(Minghui.org) Hace unos años, tuve serios conflictos con la familia de mi mujer. Las cosas no mejoraban, por mucho que lo intentara. Parecía que toda la familia estaba en mi contra. Les había aclarado la verdad sobre Falun Dafa y la persecución. Aunque se enteraron de la verdad, querían tener la sartén por el mango cuando hablaban conmigo, haciéndome entender que sus conocimientos provenían de la perspectiva de una persona común. Por ejemplo, mi esposa dijo una vez: "Cuanto más recto actúes, más te trataré como a un demonio".

Debido a mi escasa cualidad de iluminación, me centré en lo que está bien y lo que está mal a nivel humano para mostrar mi comprensión. Aunque estaba tranquilo en la superficie, en el fondo mi odio crecía, y el odio de mi mujer crecía a la par al mío. Nuestro odio mutuo estallaba cada vez que nos veíamos. Ella llegó a decir cosas como: "¡Quiero apuñalarte cada vez que te veo! Solo quiero apuñalarte hasta la muerte".

Durante el Año Nuevo Chino 2018, sentí una fuerte sensación de ardor en mi interior. Era como si mis órganos internos estuvieran en llamas. Transpiraba profusamente y tenía que hacer descansos después de llevar solo una carga ligera de mercancías durante una corta distancia. Estaba agotado. La idea de la "muerte" cruzaba a menudo mi mente. Cada vez que cerraba los ojos, pensaba que podía morir.

Me tumbé en el sofá y reflexioné: "Definitivamente, este no es mi camino. No puedo apegarme a las cosas humanas y debo mirar verdaderamente hacia adentro. No puedo limitarme a parecer bien en la superficie; debo rectificarme basándome en el Fa".

Empecé a memorizar y copiar Cortar, Desechando apegos, de Hong Yin (II) y Quién tiene razón, quién no de Hong Yin III. Al principio sentí como si se hubiera vertido cemento en mi cuerpo y se hubiera formado un bloque de hormigón. Lo que quería eliminar era como el cemento. Me calmé y estudié el Fa.

Una semana más tarde, mientras recitaba el Fa, escuché un sonido de crujido que provenía de mi pecho y mi cabeza. Sonaba como si un vaso de cristal golpeara el suelo. Entonces todo se abrió. Los malos sentimientos fueron barridos, se abrió una cortina celestial y brillaron luces de colores. Mi sonrisa estaba llena de compasión, sin rastro de odio.

A mediodía vi a mi mujer. Me dijo: "¿Por qué no siento odio ahora? Olvídalo. De todos modos, no soy como tú". Parecía haber olvidado todo lo que había pasado antes, y el ambiente pendenciero desapareció.

Me conmovió la protección benévola del Maestro Li (fundador de Falun Dafa) y el increíble poder de Dafa. Fueron mis nociones humanas y mis apegos los que impidieron que mi entorno cambiara para mejor. Fue mi pobre cualidad de iluminación y mi falta de voluntad para dejar de lado los enredos humanos lo que me puso en una situación combativa de vida o muerte.

Mis apegos crearon grandes pérdidas para mi cultivación. La lección que aprendí fue muy profunda.

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