(Minghui.org) Nunca pensé que acabaría siendo madre soltera.
Cuando nuestra hija tenía dos años, mi esposo se divorció de mí después de que mi padre fue arrestado por decirle a la gente lo maravilloso que es Falun Dafa, él tenía miedo de ser implicado ya que yo también practico Falun Dafa.
Preocupada por mi hija, uno de mis amigos comentó que los niños que crecen en hogares monoparentales pueden ser muy problemáticos. Yo no estaba de acuerdo.
Antes de que mi hija empezara a practicar Falun Dafa
Cuando mi hija tenía tres años, le preguntaba a menudo: "¿Te gustaría practicar Falun Dafa conmigo?". Ella siempre respondía: "Ahora no, cuando crezca". No la presioné porque pensé que tal vez era demasiado joven.
Como otras madres, la inscribí en programas de educación infantil. Mi hija era como otros niños normales: a menudo lloraba por la noche, se ponía enferma, mojaba la cama y se negaba a ir a la guardería. Mis padres y yo estábamos a menudo agotados en su cuidado.
A mi padre le preocupaba que pudiera llevar a mi hija por el camino equivocado: "Siempre hablas de diferentes teorías de educación, pero sabes que el camino correcto es guiar a tu hija para que aprenda Falun Dafa. Falun Dafa es la mejor educación de este mundo".
En ese momento no le hice caso. Pero un año más tarde ocurrió algo sorprendente que nos cambió por completo.
Cómo mi hija empezó a practicar Falun Dafa
Ocurrió cuando mi hija tenía cuatro años. Se contagió de oxiuros en la guardería. Pensé que estaría bien después de aplicar la medicina durante unos días.
Sin embargo, pasó medio mes y seguía teniendo esos “animalitos”. Un día mi madre me contó algo extraño: después de ponerle la medicina a mi hija, la revisó unos minutos después y la medicina había desaparecido. De repente me di cuenta de que podía ser el Maestro el que me estaba dando una pista de que era el momento de guiar a mi hija a la práctica de Falun Dafa.
Le susurré a mi madre lo que estaba pensando, pero mi hija me escuchó. Se emocionó mucho, saltó sobre la cama y anunció: "¡Mamá, quiero practicar Falun Dafa ahora!". No podíamos estar más contentos.
Empecé a reproducir las Conferencias del Maestro para ella. Dos días después, sus oxiuros habían desaparecido. Después de experimentar personalmente el milagro, mi hija estaba aún más emocionada.
Después de eso, escuchaba las conferencias del Maestro todas las noches antes de irse a la cama. Muchos de sus problemas desaparecieron pronto. Ya no mojaba la cama, no se resfriaba tan a menudo y no lloraba cuando iba a la guardería.
A veces tenía fiebre, pero seguía escuchando al Maestro y la fiebre solía desaparecer a la mañana siguiente. Sabía que era el Maestro quien purificaba su cuerpo. Ya era una pequeña practicante.
Reconocer los caracteres chinos sin enseñárselos
Entonces decidí leerle Zhuan Falun. Como todavía era demasiado pequeña para reconocer los caracteres, le dije que repitiera después de mí.
Al principio, era muy traviesa y a menudo corría por la habitación mientras repetía lo que yo leía. Tuve que intentar todo tipo de cosas para que se quedara sentada. A menudo tardábamos mucho tiempo en terminar un solo párrafo.
Mi madre vio lo agotada que estaba y me dijo: "Quizá sea demasiado joven. ¿Qué tal si probamos otra forma?". Pero tendrían que pasar dos años más para que mi hija fuera a la escuela a aprender caracteres chinos. No quería esperar tanto tiempo.
Por muy difícil que fuera, insistí en leer el libro con ella. Poco a poco, pudo sentarse a mi lado durante periodos de tiempo cada vez más largos. Tardamos un año en terminar de leer el Zhuan Falun por primera vez.
