(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa en Canadá cuando tenía 23 años mientras me preparaba para obtener mi título de posgrado.

Tenía 16 años cuando mi familia se mudó a Canadá. Nos visitaron unos misioneros y fuimos a su iglesia a aprender inglés.

Aunque tuve una educación atea en China, siempre creí que Dios existía. No podía imaginar que la gran variedad de plantas y animales del mundo y el maravilloso cuerpo humano pudieran haber evolucionado solo por mutación genética y selección natural. Por no hablar de la evolución gradual de una sola célula hasta llegar a una variedad tan rica de especies en el mundo actual. Creo que miles de millones, o cientos de miles de millones, o incluso trillones de años no es tiempo suficiente para que eso ocurra.

No sabía quién era Dios. Lo que el predicador decía sobre la Biblia no respondía a mis preguntas. Pero aprendí a rezar, sobre todo pidiendo a Dios que me bendijera para que me fuera bien en los exámenes, para que las cosas fueran bien, etc. A veces le decía a Dios: "No sé quién eres, pero creo en tu existencia, y sin embargo no puedo eliminar las dudas de mi corazón. Si eres el Todopoderoso, debes ser capaz de saber mis pensamientos, así que ¿podrías responder a mis preguntas para que pueda confiar en ti de todo corazón?". No obtuve respuesta.

Más tarde, la familia de mi tío comenzó a practicar Falun Dafa y estaba muy entusiasmado. Nos enviaron la información por correo electrónico. Al principio, mi madre y yo no hicimos mucho caso. Nos visitaron para enseñarnos la práctica y empezamos a leer Zhuan Falun.

Mi madre tenía graves problemas de estómago. Tuvo hemorragias gastrointestinales en dos ocasiones, por lo que tenía miedo de comer algo por la noche. Después de practicar Falun Dafa, se sorprendió al ver que ya no le dolía el estómago y no tenía que evitar comer ciertos alimentos.

En aquella época, Falun Dafa se transmitía de persona a persona. En los últimos 20 años, Falun Dafa ha beneficiado a innumerables familias y ha cambiado la vida de muchas personas.

Yo estaba muy ocupado con mis estudios y no entendía mucho de Zhuan Falun, pero tenía la vaga sensación de que este camino de cultivación sería duro. Significaba renunciar a todo tipo de apegos en una sociedad con deseos materialistas extremadamente inculcados, atenerse a elevadas normas morales en una época de rápida decadencia de la moralidad, y no hacer lo que quisiera. Para encontrar el verdadero sentido de la vida, tendría que aprender a distinguir entre el bien y el mal en un mundo caótico.

Aunque estaba ocupado con mis estudios, leía un poco en los libros de Dafa todos los días. Intenté seguir los requisitos de Dafa y traté de hacer los ejercicios en la medida de lo posible.

Al cabo de un año, de repente me di cuenta de que la oración sincera que había pronunciado años atrás había sido respondida por Falun Dafa. En ese momento no pude contener las lágrimas: "¡Tengo un Maestro!". No tengo palabras para describir ese sentimiento de emoción y gratitud.

Mi camino para obtener el Fa no fue fácil. Lo primero que enfrenté fue la tormentosa oposición de mi padre. Mi padre no podía decirme por qué era malo Dafa, pero se oponía sin razón, a que mi madre y yo practicáramos. Había un sitio de práctica en el parque cerca de nuestro edificio, pero mi padre no nos dejaba salir a hacer los ejercicios.

Frente a la oposición irrazonable de mi padre, vi en mi madre la gran compasión y paciencia de los practicantes de Dafa. Ella nunca discutió con mi padre, por muy hirientes que fueran sus palabras o acciones. Siempre respondía con amabilidad y se esforzaba por cuidar de él y de la familia. Poco a poco, mi padre se opuso menos, y cuando salíamos a las actividades de Dafa, incluso cocinaba para nosotros.

Permanecer incomovible

En julio de 1999, la persecusión comenzó. Aunque no vivo en China, sentí la presión de la persecusión. Me sentí muy mal al ver cómo los medios de comunicación occidentales retransmitían las calumnias del PCCh sobre el Maestro y Dafa.

El Maestro nunca nos pidió un centavo. Nos enseñó a ser buenas personas en la sociedad y en nuestras familias. No empecé a practicar Falun Dafa porque estaba enfermo, pero sabía de muchas personas que habían recuperado la salud gracias a Falun Dafa. Dafa es tan hermoso y el Maestro es tan compasivo. No hay palabras para describir los beneficios que recibí de Dafa.

Sentí que tenía el deber no solo de cultivar diligentemente, sino también de hacer lo mejor posible para salvar a todos los seres conscientes de acuerdo con lo que el Maestro nos enseñó. Rodeado de las mentiras y la propaganda del malvado Partido, los que realmente sufrían eran los que llevaban a cabo la persecución.

Nunca competí

Cuando estaba estudiando mi posgrado, había un asesor de doctorado de renombre internacional que había obtenido su título en una prestigiosa universidad. Solicité ser su alumno. Me dio un montón de sus propios trabajos de investigación y me pidió que los leyera y le dijera lo que pensaba de ellos. No creí que hubiera dicho nada profundo, pero él pareció reclutarme de forma natural. Este asesor fue muy amable y se tomó muy en serio ser mi asesor.

El Maestro dijo:

“Uno debe obtener cosas naturalmente sin desear nada” (Aprendiendo el Fa, Escrituras esenciales para mayor avance).

Antes de graduarme, el director técnico de una empresa vio mi currículum y me entrevistó. Ese fue mi primer trabajo tras la graduación. Aunque la empresa estaba situada en una ciudad de habla francesa a cinco horas de casa, me llevaba bien con mis compañeros y el trabajo iba bien. Por desgracia, la empresa sufrió una crisis financiera y todos los empleados fueron despedidos.

