(Minghui.org) Desde la antigüedad hasta el presente, siempre ha habido funcionarios de gobierno que tienen en mente los mejores intereses del pueblo, así como aquellos que abusan de su poder para obtener beneficios personales.

Durante los 22 años de persecución a Falun Gong, por ejemplo, muchos funcionarios maltrataron a practicantes inocentes alegando que la política provenía de la alta dirección de la jerarquía del partido comunista chino (PCCh). Sin embargo, al igual que las historias que se describen a continuación, sus acciones en contra de la conciencia y de los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia sobrellevan un futuro sombrío para ellos y sus familias.

Viceministro en la dinastía Qing

Yuan Mei, un erudito de la dinastía Qing, documentó la experiencia de un shi lang (viceministro) en su libro Xin Qixie (también conocido como “Zi Buyu”, o “Lo que el maestro no discutiría”).

Durante el vigésimo año (que fue 1755) del gobierno del emperador Qianlong, el emperador envió a este viceministro a inspeccionar el río Amarillo. En la víspera de Año Nuevo, el viceministro y sus subordinados llevaron linternas e inspeccionaron el lugar. Luego bebió con zhu bu (registrador) antes de regresar a su hotel. Pronto se quedó dormido y tuvo un sueño en el que veía a su difunta madre, que se escandalizaba al ver a su hijo en el inframundo. Ella lo llevó a conocer a un renombrado monje en la orilla oeste del río Amarillo, pidiéndole que por favor ayudara a su hijo a volver al mundo humano.

Al llegar al templo, el viceministro se arrodilló para saludar al monje, que simplemente lo ignoró.

"He venido a inspeccionar el río Amarillo siguiendo la orden del Emperador", dijo el viceministro, "si he cometido crímenes y merezco la muerte, ¿podría explicármelo para que no tenga ninguna queja?".

"Has matado a demasiada gente y tus días están contados. ¿Qué sentido tiene discutirlo?", respondió el monje.

"Sí he matado a mucha gente", respondió el viceministro, "pero los ejecuté de acuerdo con la ley. ¿Cómo podrían contarse como mis pecados?".

"¿Tenías realmente la ley en mente cuando manejabas esos casos? Mataste a gente simplemente para complacer a los funcionarios superiores corruptos para tu propio interés y promoción", dijo el monje.

Tomando un ruyi (cetro) de jade, el monje apuntó al corazón del viceministro. Sintiendo una ráfaga de aire frío que atravesaba sus órganos internos con un escalofrío, los latidos del viceministro aumentaron. Sudaba mucho y estaba demasiado asustado para hablar.

"Sé que me he equivocado. Pienso cambiar para mejor. ¿Está bien?", dijo después de un rato.

"No eres alguien que se arrepienta y cambie. Pero hoy no es tu final todavía. Esperemos a que todo esto se resuelva en el infierno cuando llegue el momento de tu muerte", continuó el monje. Entonces le dijo a otro monje que enviara al viceministro de vuelta.

Su difunta madre lloró: "Hijo, ya solo te quedan unos días. ¿Por qué no seguiste la ley al tratar los casos, sino que abusaste de ella para buscar el interés propio?".

Frente a su madre, el viceministro se sintió extremadamente avergonzado de sí mismo. Suspiró y se despertó del sueño. Poco después, enfermó, vomitó sangre y murió.

El viceministro había obrado mal y era demasiado tarde para arrepentirse.

Consecuencias de las malas acciones

Viaje al Oeste, una novela clásica china, tiene un poema:

Cuando uno tiene un pensamiento,

tanto el cielo como la tierra lo sabrán;

Si no hay recompensa para el bien y retribución para el mal,

el cielo no tolerará tal injusticia.

Al igual que el viceministro mencionado, los funcionarios de la sociedad moderna también son castigados por sus malas acciones. Un ejemplo fue descrito en un artículo de Minghui titulado "Lo que presencié en el infierno: historia real de un exmilitar en 2011". El autor, un militar retirado, visitó sin intención el inframundo en agosto de 2011.

