(Minghui.org) Soy una estudiante universitaria de primer año. ¡Cómo pasa el tiempo! En un abrir y cerrar de ojos, los años han pasado y ahora tengo 19 años. Estoy muy agradecida por el cuidado compasivo del Maestro que me ha permitido mantener la bondad en mi mente a pesar del caos en la sociedad moderna. El Maestro Li Hongzhi (el fundador de Dafa) me ha dado mucho y mi gratitud va más allá de las palabras.

Experimentar milagros

Mis abuelos me criaron y comenzaron a practicar Falun Dafa antes de que yo naciera.

El compasivo Shifu me ha cuidado desde que nací. Por lo que puedo recordar, mis abuelos y yo rara vez nos enfermábamos. De vez en cuando tenía un resfriado o fiebre, pero me recuperaba rápidamente sin tomar ningún medicamento. Sorprendentemente, cuando tenía fiebre, siempre era los fines de semana. Desaparecía los días de la semana, por lo que nunca afectó mi trabajo escolar.

Al principio, lo di por sentado y no lo pensé dos veces. No fue hasta que escuché de mis compañeros de clase que duraba días efermos y empeoraba si no se trataba cuando tenían fiebre. Solo entonces me di cuenta de que mi familia y yo podíamos mantenernos saludables gracias a la protección del Maestro Li. Noté que Dafa era asombroso y estaba agradecida con Shifu desde lo más profundo de mi corazón.

Mi abuela me había enseñado a recitar los poemas de Hong Yin desde que era niña. Cuando estuve en el jardín de niños, recité estos poemas a mi maestra y a los otros estudiantes muchas veces. A todos les gustaba escucharlos y siempre decían que yo era inteligente y linda. También me gustaba cantar las canciones compuestas por los discípulos de Dafa. Mientras caminaba por la calle, siempre gritaba: “¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno!".

Sin embargo, debido a mi pereza, a medida que fui creciendo, no estudié el Fa ni hice los ejercicios. Mi abuela siempre me recordaba que no debía olvidar que Falun Dafa es bueno.

Siempre pedía protección a Shifu antes de hacer cosas importantes. No tenía mucha confianza porque no estudiaba el Fa ni hacía los ejercicios. Aun así, siempre experimenté milagros, supe que Shifu no se rindió conmigo.

Dos días antes de la prueba de comprensión de inglés durante los exámenes de ingreso a la universidad, me derrumbé. Lloré en casa porque mi inglés no era bueno. Temía que no me fuera bien en el examen. Mis abuelos dijeron: "Está bien, tenemos a Shifu y Dafa". Mi abuela dijo que sucedería un milagro si yo decía: "Falun Dafa es bueno" y "Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno". Me relajé al escuchar esto. Empecé a decir las palabras repetidamente y ya no pensé en la puntuación.

El día de la prueba no pudimos conseguir un taxi, así que me puse ansiosa. Mi abuela dijo: "¿Por qué no le pides al Maestro que te ayude?". Entonces le rogué en silencio que me ayudara. En menos de un minuto llegó un taxi.

Llegamos al centro de pruebas a tiempo. Estaba muy nerviosa y comencé a sudar durante las pruebas. Pedí ayuda a Shifu y, sorprendentemente, obtuve la máxima puntuación.

Era invierno. Todos tuvimos que dejar nuestras mochilas afuera del centro de pruebas. Estaba nevando y las mochilas de todos se mojaron, pero la mía estaba seca por dentro y por fuera. Sabía que el Maestro no me había abandonado y ya no tenía ninguna duda de que me estaba cuidando. Pensé:“He vuelto a experimentar el milagro de Dafa y la compasión de Shifu. ¡Gracias, compasivo y gran Maestro, por animarme!".

En la mañana de otro examen, no pude volver a tomar un taxi. Esta vez, recité “Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno” en mi corazón, y le pedí a Shifu que me ayudara. Sorprendentemente de nuevo, en menos de un minuto, un taxi se detuvo a mi lado y pude presentar el examen de ingreso a tiempo.

Pensé que me había ido mal en el examen, así que lloré al llegar a casa. Mi abuela dijo: “Está bien, solo debes hacer tu mejor esfuerzo y todo es como debe ser. En todo momento, debemos creer en Shifu, en Dafa y confiar en que su arreglo es lo mejor para ti”.

En ese momento, no creí lo que dijo. Pero luego pensé: “Quizás esto sea una prueba, para comprobar si realmente tengo fe en Shifu y en Dafa. Solo aquellos que realmente creen en Dafa pueden obtener su bendición”. Al final, todavía estaba firme en mi creencia y mi ansiedad disminuyó lentamente. Ya no me presioné demasiado. Comencé a seguir el curso natural, confiando que el arreglo de Shifu era el mejor.

