(Minghui.org)
¡Saludos, Maestro! ¡Saludos, compañeros practicantes!
Habiendo practicado Falun Dafa durante 22 años, he experimentado la inmensa compasión del Maestro Li (el fundador de Falun Dafa) al salvarme, animarme y protegerme en mi camino de cultivación.
Mi gratitud hacia el Maestro está más allá de las palabras y sé que nunca podré pagar su compasión. Solo puedo hacer bien lo que se requiere de un discípulo de Dafa.
Desde que el Partido Comunista Chino (PCCh) comenzó a perseguir a Falun Dafa en julio de 1999, he trabajado duro para que la gente sepa lo horrible que es realmente el PCCh y cómo ha mentido y difamado la práctica.
Distribuyendo materiales
No había pasado ni un año desde que comencé a practicar Falun Dafa, cuando el entonces líder del PCCh, Jiang Zemin, lanzó una campaña a nivel nacional para acabar con ella en julio de 1999. Otros practicantes y yo distribuimos materiales informativos para explicar qué es la práctica y por qué la persecución es ilegal.
Aparte de las pancartas y los amuletos, todos los demás materiales de aclaración de la verdad los hacía yo. Normalmente los preparaba por la noche y los distribuía cerca de mi lugar de trabajo al mediodía del día siguiente. A veces, iba a otra zona para distribuirlos después del trabajo en lugar de volver a casa inmediatamente. Los fines de semana, tomaba el autobús para ir a zonas un poco más alejadas para distribuir los materiales. Solo tenía un pensamiento: distribuir más materiales para ayudar a más personas a conocer la verdad sobre Falun Dafa y no ser engañados por las mentiras del PCCh sobre la práctica.
Aunque mi marido no es practicante, apoya mi creencia y a menudo me llevaba a lugares más alejados para distribuir materiales. Después de haber recorrido todos los rincones de nuestra ciudad, nos trasladábamos a otros pueblos y ciudades. Si un lugar estaba demasiado lejos, incluso nos quedábamos en un hotel durante la noche y volvíamos a casa al día siguiente. Hicimos esto durante más de 10 años y las cosas marcharon bien.
Aunque fue mucho trabajo durante la severa persecución, aquellos fueron años muy memorables para mí. También pude sentir la ayuda compasiva del Maestro. Por ejemplo, a veces oíamos avisos sobre atascos de tráfico, pero cuando llegábamos, el tráfico avanzaba sin problemas. Mi marido llegó a preguntar si las emisoras de radio nos habían informado mal. "No, no lo hicieron", respondía yo. "El Maestro nos está ayudando". Después de que esta situación se repitiera muchas veces, mi marido creyó lo que yo decía.
Por razones de seguridad, a menudo tomábamos carreteras secundarias. Cuando pedíamos indicaciones a los habitantes de la zona, les daba materiales o DVD. Una vez, cuando estaba distribuyendo materiales en un pueblo, una mujer me dijo: "Acabo de ver el DVD que me diste, ¡es genial!". Resultó que le había dado materiales un poco antes cuando le pedí indicaciones a la entrada del pueblo.
A menudo, después de salir de un pueblo por una carretera secundaria, nos sorprendía ver que la carretera secundaria estaba conectada con la principal, que en poco tiempo conectaba con la autopista. Era milagroso. A veces todavía era temprano y, al salir de un pueblo, podíamos ver la hermosa puesta de sol a través de los campos abiertos. Era un espectáculo magnífico y le agradecía la ayuda al Maestro durante el camino.
Validando el Fa en el trabajo
Cuando comenzó la persecución, solo había practicado durante unos meses y no sabía qué hacer. Sin embargo, después de leer los libros de Falun Dafa, me di cuenta de la grandeza de Dafa y decidí que seguiría practicando abiertamente y con dignidad, sin importar lo que sucediera. Con este pensamiento, sentí una enorme energía, que sabía provenía del Maestro. En mi mente aparecieron fuertes pensamientos rectos y estaba decidida a validar el Fa bajo cualquier circunstancia. Llegué a ver que, como discípula de Dafa, mi misión era validar la rectitud de Dafa sin importar dónde estuviera.
Sin embargo, la presión era tremenda. A veces mis compañeros de trabajo me miraban de forma extraña o hacían comentarios casuales que herían mis sentimientos. Incluso me aislaban. Una vez hubo mucho trabajo y todos, menos yo, tuvieron que hacer horas extras. Normalmente me habría alegrado de no tener que hacer horas extras, pero ese incidente me hizo sentir especialmente aislada.
