(Mingui.org) La Sra. Pan de 68 años, se mudó a una bonita ciudad de Europa en 1993. En mayo de 1998, un amigo que recientemente había regresado de China le habló sobre Falun Dafa. Poco después comenzó a practicarlo.

La Sra. Pan sigue viviendo en esa pequeña ciudad. Desde entonces muchos chinos se han mudado allí. Muchos de los residentes la conocen. Habla a la gente sobre Falun Dafa y sobre la persecución que sufre por parte del Partido Comunista Chino (PCCh), y ha ayudado a muchos chinos a renunciar al PCCh y a sus organizaciones afiliadas.

Entre los chinos a los que ha ayudado a renunciar al PCCh, algunos creen en otras religiones, otros están cursando estudios universitarios y otros son recién llegados de China. La primera vez que trató de esclarecerles la verdad, algunos se negaron a escucharla mientras que otros la criticaban. Poco a poco, su temperamento pacífico y su bondad los ha ido conmoviendo. Después, acababan diciendo que se sentían afortunados de haberla conocido.

Volviéndose saludable después de practicar Falun Dafa

Cuando la Sra. Pan comenzó a practicar en 1998, tuvo una experiencia extraordinaria: “Cuando hacía los ejercicios, en lugar de sentirme pesada, sentía como si mis brazos flotaran. Me sorprendió. Supe que Falun Dafa era especial. Tosí durante tres meses, y mi mucosidad era  de un color verde. Pero al leer Zhuan Falun supe que el Maestro estaba limpiándome el cuerpo, así que no me preocupé. Tosía solo por la noche, así que no afectaba a mi trabajo”.

Muchos de los habitantes del edificio eran chinos. Muchos le dijeron que, aunque parecía que estaba sana, la tos nocturna parecía indicar que estaba enferma.

Ella les explicó que practicaba Falun Dafa y que su fundador, el Maestro Li, le estaba limpiando el cuerpo. Sus vecinos observaron cómo sanaba y que era una persona honesta y entusiasta. Se alegraban de tenerla como amiga.

Esclareciendo la verdad a sus vecinos chinos

No obstante, en Julio de 1999, en China comenzaron a perseguir a esta pacífica y beneficiosa práctica. El PCCh controla los medios de comunicación chinos, así ue lanzó una campaña en todos los medios con el fin de calumniar a los que se rigen según los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Millones de personas que no conocían la práctica espiritual cayeron víctimas del engaño.

La Sra. Pan recuerda: “Cuando comenzó la persecución, los vecinos que habían escuchado la propaganda del PCCh, no me creían cuando les hablaba de la persecución. Algunos discutían conmigo. Me hacía sentir mal que ya no quisieran escucharme”.  Aún así, la mayoría de los chinos del lugar la conocían, sabían que era una persona educada que caía bien. “Como me conocían bien, venían a verme a menudo. Después de hablarles les daba más detalles de la persecución del PCCh”.

Recordó: “Les decía honestamente: Sin importar lo que suceda, seguiré practicando Falun Dafa. Estudio el Fa y también voy a varios lugares para aclarar la verdad. La gente comenzó a decir que los practicantes no hacían nada malo, y que solo estudian el Fa cada día”.

La Sra. Pan dijo que, a pesar de su actitud, siguió socializando con sus vecinos y hablándoles sobre la persecución. Cuando el movimiento de “Renunciar al PCCh” comenzó, les explicó el significado de renunciar al PCCh, a la Juventud Comunista y a los Jóvenes Pioneros. Algunos renunciaron a su membresía al Partido e incluso animaron a otros para que escucharan lo que ella tenía que decirles, mientras que algunos otros se lo trasmitían a sus amigos. Una de sus amigas cristianas es un claro ejemplo de esto.

Una amiga cristiana renuncia al PCCh

La Sra. Pan es amiga de una mujer cristiana desde hace más de 20 años. “Nos conocimos en un curso de idiomas y le aclaré la verdad de camino a casa. Al principio no lo aceptó y le di un ejemplar del Epoch Times. Más tarde pude sentir que había cambiado, incluso le dio el periódico a sus amigas para que lo leyeran.

Su amiga le preguntó quién financiaba el periódico. Creía que, como dice la propaganda del PCCh, Falun Dafa recibe dinero del extranjero.

La Sra. Pan le explicó que los practicantes eran los que pagaban los periódicos para que la gente supiera la verdad. Trabajaban como voluntarios sin recibir dinero a cambio. Ella lo entendió.

Al principio, cuando le contó que el PCCh estaba sustrayendo los órganos a los practicantes de Falun Dafa a la fuerza mientras aún estaban vivos, su amiga no lo creyó: “Eso es imposible, si me dices que algunos médicos son malévolos, te creo, pero no creo que esta sustracción forzada de órganos se esté perpetrando a gran escala”.

Un día que hablaban de nuevo sobre el tema, su amiga le dijo que debía facilitarle información para demostrar lo que decía. La Sra. Pan le facilitó una copia del informe de investigación independiente de los canadienses David Matas y David Kilgour. También le dio otros materiales informativos.

Cuando la Sra. Pan le explicó la importancia de renunciar al PCCh, su amiga le dijo que como Dios la cuidaba no tenía ninguna importancia si renunciaba al PCCh o no. La Sra. Pan dijo que había millones de chinos que ya habían renunciado al PCCh para no verse vinculados cuando el Partido tenga que responder por sus crímenes.

Entonces, su amiga entendió por qué la gente había renunciado y accedió a retirarse de la Juventud Comunista.

Después de renunciar, su amiga se encontraba feliz. Le dijo que le mostraba los vídeos de aclaración de la verdad a sus familiares en su tablet. También les habló a sus compañeros de clase sobre la importancia de renunciar al PCCh.

Ahora su amiga ve cada día NTDTV (New Tand Dynasty TV) y les dice a otros también que la vean.

Nuevos inmigrantes chinos renuncian al PCCh

Un día la Sra. Pan conoció a una inmigrante recién llegada. Recordó: “Cuando vino a mi casa, le expliqué la importancia de renunciar al PCCh, pero se mostró algo evasiva y me dijo que esto no tenía nada que ver con ella”.

La mujer observó que la Sra. Pan era fácil de tratar, sincera y que nunca cotilleaba. Dijo que se sentía cómoda cuando estaba con ella.

Algunos días después la Sra. Pan le volvió a proponer que renunciara. Esta vez la mujer preguntó cómo podía hacerlo. Pan encendió su ordenador y le ayudó a rellenar un formulario en Internet para que pudiera renunciar a los Jóvenes Pioneros.

La Sra. Pan señaló el número de confirmación del sitio web y dijo: “Este es tu número, el que confirma que renunciaste”. La mujer le dijo: “Haré una foto, me tomo muy en serio el hecho de renunciar”. Tomó una fotografía y le dio las gracias a la Sra. Pan por su ayuda.

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