(Minghui.org) Un practicante de Falun Dafa me dijo que la cafetería de una fábrica estaba buscando un cocinero en torno a julio de 2014. Después de empezar a trabajar allí me enteré de que el anterior cocinero era un derrochador. Cuando el dueño de la fábrica se iba a casa, el cocinero permitía a los trabajadores de la fábrica beber alcohol y comer platos caros. Cuando el dueño se enteró, despidió al cocinero.
El gerente me decía qué debía cocinar y cuánta carne debía utilizar. Siempre seguí el Fa del Maestro y vigilé cuidadosamente cuánto se gastaba, ahorrando así dinero al dueño. Además, trataba bien a los trabajadores y preparaba una deliciosa comida.
A veces las verduras crudas que compraba el encargado estaban podridas. Los trabajadores me decían: "Tíralas y dile al encargado que compre otras mejores". Yo les decía: "No, elegiré las buenas e intentaré no desperdiciar nada".
A menudo les preguntaba a los trabajadores su opinión sobre los platos que cocinaba. ¿Están demasiado salados y son satisfactorios? Siempre me decían que todo estaba bien, limpio y delicioso. A veces me decían: "No hace falta que seas tan meticulosa. La comida es estupenda. Solo somos trabajadores. ¿Quién nos toma en serio?" Todos pensaban que yo era demasiado amable con ellos.
La cantidad de verduras y carne cruda que recibía no siempre era suficiente. Cuando no era suficiente, comía menos o comía verduras en escabeche y dejaba que los trabajadores se saciaran. Cuando sobraba, me lo comía y servía a los trabajadores platos frescos.
Cuando los trabajadores me vieron comer las sobras mientras ellos comían los platos recién preparados, no lo entendieron. Me preguntaron: "¿Por qué eres tan ahorrativa? Puedes tirar las sobras". Les dije: "Debemos intentar no desperdiciar las cosas, aunque no sean nuestras. No es bueno desperdiciar nada". Más tarde, algunos trabajadores se comieron voluntariamente las sobras conmigo. Todos aprendieron a no desperdiciar las cosas.
A veces, el dueño iba a un buen restaurante y traía platos deliciosos. Siempre servía esta comida a los trabajadores. Al cabo de un tiempo, se decían: "¿Cómo puede haber gente tan buena? Los cocineros suelen guardar la mejor comida para ellos y rara vez la dan a los demás. También se llevan la buena comida a casa. Pero nuestra cocinera nunca se lleva nada a casa y no desperdicia nada. ¿Dónde se puede encontrar una persona tan buena?". Los trabajadores le contaron después al director lo que estaba haciendo.
Hablando en favor de la cocinera
La cocina no tenía calefacción, así que hacía frío en invierno. No le di mucha importancia porque pensé que, si los demás podían soportarlo, yo también podría. Un día, el contable y dos trabajadores de envíos le dijeron al director: "Mire cuánto dinero le ha ahorrado la cocinera. No desperdicia nada y cocina con mucho esmero. Pero no hay calefacción en la cocina. ¿No es esto injusto para ella?".
Yo no estaba allí en ese momento. Uno de los repartidores me lo contó. Me dijo: "Hoy le hemos dicho al encargado que te instale un calentador o un radiador. Hace frío en la cocina". A los pocos días, el gerente instaló un radiador en la cocina. También había un kang (estufa de cama) en la cocina, así que la habitación se calentó bastante.
Otro gerente también me trajo un calentador eléctrico. Los trabajadores estaban muy contentos. Se burlaron de mí y dijeron que ni siquiera los gerentes tenían tres calentadores. Yo me reí. Sabía que el compasivo Maestro hizo todos los arreglos para mí.
Aclaré los hechos a los trabajadores y me preguntaron sobre cosas que no entendían. Después de un tiempo, la mayoría de ellos comprendió la verdad sobre la persecución. Empecé a ayudarles a renunciar al Partido Comunista Chino (PCCh) y a sus organizaciones juveniles.
Dos trabajadores comenzaron a practicar Falun Dafa. Encontraron tiempo para leer los libros de Dafa durante el día e hicieron los ejercicios conmigo por la noche, Al practicar el quinto ejercicio, uno fue capaz de sentarse en la posición de loto completo durante media hora la primera vez que lo intentó. Dijo que cuando meditaba, no tenía ningún pensamiento en su mente y se sentía como si estuviera sentado dentro de una cáscara de huevo.
Renunciando a las organizaciones del PCCh
Muchos compradores acudían a la fábrica para llevarse su mercancía. Hice todo lo posible por aclararles los hechos y darles folletos. Al cabo de un tiempo, todos los trabajadores sabían quiénes no habían renunciado aún al PCCh. Cuando se contrataba a un nuevo trabajador, me decían: "Ha llegado alguien nuevo. Ven y ayúdale a renunciar al PCCh".
Algunos compradores aceptaron renunciar inmediatamente, mientras que otros tuvieron que pensarlo. Los trabajadores me ayudaban y le decían al comprador: "Deberías renunciar. ¿De qué sirve mantener el PCCh? Todos hemos renunciado". A menudo, el comprador aceptaba renunciar. Esto ocurrió muchas veces. Todos estos trabajadores se labraron un gran futuro.
El negocio de la fábrica estuvo cerrado temporalmente durante un tiempo, pero al cabo de unos meses volvió a abrir. El propietario me llamó y me preguntó si podía volver. Decidí no volver porque todos los trabajadores de allí y la mayoría de los compradores habían renunciado al PCCh.
Pero el propietario me llamó tres veces, instándome a volver. Decidí que trabajaría allí mientras el dueño buscaba a otra persona. El dueño dijo: "Solo quiero contratar a un practicante de Falun Dafa". Me dio 300 yuanes más a final de mes. Más tarde encontró a otro practicante de Falun Dafa para sustituirme.
Por mucho que hagamos, en realidad solo estamos cumpliendo nuestros votos prehistóricos. Sé que no podríamos hacer nada sin la protección del Maestro y la guía de Dafa. Tengo que hacer bien las tres cosas y salvar a la gente. El Maestro tiene que soportar mucho a cambio de cada día que la Rectificación Fa no ha terminado. Así que debemos apreciar cada momento, cultivarnos bien y salvar a más seres conscientes.
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