El lunes siguiente, cuando volví al trabajo, la gente actuaba como si yo no existiera y hablaba de las cosas divertidas que habían sucedido mientras hacía horas extras durante el fin de semana. Pensé que esto no era simplemente ignorarme, que era más bien un intento de destruir mi fuerza de voluntad. Mirando hacia atrás, me doy cuenta de que mis compañeros probablemente no actuaron así a propósito, pero en aquel momento me sentí muy dolida, ya que todavía no tenía un entendimiento muy profundo del Fa. Recuerdo que no quise ir a trabajar durante un tiempo.
A pesar de las dificultades, afortunadamente tuve presente las enseñanzas del Maestro y me esforcé por permanecer impasible. Estudiaba el Fa antes de ir al trabajo para fortalecer mis pensamientos rectos. Cuando leí "Elevar el xinxing" en la Cuarta Lección de Zhuan Falun, me di cuenta de que tenía que tratar lo que ocurría en el trabajo como oportunidades para mejorarme y mostrar a los demás lo que es realmente Dafa.
Después de eso, miré hacia adentro incondicionalmente para ver qué apegos tenía todavía. En cuanto identificaba un apego, me esforzaba por abandonarlo.
Era diligente con mis tareas en el trabajo, y siempre que no estaba ocupada, me ponía los auriculares y escuchaba las conferencias de audio del Maestro. A medida que dejaba de lado mis nociones humanas, las cosas se volvían más sencillas de manejar. Me di cuenta de que todo lo que encontraba estaba arreglado para mi cultivación.
La situación también comenzó a cambiar. Mi jefe y la dirección de la empresa confiaron en mí y reconocieron mi rendimiento laboral. Al cabo de varios meses, mi salario se duplicó y me ascendieron como encargada de un equipo. Esto es justo lo que el Maestro había dicho: "La cultivación depende de uno mismo, el gong depende del shifu" (Primera Lección, Zhuan Falun).
Más tarde comencé a hablar con mis compañeros de trabajo sobre Falun Dafa. "Si dices que eres practicante de Falun Dafa, sé que esta práctica debe ser buena", dijo uno de ellos. Me sentí muy conmovida, como si estuviera rodeada de una fuerte energía. Sabía que el Maestro me estaba animando de esta manera.
Una vez, otro compañero de trabajo dijo: "Eres diferente de lo que dice la televisión [sobre los practicantes de Falun Dafa]".
"Sabes, todas esas son mentiras que engañan a la gente", respondí. También me di cuenta de que nuestras propias palabras y acciones son la mejor manera de mostrar lo que es Falun Dafa.
Validando el Fa en casa
Aunque mi marido no estaba en contra de mi práctica, fue engañado por la propaganda difamatoria en los primeros días de la persecución. "Si ni siquiera puedo ayudar a mi marido a ver a través de la propaganda de odio y darse cuenta de que Falun Dafa es bueno, ¿a quién más podría persuadir para que me crea?". pensé.
Debido a que mi entendimiento de Falun Dafa era superficial en ese momento, a menudo terminaba discutiendo con mi esposo cada vez que trataba de decirle que la persecución era ilegal. Después de que me iluminé a más principios del Fa, hablé más con él, pero todavía terminábamos en debates.
Mientras tanto, comencé a mirar hacia adentro para mejorarme y tener más compasión y paciencia. Más tarde, vi que, aunque él seguía discutiendo conmigo, había escuchado lo que le había dicho anteriormente. Sin embargo, cuando le expliqué mis nuevos entendimientos, volvió a confundirse de nuevo y empezó a discutir conmigo otra vez. Veo que está cambiando a medida que sigo haciendo progresos en mi cultivación. Todavía discutimos algunas veces cuando comparto los nuevos entendimientos del Fa con él.
Como resultado, mi entorno familiar me apoya en general. Mi marido incluso le dijo a la gente que no veía en mí ninguna de las falsas afirmaciones hechas por el PCCh sobre Dafa. A partir de esto, vi que mi esposo era bondadoso, lo que me hizo darme cuenta de lo poderoso que es aclarar la verdad. También agradezco al Maestro por animarme a aclararle la verdad a mi marido. Más tarde, él no solo me llevó a lugares lejanos para distribuir materiales, sino que también me ayudó dondequiera que lo necesité.
Un día, un policía me llamó a casa y me estresé durante unos días. "No te preocupes. Puedes contar conmigo", me dijo mi marido. Con frecuencia, después de esas llamadas telefónicas, la policía o los funcionarios de la comunidad local se presentaban en las casas de los practicantes diciendo que estaban verificando la documentación del hogar o comprobando los servicios públicos. Mi marido solía encargarse de esas visitas.
