa! Llamaré a la policía ahora mismo y te arrestarán".
Estaba muy asustado, pero conseguí reunir toda mi energía y gritar: "¡Falun Dafa es bueno! Falun Dafa es bueno!" En ese momento, apareció una magnífica escena. Un gran desfile de Falun Dafa marchaba hacia mí y unos practicantes vestidos de amarillo sostenían una enorme pancarta. Una banda de música también empezó a venir por detrás de mí y pensé que podría ser la Banda Marchante de Tian Guo. Los miembros de la banda llevaban hermosos trajes étnicos azules. Los desfiles venían de las cuatro direcciones. Se reunieron en la intersección y parecía que acababan de marchar desde todas las regiones del mundo.
Volví a ver a la dama feroz, pero esta vez pasó de estar furiosa a sorprendida y a reírse. Se reía de felicidad. Me sorprendió este cambio repentino.
Desperté de mi sueño y supe que el Maestro me estaba animando. El Maestro me ayudó a eliminar las sustancias malas. Me conmovió mucho: por muy malvada que sea una persona, bajo fuertes pensamientos rectos, esas sustancias negativas y factores malignos se desintegran y su lado bueno aflora.
Una vez leí el artículo de otro practicante que compartía su experiencia. Ese practicante estaba enviando pensamientos rectos y vio en otras dimensiones que el Maestro ya había dispuesto y colocado todos los folletos de aclaración de la verdad para los practicantes frente a sus puertas. El Maestro está esperando pacientemente que los utilicemos. ¿Qué razón tenemos todavía para no salir a aclarar la verdad? No debemos dejar que el apego a la comodidad nos impida cultivarnos con diligencia. No debemos hacer que el Maestro nos espere.
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