(Minghui.org) El benevolente Maestro Li Hongzhi, fundador de Falun Dafa, enseñó el Fa en mi ciudad natal en 1994, cuando yo tenía 10 años. No pude asistir a las conferencias, pero mi madre me llevó a la casa de un practicante local para escuchar las grabaciones de audio después. Recuerdo claramente que, al final de las conferencias, el Maestro se ofrecía a eliminar las enfermedades de los que habían asistido o de algún otro en concreto. Inmediatamente pensé en mi abuela. Poco después, visité a mi abuela y comprobé que ahora parecía más sana y feliz. Así fue cómo comencé a creer en el Maestro.
1. Eliminar el apego al miedo y a las nociones humanas
El 13 de Mayo de 2017, en el cumpleaños del Maestro, pensé que el mejor regalo que podía hacerle al Maestro era salvar a más seres conscientes, así que coloqué los tableros informativos y una mesa en Chinatown antes de lo acostumbrado. Luego me senté a enviar pensamientos rectos para eliminar todos los factores malignos que nos impiden salvar más vidas.
Oí que alguien gritaba cerca. Pensé que debían ser interferencias, así que continué enviando pensamientos rectos sin abrir los ojos. Entonces algo me golpeó con fuerza en la frente y me hizo caer de espaldas. Inconscientemente intenté levantarme y surgió un pensamiento en mi mente: "El Maestro me protegió. Ni siquiera siento dolor".
Cuando me incorporé de nuevo, vi a un hombre negro y alto corriendo alejándose de mí. Dos mujeres que estaban leyendo los tableros informativos me miraron con expresión de sorpresa. De repente reconocí al hombre. Todos los practicantes que vienen a Chinatown conocen a este hombre negro y alto que tiene problemas mentales y a menudo nos maldice y nos grita. Pensé que debía estar controlado por las viejas fuerzas porque tenía una conciencia principal débil.
No lo perseguí ni me resentí en absoluto. Seguí enviando pensamientos rectos hasta que se completó el tiempo. Cuando me levanté, dos hombres que estaban en la puerta de un casino se acercaron y me dijeron: "Puedes informar de lo ocurrido a la policía. Encontrarán a ese tipo". Les sonreí y les dije que ya le había perdonado. "¡Eres un buen hombre!", dijeron los dos occidentales.
Los días sucesivos volví a ese mismo lugar del barrio chino todos los días. Sin embargo, a menudo abría los ojos para comprobar si el hombre negro aparecía de nuevo mientras enviaba pensamientos rectos. Me di cuenta de mi apego al miedo, así que añadí un pensamiento para eliminar ese apego, que poco a poco se fue marchitando.
Una semana después, el hombre negro pasó por delante cuando yo estaba repartiendo folletos. Para mi sorpresa, se disculpó conmigo. Levanté el pulgar hacia arriba para indicarle que todo estaba bien. Supuse que las viejas fuerzas habían dejado de controlarle porque ya no podía hacerme enfadar ni le albergaba ningún rencor.
Otra semana después, el hombre negro volvió a aparecer mientras meditaba. Le miré. Parecía muy tranquilo. Decidí aprovechar esta oportunidad para aclararle la verdad. Me levanté rápidamente y le conté lo que es Falun Gong y cómo el Partido Comunista Chino (PCCh) persigue a los practicantes de Falun Gong. Me escuchó atentamente.
Cuando terminé de hablar, asintió con la cabeza una vez y se dio la vuelta para irse. Inmediatamente le pregunté: "¿Firmarás la petición para detener la persecución?". Se puso delante de la mesa de firmas y agarró un bolígrafo. Examinó el formulario de arriba abajo y estuvo a punto de firmar, pero se detuvo. Levantó el bolígrafo para frotarse la sien. Luego bajó su mano para firmar y la volvió a subir para frotarse la sien. Y así cinco veces. Pensé que las viejas fuerzas trataban de impedirle que se salvara. Envié pensamientos rectos para despejar los factores malignos en otras dimensiones. Finalmente, firmó. Le di una flor de loto de papel. Se alejó con una sonrisa resplandeciente mientras observaba la flor.
Percibí claramente que su aspecto se volvió más pacífico después de firmar la petición. El Maestro debía haber eliminado muchas sustancias malas de su cuerpo.
Al recordar este incidente, busqué en mi interior el motivo por el que no le había aclarado la verdad a ese hombre antes. Vi que me había formado una idea de este hombre. Su inglés era difícil de entender. Tenía problemas mentales y mostraba una actitud negativa hacia Dafa. Las nociones humanas hicieron que no quisiera salvarle.
Shifu dijo:
"Sin apego a nada
El camino bajo los pies se abre automáticamente"
(Sin obstáculos, Hong Yin (II))
Como comencé el 13 de Mayo con el pensamiento de que "el mejor regalo para el Maestro es salvar a más seres conscientes", el Maestro hizo el arreglo en consecuencia. La patada del hombre negro me despertó. Me hizo ver mis carencias en la cultivación.
2. Cuanto más ocupados estamos, más importante es estudiar el Fa
Mi entendimiento es que el Maestro ha arreglado un camino para cada practicante. Debemos ponernos en manos del Maestro y no perseguir nada.