"...Los siguientes torturados eran cuatro hombres que llevaban cuatro tipos de ropa de las fuerzas del orden y sombreros con el emblema nacional del PCCh. Estaban atados a un instrumento de tortura uno al lado del otro, con una barra de acero atravesando la parte inferior de la espalda de los cuatro hombres. Al lado de cada uno de ellos había de pie un torturador que no dejaba de empujar hacia adelante y tirar hacia atrás la barra de acero. Los cuatro hombres gritaban de dolor y el suelo estaba cubierto de sangre", escribió el autor.

Cuando preguntó por qué se castigaba así a estas personas, los guardias del inframundo le respondieron: "Los agentes de la ley deberían castigar a los malos y enaltecer a los buenos. Pero hicieron justo lo contrario. Se les pagaba con el dinero de los contribuyentes y, sin embargo, abusaban de la ley y trabajaban para los funcionarios corruptos y los poderosos. No distinguieron entre el bien y el mal y se desvivieron por perjudicar a las personas buenas. Violaron la ley en nombre de la aplicación de la ley y contrajeron montones de deudas de sangre. Innumerables personas buenas fueron víctimas de sus acciones. Así es como son castigados cuando llegan al infierno. Cada vez que se tira de la barra de acero o se empuja, se paga una deuda de sangre".

Debido a esta relación de "causa y efecto", algunos funcionarios del gobierno en la antigüedad hicieron todo lo posible para ayudar a la gente. Zuo Hua Zhiguo, de Wang Daoding, en la dinastía Qing, hablaba del padre de un alto funcionario. El padre trabajaba como funcionario de bajo nivel y tenía que seguir las órdenes de azotar a los infractores con una cachiporra, pero también utilizaba un truco para atenuar las heridas resultantes. "Trabajar aquí es una buena oportunidad para acumular virtud", decía también a sus compañeros, "Si no hacemos buenas acciones, sería como entrar en una montaña llena de tesoros y salir con las manos vacías".

Todas las noches empapaba la cachiporra en un cubo de orina. Esto se debía a que la orina podía ayudar a curar las heridas. Cuando se golpeaba con una cachiporra así empapada, aunque uno podía quedar malherido con sangre y moretones, no se producía pus ni supuración. De esta manera ayudo a muchas personas.

Por ayudar a la gente, él y su familia fueron bendecidos. Sus dos hijos se convirtieron más tarde en altos funcionarios.

Hundirse con el régimen totalitario

Desde que llegó al poder en 1949, el PCCh ha lanzado numerosos movimientos políticos para atacar a personas inocentes, lo que ha provocado decenas de millones de muertes no naturales. También ha gobernado el país con brutalidad, odio y mentiras, que van en contra de los principios fundamentales de Falun Dafa de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Por ello, el régimen lanzó una persecución nacional contra Falun Dafa en julio de 1999.

Muchos funcionarios del PCCh han seguido activamente la política de persecución para obtener beneficios personales y avanzar en su carrera. Aunque pueden utilizar la excusa de seguir la línea del partido para justificar su persecución de los practicantes de Falun Dafa, deberían considerar las palabras del monje antes mencionado: "¿Realmente tenías la ley en mente cuando manejabas esos casos?".

A diferencia del antiguo funcionario que siempre protegía a la gente empapando su garrote en orina, muchos funcionarios del PCCh se lanzaron  por los inocentes practicantes de Falun Dafa. Como resultado, están arriesgando su futuro y el de sus familias.

