(Minghui.org)

¡Saludos Shifu, saludos compañeros practicantes!

Mi nombre es María Eugenia Zilli, nací en la ciudad de Luján. Crecí en el seno de una familia tradicional y conservadora. Conocí a Falun Dafa en el año 2001 a través de un practicante que nos habló del libro. Empecé a leerlo y luego iba al parque a aprender los ejercicios. Nos juntábamos a leer los domingos con practicantes y luego intercambiábamos un poco. En ese momento me costó eliminar muchos apegos, no quería soltarlos y poco a poco me fui perdiendo nuevamente en la sociedad de la gente común. Fui dejando de leer y de hacer los ejercicios, hasta el punto en que ya no los hacía más.

Sin embargo siempre tuve el libro Zhuan Falun conmigo y sabía dentro de mi corazón que debía conservarlo para siempre por algún motivo.

En enero del año 2018 volví a leerlo, pero esta vez había algo muy diferente dentro de mí, sabía que esta vez iba a ser para siempre.

Quisiera compartir algunas experiencias que tuve en estos tres años de cultivación que me han conmovido profundamente.

En el año 2009 me mudé a la ciudad de Río Cuarto, Córdoba. Estuve cerca de 1 año viviendo con quién es mi actual esposo. Luego al año siguiente nos mudamos a Luján. En la estantería de mi casa siempre estuvo el libro Zhuan Falun, junto a otros libros. La estantería estaba en el living y cerca de la puerta de salida. Recuerdo que por algún motivo cada vez que salía fuera de mi casa mi cabeza volteaba para ver el libro. Me empezó a pasar varias veces cada vez que salía de la casa. Sentía que algo del libro me llamaba y se hacía cada vez más y más fuerte, sin embargo no le presté mucha atención en ese momento. Un tiempo más adelante mi esposo, que no conocía el libro, me dijo que tenía un poco de tiempo libre en su trabajo porque en el sector que trabajaba estaba solo y con tiempo y que quería llevarse un libro para leer. Fue a la estantería y tomó el Zhuan Falun. Cuando vi que hizo eso sentí una felicidad inexplicable dentro mío, me había puesto tan contenta que no podía explicarlo. Le dije que eso era muy bueno y que lo empiece a leer.

Cuando volvió a su trabajo leyó un poco el primer día, pero al segundo día habían puesto a una persona para trabajar con él, por lo tanto la lectura se veía interferida. Al contarme eso le propuse leerlo juntos en casa. Así es como volví a obtener el Fa.

Unos días después de volver a leer Zhuan Falun, tuve un sueño donde un hombre me llevaba a una torre alta, algo parecido a un castillo medieval. A mi lado había dos mujeres que me acompañaban e iban conmigo donde fuera que iba. Al llegar a la cima de la torre, me encontré con tres hombres orientales, con trajes de vestir, sentados en sillas altas, uno al lado del otro. Observaban atentamente todo lo que iba a ocurrir. Una persona me sentó en una silla en medio de las dos otras mujeres que me acompañaban. De repente se abrió una puerta y salió una mujer oriental. Se dirigió a una de las mujeres sentadas a mi lado, pasó su mano por el cuerpo y le dijo que tenía Fashen cuidándola. A la otra mujer le dijo lo mismo, pero cuando vino hacia mí, me dijo que yo no tenía a nadie cuidándome. Me sentí confundida, porque yo sabía que estaba empezando a cultivarme en Dafa. Volvió a pasar la mano por mi cuerpo y me dijo nuevamente que no había Fashen cuidándome. Un poco desorientada me levanté y le dije gritando que yo me cultivaba en Falun Dafa y que tenía a Shifu. De repente me desperté sobresaltada. Esa noche estaba muy conmovida.

Tiempo después me di cuenta que esa fue una prueba de determinación si quería volver a cultivarme. Pensé profundamente que esta era una oportunidad que no podía volver a dejar y decidí poner mi corazón completamente en Dafa y no volver a dejarlo jamás.

Durante los tres primeros meses no podía dejar el cigarrillo, llevaba 20 años fumando y mis intentos por dejarlo siempre habían sido en vano. Así que pensé que de a poco iba a dejarlo, que mientras avanzaba en la cultivación iba a poder lograrlo, sin embargo por dentro no quería renunciar a ello. Dependía del cigarrillo para todo, desde la mañana hasta la noche, en cada ocasión, llegué al punto de pensar que sin fumar no podía estar feliz.

Me agitaba todo el tiempo y hacía rato que ya no sentía hambre y a veces me agarraban palpitaciones fuertes y dolores en el pecho. También estaba muy por debajo de mi peso normal y tenía fuertes complejos por esa razón.

