(Minghui.org) Dejé mi ciudad natal y he estado viviendo con mi hijo durante muchos años. No tenía muchos ahorros. El precio de un piso de dos habitaciones en mi ciudad natal es de 200.000 yuanes (31.000 dólares estadounidenses), pero no tenemos ni 50.000 yuanes (7.700 dólares estadounidenses). Si quisiera comprar uno, tendría que pedir un préstamo. Así que dudamos en comprar un piso en nuestra ciudad.

Un día mi hijo fue muy grosero conmigo, así que no quise seguir viviendo con él. Planeé volver a mi ciudad natal para comprar un piso y evitar volver a discutir con él. Llamé a mis conocidos y pude pedir un préstamo de 200.000 yuanes. El dinero estaría disponible siempre que lo necesitara, y una hermana ya me dio 25.000 yuanes en efectivo.

Era viernes, y planeaba volver a mi ciudad natal el domingo para comprar un apartamento. Pero el sábado por la mañana, cuando me levanté para hacer los ejercicios como de costumbre, no me pude levantar muy bien. No seguí intentando ponerme de pie y me volví a dormir. No pude levantarme hasta el mediodía. Dos practicantes vinieron por la tarde y enviaron pensamientos rectos conmigo. Más tarde supe que esa noche volvieron a venir y enviaron pensamientos rectos desde fuera del edificio donde vivo con mi hijo. Pero no mejoré.

Oí que mi hijo le decía a mi marido: "¿Será posible que por haber pedido dinero prestado para comprar un apartamento esté enferma?". Yo también pensaba en eso. Desde que empecé a practicar Falun Dafa, independientemente de mi estado de cultivación, nunca había dejado de hacer los ejercicios. Tenía que mirar hacia dentro: ¿Por qué querría comprar un apartamento? Tengo apegos a la reputación, a presumir y a luchar. Cuantos más apegos tenía, más pesado era mi cuerpo. Como dijo el Maestro: "En realidad, les digo a todos, materia y espíritu son lo mismo". (Primera Lección, Zhuan Falun).

Entonces decidí no comprar un apartamento, pero me preocupaba que mi familia dijera que siempre cambiaba de opinión. Sin embargo, cuando hablé con mi hijo y mi marido, ambos estuvieron de acuerdo conmigo. En mi mente agradecí al Maestro Li (el fundador de Falun Dafa) y decidí no comprarlo. Me tranquilicé y llamé a la gente para decirles que ya no necesitaba que me prestaran dinero. Devolví los 25.000 yuanes a mi hermana.

Sentí una sensación de alivio. Me senté e hice la meditación sentada. Después de terminar las señales de mano, la energía penetró repentinamente en mis brazos. Me Iluminé a que la ilusión de la enfermedad había terminado. En efecto, era como si no hubiera pasado nada; me sentía muy ligera y podía moverme muy bien.

Comprendo que si tengo yeli de enfermedad, tengo que buscar en mi interior los apegos y ponerme al día rápidamente. De este modo, no tardé en superar la tribulación. Sin embargo, si siguiera insistiendo en que estoy en lo correcto en lugar de mirar hacia adentro, independientemente de cuántos compañeros practicantes enviaran pensamientos rectos para mí, e independientemente de cuánto esfuerzo utilizara tratando de forzarme a hacer los ejercicios, no habría mucha mejora.

Todo sucede por una razón. Debemos encontrar nuestros apegos y eliminarlos para que las viejas fuerzas no tengan una excusa para perseguirnos.

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