(Minghui.org) ¡Saludos, Maestro! ¡Saludos, compañeros practicantes!

El año pasado regresé a la cultivación de Dafa, y me siento como una nueva practicante. Tenía muchos pensamientos que interferían antes de empezar a escribir este artículo. Quería esperar hasta que tuviera un avance en la cultivación para que me vieran mejor los otros practicantes -esto era una mentalidad de presumir. Tenía miedo de quedar mal si no escribía bien -esto es una manifestación de mi vanidad.

Volviendo a Dafa

Empecé a practicar Falun Dafa con mis abuelos cuando tenía poco más de dos años. Toda la familia veía las conferencias en video del Maestro después de la cena y luego hacíamos los ejercicios juntos. Como era tan joven, no terminé de leer Zhuan Falun, pero a menudo veía los videos de las conferencias y escuchaba las conferencias en audio. Las semillas del Fa ya estaban plantadas en mi pequeño corazón. Solo tenía un pensamiento, que Falun Dafa es bueno. No tuve ninguna duda ni siquiera cuando la persecución cubrió China.

Dejé de cultivarme debido a mi pereza y alegría después de salir de China. Imprimí todo el libro Zhuan Falun en la impresora de mi escuela. Lo guardé conmigo durante 15 años. Para mi pesar, no seguí cultivándome ni leyendo el Fa, aunque tenía el libro. En un abrir y cerrar de ojos, perdí 15 años. Me deslicé en la sociedad común. Me exhibí, me vestí a la moda, usé palabras sucias, aprendí a conducir una motocicleta y fumé. No me comporté como una chica amable. Me sentía cada vez más perdida.

Vi muchas veces a los practicantes practicando los ejercicios en el parque después de encontrar un trabajo en Sídney. Cada vez que los veía, pensaba: "La próxima vez, iré y preguntaré si puedo unirme a ellos". Pero nunca lo hice. Puede que sea porque todavía tenía el deseo de cultivarme, que el Maestro me llevó de nuevo a la cultivación.

Un día del año pasado, cuando me desperté de una siesta, oí una voz que decía: "Es hora de que te cultives". "De acuerdo", respondí sin dudarlo. Me levanté y empecé a buscar libros de Dafa. Aprendí las cinco series de ejercicios del vídeo en línea y saqué mi ejemplar de Zhuan Falun. Leí el Fa y busqué el sitio web de Falun Dafa. Hice clic en el enlace y descubrí que había muchas conferencias del Maestro. Me sorprendí mucho porque solo conocía un libro -Zhuan Falun- de mi infancia. Empecé a leer las conferencias del Maestro dadas en diferentes ciudades, y sus nuevos artículos. Me sentí realmente entusiasmada.

Esto fue durante el primer cierre de la pandemia. Me quedé en casa leyendo el Fa todo el día. Mi sentimiento era tal como dijo el Maestro:

“Después de que él aprende nuestro Falun Dafa, comprende de repente numerosos interrogantes que toda su vida quiso entender pero a los cuales nunca había encontrado respuesta" (Octava Lección, Zhuan Falun).

Unirse a los practicantes para validar el Fa

A medida que estudiaba más el Fa, sentía una urgencia creciente de salvar a la gente. Era el momento de salir después de cultivarme sola en casa durante varios meses. Era el momento de salir para ayudar a salvar a la gente y cumplir mis votos históricos. Me puse en contacto con el asistente local. Mi profesión era el diseño gráfico. Podía utilizar mis habilidades si un proyecto de medios de comunicación tenía un puesto para mí. Pero como volví a Dafa tan tarde, me conformé con distribuir periódicos.

Mi primera experiencia de distribución de materiales fue inolvidable. Tuve que cubrir una zona relativamente grande y caminé 3 horas. Llevaba un par de zapatos cómodos. Pensé que no debería ser un problema porque, de todos modos, solía caminar mucho. Inesperadamente, me dolían los pies cuando acababa de cubrir la mitad de la zona. Me salieron ampollas en los pies y cada paso era insoportablemente doloroso. Era extraño, porque nunca había tenido este problema. Me di cuenta de que debía ser una prueba para ver si podía perseverar. Recité el poema del Maestro mientras caminaba:

"Un gran ser iluminado no teme a las penalidades
Su voluntad está formada de diamante
Sin apego a la vida ni a la muerte
Camina abierta y majestuosamente su sendero en la rectificación del Fa

(Pensamientos rectos y acciones rectas, Hong Yin (II))

Todavía era muy doloroso. Me reí de mí por hablar de salvar a los seres conscientes cuando no podía soportar un poco de dolor. Soy una practicante; el dolor no es nada y seguiría adelante.