Durante la lectura, cuando llegaba a la Séptima Lección, sobre El asunto de comer carne, donde Shifu habla sobre el cigarrillo, sentía que no podía leerla. Era tan fuerte esa materia en mi cuerpo que interfería en esa parte de la lectura.

Un día sin pensar demasiado, me propuse no fumar, quería eliminar ese apego definitivamente porque ya no podía seguir engañándome. Pasaron uno, dos, tres días sin fumar y así sucesivamente. Cuando leía la Séptima Lección ya lo hacía con atención y me concentraba mucho más en esa parte que antes no lograba hacerlo. Durante los ejercicios también sentí como una corriente fuerte de aire detrás de mi espalda, a la altura de los pulmones, que sacaba con fuerza algo que tenía dentro. No tuve tos ni ningún síntoma que tienen los fumadores después de dejar de fumar. Es como si nunca lo hubiese hecho. Fue un largo camino, porque muchas veces tuve pruebas fuertes, pero logré pasar cada una con un corazón determinado y mi confianza era cada vez más sólida y nunca más volví a tocar un cigarrillo.

En marzo de ese mismo año, fuimos con mi esposo a ver Shen Yun. En el receso reconocimos a un practicante de Falun Dafa. Nos acercamos y nos dio información y luego nos agregó al grupo de chat llamado "Forjando el corazón", donde podíamos estar en contacto con muchos practicantes de Argentina e intercambiar sobre nuestra cultivación.

Al principio mis nociones sobre algunos practicantes empezaron a interferir en los intercambios. Tenía ideas equivocadas sobre algunos de ellos que vivían en la Capital y mi corazón se movía todo el tiempo en casi todos los intercambios que se daban. Tuve mucha envidia y un fuerte corazón de contender y de injusticia, lo que me trajo algunas fuertes tribulaciones, como fuerte ye de enfermedad. Dentro mío pensaba que siempre tenía la razón y que los demás estaban equivocados y que debía defender mi punto de vista incansablemente. Un día en un intercambio con una practicante, mi corazón se movió mucho por lo que empecé a escribir con enojo y llena de corazón de injusticia, cuando de repente sentí un fuerte dolor en el corazón, como si alguien lo hubiese agarrado y estrujado con mucha fuerza. Fue tan fuerte el dolor que inmediatamente noté que algo no estaba bien en mi accionar, por lo que intenté calmarme.

Más tarde me di cuenta que esa no era la actitud de un cultivador y que estaba completamente cegada por esos corazones que me llevaban a actuar desenfrenadamente. Sin embargo continué de esa misma manera por un tiempo más, pero con el gradual estudio del Fa fui poniéndome cada vez más clara, fui limpiándome de todas esas nociones humanas ordinarias que no me dejaban pensar y actuar con racionalidad y eliminando corazones de apego. Poco a poco fui viendo la importancia de estar en el cuerpo grande de practicantes y de cómo fue de mucha importancia en mi cultivación y en mi progreso en la misma. Atesoro haber podido estar con más cultivadores y que hayan marcado mis apegos para detectarlos y eliminarlos gradualmente y así avanzar en mi cultivación. Siento que es importante mantener contacto con practicantes ya que es la manera que Shifu nos ha dejado para poder avanzar como un cuerpo. En este último año me fue de mucha ayuda ya que mi madre tuvo una recaída muy fuerte debido a una enfermedad oncológica que la llevó a quedar semi paralítica. Durante todo el proceso tuve que moler muchos corazones y fue una prueba muy dura. Mi madre estaba gravemente enferma por lo que decidieron dejarla internada.

Estuve en el sanatorio durante muchos días, desde la tarde hasta la mañana del día siguiente. Día tras día así. Me costaba conciliar el sueño y cuando lograba hacerlo entraba personal a la habitación y me despertaba. En la mañana volvía a trabajar y durante la ida en auto aprovechaba a leer durante unos pocos 15 minutos que tenía. Una vez que terminaba de trabajar subía al auto y leía hasta llegar nuevamente al sanatorio. El tiempo para estudiar el Fa se hacía cada vez más acotado y podía leer solo algunos fragmentos. También durante el envío de pensamientos rectos era interferida por gente que entraba en la habitación. Ya notaba que había mucha interferencia pero me costaba mucho poder ponerme firme. Durante ese periodo muchos corazones de qing me fueron expuestos.

