(Minghui.org) El año 2020 fue extraordinario: fue el año en que comencé a practicar Falun Dafa. Antes de retirarme, dirigí una tienda de servicios de mensajería durante siete años. Solo en el año 2020, la tienda me proporcionó un ingreso bastante lucrativo de más de 150.000 yuanes (unos 25.000 dólares) durante la pandemia. Sin embargo, debido a problemas familiares y al rencor que le guardaba a mi hijo y a mi marido, me desanimé y acepté una buena oferta por la tienda de 500.000 yuanes.

Decidí abandonar este triste lugar e ir a otro sitio para curar mi corazón roto. Me fui a una ciudad a cientos de kilómetros de distancia donde vivían mi hermano menor y un viejo amigo.

Mi hermano comenzó a practicar Falun Dafa en 2015. Se enteró de que iba a venir y alquiló un lugar para mí. Mi amigo también me invitó a visitarlo.

Cuando llegué, me instalé rápidamente en el lugar alquilado y fui a visitar a mi amigo al día siguiente. Diez días después, el 25 de agosto de 2020, volví a mi casa de alquiler. Ese día fue el punto de inflexión en mi vida.

Preparé la cena y esperé a que mi hermano saliera del trabajo. Mientras comíamos, mi hermano me puso un vídeo. Era la sección de "Testigo del milagro de Falun Dafa" en el programa "Momentos de la vida" de NTDTV. El programa trataba de personas que recuperaban la salud después de practicar Falun Dafa. Pensé: "¿Es realmente tan mágico?".

Como mi hermano es un practicante, no pensé mal de Falun Dafa. Empecé a entender poco a poco las cosas.

Al ver que muchas personas eran perseguidas por el PCCh (partido comunista chino) por practicar Falun Dafa, siempre pensé: "Podrías simplemente dejar de practicarlo. ¿No es peligroso ir contra el PCCh? No importa lo bueno que sea Dafa, ¿merece que pierdas tu vida por él?".

Mi hermano me ponía cada día diferentes vídeos, entre ellos películas como "Coming For You", "The Way Home", vídeos sobre la difusión de Dafa, etc. Yo los veía porque no quería que mi hermano los viera solo.

Unos días después, mi hermano me mostró el libro Zhuan Falun. Pensé: "De acuerdo, lo leeré". También tenía curiosidad por ver lo increíble que es realmente Falun Dafa, y por qué tanta gente estaba dispuesta a arriesgar su vida antes que renunciar.

Leí Zhuan Falun durante el día y vi una parte de las conferencias en vídeo del Maestro por la noche. También vi los vídeos de los Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista y La Meta Final del Comunismo. Después, vi el vídeo de Exponiendo el Fa en el Fahui de Australia unas cuantas veces. Mi visión del mundo cambió drásticamente.

No creía en lo divino, y mi mente había sido profundamente adoctrinada por las mentiras del partido comunista. Siempre pensé: "¿Cómo pueden existir los dioses?".

Mi madre es cristiana; mi hermano mayor es una persona espiritual; mi hermano menor es practicante de Falun Dafa, y yo era la única atea. Fui testigo de muchas cosas sobrenaturales que le ocurrieron a mi familia, pero me negué a creerlas. Las negaba una y otra vez.

Así de terca y rígida era mi mente. No fue hasta que leí Zhuan Falun que me di cuenta de que los fo, los daos y los dioses existen. La vida de los humanos está predestinada, y el Maestro Li vino a salvar a los seres conscientes.

Seguí estudiando el Fa durante el día y viendo los vídeos de las lecciones del Maestro por la noche. Aunque no entendía mucho, sabía que quería ser una buena persona. Sentía que Verdad-Benevolencia-Tolerancia era fácil de decir, pero difícil de cumplir.

Mi hermano ha estado visitando a sus compañeros practicantes todos los fines de semana. En este fin de semana, me llevó con él para que los conociera. Sabía que, aunque había aceptado Dafa, seguía siendo difícil conseguir que practicara de verdad.