Para entonces, mi hija tenía cinco años. Todavía recuerdo el día en que descubrí que sabía leer. Era un día soleado y estábamos en el autobús. Estaba muy contenta y empezó a leer los carteles publicitarios del autobús. Me sorprendió mucho que conociera tantos caracteres. Nunca le había enseñado ninguno. Cuando leíamos el Zhuan Falun, ella simplemente me escuchaba y luego repetía lo que había leído.
Le pregunté: "¿Cómo conoces todos estos caracteres?". Me dijo: "No lo sé. Los caracteres me parecen muy familiares y sólo sé leer".
Entonces empezamos a leer Zhuan Falun por segunda vez. Esta vez pudo leerlo sola. Se sabía todos los caracteres del libro. Terminó el libro en un par de meses e inmediatamente empezó a leerlo de nuevo.
Un día me contó que, mientras leía, tenía una gran pantalla delante. La pantalla mostraba diferentes escenas para ayudarla a entender lo que leía.
Por ejemplo, cuando leía: "Cuando se encuentran dos personas comunes y se increpan, desenvainan sus espadas para luchar" (Novena Lección, Zhuan Falun), veía a dos hombres de la antigüedad luchando con espadas.
Cuando empezó la escuela primaria, había menos tiempo para estudiar el Fa. Le dije: "Si estás dispuesta a levantarte más temprano por la mañana, podemos estudiar como siempre". Mi madre se rio: "¿Crees que eso es posible para una niña de primer grado?". Pero mi hija respondió en voz alta: "¡Puedo hacerlo!".
Efectivamente, se levantó temprano a la mañana siguiente, el primer día de clase, para estudiar conmigo.
Tuvo que levantarse aún más temprano después de que la eligieran para guiar a sus compañeros en la lectura de la mañana. Pero pudo soportarlo. Aunque a veces no podía levantarse a tiempo, cultivó el hábito de estudiar el Fa todos los días. Mi madre dijo: "Los niños que cultivan Falun Dafa son realmente diferentes de los demás niños".
Abandonar las clases particulares
Hoy en día, en China, todos los niños se esfuerzan por asistir a las "escuelas de enseñanza extra" para no quedarse atrás.
Al principio, no inscribí a mi hija en ninguna clase extra, ya que lo más importante para ella era estudiar el Fa todos los días. De hecho, sus calificaciones siempre fueron buenas.
Pero en quinto curso, estaba muy estresada porque todos los demás niños que iban a clases particulares se aprendían el material con antelación. Sin la ayuda de un tutor externo, le resultaba difícil seguir el ritmo de esos compañeros. Por no hablar de la competencia a la hora de solicitar plaza en los mejores centros de enseñanza media.
Entonces la inscribí en muchas clases particulares, incluyendo escritura, matemáticas e inglés. Sin embargo, descubrimos que no tenía más tiempo después de la escuela para estudiar el Fa. Estaba muy cansada y, en lugar de mejorar, sus notas bajaron.
El Maestro dijo:
“De hecho, los esfuerzos individuales sí pueden cambiar pequeñas cosas de la vida humana; a unas pocas cosas menores, a través de esfuerzos personales, les pueden ocurrir algunos cambios. Pero justamente porque haces grandes esfuerzos por cambiarlas quizás obtengas yeli, de lo contrario, el asunto de producir ye no existiría, ni tampoco existiría la cuestión de hacer algo bueno o algo malo”. (Segunda Lección, Zhuan Falun)
Me di cuenta de que mi hija y yo íbamos en la dirección equivocada. Nos habíamos dejado llevar por el empuje de la lucha promovido por el sistema educativo ateo e inmoral. Empezamos a mirar hacia dentro, y sabíamos que debíamos eliminar algunos apegos. Descubrimos que sí teníamos fuertes apegos a la fama y al miedo de perder la cara.
