(Minghui.org) Cuando era niño, admiraba al Rey Mono (el personaje principal de "Viaje al Oeste") cuando decía: "¡Ya tengo un Maestro!". Cuando leí la historia "Ocho Deidades Cruzan el Mar", siempre pensé que sería genial si yo hubiera nacido en esa época y pudiera tener un Maestro.

Después de que empecé a practicar Falun Dafa en 1998, me sentí muy afortunado de haberlo encontrado finalmente al Maestro Li (fundador de la práctica).

Hoy, tengo 72 años y vivo en la ciudad de Jinzhou, provincia de Liaoning. Recuerdo mis más de 20 años de cultivación. Sin el Maestro Li, no habría podido sobrevivir. Pasé tres pruebas mortales gracias a mi fe en el Maestro y en el Fa, y con la ayuda de los compañeros practicantes.

La curiosidad causó una interferencia maligna

En 2015, trabajé en una obra que antes era un cementerio. Un día de mayo, por curiosidad, fui a un edificio abandonado para ver su estructura. Estaba construido en una colina. Al volver, me entró mucho sueño mientras montaba en mi bicicleta eléctrica.

De repente, vi un enorme pilar negro en medio de la carretera. Para evitarlo, hice un giro brusco y me caí a la carretera con la bicicleta. La luz de la bicicleta se apagó y perdí el conocimiento. No sé cómo volví a casa; solo recuerdo haber pensado: "Maestro, por favor, ayúdame". Al llegar a casa, no sabía cómo bajarme de la bicicleta. Mi mujer me vio y se asombró: "¿Cómo te has caído tan mal que estás sangrando por todas partes?".

Mi sobrino me metió en un auto, pues quería llevarme al hospital. Le dije que era inútil, que no saldría del vehículo, aunque llegáramos al hospital.

Estudiando el Fa y haciendo los ejercicios, sobreviví. Todos mis parientes dijeron: "Dafa es sobrenatural. Lo hemos presenciado". Intentaba entender por qué veía aquel pilar negro y pensaba que era una interferencia maligna causada por mi curiosidad.

Síntomas de trombosis cerebral por apego al beneficio

El director de la obra me llamó seis días después para pedirme que volviera al trabajo. Debido a mi apego a los beneficios, temía que el director contratara a otra persona y yo perdiera el trabajo. Así que volví al trabajo.

Cuarenta días después, me golpeé la cabeza contra la pared al levantarme de la cama. Mi mujer no me dejó ir a trabajar. Le dije que iría a casa de un compañero para estudiar el Fa. Mi mujer no me permitía ir en bicicleta. Le dije que usaría como un bastón. Cuando llegué al final del pueblo, fui a subirme a la bicicleta pero me caí. Mi mujer estaba preocupada por mí, así que me siguió y me llevó a casa. Al llegar a casa, me desmayé.

Cuando me desperté, mi mujer me dijo que había perdido el conocimiento durante 27 días. Tenía los síntomas de una trombosis cerebral. Cuando cerré los ojos, vi un ojo que me miraba como un lobo. Más de 10 practicantes vinieron a enviarme pensamientos rectos cada día.

Empecé a hacer los ejercicios apoyándome en una pared. Mi hermano menor y otros practicantes vinieron a acompañarme. Mientras estudiábamos el Fa, un practicante leía una frase y yo la repetía. Cuando mi mente no estaba clara, mi hermano utilizaba una escoba para golpear mi tobillo. Otros practicantes dijeron: "No le pegues, acumularás yeli". Pero mi hermano quería que me recuperara lo antes posible. Así que cuando mi mente no estaba clara, me golpeaba los pies.

Mis familiares vinieron a visitarme, pero no reconocí a ninguno de ellos. No podía cuidarme y tenía que usar pañales. Un pariente que vino a verme me pidió que fuera al hospital, pero me negué a hacerlo. Me dijo: "Si te recuperas de esto, me arrastraré por nuestro pueblo tres veces seguidas".

Durante ese tiempo, mi tío vino a visitarme y me preguntó si podía recuperarme de esto. Uno de mis compañeros respondió: "Sí". Mi tío me preguntó cuándo me recuperaría. Le dije: "No importa cuándo será, es porque no lo he hecho bien. Dafa siempre es bueno". Quería utilizar mi propia experiencia para validar el Fa. Con este pensamiento, con la ayuda de los compañeros practicantes y fortalecido por el Maestro, me recuperé un mes después.

Mis vecinos me dijeron: "En aquel momento, parecías un muerto. No fuiste al hospital ni tomaste ninguna medicación. Es un milagro que te hayas recuperado". Mi propia experiencia es un milagro en nuestro pueblo.

Sobrevivir al dolor extremo

A finales de 2015, sentí un dolor extremo en el estómago, como si alguien me estuviera estirando los intestinos. Cada día era largo y doloroso.

Durante ese tiempo, uno de mis hermanos vino a verme y le dijo a mi mujer: "¿Por qué no te preparas con antelación ya que está tan enfermo?". Se refería a que mi mujer debía prepararse para mi funeral.

Pensé: "Pasé dos pruebas con éxito. Esta vez es para probar si puedo pasar la prueba del dolor. Sí, seguro que puedo". No se me ocurrió ir a un hospital y dejé de lado por completo mi apego a la vida y a la muerte. Al creer completamente en el Maestro, me recuperé 20 días después.

A través de estas tres pruebas mortales, me iluminé a que el Maestro es grande y Dafa es grande.

El Maestro dijo:

"Si con solo salvar a uno hay que salvar a tantos más, entonces, ¿quién disuelve este yeli? ¿Cómo atraviesa él esta tribulación? ¿Qué se puede hacer para que esas viejas fuerzas se aprovechen menos de las brechas? ¿Qué se tiene que hacer para que las multitudes de seres de diferentes capas del universo, bajo los viejos principios y conceptos, estén convencidas? ¿Cómo hacer para que esas vidas que son sacudidas mantengan el corazón en equilibrio y te permitan pasar? Esto es simplemente muy difícil" (20 años enseñando el Fa, Colección de Enseñanzas del Fa, Vol. XI).

"Si tu pensamiento recto es suficiente y alguien se atreve a hacer algo, entonces estamos fundamentados, y Shifu puede resolverlo todo. Pero si tú mismo no puedes actuar rectamente, entonces, ¿cómo hace Shifu? Dices que lo que haces es incorrecto y que Shifu lo limpia, ¿cómo puede ser esto posible? Si no lo has hecho bien, y cuando tienes una tribulación demoniaca, se la elimina, entonces, ¿a quién estamos salvando aún? Eso no va" (20 años enseñando el Fa, Colección de Enseñanzas del Fa, Vol. XI).

Creo firmemente en lo que dijo el Maestro:

"Si te cultivas, me ocupo de ti" (Exponiendo el Fa en el Fahui de Suiza).

Soportaré todo lo que el Maestro disponga para mí y negaré completamente el arreglo de las viejas fuerzas. Solo sigo el camino que el Maestro dispone.

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