Yang Chunyue era el jefe de la oficina 610 de la ciudad de Chifeng, en Mongolia Interior. Bajo su dirección, la policía local detuvo a cientos de practicantes que seguían las enseñanzas de Falun Dafa para ser mejores ciudadanos. Al final, el hijo de Yang, de 28 años, murió en un accidente de auto en 2005, su esposa sufrió un trastorno mental con un tumor cerebral y el propio Yang murió de cáncer en abril de 2014. Quienes conocían la implicación de Yang en la persecución a Falun Dafa comentaron que probablemente se había enfrentado a las consecuencias de sus crímenes.

Esta es una de las muchas historias trágicas que les ocurrieron a los funcionarios. Al seguir ciegamente la política de persecución del PCCh, estos funcionarios causaron una tremenda miseria a los practicantes y a sus familias, así como a ellos mismos.

Otro ejemplo fue el de Yang Dongsheng, un juez adjunto del tribunal del condado de Lushan, en la provincia de Henan. Entre los 9 practicantes condenados por su creencia, al menos dos fueron tratados por Yang Dongsheng. Cuando los practicantes le pidieron que no arriesgara su propio futuro al condenar a los practicantes, Yang simplemente lo desestimó. "No me importan las leyes ni la libertad de creencia", dijo: "¡seguiré de cerca al partido y no tendré piedad con Falun Dafa!". El 14 de agosto de 2011, el vehículo en el que viajaba sufrió un espantoso accidente en el que murieron él y otros dos jueces y resultaron heridos los siete pasajeros restantes.

Es importante actuar antes de que sea demasiado tarde. E Anfu era juez en el nuevo distrito de Shenbei de la ciudad de Shenyang, provincia de Liaoning. Tras serle diagnosticado una hemorragia cerebral en febrero de 2011, fue hospitalizado y murió dos meses después a los 45 años. Según personas conocedoras, en sus últimos días, E no dejaba de pedir a sus familiares que encontraran a un practicante de Falun Dafa con el que pudiera arrepentirse. Solo en 2001, había condenado en secreto a cinco practicantes de Falun Dafa a penas de entre 3 y 8 años. Entre ellos estaba la señora Wang Min, excompañera de trabajo de E. E se arrepintió de sus malas acciones cuando vio la puerta del infierno, pero ya era demasiado tarde.

Tomar la decisión correcta

Las personas que actúan pronto para arrepentirse de sus malas acciones aún pueden salvarse. Liu es profesor en una escuela del condado de Jiayu, en la provincia de Hubei. Debido a la propaganda difamatoria del PCCh, Liu hizo comentarios contra Falun Dafa y su fundador, el Sr. Li Hongzhi. Cuando los practicantes le explicaron amablemente lo que es Falun Dafa, no los escuchó y los echó.

Una tarde de 2003, el hijo de Liu sufrió una herida en un parque infantil y no podía dejar de sangrar. El hospital local descubrió que la parte privada del niño había sido destrozada. Como la herida era demasiado grave para ser tratada en el hospital local, Liu tuvo que tomar un taxi y llevar a su hijo a un hospital más grande en la capital de la provincia, Wuhan.

En el camino, Liu recordó de repente sus palabras maldiciendo a Falun Dafa. En ese momento, se dio cuenta de que lo que los practicantes le dijeron sobre que el bien y el mal serían recompensados en consecuencia era cierto. Inmediatamente se disculpó con el Maestro Li en su corazón, y su esposa hizo lo mismo. Incluso antes de llegar a Wuhan, su hijo había dejado de sangrar. Los médicos del hospital de Wuhan dijeron que la lesión era leve y su hijo solo tomó una pastilla allí. A la mañana siguiente, su hijo pudo orinar como de costumbre.

"¡Falun Dafa es realmente extraordinario!" decía Liu a menudo después del incidente.

Esperamos sinceramente que todos y sus familias puedan tener una vida feliz y próspera. Por favor, tengan en cuenta que las acciones tienen consecuencias. Si son engañados por la propaganda del PCCh y se desvían de los valores tradicionales y dañan a los inocentes, todos se enfrentarán a las consecuencias.

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