Cuando hice el siguiente examen, al principio me entró un poco de pánico porque había algunas preguntas que no podía responder. Me rectifiqué rápidamente. Recité en silencio las palabras sagradas y le pedí al Maestro que me ayudara. En solo unos momentos, mi mente estaba clara, mi sabiduría fluía y rápidamente resolví las preguntas de las que no estaba segura al principio.

Terminé todos los exámenes siguientes mientras recitaba en silencio las nueve palabras sagradas. Como resultado, tenía la mente clara e hice bien los exámenes.

Mi puntuación fue increíblemente buena y toda mi familia estaba encantada. Fui admitida en una prestigiosa universidad.

Le dije a mi familia con entusiasmo: “Nunca pensé que podría hacerlo tan bien en los exámenes. ¡Dafa me dio esto! ¡Gracias Maestro!".

Coraje y fuerza frente a la persecución

Crecí en medio de la persecución a los practicantes de Falun Dafa. Mi abuela fue arrestada y detenida varias veces cuando yo era joven. Como era tan joven no entendí lo que le pasó a la abuela. Sin embargo, todavía recuerdo la tristeza y el dolor en el rostro de mi abuelo. También estaba muy triste porque no vi a mi abuela durante mucho tiempo.

No entendía cómo la policía podía tomar a una persona buena y amable como mi abuela. ¿No deberían los policías apuntar solo a personas malas? ¿Por qué arrestaron a gente buena? Nadie pudo responder a mis preguntas. Sabía que mi abuela era una buena persona, así que me dije que estaría a su lado y la apoyaría.

Una mañana, cuando tenía siete años, mi abuela y yo fuimos a un gran centro comercial. Ella aclaró la verdad a la gente de allí. Cuando salíamos, llegó un coche de policía. Dos policías saltaron y empezaron a arrastrar a mi abuela al coche policial, diciendo que había sido denunciada a la policía por hablar con la gente sobre Falun Dafa.

Al ver a los policías arrastrar a mi abuela, pensé: "¡No dejaré que la policía se la lleve de nuevo!". Lloré fuerte mientras sostenía sus piernas con fuerza con ambas manos. La policía me gritó ferozmente mientras arrastraba a mi abuela hacia el auto. No importa cómo me amenazaron, ¡simplemente me aferré a sus piernas y no dejé que se la llevaran!

En ese momento, sentí que era tan fuerte como Hércules. Mi abuela no cooperó con ellos. Ella gritó: “Falun Dafa me enseña a ser buena de acuerdo con Verdad-Benevolencia-Tolerancia. ¡Deberías arrestar a las personas malas en lugar de atacar a las buenas! ¿Qué hay de malo en practicar Falun Dafa?”. La policía se negó a escuchar y siguió intentando arrastrar a la abuela a su coche.

Mis llantos y los gritos de mi abuela pronto atrajeron a una multitud de personas. Cuando la policía vio que más y más gente se reunía, la soltaron, nos maldijeron enojados y se fueron.

Después de regresar a casa, mi abuela dijo: “Eres una niña muy valiente. Recuerda, que el Maestro te dio el valor y la determinación. Debemos apreciar la bendición de Shifu". Pensé en ello y me pregunté cómo podía tener tanta fuerza y valor en ese momento. Mi abuela tenía razón, debía ser el Maestro quien me estaba ayudando, y le agradecí por su bendición y protección.

Una noche, cuando tenía quince años, alguien llamó a la puerta. Tres jóvenes entraron y exigieron ver a mi abuela. Tenía un pensamiento firme en mi corazón: no permitiré que estas personas malvadas vuelvan a perseguirla.

Me paré frente a ellos, decidida a no permitirles dar un paso más. Los tres jóvenes preguntaron: "¿Quién es fulana (el nombre de mi abuela)?". Respondí sin dudarlo: "¡Soy yo!" Dijeron: “No te creemos. La persona que buscamos nació en 1952”. Les dije en voz alta: "¿Quiénes son ustedes?", esperando que mi abuela pudiera oírme en el dormitorio. Ellos respondieron: "Somos del Departamento de Policía de tal y tal".

Mi abuela escuchó nuestra conversación y se acercó tranquilamente a la puerta. La policía le pregunto:"¿Eres practicante de Falun Dafa?". Ella respondió: "Sí". Comencé a llorar y grité: "¿Qué hay de malo en practicar Falun Dafa?". Mi abuela me consoló: “No llores. Deberíamos tener libertad de creencia. No hay nada de malo en practicar Falun Dafa y ser buenas personas. Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno. No tengas miedo. La abuela estará bien".

La abuela volvió a decir con seriedad a la policía: “Mira lo que has hecho. Seguiste acosándonos repetidamente, has aterrorizado a mi nieta. Tú también tienes hijos, ¿verdad? Supongamos que esto le sucede a tu familia y a tus hijos. ¿Cómo te sentirías? Espero que no hagas estas cosas malas en el futuro". Después de escuchar esto, el policía se fue a toda prisa.