La primera parada fue un practicante cuyo nombre era Er Ge (segundo hermano mayor). Mi hermano me dijo que Er Ge solía tener problemas en los ojos. Me imaginé que Er Ge era un anciano con pelo gris, arrugas y un poco jorobado.

Pero cuando lo conocí, me sorprendió: era un hombre de mediana edad con el pelo negro y la cara brillante, que llevaba una camiseta azul. No pude distinguir nada malo en sus ojos. Parecía tener unos 50 años (de hecho, tenía más de 60).

Er Ge me dijo amablemente: "Chang Hui (mi hermano) es mi hermano, y esta es su casa". Me emocioné mucho y me sentí aliviada de que mi hermano se hiciera amigo de una persona tan agradable. Luego me dijo lo maravilloso que es Falun Dafa.

Esa noche, me mostró mi habitación, y había un retrato del Maestro. Le dije: "Tengo miedo". Me dijo: "No eres tú quien tiene miedo, es lo que hay en ti lo que tiene miedo. No te preocupes, tienes el Fashen del Maestro para protegerte".

Al principio estaba muy nerviosa, pero en algún momento me quedé dormida. Soñé con monjes llevando kasayas y estábamos en medio del inmenso cielo. Esa noche dormí muy bien. Normalmente me levantaba para ir al baño cada dos horas, pero esa noche no me levanté ni una sola vez. Por la mañana, le conté a Er Ge mi sueño. Me dijo que era una indicación del Maestro para animarme a cultivarme y tener éxito en la cultivación en el futuro.

Después del desayuno, empezaron a llegar los compañeros practicantes. Primero enviaron pensamientos rectos y luego leyeron Zhuan Falun. Cada practicante leyó un párrafo, y cuando llegó mi turno, Er Ge dijo: "Adelante, lee". Estaba muy nerviosa porque me daba mucha vergüenza leer delante de la gente, preocupada de si cometería errores. Pero, para mi sorpresa, leí todo el párrafo sin cometer ni un solo error. Ya no estaba nerviosa ni tenía miedo. De hecho, mi lectura mejoró.

Los practicantes me contaron sus experiencias de cultivación. Cada uno tenía historias conmovedoras. Muchos de ellos fueron perseguidos por el PCCh, pero ninguno renunció a Falun Dafa.

Los admiré mucho y fui testigo del milagro de Falun Dafa manifestándose en ellos: cada uno tiene ahora 60 o 70 años, pero parecen más jóvenes que su edad, y algunos parecen tener solo 50 años. Durante más de veinte años no han tomado ni una sola píldora ni han ido al hospital.

Cada una de sus historias me conmovió profundamente y me acercó un paso más a Falun Dafa.

Por la tarde, mi hermano me llevó a la casa de otro practicante que vivía en un pueblo. Nada más llegar al pueblo, me sentí decepcionada. Los caminos no estaban asfaltados y el aire olía a estiércol de vaca y cerdo. La idea de pasar la noche en un bungalow sin ducha ni retrete me dio ganas de irme.

La primera persona que visitamos fue la tía Wang, de unos 60 años. Es propietaria de varios invernaderos y se gana la vida vendiendo verduras. Los practicantes de ese pueblo eran todos mayores y no sabían usar un ordenador. Mi hermano les ayudó a arreglar los ordenadores y a aprender a usarlos. La tía Wang cuidaba de mi hermano como si fuera su propio hijo.

Le pedí a la tía Wang la contraseña del Wi-Fi para conectarme, pero no había señal, así que no pude descargar los programas de televisión que quería ver. Me olvidé de desactivar los datos móviles de mi teléfono cuando salí de casa de la tía Wang, y en solo dos horas me facturaron cien yuanes. Pensé: "Esto es una indicación del Maestro diciéndome que estoy demasiado obsesionada con ver historias de ficción".