Perseveré y terminé el resto de la zona. Mirando hacia atrás, comprendí que debía ser una prueba del Maestro para ver mi determinación porque era la primera vez que salía a validar el Fa. Desde entonces, cuando repartía periódicos, caminaba a paso ligero sin importar la distancia, las condiciones del camino o el tipo de calzado que llevara. Mis pasos eran ligeros y no me cansaba en absoluto.

Dejar de lado el ego

Pronto se hizo realidad mi esperanza de unirme a un proyecto de medios de comunicación. Un nuevo equipo de proyectos de vídeo para Sound of Hope estaba contratando un editor de vídeo. Tuve la suerte de unirme a este equipo, y he estado con ellos durante más de un año. Los suscriptores de nuestro canal pasaron de unos pocos miles a más de cien mil. Pero al principio las cifras seguían siendo bajas. Me puse ansiosa. Miraba los datos todos los días y me emocionaba cuando los espectadores subían aunque fuera un poco.

Un día, otro practicante me dijo: "El Maestro lo organiza según el nivel de nuestro xinxing. Si nuestro nivel es elevado, seguramente tendremos más espectadores". Pensé en el Fa del Maestro:

“Cuando tu xinxing se eleva, tu gong crece. Tan alto es el xinxing, tan alto es el gong; este es un principio verdadero" (Primera Lección, Zhuan Falun).

Dejé de obsesionarme con los datos.

Al principio del proyecto, me sentía muy orgullosa de mí y no aceptaba bien las críticas. Me sentía una profesional con muchos años de experiencia en mi área. Cuando hice el diseño, tenía la mentalidad de una persona común y traté de ajustar mi trabajo a los estándares modernos. Olvidé que la moral moderna y la apreciación artística estaban desviadas. Como practicante de Dafa, debía llevar a la gente de vuelta a la tradición.

Cuando otros practicantes me remitieron a otros diseños realizados por influyentes diseñadores en línea, no me convencieron. Pensaba que sabía más y no estaba dispuesta a ir en esa dirección. Quería establecer mi propio estilo y pensaba que un diseñador debía tener su propio gusto. Poco a poco, me di cuenta de que mi mentalidad no era correcta.

Intenté cambiar y aceptar las sugerencias de los demás, pero seguía pensando que tenía razón. Cierto incidente me ayudó a desprenderme por completo de este apego.

Un día un practicante me pidió que actualizara un cartel para la petición de un tablón de anuncios al aire libre. Cambié el cartel según mis ideas y se lo envié. Me contestó una semana después diciendo que mi trabajo necesitaba muchos ajustes. Me preguntó si podía llevar mi ordenador y reunirme con él en la ciudad para hacer los cambios con él.

Esto fue más allá de mi tolerancia, aunque exteriormente me mantuve tranquila. En el fondo estaba enfadada. Me negué inmediatamente y dije que no tenía tiempo. Cuando me calmé, supe que no tenía razón. Mi actitud no era buena. Miré en mi interior y me dije que era para salvar a los seres conscientes y que no debía rechazarlo simplemente porque no quería que me molestaran para ir a la ciudad.

A la semana siguiente, el practicante volvió a preguntarme si podía reunirme con él. Esta vez acepté y concerté una cita para el mediodía del domingo. Tenía el estudio del Fa por la tarde, así que quería terminarlo rápidamente. Cuando llegué, lo vi practicando los ejercicios. Estaba haciendo el último movimiento del segundo ejercicio. Pensé que se detendría para hablar conmigo. Se paró a charlar unos segundos y luego siguió haciendo los ejercicios. Me impacienté, aunque esperé a que terminara.

Nos sentamos en un café y empezamos a cambiar el diseño. Pensé que me diría lo que tenía que cambiar y que podría irme y hacer los cambios en casa. En cambio, me indicó que cambiara el diseño poco a poco y me pidió que moviera esto un poco a la izquierda y aquello un poco a la derecha. Me recordé que debía contenerme, pero no miré hacia dentro. Cuando terminamos, tuve que ir corriendo al estudio del Fa. No estaba contenta y estaba llena de quejas.