No fue fácil eliminar estos apegos. Lo pasamos muy mal. Cuando todo el mundo se apuntaba a las diferentes clases particulares, era muy difícil no hacer lo mismo. Mi hija decía que cuanto más deseaba una buena nota, más baja era la puntuación que obtenía. Pero no nos rendimos. Nos esforzamos como auténticos practicantes y, aunque nos llevó mucho tiempo, pudimos ir eliminando nuestros apegos.
Al final, mi hija solo fue a la clase extra de matemáticas. Le dije que no era necesario que se forzara en aprender las cosas por adelantado, que simplemente con esforzarse era suficiente. Lo más importante era estudiar el Fa todos los días e intercambiar nuestros entendimientos y experiencias de cultivación.
Poco a poco, las notas de mi hija fueron mejorando. Incluso sin asistir a las clases particulares externas, sacó excelentes notas en los exámenes finales de lengua y lengua extranjera. Además, ella no creía que fuera tan importante entrar en un colegio de primera categoría. Dijo: "Mamá, creo que es mejor ir a una escuela media cercana para poder tener tiempo suficiente para estudiar la Fa y hacer los ejercicios".
Resistir la tentación de la electrónica
Hoy en día, la mayoría de los niños pasan mucho tiempo jugando con videojuegos o con el ordenador, viendo dibujos animados y transmitiendo vídeos. Mi hija era una de ellas.
Durante un tiempo, mi hija fue adicta a su smartphone y a ver dibujos animados. Como resultado, se descuidó en su cultivación. Durante ese tiempo, no solo le resultaba difícil concentrarse en los estudios, sino que también se volvía extremadamente irritable. Sólo estudiar el Fa del Maestro podía calmarla. Pero cuando jugaba, volvía a irritarse. Ella estaba agotada.
Era exactamente lo que decía el Maestro:
"Esos computadores, máquinas de juegos, generan la misma función, es el mismo principio. Tú lo dejas, pero si tú lo dejas, ¿entonces muere? Él no lo acepta: “Tú tienes que seguir viendo. ¿No quieres ver más? Bueno, no te dejo trabajar, no te dejo estudiar, hago que tú pienses que quieres jugar con esos; si no lo haces, hago que incluso juegues en tus sueños". (Fahui de Nueva York 2019)
En teoría, mi hija entendía que debía mantenerse alejada de esos aparatos electrónicos. Sin embargo, estaba rodeada de ellos y le resultaba muy difícil resistir la tentación.
Para crear un entorno mejor para ella, sólo teníamos un smartphone para toda la familia y sólo lo encendíamos cuando era necesario. Visitamos las páginas web de los practicantes de Falun Dafa y vimos programas sobre la cultura tradicional china.
También pasamos tiempo juntas haciendo manualidades. Una vez, llevó sus obras de arte a una feria en la escuela y ¡se vendieron todas! Una vez más vio que la vida puede ser maravillosa sin aparatos electrónicos.
En realidad, aunque no puede prescindir totalmente de los aparatos electrónicos, ahora tiene más autocontrol. Es la única de su clase que no juega con el ordenador. A menudo me dice: "Shifu me ayuda todo el tiempo. Cuando pasaba demasiado tiempo con los juegos de ordenador, me sentía muy incómoda y me picaba en cuerpo. Si dejaba de hacerlo enseguida y pasaba más tiempo estudiando el Fa y haciendo ejercicios, todos esos síntomas desaparecían en un par de días".
El poder de la compasión y la tolerancia
Mi hija lo pasaba mal a menudo en la escuela si la trataban mal o injustamente. Hay dos incidentes que todavía recuerdo con mucha claridad.
En segundo de primaria, ella era la que dirigía a sus compañeros para leer a primera hora de la mañana. Su compañera, que debía mantener el orden en la clase, solía llegar tarde y a menudo encontraba excusas para no hacer su trabajo. Eso significaba que mi hija tenía que hacerlo todo sola. Esto duró varios meses.