Regresando a mi camino de cultivación

Cuando era joven, era pura y sencilla. A medida que fui creciendo, no estudié el Fa. Sin la guía del Fa, y siendo influenciada por los estándares morales en declive de la sociedad, mis pensamientos se volvieron complicados.

Cuando estaba en la escuela secundaria, los maestros les lavaron el cerebro a los estudiantes repitiendo la propaganda de los medios de comunicación estatales sobre Falun Dafa. Nos presionaron para que dijéramos cosas malas sobre Dafa. Me sentí impotente cuando me vi obligada a participar en estas discusiones.

Tenía miedo de estar en el lado opuesto de mis compañeros de clase. Tenía miedo de ser discriminada, aislada y tratada de manera diferente.

Sin embargo, no pude decir nada en mi corazón contra Dafa porque sabía que Falun Dafa era recto. No supe cómo lidiar con esta situación y me sentí impotente.

Me importaba mucho lo que el mundo exterior pensaría de mí; tenía miedo de que me cuestionaran y me aislaran. Poco a poco, me fui disfrazando de "persona común".

Entonces, un incidente se convirtió en la gota que derramó el vaso. Un día, mi abuela le aclaró la verdad a una persona que resultó ser la madre de mi compañero de pupitre. Pronto, todos en mi clase supieron que mis abuelos eran practicantes de Falun Dafa. Noté el cambio de actitud de mis compañeros hacia mí. Sus palabras burlonas, miradas extrañas y el evitarme intencionalmente lastimaron mi frágil corazón. La enorme presión pareció aplastarme.

Pero una voz desde lo más profundo de mi corazón me dijo: “¡No debo ser aplastada! Falun Dafa es bueno y mis abuelos son buenas personas”. Durante algún tiempo, mi fe en Dafa y el miedo en mi corazón compitieron ferozmente.

Tenía la costumbre de llevar mi diario. Una vez escribí: “A menudo me siento confundida. No sé por qué vive la gente, por qué es infeliz y por qué tiene tantos deseos desagradables. Tengo un fuerte deseo en mi corazón: no quiero ser una mala persona. A menudo quiero ir hacia el lado bueno y ser una buena persona. Sin embargo, a veces parece que no puedo controlar mi corazón, como si utilizara todas mis fuerzas para mover un objeto muy pesado y este se quedara en su lugar.

“Intento ser una persona amable y generosa. Ahora me doy cuenta de que no basta con intentar ser una buena persona o fingir que lo soy. Debo cambiar y purificarme desde adentro y pensar en los demás. Nadie es perfecto, pero puedo convertirme en una mejor persona haciendo esfuerzos positivos por mi cuenta y manteniendo siempre la bondad en mi corazón".

El compasivo Maestro vela por mí todo el tiempo. Mientras tenía dificultades para superar mi miedo y me sentía impotente, una practicante mencionó casualmente cómo su hijo se negaba a unirse a la organización juvenil del PCCh. Parecía algo tan fácil y natural que su hijo lo hiciera. La experiencia de su hijo me inspiró a tener pensamientos rectos.

De repente me di cuenta de que mis apegos de miedo e imaginación causaban la tribulación. Yo misma magnifiqué la tribulación. En realidad, nadie quería saber qué le había pasado a mi familia y nadie me vigilaba.

Me di cuenta de que tenía que ser responsable de mí y seguir mi propio camino. Me dije que no me rendiría ni siquiera cuando me enfrentara a una gran presión en la escuela. No haría nada en contra de mi corazón.

La tribulación parecía grande porque pensé que era grande. Habiendo caído en la trampa que me tendí, tuve que encontrar la manera de salir.

Me calmé y miré hacia adentro. Sabía que necesitaba rectificarme. No importa en qué circunstancias me encuentre, debo permanecer firme en mi fe. Las personas que no conocen la verdad sobre Falun Dafa viven aturdidas. Por otro lado, me beneficié del Fa, así que nunca debería tener pensamientos o acciones irrespetuosas hacia Dafa.

Cuando pensé en esto, mi mente se abrió. Ya no me importaba cómo me trataban los demás y afrontaba la prueba con valentía y determinación.

Por ejemplo, cuando estaba en la escuela, el maestro de aula me pidió que me uniera a la Liga Juvenil del PCCh varias veces. Me negué con la mente clara.

No participé en ningún evento escolar que calumniara a Falun Dafa. En los exámenes, dejé en blanco las preguntas que difamaban a Falun Dafa. Aunque perdí puntos en esas preguntas, todavía obtuve buenas notas. Sabía que el compasivo Shifu me estaba cuidando todo el tiempo.

Falun Dafa me ha dado mucho y hay tantas cosas que quiero decir. Mi gratitud al Maestro va más allá de las palabras. Solo puedo pagarle con mis acciones.

Superaré mi pereza, haré bien el trabajo escolar y seré una buena persona siguiendo los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Viviré a la altura de la compasiva salvación del gran Maestro.

¡Gracias, compasivo Maestro!

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