Me llevó al estudio del Fa. Me sentí incómoda y no dije nada. Traté de mirar hacia adentro y me pregunté por qué me sentía incómoda y qué apegos debía dejar de lado. Pero otro pensamiento vino a mi mente: "No me equivoqué. He viajado mucho para ayudarle. Tengo mejor gusto artístico que él. Aun así, me causó problemas e ignoró el tiempo". Mis pensamientos positivos y negativos luchaban entre sí en mi mente.

En ese momento escuché un fuerte "bang". Mi cabeza golpeó con fuerza contra el asiento. Vi cómo nuestro coche pasaba por el semáforo en rojo. Me quedé en shock. El practicante dijo que nos habían golpeado por detrás. Me di cuenta de que habíamos tenido un accidente automovilístico.

Mi mente se aclaró de repente, como si en el momento en que mi cabeza golpeó el asiento todos mis pensamientos negativos salieran volando de mi mente. Inmediatamente miré en mi interior y encontré mi fuerte ego de no aceptar críticas, estar llena de mí misma, mirar a los demás por encima del hombro, mi mentalidad de fanfarronear y mi vanidad. Todos estos apegos se mezclaban y me hacían sentir incómoda y me impedían mejorar.

Sentí que este accidente era una grave advertencia del Maestro. Tenía muy claro que debía dejar de lado estos apegos.

El Maestro dijo:

“No es que sólo mejorarás en tu cultivación cuando se adopta tu tecnología. Trabajar bien y cooperar con los otros, y trabajar juntos para hacer un buen trabajo con las tareas a mano, así es como debe ser un cultivador, y eso es lo primero y lo más importante” (Exponiendo el Fa en la ciudad de Los Ángeles).

En los proyectos posteriores fui dando menos importancia a mis propias sugerencias. Me centré en cómo hacer un mejor trabajo utilizando mi capacidad mientras cumplía con las sugerencias de otros practicantes y conseguí buenos resultados al hacerlo. Nuestro canal se hizo cada vez más popular. Los miembros de nuestro equipo fueron madurando en la cultivación. Todos se esforzaron por mejorarse y armonizar todo el cuerpo.

Cultivando con diligencia durante el bloqueo

La pandemia se agravó en Sídney en mayo. Mi jefe decidió cerrar la empresa y volvió a China. Como consecuencia, perdí mi trabajo. Me tranquilicé y comprendí que mi equipo de proyecto podría necesitarme más. El Maestro debió de arreglarlo para que hiciera el proyecto a tiempo completo. Me sentí feliz porque podía estudiar el Fa con el equipo cada mañana y tenía más tiempo para cultivarme y hacer el proyecto.

Me levantaba las 5:30 cada mañana, recogía a otro practicante y conducía a la oficina para hacer los ejercicios y estudiar el Fa. Regresábamos a casa a las 10:00 p. m. Podía hacer las tres cosas todos los días. Nuestro estado de cultivación era muy bueno durante ese tiempo. Instalamos un lugar de práctica al aire libre cerca de nuestra oficina. Un occidental vino a meditar con nosotros y quería aprender Falun Dafa. Le envié libros de Dafa y un vídeo de los ejercicios.

Una noche vi unas flores de udumbara en la ventana trasera de mi coche. Estaba muy emocionada. Sabía que el Maestro me estaba animando. ¡Gracias, Maestro!

A medida que el encierro se hacía más estricto, perdí el ambiente de cultivación en grupo. Me volví perezosa y empecé a buscar la comodidad a medida que pasaba el tiempo. Antes, no me sentía cansada desde la mañana hasta la noche. Pero ahora me levantaba tarde y sentía sueño después de trabajar solo dos o tres horas. Aunque aumenté mi tiempo de estudio del Fa a dos o cuatro horas diarias, me sentía distraída mientras trabajaba en mi proyecto. Solo podía hacer una cantidad limitada de trabajo cada día. Me sentía ansiosa y perdía el rumbo. Shifu siempre organizaba nuevas tareas para mí cuando empezaba a relajarme. Sentía que Shifu me empujaba hacia adelante.

