(Minghui.org) Desde que la epidemia de Covid-19 estallara hace casi dos años, ha infectado a más de 270 millones de personas. El número de muertes sobrepasa los 5 millones. Para ayudar a la gente a mantenerse a salvo o a recuperarse de la enfermedad, los practicantes de Falun Dafa han estado aconsejando a la gente que recite las "nueve palabras verdaderas": "Falun Dafa es bueno; Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno". Muchos han experimentado milagros al recitar las nueve palabras verdaderas. Entre ellos está Susan, que actualmente vive en Eslovaquia.

Originaria de Hong Kong, Susan siguió a su marido a Eslovaquia hace dos años. Desde que comenzó la pandemia, ha estado hablando a otros sobre Falun Dafa y sus experiencias. Ella dijo: "Las nueve palabras verdaderas han ayudado realmente a la gente a mantenerse segura y sana durante la pandemia. Desde que empecé a practicar Falun Dafa, muchos a mi alrededor, incluidos mis familiares y amigos, se han beneficiado también de la práctica". Contó su historia al ser entrevistada por un periodista de Minghui.

Susan y sus dos hijos.

Nueve palabras verdaderas

Poco después de que Susan y su familia se instalaran en Eslovaquia a finales de 2020, su cuñada le dijo que su amiga había estado expuesta a pacientes de Covid-19 y que necesitaba quedarse en casa para cuidarse. Al enterarse de que la amiga se sentía muy estresada y preocupada, Susan se grabó recitando las nueve palabras verdaderas y le pidió a su cuñada que le pasara el audio a la amiga.

La amiga se mostró receptiva y recitó las nueve palabras verdaderas más de diez veces al día. Más tarde, el resultado de la prueba de Covid fue negativo.

Cuando el hijo de la amiga regresó a casa en octubre de 2021, se sintió mal y dio positivo en la prueba del coronavirus. Su hermano y su padre también estaban infectados, pero no su madre, que había recordado recitar las nueve palabras verdaderas.

Cuando le preguntaron cómo había sucedido esto, Susan les habló de la cultura tradicional china que es de inspiración divina. Es decir, cualquiera que apoye a los rectos y a los inocentes recibirá bendiciones.

La cuñada de Susan tenía otras amigas que estaban gravemente enfermas tras infectarse con el coronavirus. Susan le sugirió que les hablara también de las nueve palabras verdaderas.

Una familia feliz

El marido de Susan es eslovaco. Habiendo oído hablar de la represión a Falun Dafa en la China continental, al principio se preocupó un poco cuando Susan habló de la práctica cuando cenaba con otras personas o durante reuniones sociales. Pero quedó impresionado por los cambios que vio en Susan y por eventos como el mencionado anteriormente. Como resultado, a menudo ayudaba a Susan a traducir cuando hablaba con otros sobre Falun Dafa o aclaraba los hechos él mismo.

Recientemente, su empresa exigió que todos se vacunaran. Al ver que algunos compañeros de trabajo experimentaban molestias después de recibir la segunda vacuna, se tomó dos días de descanso en el trabajo, previendo una reacción adversa. Sin embargo, no experimentó ninguna molestia después de vacunarse. Sorprendido por ello, le dijo a Susan: "Creo que debe ser tu práctica de Falun Dafa la que me ha ayudado".

Sus dos hijos también se beneficiaron de Falun Dafa. Muchas clases tuvieron que entrar en cuarentena debido a los casos positivos, pero en las clases de los dos hijos de Susan no hubo casos positivos y todos pudieron seguir haciendo clases presenciales. Cuando se les preguntó por qué eran tan afortunados, Susan y sus hijos dijeron que era porque todos practicaban Falun Dafa.

Además de su familia, Susan también compartía la práctica con amigos. Una de sus amigas volvió a quedarse embarazada después de haber sufrido dos abortos. Su amiga estaba muy nerviosa y Susan le habló de su propia experiencia y le sugirió que recitara las nueve palabras verdaderas.

La amiga aceptó el consejo de Susan y más tarde dio a luz a un bebé sano.

Convertirse en practicante

La historia de su amiga le recordaba a Susan su propia experiencia. Su primogénito desarrolló un salpullido cuando solo tenía unos meses, tenía la piel rojiza, hinchada, áspera y le picaba todo el cuerpo. A veces incluso supuraba pus con sangre. Después de visitar a numerosos médicos, tanto chinos como occidentales, Susan seguía sin encontrar una cura para su hijo. El bebé lloraba de dolor, y ella también lloraba, preguntándose por qué la vida era tan miserable.

Cuando Susan se lo contó a un compañero de trabajo, este le sugirió que probara con Falun Dafa. Era el verano de 2007 y Susan empezó a practicar Falun Dafa y a recitar las nueve palabras verdaderas a su hijo todos los días, que entonces tenía 18 meses. El estado del niño mejoró y pudo dormir bien.

El bebé empezó a hablar a los dos años y su primera frase fueron las nueve palabras verdaderas. Milagrosamente, su piel mejoró desde entonces, fina y suave como la de un recién nacido. Susan estaba encantada con el cambio y su familia era más feliz que nunca.

Susan practica en un parque dando a conocer la práctica a la gente.

Mejoraría de mente y cuerpo

Al igual que su hijo mayor, Susan también encontró la práctica muy beneficiosa.