Una vez vinieron varias personas del Comité de Vecinos para verificar los datos de empadronamiento y las identificaciones. Mi marido les dio la información que pedían, pero volvieron poco después para hacerme una foto. Mi marido se negó a permitirlo.
"Si no cooperan con nosotros, vendrá la policía", amenazó uno de ellos.
"Puedes contarle esto a quien quieras", respondió mi marido mientras cerraba la puerta. "¡No he violado ninguna ley y no tengo tiempo para esto!".
Yo tampoco me dejé amedrentar. Busqué en mi interior para ver si tenía alguna brecha. Esos funcionarios no volvieron a aparecer. Esta experiencia nos dio a mi marido y a mí confianza en Dafa. Mi fe en el Maestro y en Dafa se hizo aún más fuerte.
En una ocasión, otra practicante y yo salimos a retirar un cartel difamatorio y mi marido nos llevó. Sin embargo, mientras quitábamos el cartel, alguien nos vio y nos denunció a la policía. Mientras la policía nos detenía, vi a mi marido entre la multitud que me sonreía como diciendo: "No te preocupes". Me conmovió su apoyo.
En la comisaría, continué enviando pensamientos rectos y supe que no debía estar allí. Le dije al Maestro en mi corazón: "Maestro, lo siento. No lo hice bien. Rectificaré mis omisiones en el Fa, pero no reconozco ninguna persecución usando mis omisiones como excusa. Por favor, ayúdame a salir de aquí".
El Maestro nos ayudó a mí y al otro practicante a salir de la comisaría después de una hora.
Fuera de la comisaría, vi a mi marido, que había seguido al coche de policía y pensaba en la manera de rescatarme.
"¿Cómo has salido?", preguntó sorprendido y feliz.
"El Maestro me ayudó", respondí. Realmente sentí la protección del Maestro.
Después de este incidente, mi marido nunca me criticó ni me recordó que tuviera cuidado. En lugar de presionarme, trató de tranquilizarme: "Este incidente ya ha pasado. Si hay consecuencias, me haré cargo de ellas". Me sentí muy feliz por su apoyo y su sentido de lo correcto.
Tarjetas telefónicas
Hacer llamadas telefónicas a la gente para aclararles los hechos es otra forma eficaz de aclarar la verdad. Sin embargo, por razones de seguridad, tenemos que cambiar las tarjetas de llamada de vez en cuando. Comencé a hacerlo en 2013 y he intensificado mis esfuerzos desde 2015.
Al principio, más de 20 personas renunciaban al PCCh cada mes después de hablar con ellas por teléfono. Más tarde, el número aumentó de entre 120 y 200 al mes. En 2017, sin embargo, las tarjetas de llamada se bloqueaban con frecuencia. No me desanimé y comencé a mirar hacia dentro para ver qué no había hecho bien que pudiera haber provocado el bloqueo de las tarjetas.
Las tarjetas de llamadas eran baratas en 2015 y 2016, y muchos practicantes comenzaron a participar en este proyecto. Como la recarga de una tarjeta era poco beneficiosa, a menudo desechábamos la tarjeta una vez que la habíamos agotado. A finales de 2016, sin embargo, se hizo difícil comprar tarjetas. Miré en mi interior y me di cuenta de que no había valorado del todo los recursos proporcionados por los practicantes cuando deseché las tarjetas y, por tanto, ejercí una enorme presión sobre el practicante que me proporcionaba las tarjetas.
Un practicante me compró cuatro tarjetas telefónicas a finales de 2017. Utilicé las tarjetas para hacer llamadas en dos teléfonos móviles durante unas 7 a 10 horas al día durante casi dos años, tiempo durante el cual ayudé de 90 a 150 personas a renunciar al PCCh cada mes.
En diciembre de 2018, las cuatro tarjetas dejaron de funcionar. Cuando miré hacia dentro para ver en qué podía mejorar, me di cuenta de que tenía apegos al fanatismo, a la complacencia y a la comodidad. Me puse en contacto con mi hermana, que también es practicante, en otra ciudad. "Aquí también han dejado de vender tarjetas", me dijo. "Quizás deberías tomarte un descanso para seguir reflexionando sobre tu cultivación".
Intensifiqué mi estudio del Fa. Me di cuenta de que a menudo ponía excusas para encubrir mis apegos en nombre de la aclaración de los hechos y la salvación de las personas. Pero esto no es lo que debe hacer un practicante, así que decidí dejar de lado todas estas nociones humanas.
Varios días después, mi hermana me dijo que había comprado nuevas tarjetas para mí. De hecho, el vendedor le permitió comprar todo lo que necesitaba. Tanto ella como yo estábamos agradecidas por la compasión del Maestro.
