(Minghui.org) ¡Saludos venerable Maestro! ¡Saludos compañeros practicantes!

Soy un practicante de Falun Dafa en Hong Kong y comencé a practicar Falun Dafa en 1997. A fines de 1999, cuando el partido comunista chino (PCCh) inició su persecución a Falun Gong (también llamado Falun Dafa), fui a Beijing para apelar al gobierno chino. Durante los últimos 20 años he experimentado el poder de Dafa y he sido testigo de lo extraordinario que es.

Obteniendo el Fa

Un amigo me dio en 1994 una copia de Falun Gong, la introducción a Falun Dafa. Lo leí y pensé que era genial. Entonces comencé a buscar el lugar donde pudiera aprender Dafa, pero no tuve éxito. Más tarde supe que Dafa se había difundido ampliamente en China, así que les pedí a mis amigos que asistieran a las clases de Falun Dafa. No supe de ellos durante mucho tiempo.

Esperé tres años, de 1994 a 1997. No podía esperar más. En ese momento supe que se había publicado Zhuan Falun, así que fui a una librería de Tsuen Wan en Hong Kong y vi Zhuan Falun. Solo quedaba un ejemplar, así que lo compré. También supe que había sitios de práctica en Hong Kong, finalmente encontré practicantes locales y comencé a practicar Falun Dafa.

Al principio estaba muy emocionado y también lamenté haber empezado tan tarde. Antes de eso, había probado otros tipos de qigong, pero con este me sentía diferente. Con Dafa sentí que toda mi vida fue para este Fa.

Momento inolvidable: ver al Maestro

El Maestro Li Hongzhi, el fundador de Falun Dafa, vino a Hong Kong en 1997. Tuve la suerte de escucharlo en persona, y después en la sesión de preguntas y respuestas. Incluso hice una pregunta. En ese momento, como no sabía, hice una grabación (que más tarde borré). Sin embargo, la pregunta que había planteado desapareció de la cinta.

Después de la reunión, el Maestro se sentó en el interior del auto y estaba a punto de irse. Vi que seguía mirándome y me saludó, lo que me emocionó. Ahora, pensando en retrospectiva, esa parte del recuerdo es realmente preciada.

El poder de Dafa

Trabajé en una imprenta, principalmente como conductor. El lugar estaba sucio y el trabajo en sí era arduo y peligroso. Si no hubiera practicado Dafa, no habría querido trabajar allí.

Mi empleo implicó mucho trabajo duro, incluido el transporte, la carga y la descarga de papel sin ninguna ayuda. Todos los días después del trabajo, quedaba empapado en sudor. Después de que terminaba de entregar los periódicos de aclaración de la verdad de Dafa por la mañana, iba a entregar materiales informativos para los sitios de ejercicios y de aclaración de la verdad. Por la tarde iba a recoger copias de los Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista y otros materiales de Dafa.

Una vez tuvimos que hacer un pequeño proyecto de renovación. En medio de eso, me caí de una escalera. Aterricé en una mano y me dolía mucho. No sabía si estaba rota, pero no lo tomé en serio y seguí trabajando. Poco después estaba bien.

Una noche, cuando estaba descargando mercancías, me caí de cabeza desde una plataforma de dos metros. El punto justo debajo de mi ceja golpeó una tabla y apareció un pequeño agujero tan grande como una semilla de soya. Cuando me levanté, mi mente se quedó en blanco. La persona de guardia esa noche estaba a punto de pedir ayuda de emergencia y llevarme al hospital. Le dije que no lo hiciera. Seguí recogiendo mercancías sin preocuparme por el agujero en mi cabeza. Después de unos días la herida cerró por sí sola. Al principio, había una cicatriz delgada, y luego ya no pude verla.

Dejando ir la vida y la muerte

A fines de 1999 el PCCh estaba persiguiendo a Falun Gong. Escuchamos que en la provincia de Shandong los practicantes fueron torturados hasta la muerte. Otros dos practicantes de Hong Kong y yo decidimos ir a apelar a la oficina de apelaciones de Beijing. Queríamos restaurar la reputación de Shifu y de Dafa. En ese momento estaba por debajo de los 10 grados Celsius, pero no parecía mucho más frío que Hong Kong.

Antes de irme ya había escuchado sobre cómo la policía china trataba a los practicantes y que habría unas cuantas docenas de policías en la Plaza de Tiananmen listos para arrestarnos. Aun así, decidí hablar por Dafa. Dejé ir la vida y la muerte.

La entrada a la oficina de apelaciones estaba rodeada por policías dispuestos a arrestar a los practicantes de sus regiones locales. Como éramos de Hong Kong, se nos permitió entrar, presentar nuestra apelación y decirles que Dafa estaba siendo tratado injustamente. Los miembros del personal de la oficina realmente admiraban a nuestro Maestro.

Más tarde nos llevaron de regreso a Hong Kong y nos pusieron en la lista negra. Por eso, no podemos ir al continente ni a Macao. Pero eso no puede evitar que validemos Dafa. Hemos seguido haciendo lo que se supone que debemos hacer en Hong Kong.

Gracias, Shifu y compañeros practicantes.

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