Como no estaba apegado a encontrar un trabajo, un trabajo me encontró. Tampoco estaba apegado a casarme, así que "de forma natural" me casé con una practicante con la que tanto mis padres como mis familiares quedaron muy contentos.
He venido a Chinatown casi todos los días desde 2015. El Maestro me ayudó a equilibrar mi vida laboral y personal, mientras trabajaba en un empleo normal, para que pudiera tener tiempo para hacer las tres cosas.
Todos los días a mediodía, voy a Chinatown con folletos y formularios de firmas en blanco, seis pancartas enrollables, una gran pancarta y una mesa. Otros practicantes me ayudan a montar la mesa y a aclarar la verdad a los transeúntes, tanto a chinos como a occidentales o cualquier otro turista.
Suelo terminar sobre las seis de la tarde, me voy a casa a cenar y luego duermo entre tres y cuatro horas. Hacia la medianoche, me levanto y tomo un autobús para ir a trabajar. Trabajo de 1 a 9 de la mañana en invierno, y de 2 a 10 de la mañana en verano. Después del trabajo, vuelvo a casa y envío pensamientos rectos a las 11 de la mañana. Después de comer, voy a Chinatown.
Cuando me sale algún encargo en el trabajo, suelo trabajar de forma continuada de uno a tres meses. La paga es buena y el horario me resulta muy adecuado. Durante estos encargos, además de ir a Chinatown todos los días, aparento estar muy ocupado ya que solo duermo de tres a cuatro horas al día. Otros practicantes pensaban que mi vida me resultaba muy dura, pero en realidad, no siento ningún dolor en mi corazón; siento una sensación de diligencia por encima de todo.
Por supuesto, el ritmo de vida, del trabajo y de hacer las tres cosas es rápido y exigente. También sé que debo estudiar el Fa cada vez más y mejor. Leo el Fa mientras espero el autobús, y voy y vengo del trabajo. Puedo leer una conferencia y media o dos conferencias en el autobús. Estudio el Fa una tercera vez antes de irme a dormir.
Como tengo una hora de descanso en el trabajo, puedo hacer las cuatro series de ejercicios. Me siento relajado y con energía después de hacerlos. Sé que no podría aguantar más de tres días a este ritmo si el Fa y el Maestro no me estuvieran fortaleciendo.
Mi mujer, que también es practicante, consiguió un trabajo en la misma empresa que yo, así que empezamos a ir juntos en el autobús. Leemos y alternamos párrafos; ella puede recitar el Fa de memoria mientras yo leo el libro. Nos animamos mutuamente a ser más diligentes y nos apoyamos. Gracias, Maestro, por su compasivo arreglo.
He aquí otra historia sobre eliminar las nociones humanas. Durante la pandemia del virus PCCh, cuando la ciudad quedó confinada, casi nadie acudía a Chinatown. Entonces, cambiamos nuestra forma de salvar a la gente. Distribuimos periódicos y folletos en las casas de la gente.
Un día, una practicante de edad y yo fuimos a una zona residencial a repartir folletos. Las casas tienen sótanos, así que subíamos un tramo de escaleras para introducir un folleto en el buzón y luego bajábamos un tramo empinado para entregar otro en el sótano; cansaba mucho. Normalmente, solo nos encontrábamos con una manzana de casas como esta cada día.
Ese día nos encontramos con este tipo de casas durante toda la tarde. Tras completar tres manzanas, aún seguía habiendo más casas de este tipo. Entonces, surgieron las nociones humanas. Quería completar la tarea lo más rápido posibles. Estaba cansado. Ya no quería aguantar más penurias. Mis pensamientos rectos se debilitaban. Sudaba profusamente y mis piernas se sentían cada vez más pesadas.
Me pregunté qué haría un ser divino en esta situación. Un ser divino ciertamente volaría de casa en casa, sin dejarse agobiar por las nociones humanas, y no se sentiría cansado. También reconocí que todo eso era algo bueno para mí. Podría salvar vidas y, de paso, transformar el yeli en virtud.
Mis pensamientos rectos regresaron. Mi cuerpo se volvió ligero. Podía subir y bajar las escaleras con más rapidez.
A partir de esta experiencia, llegué al entendimiento de que cuando nos controlan las nociones humanas, nuestro cuerpo se ve restringido por la ley del reino humano y tendemos a sentirnos doloridos y cansados. Cuando nos guían los pensamientos rectos del Fa, nuestro cuerpo se encuentra cerca de un reino divino, por lo que las dificultades del reino humano no ejercerán ningún efecto en nosotros.
Shifu dijo:
“Decimos que lo bueno o lo malo surgen de un pensamiento de la persona, y la diferencia de este pensamiento también trae distintas consecuencias” (Cuarta Lección, Zhuan Falun).
Llegué a un mejor entendimiento de esta enseñanza después de haber vivido esta experiencia.
El estudio del Fa me da una energía y una motivación infinitas. Solo asimilándonos al Fa podemos validarlo verdaderamente, y en el proceso podemos darnos cuenta de la sabiduría infinita y la gran compasión del Maestro y de Dafa.
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