(Minghui.org) ¡Saludos Maestro! ¡Saludos a los compañeros practicantes!

Soy un practicante de Falun Dafa en Hong Kong. Para mi gran alegría conocí al Maestro Li (fundador de Falun Dafa) en persona el 13 de julio de 1996. En los 25 años que siguieron, el Maestro veló por mí en todo momento. Cada vez que pienso en la cadena de acontecimientos que me llevaron a la práctica, me siento extremadamente agradecido.

Nací en China. Mi padre fue enviado injustamente a la cárcel cuando yo tenía dos años. Falleció dos días después de ser liberado. Incapaz de soportar el golpe, mi madre se fue de casa a Shanghái. Me crió mi abuela paterna y más tarde nos trasladamos a Hong Kong cuando tenía diez años.

Sin el amor de ninguno de mis padres, me sentí solo y sin esperanza. De adolescente buscaba el camino, es decir, el propósito de la vida. Leí libros sobre budismo, taoísmo y tantrismo. Estudié el hinduismo y probé diferentes tipos de qigong. No fue hasta que me convertí en practicante de Falun Dafa que me di cuenta de que aprender de diferentes escuelas era un error. Solo se debe practicar una vía de cultivación.

En mi juventud, me gustaba meditar en las montañas. Me sentaba durante horas y no me importaba el sol abrasador. Supe que en una vida pasada fui un viejo monje con una larga barba y que vivía en un profundo bosque. Decidí convertirme en monje, pero cuando mi familia se enteró lo impidió inmediatamente.

No fue hasta que empecé a practicar Falun Dafa que me di cuenta de que si no hubiera pasado por tantas dificultades cuando era un niño, quizás no atesoraría Dafa tanto como lo hago ahora.

De niño, a menudo fui agraviado, golpeado e intimidado. Aunque practicaba artes marciales, mis manos se debilitaban cuando golpeaba a otros. Más tarde me di cuenta de que el Maestro ya velaba por mí, tal vez incluso antes de que yo naciera.

Un encuentro predestinado

En 1992, vi una foto del Maestro en una revista de qigong. Estaba haciendo los ejercicios de Falun Dafa en Guizhou. Sentí curiosidad, pero no traté de averiguar más sobre Dafa.

Un día, al pasar por un parque local, me di cuenta de que había gente haciendo los ejercicios en una glorieta. No me detuve a observar.

La segunda vez que pasé por el mismo lugar, empezó a llover y me metí bajo la glorieta para refugiarme. El mismo grupo de personas estaba leyendo un libro en voz alta. Escuché pero no supe qué estaban leyendo. Cuando terminaron, uno de ellos me dio un ejemplar de Zhuan Falun y me pidió mi número de teléfono. Normalmente, no daría mi número de teléfono a un desconocido. Sin embargo, le di mi información de contacto sin dudarlo. Ese día debía estar predestinado. Tuve la suerte de conocer al Maestro en persona gracias a este encuentro.

Un día de 1996, la practicante a la que di mi número de teléfono me llamó. Me invitó a venir a escuchar las enseñanzas del Maestro esa noche.

"Tengo que trabajar esta noche; no puedo ir", le dije.

"Ven aunque tengas que faltar al trabajo. Mucha gente quiere conocer al Maestro pero no tiene la oportunidad".

Asi que fui a la enseñanza del Fa del Maestro esa noche. Fue la primera vez que vi al Maestro en persona. Inexplicablemente me sentí tan conmovido que quise llorar; me sentí extremadamente cerca de él. Ese día me convertí en un practicante de Falun Dafa.

La segunda vez que escuché al Maestro enseñar en persona fue en 1997. Llevaba un año practicando y las palabras del Maestro me iluminaron bastante.

Estaba hablando por teléfono con otro practicante, cuando vi al Maestro salir del ascensor. Puse las palmas de las manos juntas frente a mi pecho en la posición heshi (una señal de respeto). El Maestro hizo lo mismo conmigo. En ese momento, me envolvió la enorme compasión del Maestro. La sensación es imposible de describir con palabras.

Pude sentarme tranquilamente y estudiar dos Lecciones de Zhuan Falun de una sola vez. Como a menudo trabajaba por la noche, tenía tiempo durante el día para estudiar el Fa. Hice lo que el Maestro nos dijo que hiciéramos: estudiar el Fa, hacer los ejercicios y mejorar mi xinxing. Pronto alcancé el estado de Circulación Celestial Falun, tal como lo describió el Maestro. A veces sentía que la energía rebotaba en mi cuerpo. En aquel momento, los otros practicantes y yo no sabíamos qué era. No fue hasta más tarde que aprendí que era causado por el flujo de energía a través de mi canal central.

La cultivación me ayudó a encontrar el propósito de mi vida. No puedo imaginar cómo sería mi vida si no practicara Falun Dafa. El Maestro me dio todo. Por eso lloro cada vez que me encuentro con el Maestro, ya que mi aprecio por su compasión va más allá de las palabras.

(2021 Artículo de intercambio de experiencias de cultivación en sitios de práctica de Hong Kong)

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