La crisis financiera era mundial, así que era difícil encontrar trabajo. Los que solicité no respondieron o mi entrevista se perdió en un mar de entrevistados. Estaba un poco ansioso. Pero como practicante de Falun Dafa, sabía que era importante renunciar a todo tipo de apegos, tranquilizar mi mente y dejar que la naturaleza tomara su curso.

Cuando realmente hice esto, sucedió algo maravilloso. Un agente se acercó a mí y me organizó una entrevista de trabajo. Tras dos rondas de entrevistas, decidieron contratarme, aunque mi experiencia no se ajustaba a sus requisitos. Como mi experiencia no encajaba, se creó un puesto temporal para mí, y después de trabajar allí me convertí rápidamente en empleado a tiempo completo.

Muchas personas de mi edad viven bajo un estrés elevado y constante. Siempre están persiguiendo una posición más alta o más dinero y como resultado están agotados.

El Maestro dijo:

"Tú no tienes idea de cuán cansado vive él, no puede comer ni dormir bien y hasta en sueños teme sufrir pérdidas en sus intereses" (Novena Lección, Zhuan Falun).

A menudo pienso que, si más personas pudieran aprender Dafa y ver lo insignificante que es la lucha, recuperarían su salud física y mental, y sus vidas serían menos conflictivas y más pacíficas, lo que sería tan beneficioso para los individuos, las familias y la sociedad.

En Zhuan Falun, el Maestro menciona un ejemplo:

“Estos empleados y operarios, después de estudiar vuestro Falun Dafa, llegan temprano y se van tarde, trabajan respetuosa y diligentemente, hacen bien cualquier trabajo asignado por sus jefes y no se pelean más por beneficios y ventajas” (Cuarta Lección, elevar el xinxing).

Me limito a hacer mi trabajo y a trabajar bien con mis compañeros. No me guardo las cosas para mí en lo que respecta a la tecnología y trato de ayudar en todo lo que puedo. En mi grupo -y en todos los grupos con los que me relaciono- no hay rivalidad. Todos nos ayudamos a sacar adelante el proyecto.

A veces cometo errores en el trabajo. Cuando los cometo, actúo de acuerdo con los principios de Dafa de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, y nunca oculto mis errores ni eludo mi responsabilidad. También pienso en formas de compensar el daño. Aprendo de mis errores y no los repito. Una vez cometí un error en un programa. En cuanto me di cuenta, se lo comuniqué al cliente y le propuse una solución. El cliente no se enfadó.

Tratando a todos con Benevolenica

Un nuevo miembro se unió a nuestro equipo de trabajo. Era muy difícil comunicarse con esta persona y no recibía los consejos. Había recibido muchos comentarios negativos sobre él, e incluso el jefe que lo contrató en la empresa estaba descontento con él. Como su supervisor directo, tenía muchas ganas de ayudarle después de escuchar estos comentarios negativos.

En nuestro equipo, todos nos turnamos para hacer presentaciones de proyectos. Cuando le tocó a él, su presentación carecía de claridad. La gente del grupo le hizo preguntas, pero él respondió de una manera evasiva. Sopesé mis palabras y no le hice ninguna pregunta concreta para no añadir tensión a la reunión. No solo eso, sino que lo ayudé amablemente a responder a algunas preguntas. Tras la reunión, concerté una cita con él para ver cómo podía ayudarlo a mejorar.

Lo que no esperaba era que me atacara a mí, su supervisor directo que estaba a cargo de su evaluación, con palabras muy fuertes. No estaba preparado para ello. Estaba enfadado y sentía que la cabeza me ardía, pero me contuve para no decir nada más y terminé la conversación para poder calmarme.

Recordé que el Maestro nos enseñó cómo debe comportarse una persona y que nosotros debemos ser mejores que la gente común. El Maestro también nos enseñó a dar un paso atrás ante el conflicto y a comprometernos. Así que, como practicantes, debo intentar comprender a los demás, ser tolerante y amable con todos, y poner a los demás por delante de mí. Puede que esa persona no sea técnicamente competente, pero sin duda tenía sus puntos buenos. Tal vez no sabía cuáles eran esos puntos buenos, pero no podía juzgarlo por su actitud hacia mí.

No hice un acta sobre su comportamiento irracional, ni hablé con nadie al respecto. La evaluación que le hizo mi supervisor para su primer año fue en principio muy dura. Teniendo en cuenta que se trataba de su primer año y que estas calificaciones permanecerían en su expediente y tendrían un impacto en su futuro, traté de suavizar las cosas para evitar dejar una mala impresión en su expediente.

Cuando volví a trabajar con él, lo ayudé y apoyé como siempre. Al ayudarlo cuando se encontraba con un problema en su trabajo, me di cuenta de que no bastaba con darle una solución a un problema técnico, que era mejor enseñar a alguien a pescar en lugar de darle simplemente un pez. Entonces le conté paso a paso cómo consideraba la solución del problema desde una perspectiva que él pudiera entender para que pudiera resolver problemas similares por su cuenta en el futuro. Esta vez me lo agradeció mucho, y a partir de entonces su actitud se suavizó.

Conclusión

He caminado por el camino de la cultivación durante más de 20 años. Falun Dafa me ha permitido ampliar contínuamente la capacidad de mi corazón e influir en las personas que me rodean y en mi entorno con el poder de la bondad. Verdad-Benevolencia-Tolerancia me han guiado en el camino de la vida, y he estado tranquilo y abierto sin importar las tormentas y las dificultades que he encontrado.

No hay palabras para expresar mi gratitud al Maestro. 

Gracias, Maestro. 

¡Espero que más personas puedan comprender la belleza de Dafa! ¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno!

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