Después de dar a luz a su hijo mayor por cesárea, se encontró con una granulación roja e hinchada que crecía en la cicatriz quirúrgica, lo que le producía dolor y picor. Probó la medicación durante más de un año, pero no desapareció. Otra molestia era que, debido a las caídas y a una lesión por patinar a una edad temprana, tenía a menudo dolor en la parte baja de la espalda, que empeoraba en los días de mal tiempo. En consecuencia, Susan no podía estar mucho tiempo sentada ni sentarse en superficies duras o frías. Cuando se sentaba para estudiar o hacer ejercicio en grupo, siempre tenía un tapete. En casa, se sentaba en una colchoneta.

Unos tres meses después de que Susan empezara a practicar, otro practicante le sugirió que se sentara directamente en el suelo. Lo intentó y, sorprendentemente, no sintió ningún dolor. "¡Me he recuperado de esto!". Su corazón se llenó de alegría.

No solo eso, la granulación roja e hinchada en el lugar de la operación también desapareció, quedando solo una fina línea. Estaba muy contenta.

Al igual que la mejoría física, Susan dijo que la práctica la hizo sentirse muy tranquila y en paz, algo que nunca había experimentado antes. En el pasado, solía beber, fumar y apostar. Después de iniciarse en Falun Dafa, supo que esos eran malos hábitos y pronto los dejó sin problemas.

Poco a poco, Susan también aprendió a ser desinteresada y a tener siempre en cuenta a los demás.

Vida laboral y familiar

Como practicante, Susan sabía que tenía que aplicar los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia dondequiera que estuviera, incluyendo su lugar de trabajo y su vida diaria.

Hong Kong es conocido por su ritmo rápido. El jefe de Susan, en particular, tenía un temperamento muy fuerte. Esto ponía muy nerviosos a sus empleados, a los que seguía gritando de vez en cuando.

Esto era difícil para Susan en el pasado y a veces necesitaba respirar profundamente para calmarse. Después de convertirse en practicante, intentó ponerse en el lugar de su jefe. Al fin y al cabo, él se enfrentaba a mucha presión y muy a menudo se enfadaba con él mismo en lugar de con los empleados.

Al darse cuenta de ello, cada vez que el jefe tenía mal genio, Susan miraba primero hacia su interior para ver en qué podía mejorar. "Esto era inimaginable antes de mi práctica de Falun Dafa", recordó. Además, su jefe también notó el cambio. El no solo apoyó su creencia, sino que la ayudó a concienciar sobre la persecución en china continental.

Una situación similar ocurrió en su vida familiar. Debido a las diferencias culturales, Susan sabía que su marido tendía a actuar por su cuenta en lugar de escuchar sus consejos. Aunque intentaba abstenerse de decirle a su marido lo que tenía que hacer, su descontento se acumulaba a menudo hasta el punto de explotar para descargar su ira.

Después de convertirse en practicante de Falun Dafa, Susan aprendió que nada era accidental y que la infelicidad en la vida tenía su origen en las deudas de yeli, después, aprendió a tener la mente abierta y a perdonar. Su mejoría ganó el respeto de su marido: él apoya a Susan y a sus dos hijos que practican Dafa y compró flores para agradecer al Sr. Li Hongzhi, el fundador de Falun Dafa.

Susan y sus hijos haciendo la meditación sentada de Falun Dafa.

Otros también se benefician de su práctica

Habiendo experimentado el poder mágico de Falun Dafa, Susan aconsejaba a menudo a otros que recitaran las nueve palabras verdaderas. Una vez, su compañera de trabajo en Hong Kong tenía un fibroma en el estómago y Susan le habló de las nueve palabras verdaderas. La compañera de trabajo siguió su consejo de recitar las palabras y el dolor desapareció.

El padre de Susan también se benefició de las nueve palabras verdaderas. Ambos tenían una relación tensa desde que Susan era una niña, porque su padre siempre había sido muy estricto con ella. La relación tensa continuó hasta que Susan se convirtió en practicante. Se dio cuenta de que lo que ocurría entre su padre y ella era el resultado de deudas de yeli, por lo que dejó de estar resentida con él. Empezó a tratarle con compasión y su relación con él mejoró gradualmente.

Como fumador empedernido, su padre solía prestar poca atención a sus hábitos alimenticios. Más tarde, le diagnosticaron una neumonía con un tumor en el pulmón. Como estaba demasiado cerca del vaso sanguíneo, el médico le desaconsejó la cirugía, ya que había un 80% de posibilidades de que no sobreviviera a la operación. Al hablar de electroterapia y quimioterapia, el médico descubrió que tenía un recuento bajo de glóbulos blancos. Al final, no le pudo ofrecer ningún tratamiento.

Al ver que su padre era enviado de regreso a casa y esperaba la muerte miserablemente, Susan habló con él sobre Falun Dafa y le leyó las enseñanzas de Zhuan Falun. También le enseñó a recitar las nueve palabras verdaderas. Su mal humor desapareció y se sintió con energía. Un examen de seguimiento con TAC mostró que el tumor había desaparecido. Sin embargo, al recuperarse, volvió a su antiguo estilo de vida. No obstante, su vida se alargó cinco años y más tarde falleció con insuficiencia respiratoria aguda.

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