Un día, no pudo soportar más y empezó a quejarse. Le dije: "Como practicante de Falun Dafa, soportar las dificultades no es algo malo. Tal vez debamos tener más tolerancia". No obtuvo el apoyo que buscaba de mí y empezó a llorar.
Cuando se calmó, le pregunté: "Pensemos en lo que debemos hacer. ¿Denunciar a tu compañera ante sus padres o ante tu profesor?". Ella negó con la cabeza. "Entonces, ¿qué tal si vas a la escuela hasta tarde y dejas que tu compañera también haga su trabajo?". Ella se secó las lágrimas: "Eso sólo empeoraría las cosas".
Al día siguiente, salió de casa a la hora habitual. Más tarde me enteré de que la situación no mejoró hasta el final del semestre. Pero mi hija no se quejó. Sin embargo, las cosas cambiaron milagrosamente el segundo semestre. Su compañera llegaba a la escuela puntualmente todos los días y se tomaba en serio su deber. Cuando mi hija le preguntó por qué, respondió: "Es muy extraño. No sé por qué, pero quiero levantarme antes e ir a la escuela temprano".
Otro incidente que recuerdo tiene que ver con un chico de la clase de mi hija. Era un alborotador y era destreciado por todos. Normalmente, si un alumno no iba bien en la escuela, el profesor le asignaba un compañero para que le ayudara. El chico tenía muchos ayudantes, pero ninguno de ellos podía trabajar con él durante mucho tiempo. De hecho, nadie quería ayudarle.
Un día, el profesor preguntó a toda la clase si alguien se ofrecía para ser el ayudante del chico. Nadie levantó la mano. Cuando preguntó por segunda vez, mi hija levantó la mano. Sus compañeros se quedaron atónitos. Yo estaba muy orgullosa de ella.
Después de eso, mi hija no tenía tiempo libre entre clases. Mientras los demás jugaban, ella tenía que ayudar al niño con sus deberes y responder a sus preguntas. Al principio, el niño se resistía a trabajar con ella.
Hablamos sobre la mejor manera de ayudarle. Mi hija dijo que no debía gritarle como hacían otros ayudantes. Eso heriría sus sentimientos y también la haría perder la virtud. No importaba, simplemente debía ser amable con él. Así, cada vez que el chico no hacía su trabajo, mi hija se limitaba a recordarle: "Si sigues así, no podré ayudarte".
Más allá de las expectativas, la amabilidad de mi hija hizo que el chico cambiara. Empezó a tomarse el estudio en serio y se volvió muy cooperativo. Al final del semestre, fue premiado como el estudiante que más mejoró y mi hija fue reconocida como la mejor ayudante.
Mi hija experimentó realmente el poder de la compasión, no sólo para rectificarse a sí misma sino también a los demás.
A medida que mi hija crecía con los valores de Falun Dafa en su mente y corazón, veía sus problemas como pruebas y oportunidades para mejorar. Ella sigue el estándar de la Verdad-Benevolencia-Tolerancia para pasar cada prueba.
Cada semestre, prepara pequeños regalos para mostrar su agradecimiento a sus profesores. A veces está muy ocupada, ya que tiene que terminar los deberes, organizar las actividades de clase, guiar a sus compañeros en la lectura por la mañana, recoger todos los cuadernos para los profesores y ofrecerse a ayudar a sus compañeros después de las clases. No puedo dejar de preguntarme cómo una estudiante de primaria puede manejar tantas responsabilidades a la vez.
Aquella amistad que se preocupaba de que mi hija pudiera convertirse en un problema al crecer en una familia monoparental vino a visitarnos el año pasado. Lo que vio en cambio fue una niña segura de sí misma, optimista e inteligente. Admitió: "Estaba equivocada. No importa en qué tipo de familia se críe la niña. Mientras reciba una buena educación, tendrá un hermoso corazón". Sonreí y dije: "Mi hija es practicante de Falun Dafa. Falun Dafa es la mejor educación del mundo". Mi amistad no pudo estar más de acuerdo.
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