El Maestro dijo:
“Solo puedes eliminarlas si haces las tres cosas bien y cambias todos los pensamientos de la cultura del Partido e incluso el corazón de miedo” (Enseñando el Fa en el Fahui Internacional del Oeste de los Estados Unidos 2013).
Después del estallido de la pandemia, la gente se encerró en casa y pude percibir su alivio cuando les llamé y les dije cómo mantenerse a salvo y sanos. A menudo derramaba lágrimas pensando en la inmensa compasión del Maestro. También aprecié la capacidad que me otorgó el Maestro de poder hablar con la gente de forma eficaz.
Además de estudiar el Fa, hacer los ejercicios y enviar pensamientos rectos, pasé el resto de mi tiempo haciendo llamadas telefónicas ya que realmente sentía la urgencia de salvar a la gente. A veces hice llamadas telefónicas hasta las 10:30 de la noche porque muchas personas estaban escuchando. Entre febrero y agosto de 2020, pude ayudar a unas 150 personas a renunciar a las organizaciones del PCCh cada mes. Incluso los que no renunciaron escucharon toda la llamada telefónica.
También tuve oportunidades de mejorar. Una de mis tarjetas telefónicas tuvo problemas en julio de 2020. Le presté poca atención. Aproximadamente un mes después, otras dos tarjetas dejaron de funcionar. Al mirar en mi interior, descubrí que todavía albergaba apegos a la comodidad y a la autoestima. Pero de alguna manera sentí que todavía tenía apegos más profundos.
Se bloquearon más tarjetas de llamadas. Mi corazón estaba movido y me sentía abrumada por las preocupaciones y otros pensamientos negativos. Tuve que dejar de hacer llamadas, algo que me había acostumbrado a hacer a horas fijas todos los días. Entonces caí en la cuenta de que mi costumbre de hacer llamadas telefónicas se había convertido en un apego. Ese pensamiento había pasado por mi mente cuando tuve problemas con la primera tarjeta telefónica, pero no pensé más en ello. Seguí adelante con mis llamadas telefónicas, solo para ver cómo se bloqueaban más tarjetas. Me di cuenta de que mi insistencia en seguir mi costumbre de hacer llamadas telefónicas sin identificar primero mis apegos había sido aprovechado por la maldad, que me impuso más pensamientos negativos. Sentí que me empujaban a un callejón sin salida y estuve muy triste durante varios días.
Entonces recordé lo que dijo el Maestro:
“Todo lo que el mal ha hecho en realidad, ha sido proyectarse en sus apegos y miedos que no han renunciado. Ustedes son futuros seres iluminados que se están convirtiendo en fo, dao y dioses, y no están preocupados con las pérdidas y ganancias de este mundo. Así que deberían poder renunciar a todo. Si no estuvieran apegados ahora mismo para alcanzar la perfección, la maldad no hubiera podido aprovecharse de este último punto débil”. (Eliminen sus últimos apegos, Escrituras esenciales para mayor avance (II)).
Tuve la idea de que tenía que renunciar a todos mis apegos y que empezaría de nuevo, como si fuera una nueva practicante. Seguí mirando hacia adentro y me di cuenta de que tenía el corazón de relajarme y aflojar. Habiéndome cultivado durante tantos años, había estado haciendo las tres cosas sin problemas porque tenía fe en el Maestro y en Dafa. Entonces, ¿qué hice mal que dio lugar a la situación actual de que mis tarjetas de llamadas estén bloqueadas?
Mientras buscaba minuciosamente cualquier apego más profundo, un día el Maestro me dio una pista cuando estaba haciendo los ejercicios. Me di cuenta de que me había dejado influir por la profecía "El Cielo eliminará al PCCh". De hecho, me atraía cualquier noticia al respecto. A medida que veía y leía cosas sobre ello, las nociones humanas se apoderaban de mi mente. De hecho, me había advertido hace años que no me dejaría engañar por las ilusiones del mundo humano, pero no lo hice bien y seguí dejándome llevar cuando se trataba de este asunto.
Me sentí triste por haber defraudado al Maestro, pero también me sentí inmensamente agradecida al Maestro. Esta experiencia me servirá de motivación para rectificar mis omisiones, renunciar a los apegos que me quedan y esforzarme por avanzar en mi cultivación.
En este momento, he llegado a comprender que, independientemente de lo que ocurra en este mundo, los practicantes tenemos que seguir enfocados en nuestra cultivación y en mejorarnos. Esto se debe a que las oportunidades para nosotros no tienen precedentes y tenemos que aprovecharlas al máximo. Me siento sumamente honrada de ser una discípula de Dafa del período de la Rectificación Fa.
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