(Minghui.org) Durante un foro organizado por la Coalición Internacional para Acabar con los Abusos en los Trasplantes en China (ETAC por sus siglas en inglés) el 24 de febrero, la profesora de ética clínica Wendy Rogers habló sobre las obligaciones morales de los profesionales de la medicina para unir fuerzas y acabar con la sustracción forzada de órganos.

Wendy Rogers intervino en un foro organizado por la Coalición Internacional para Acabar con los Abusos en los Trasplantes en China (ETAC) el 24 de febrero de 2021.

Rogers es profesora en la Universidad Macquarie de Australia. En 2019, fue mencionada en Nature´10 (Una lista de diez personas que se destacaron en la ciencia en ese año).

"Durante dos décadas, la controversia ha girado en torno al origen de algunos hígados, corazones y riñones utilizados para trasplantes de órganos en China", publicó en la revista científica Nature’s 10, "Wendy Rogers, bioética de la Universidad Macquarie de Sídney (Australia), encontró una nueva forma de indagar en la cuestión: examinar las publicaciones de investigación de los médicos chinos especializados en trasplantes. La investigación de su equipo, publicada en febrero (W. Rogers et al. BMJ Open 9, e024473; 2019), desencadenó que más de dos docenas de informes sobre trasplantes, fueran retirados después de que los médicos no pudieran demostrar que los donantes dieron su consentimiento".

"Si piensas en lo que realmente está ocurriendo, es insoportable", cita Rogers en el artículo.

El PCCh es el principal responsable

En el foro de la ETAC, Rogers dijo que el partido comunista chino (PCCh) es el principal responsable de la sustracción forzada de órganos, ya que su represión contra los grupos vulnerables permitió que se produjeran los trasplantes de órganos a gran escala. Sin embargo, no basta con hablar del delito, sino que hay que instar al PCCh para que actúe y ponga fin a este crimen.

Rogers coincidió con el punto de vista de Sir Geoffrey Nice QC de que las víctimas de la sustracción de órganos son seres humanos como nosotros. Al igual que todos los demás, tienen sus derechos básicos y necesitan nuestra ayuda cuando sus derechos son violados. Como seres humanos, estamos obligados a responder a su petición de ayuda.

Organizaciones profesionales y particulares

Hay dos requisitos previos para que las organizaciones de profesionales y los particulares tomen medidas para hacer frente a delitos como la sustracción forzada de órganos, explicó Rogers. Los prerrequisitos son el conocimiento y el poder. El primero se refiere a la toma de conciencia de la sustracción forzada de órganos y el segundo a la autoridad de estos profesionales para actuar contra el delito. Afortunadamente, ambos se cumplen ya.

En primer lugar, las organizaciones profesionales y los particulares no deberían seguir ignorando esta grave violación de los derechos humanos. Se trata de un grave problema ético de gran visibilidad. El Tribunal de China que presidió Sir Nice, por ejemplo, ha realizado una investigación independiente y exhaustiva y ha confirmado la existencia de la sustracción forzada de órganos en China. Su sentencia se ha difundido ampliamente y se ha informado de ella. Los profesionales involucrados en los trasplantes de órganos no pueden alegar que no son conscientes de este problema.

En segundo lugar, las organizaciones profesionales y las personas podrían exigir responsabilidades a esos violadores de los derechos humanos. Esto no significa que ellos -o cualquier otra persona- tengan el poder de obligar al PCCh a hacer algo. Más bien, cuando las organizaciones profesionales y las personas trabajan conjuntamente, pueden ejercer una enorme presión sobre China. La gente de todo el mundo puede unirse para decirle al PCCh que la sustracción de órganos no se tolera en ningún lugar del mundo.

Enfoques múltiples

Hay una serie de medidas que pueden tomarse para detener este crimen, explicó Rogers. Los profesionales en trasplantes de órganos pueden solicitar a las asociaciones profesionales que institucionalicen y apliquen políticas hacia China. Por su relación con el delito, se podría prohibir a los profesionales de la medicina de China el acceso a estas asociaciones o la asistencia a conferencias. Estas asociaciones también podrían disuadir a sus miembros de ir a China para cualquier actividad relacionada con los trasplantes de órganos.

Sin estas acciones, si las asociaciones continúan con los programas educativos y de investigación con China, se estaría enviando un mensaje de que las personas involucradas en los trasplantes de órganos no tendrían que rendir cuentas. Por lo tanto, estas colaboraciones e interacciones con China deberían detenerse.

Otras medidas que pueden tomar los profesionales dedicados a los trasplantes de órganos son informar a los pacientes de trasplantes de órganos del peligro que supone utilizar órganos obtenidos de presos de conciencia en China. Además, los profesionales médicos podrían abogar para que sus gobiernos aprueben y apliquen legislaciones como el "Convenio del Consejo de Europa contra el tráfico de órganos humanos".

Además de concienciar al público en general, las asociaciones profesionales y sus miembros suelen tener muchas conexiones que podrían utilizarse para auditar la investigación y la formación relacionadas con China. Las revistas de trasplantes de órganos podrían prohibir las publicaciones de los investigadores chinos o excluirlos de los consejos de redacción. Se puede aclarar a los lectores por qué se toman esas medidas.

Empezando por las organizaciones profesionales de trasplantes de órganos y los particulares, más personas podrían oponerse a este crimen de la sustracción de órganos y exigir responsabilidades a los implicados.

El foro del 24 de febrero contó con participantes de 117 organizaciones de 25 países de 10 zonas horarias. También asistieron 12 universidades, 7 medios de comunicación y más de 40 funcionarios públicos

"El cambio de Rogers de académica a activista comenzó en una conferencia de 2015 en la que se proyectó el documental, Hard to Believe, en el que se hablaba de las donaciones forzadas de órganos de presos políticos. Rogers había estudiado el sistema de trasplantes de Australia, y quedó impactada por lo que estaba ocurriendo en China", escribió el citado artículo de Nature. "En 2016, se convirtió en la presidenta no remunerada del Comité Asesor Internacional de la Coalición Internacional para Acabar con el Abuso de Trasplantes en China (ETAC), un grupo de defensa sin ánimo de lucro de Sídney.

Siguiendo una pista anónima, Rogers investigó un artículo de 2016 en Liver International, en el que encontró que faltaba la documentación de los donantes; el artículo fue retirado en 2017. Posteriormente, se retiraron más artículos debido al uso de datos poco claros al citar el origen de la fuente de órganos.

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