Un practicante dijo en el gran grupo de estudio del Fa que necesitaban practicantes para distribuir periódicos. Quise unirme a ellos, pero mi pereza interfirió. Utilicé la excusa de que debía dejar esta oportunidad a los practicantes que no estaban involucrados en otros proyectos. Había trabajado en los medios de comunicación y creía que era demasiado hábil para distribuir periódicos.

Dudé durante una semana y me di cuenta de que lo había organizado el Maestro y que también era una oportunidad para superar mi pereza. Pedí al coordinador un mapa. Me envió dos mapas. Calculé que tenía que distribuir 2.600 periódicos. Sentí un poco de inseguridad en mi corazón porque el área era grande y dudaba si podría completar la tarea. Pero era demasiado tarde para decir que no, ya que me habían enviado los mapas.

Así que tomé 2.600 periódicos y empecé a elaborar un plan de distribución. Me levantaba a las 7 de la mañana y distribuía durante una hora el primer día, y luego de dos horas y media a tres horas cada día. Me di cuenta de que conseguía mejores resultados si tenía fuertes pensamientos rectos mientras distribuía el periódico. Recitaba Lunyu para sustituir mis otros pensamientos. A veces recitaba palabra por palabra para que cada palabra apareciera ante mis ojos. Mientras colocaba los periódicos en los buzones, enviaba pensamientos rectos para disolver los elementos malignos que impedían que la gente conociera la verdad y se salvara.

Todos los proyectos son igual de importantes

Mientras distribuía los periódicos descubrí que había vuelto al estado de cultivación que tenía cuando reanudé la práctica. El Maestro pudo comprobar que había mejorado, ya que surgió otro gran proyecto. Recibí un correo electrónico del equipo de Nueva York en el que se buscaba un redactor gráfico. Envié mi currículum sin pensarlo demasiado.

Recibí su respuesta al día siguiente y se organizaron dos rondas de entrevistas. Durante las entrevistas, el practicante de allí me dijo que podrían organizar un puesto mejor para mí en función de mi capacidad y que podría pedirme que hiciera trabajos de diseño. Estaba muy contenta. Mi autocomplacencia salió a relucir. Me sentía capaz. El proyecto en Estados Unidos era grande, mucho más grande que el de Australia. Diferencié los proyectos en importantes y menos importantes.

Entonces ocurrió algo extraño. Las entrevistas fueron bien, pero no recibí ninguna respuesta. ¿Hice algo mal? ¿La oportunidad no era para mí? ¿Era solo una prueba para ayudarme a salir de mi autocomplacencia? Fueron las dos semanas más angustiosas que he vivido. Cada día pensaba: "¿Por qué no me enviaron un correo electrónico? ¿No me han aceptado?".

Un día, mientras hacía los ejercicios, se me ocurrió: "No hay que diferenciar los proyectos". Sí, de repente comprendí que todos los proyectos salvaban a los seres conscientes. Un proyecto no es más importante que otro. Le dije al Maestro en mi corazón: "Maestro, estoy equivocada. No debería clasificar los proyectos sagrados de Dafa como más o menos importantes. Estoy viendo los proyectos de Dafa desde la perspectiva de una persona común". Me sentí aliviada después de decir eso al Maestro.

Dos días después, recibí una carta y me uní al equipo de Estados Unidos. Me iluminé que, como practicante, obtendré lo que merezco cuando deje de lado mis apegos. Fue tal como dijo el Maestro: "...uno debe obtener cosas naturalmente sin desear nada" (Aprendiendo el Fa, Escrituras esenciales para mayor avance).

¡Gracias, Maestro, por su disposición compasiva!

Estas son mis experiencias de cultivación desde que reanudé la práctica. Gracias, Maestro, por salvarme con compasión y no abandonarme en este último momento. Continuaré cultivándome diligentemente con los compañeros de mi equipo y seré digna de la cuidadosa protección y disposición del Maestro. Espero que todos los practicantes cultiven con la misma diligencia que cuando acabamos de empezar. Lleguemos a la consumación y volvamos a casa con el Maestro.

¡Gracias, Maestro! ¡Gracias, compañeros practicantes!

(Presentado en la Conferencia de Intercambio de Experiencias de Falun Dafa por Internet de Australia 2021)

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