(Minghui.org) Soy una practicante de Falun Dafa y vivo en el campo en China. En 2019, fui a visitar a un pariente en la ciudad de Harbin tres veces. Le diagnosticaron un cáncer terminal: su situación era desesperada y aguardaba la muerte. Después de que le hablé de Falun Dafa y de por qué millones de personas lo practican, se dio cuenta de que la práctica espiritual era buena y ganó una nueva oportunidad de vida.
Fuimos compañeros de clase en el instituto, pero él se mudó a Harbin hace 40 años. Tuvimos vidas separadas y perdimos el contacto. Lo visité cuando su padre falleció y su madre estaba gravemente enferma. Cuando éramos estudiantes era dominante y tenía sus propias ideas. Desobedecía a los profesores y lo consideraban un "alumno problemático". Mi impresión de él era que se sentía superior y miraba a los demás con desprecio. Me despreció aún más cuando fui perseguida por practicar Falun Dafa.
No lo vi durante años hasta que asistí a la boda de su hija. En ese momento no sabía que tenía un cáncer de estómago avanzado. Nos dijeron de antemano que no preguntáramos por su enfermedad. Tenía un aspecto demacrado y su mujer parecía agotada. Pensé: "Sería estupendo poder hablar con él". Siempre fue testarudo y le costaba aceptar nuevas ideas, así que dudé en acercarme a él. Como estaban ocupados entreteniendo a los invitados y yo tenía que tomar un autobús, me fui con cierto pesar pensando que ya encontraría una oportunidad para visitarlo más adelante.
Cuando regresé, varios meses después, mi pariente estaba ingresado en el hospital número 4 de Harbin. Pensé que esta vez debía hablarle de Falun Dafa. Le pedí al Maestro Li (el fundador de Dafa) que me ayudara a mantener la calma y a decir las cosas correctas. Me mostraron un vídeo de su estómago y había un montón de cosas podridas dentro. Los médicos le prohibieron comer todo por miedo a causar más daños. Solo podía beber un poco de comida líquida. Su hermano mayor me dijo desesperado: "Su situación es desesperante. No podemos soportar decirle la verdad. Tiene un tumor en el hígado y los médicos quieren extraerle el pus".
Un resultado positivo para una situación desesperada
Después de conocer lo grave que era su situación, decidí dejar de lado mi miedo y aclararle la verdad. Su aspecto era muy diferente: estaba muy frágil e indefenso tumbado en la cama. Su tez era amarilla y apenas podía hablar. Empecé a charlar sobre mi situación y luego le conté las enfermedades que padecía antes de practicar Falun Dafa. Le conté cómo me recuperé gracias a la práctica, así como la tortura que sufrí cuando estuve en un campo de trabajo. Expuse las mentiras difundidas por el PCCh para demonizar la práctica y cómo esa calumnia se extendió por todo el mundo.
Me escuchó con atención. Cuando le dije que millones de personas renunciaron al PCCh, aceptó con gusto renunciar a su afiliación. También le dije que recordara y dijera: "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno". Aceptó sinceramente. Incluso le dijo a un primo: "La hermana vino a indicarme la dirección correcta". Sabía que esto provenía de su lado sabio, que anhelaba aprender la verdad.
Salí a pedir un taxi, pero me pidieron que esperara. Cuando intenté volver a entrar en el hospital, me dijeron que ya había pasado el horario de visitas. Entonces me di cuenta de que el hospital tenía un horario fijo para las visitas. Desde que llegué a la ciudad, pasadas las 4 de la mañana, llegué al hospital a las 7:30 y vi a mi pariente, todo se organizó perfectamente y no perdí ni un momento. Sabía que todo había sido arreglado por el Maestro. Sentí la bendición del Maestro y el poder de Dafa durante todo el proceso de aclarar la verdad a mi pariente.
Diez días después, su esposa me llamó por teléfono. Me dijo: "Ya está mucho mejor y salió del hospital. Puede comer dos o tres tazones de avena a la vez y levantarse y caminar. Me pidió que le diera las gracias". Charlamos un rato. Me di cuenta de que estaba contenta. Estaba muy conmovida. Recordé cómo todos lloraban a espaldas de mi pariente. Se sentían desesperados y sin esperanza. Su mujer sufría mucho, pero tenía que actuar como si todo estuviera bien delante de su marido. Estaba inmensamente agradecida con el Maestro.
En mi tercer viaje a Harbin, llevé las cintas de las conferencias del Maestro y la música de los ejercicios. También le di varios vídeos explicando los hechos de Dafa. Mi pariente tenía un aspecto completamente diferente al de la última vez que lo vi en el hospital. Parecía estar muy animado y su voz era clara y fuerte.
Me dijo que recitar "Falun Dafa es bueno" funcionó. El Maestro le salvó la vida. Estaba encantado de recibir las conferencias grabadas y los vídeos que le llevé. Charlamos sobre la práctica de cultivación y aceptó todo lo que le dije.
Me llamó por teléfono dos semanas después y me dijo que no le había enseñado los movimientos de los ejercicios. Me alegré y me preocupé al mismo tiempo. Le pedí que pasara más tiempo leyendo las enseñanzas y que lo visitaría cuando se sintiera mejor. Dijo que quería visitarme. Supe que había comprendido realmente la verdad después de escuchar las conferencias del Maestro y ver los vídeos que le di.
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