(Minghui.org) Actualmente, las ciudades, los distritos y las comunidades de la ciudad de Weifang, en la provincia de Shandong, exigen que se vacunen todos los residentes que reúnan los requisitos para ello.

Las personas que no deberían recibir la vacuna incluyen a quienes son alérgicos a las vacunas y/o sus ingredientes; aquellos con enfermedades agudas; los que están experimentando una exacerbación aguda de enfermedades crónicas; los que tienen fiebre; y las mujeres embarazadas.

Todas las personas consideradas aptas para la vacunación deben ser vacunadas. En un lugar, algunos ancianos de más de 80 años fueron arrastrados al lugar de vacunación y fueron inyectados a la fuerza.

Las autoridades exigen que las personas que trabajan en diversos organismos gubernamentales y otras instituciones públicas presenten sus registros de vacunación o una nota del médico para quedar exentas de la vacunación. Luego, los empleadores verifican la información con la agencia de vacunación o los propios médicos.

Al mismo tiempo, aquellos que no se hayan vacunado serán interrogados en múltiples ocasiones por las autoridades, que utilizan tácticas de "toma y daca" para intentar conseguir el objetivo de la vacunación masiva. En algunos lugares se dan incentivos, como dinero o regalos, que son muy eficaces para atraer a la gente a vacunarse. Algunos familiares se movilizaron para "persuadir" a los que se negaban a la vacunación.

Algunos lugareños dijeron que sienten que el requisito de vacunación se ha convertido en una tarea política que debe ser cumplida por todos. Algunos informaron que vieron en la calle el lema al estilo de la Revolución Cultural de "Obedecer resueltamente el llamamiento del Partido Comunista, vacunar a XX millones de personas".

Los que se han vacunado dijeron que, aunque a cada persona se le pidió que firmara una renuncia de derechos antes de recibir las vacunas, muy pocos la leyeron con atención. La renuncia establecía que las personas recibían la vacuna voluntariamente y eran conscientes de los riesgos, que pueden incluir reacciones adversas, secuelas o incluso la muerte. La renuncia también exime a la agencia de vacunación, al gobierno o a las unidades médicas o farmacéuticas de cualquier responsabilidad en caso de que los efectos secundarios de la vacuna ocurrieran.

En el caso de las practicantes de Falun Gong de Weifang, algunas personas se han negado a la vacunación, ya que están embarazadas o creen firmemente que la vacunación debe ser una elección personal que no debe ser obligatoria. Pero algunos practicantes se han visto obligados a vacunarse, después de que el gobierno los amenazara con privarlos de la vivienda o de las prestaciones de jubilación.

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