(Minghui.org) Me vi obligado a abandonar mi casa y permanecer alejado después de que el partido comunista chino (PCCh) comenzó a perseguir a Falun Dafa en julio de 1999. Me suspendieron la pensión. Mis compañeros practicantes me sugirieron que aclarara la verdad a los agentes responsables de la oficina 610, y solicitara que me restituyeran mi pensión.

Preparé y envié alrededor de 100 cartas a la oficina 610, y a otros organismos relacionados, pidiéndoles que trataran a los practicantes con amabilidad, así se asegurarían un buen futuro.

Escribí otra carta dirigida al director de la oficina 610, en la que describía dos incidentes en una ciudad cercana donde los funcionarios del gobierno persiguieron a los practicantes y luego sufrieron retribución.

Volví a mi ciudad y entregué la carta al director en persona. No la leyó en ese momento, pero hablé con él. Con la ayuda del Maestro, todo salió muy bien. Él, su esposa y sus dos invitados renunciaron al partido comunista chino (PCCh) y sus organizaciones juveniles. Incluso dijo que más tarde le comentaría todo a su hija, quien no estaba en casa en ese momento, y la ayudaría a escribir su renuncia al PCCh.

Pronto fue reemplazado por un nuevo director, y también encontré la oportunidad de hablar con él. Resulta que su madre había sido colega mía. Así que comencé hablando de ella. Luego hablé sobre Falun Dafa, y le dije lo bueno que era. Me escuchó amablemente.

Regresé a casa y le escribí una carta. Pronto me notificó que finalizaría el proceso para restablecer mi pensión y recibir mi pago atrasado. Cuando llegué a su oficina, también estaban el exdirector y el capitán de seguridad nacional. Dijeron que me darían la pensión si firmaba sus “documentos”, pero me negué a firmar.

Me pidieron que los disculpara un minuto para poder discutir el asunto. Luego le dijeron a mi hijo que me convenciera de firmar una garantía de renuncia a Falun Dafa. No cedí. Volvieron a pedirme que les excusara. Luego me dijeron que no tenía que firmar nada, que lo único que tenía que hacer era ir al departamento de seguridad social para realizar los trámites necesarios. Me restablecieron mi pensión y recibí dos años de pago atrasado.

Poco después, el subdirector de la oficina 610 enfermó y dejó de trabajar, fue reemplazado por el capitán de seguridad nacional. Otro practicante habló con él y le aclaró la verdad sobre Dafa. Él se mostró positivo con respecto a Dafa, y renunció al PCCh y sus organizaciones.

Un día, otro practicante y yo llevamos a su casa algunos materiales informativos de Dafa para hablar en profundidad con él. Nos dijo que no había detenido ni perseguido a ningún practicante desde que fue nombrado subdirector. De hecho, había protegido a los practicantes.

Una vez me lo encontré cuando salía de un restaurante. Le dije que recitara con frecuencia "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno". Gritó "Falun Dafa es bueno" tres veces.

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