La siguiente practicante que visitamos fue la tía Zhang, que vivía al lado de la tía Wang. La tía Zhang era una persona muy cariñosa. Tenía unos 60 años y vestía como una típica campesina. Cuando llegamos ya había varios practicantes leyendo las enseñanzas. Nos saludaron muy cordialmente y nos invitaron a sentarnos en el kang.

La habitación estaba muy ordenada y limpia, nada que ver con lo que me había imaginado. Me sentí aliviada.

Al ver el entusiasmo y el cariño de la tía Zhang, que trataba a mi hermano como si fuera su propio hijo, una cálida corriente recorrió mi cuerpo. Hoy en día, hay muy poca gente así. La gente ya no se preocupa por los demás, y solo quiere utilizar a los demás para salir adelante. Falun Dafa es tan bueno que ha creado vínculos cercanos y puros entre la gente.

Me senté en el kang. La tía Zhang me recomendó canciones compuestas por practicantes de Falun Dafa, así que le dije: "¡Por favor, ponme una!". La tía Zhang intentó ponerme la canción que tenía en mente, pero no lo consiguió. Mi hermano intentó ayudar, pero no funcionó, así que puso una canción al azar.

Cuando escuché la primera línea, me sentí triste; cuando escuché la segunda línea, no pude detener mis lágrimas; al escuchar la quinta línea, le dije a mi hermano: "Quiero practicar la cultivación". Terminé de escuchar la canción mientras lloraba.

No sé de qué trataba la letra, pero la melodía me conmocionó y despertó mi verdadero yo que había estado dormido. Más tarde supe que la canción se llamaba "Despertando del laberinto", y la letra era: "No cometas errores en esta vida, valora la oportunidad de volver a casa. Salva a todos los seres, la compasión está en todas partes".

Con esta canción, el Maestro rompió la niebla que me rodeaba y me salvó misericordiosamente para que pudiera tener la preciosa oportunidad de practicar Falun Dafa y regresar a casa.

Mi verdadero ser se despertó, y comprendí profundamente lo que el Maestro había dado a sus discípulos. Manifestado en el nivel humano, estaba triste y llorando. En ese momento, quise realmente practicar Falun Dafa. Dejé atrás el ateísmo, y tuve un sentimiento de iluminación naciente.

Más tarde, estudiamos juntos Zhuan Falun. Los practicantes se sorprendieron de lo bien que podía leer, y dije: "El Maestro me enseñó". Esa noche me quedé en casa de la tía Zhang. No me sentí nada incómoda y dormí muy bien.

Al día siguiente, fuimos a casa de un tercer practicante. Mi hermano planeaba inicialmente ayudar a la practicante Amei (alias para proteger la identidad de la practicante) con algo, pero como Amei no tenía Internet en casa, mi hermano le pidió que se reuniera con él en la casa de la tercera practicante.

Amei llegó y compartió conmigo algunas historias sobre la persecución que había sufrido. Admiré su valentía y sabiduría. La gente corriente se moriría de miedo si fuera enviada a ese tipo de lugares para ser perseguida, pero ella no tenía ningún miedo. Dijo: "Con la protección del Maestro, no tengo miedo de nada".

El día pasó muy rápido y volvimos a casa. Después de cenar, mi hermano y yo vimos otro vídeo de las conferencias del Maestro. En los días siguientes, conocí a más practicantes y escuché sus historias de cultivación, lo que me hizo darme cuenta de las maravillas de Falun Dafa y de la compasión del Maestro.

Así fue como me convertí en una practicante de Dafa. Comencé a transitar el camino para ayudar al Maestro a hacer la rectificación del Fa diligentemente. El Maestro abrió mi tercer ojo, y sé que el Maestro ha estado cuidando de mí todo el tiempo.

¡Gracias Maestro, por tu misericordiosa salvación! ¡Gracias, compañeros practicantes, por vuestra ayuda desinteresada!

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