(Minghui.org) La Sra. Du Shuhui, una contadora jubilada que solía trabajar en la Oficina de Construcción Urbana del Condado de Mian, provincia de Shaanxi, solía estar muy enferma y tenía que gastar una fortuna en gastos médicos cada año. A los pocos meses de empezar a practicar Falun Gong, en 1996, sus enfermedades desaparecieron y estaba muy sana.

Falun Gong, también conocido como Falun Dafa, es una práctica de ejercicios y meditación basada en los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Temeroso de la inmensa popularidad de esta práctica, el Partido Comunista Chino inició una persecución nacional a Falun Gong en 1999.

En los últimos 22 años, la Sra. Du, de la ciudad de Hanzhong, provincia de Shaanxi, ha sido detenida ilegalmente y ha pasado un total de 11 años en un campo de trabajos forzados y en prisión por negarse a renunciar a su fe en Falun Gong.

Junto con su hermana, la Sra. Du fue enviada a un campo de trabajos forzados en 2001. Se les privó de dormir y se les negó el uso del baño. En 2006, la Sra. Du fue detenida de nuevo. Mientras estaba detenida, sufrió una inflamación de la vesícula biliar y tuvo que ser llevada a urgencias.

En 2013, la policía irrumpió en la casa de la Sra. Du, la saqueó y la detuvo. En el Centro de Detención de Hantai durante más de un año y medio, a menudo sufría dolores y espasmos por los cálculos biliares. Apenas podía comer, beber o dormir. Cada ataque de cálculos biliares duraba más de diez días. Le hicieron cuatro ecografías en tres hospitales, y todos los diagnósticos fueron los mismos: su vesícula estaba llena de cálculos biliares. Se le recomendó una intervención quirúrgica, pero se le denegó la fianza para el tratamiento médico. La Sra. Du fue juzgada y condenada a ocho años de prisión.

En la cárcel, la torturaron muchas veces en una silla de metal. Los guardias y las reclusas la golpeaban a menudo. Las palizas fueron tan graves que perdió dientes y se dislocó la mandíbula. La agarraban del pelo y le golpeaban la cabeza contra la pared o contra los marcos metálicos de la cama, lo que le provocaba convulsiones.

En una ocasión, no le permitieron ir al baño durante 17 días. No tuvo más remedio que hacer sus necesidades en los pantalones. En otra ocasión, la obligaron a sentarse en un pequeño taburete durante más de cinco meses, todos los días de 7 a 3 de la mañana. Cuando las demás reclusas dormían, ella era obligada a permanecer de pie en el pasillo hasta la medianoche con un frío glacial.

A las practicantes de Falun Gong en la prisión no se les permitía hablar entre ellas, y la Sra. Du era vigilada en todo momento. Se le encomendó la tarea de recortar los hilos de la ropa terminada. Solo podía verlos casi sobre la tela. Cuando no podía terminar su cuota, la obligaban a estar de pie hasta bien entrada la noche mientras las demás dormían. Tras cuatro años así, su vista se deterioró drásticamente. A los objetos a pocos metros los veía borrosos.

Desde 2018, las autoridades le han suspendido la pensión, que aún no se ha restablecido. Tras su puesta en libertad a finales de 2020, las autoridades la acosan con frecuencia. En abril y junio de 2021, la policía fue a su casa en dos ocasiones, exigiendo que firmara una declaración en la que se comprometía a no volver a practicar Falun Gong.

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