El qing hacia mi madre me llegó a desequilibrar. Cuando llegaba a mi casa no paraba de llorar y sentía culpa por no poder estar tiempo con mis hijas y acompañarlas en el proceso. Todo el tiempo mi cabeza no paraba de pensar y pensar, resultaba agotador, todo tipo de pensamientos me atormentaban, al no estudiar correctamente no lograba poner mi pensamiento recto. Cuando el qing me atormentaba sentía un fuerte dolor en el estómago, hasta el apetito había desaparecido. Sabía que no podía seguir así. Así que Intenté empezar a leer aunque sea de a ratos, en los momentos que podía. Cuando entraba alguien a la habitación seguía leyendo y trataba de que eso no me distrajera. A veces era difícil porque me hablaban, pero intentaba seguir leyendo y contestando con pocas palabras lo que me preguntaban. Durante la noche cuando todo estaba más tranquilo, tapaba mi cabeza con sábanas para poder leer desde el celular y que no molestase la luz. También había retomado el envío de pensamientos rectos en los momentos donde creía que no podía hacerlos, aunque eso fue algo que me costó más y me llevó más tiempo.

Empecé a negar más firmemente el hecho de no poder leer y traté de poner mi corazón en la lectura, eliminando los pensamientos embrollados que me interferían mientras leía. Cuando lo hacía así, muchas cosas me eran reveladas y tenía cada vez más tiempo sin interrupciones. Las cosas se iban acomodando cada vez más. Empezaron a aparecer personas allegadas que se ofrecían a cuidar a mi madre para que yo pudiese irme y descansar. En un momento ya había personas que se prestaban a cuidarla durante la tarde y la noche.

Si no hubiese puesto mi pensamiento recto en ese momento las cosas no se hubiesen acomodado para que pueda estudiar el Fa. Durante ese tiempo logré desprenderme un poco más del qing, ser más tolerante con los demás, perseverar y fortalecer mi confianza y mi Fe.

En una oportunidad entró una médica a la habitación y pensé qué bueno sería poder hablarle de Dafa, pero no encontraba la manera de sacar el tema, así que había desistido en hacerlo. Noté que algo estaba mal en mi pensamiento, pero lo dejé pasar. En ese momento y repentinamente mi madre me dijo que le hablase de Dafa y lo bien que me había hecho. Me sorprendí mucho y pensé, bueno, estuve muy mal en desistir pero se me dio la oportunidad de hacerlo así que empecé a contarle sobre la práctica y la sustracción forzada de órganos. Luego me quedé pensando en la situación, y noté que en la aclaración de la verdad no era diligente, me había dejado interferir por el ye de pensamiento y no pude diferenciar que eso no era algo mío. Sentí mucha vergüenza de no haber hecho lo que Shifu nos pide que hagamos en la aclaración de la verdad.

Así que después de esa situación empecé a aprovechar las oportunidades para hablar de Dafa con los médicos en las demás consultas. Cuando les entregaba los volantes quedaban boquiabiertos, con una expresión de asombro y alegría, como si hubiesen estado esperando ese folleto durante mucho tiempo. Todo este proceso fueron oportunidades únicas para poder avanzar y pruebas de determinación. Esto sacó a la luz mi apego al qing, un apego tan pesado que me impidió en momentos estar racional. Ese qing me atormentó y no tuve la sabiduría para manejar algunas situaciones. Sin el Fa no hubiese podido sobrellevar muchas cosas. Entendí aún más la importancia del estudio del Fa diario y que hay que poner el corazón firme y encontrar el tiempo para hacerlo.

Iluminándome a la cuestión del refinamiento

Al principio de mi cultivación, era diligente con los ejercicios. Mi cuerpo se sentía liviano y tenía más energía. Pero luego fui relajándome gradualmente. A veces tenía esas nociones de que el tiempo no alcanzaba, que los haría más tarde, pero luego no los hacía. También llegué a pensar que no importaba mucho hacerlos y que era más importante cultivar el xinxing. Esto fue una lección muy fuerte, porque fui escondiendo mis apegos a la comodidad y la pereza con excusas, lo que me llevó a iluminarme perversamente a tal punto de convencerme de que no hacía falta hacerlos. Durante mucho tiempo seguí igual y sin darle la debida importancia, aún sabiendo que mi entendimiento no era correcto. Con el pasar del tiempo solo los realizaba en el sitio de práctica una vez a la semana y tampoco hacía los cinco. Buscaba hacer los más cómodos y los que menos esfuerzo requerían. A veces no recordaba siquiera cómo se llamaba cada ejercicio, pero en vez de alertarme dejaba pasar la situación y seguía en el mismo estado.

Mi cuerpo se empezó a sentir muy pesado, estaba muy cansada todo el tiempo y tenía varios dolores. En tres o más ocasiones he tenido muy fuerte ye de enfermedad. En ese momento me arrepentía de no haber sido diligente con el refinamiento, pero luego todo volvía a lo mismo, la comodidad tomaba lugar y no los realizaba.

En un momento mi periodo menstrual se hacía cada vez más escaso hasta el punto de desaparecer completamente. En principio no le di mucha importancia, pero luego de un tiempo largo sin el periodo menstrual, empecé a preocuparme un poco. Pensaba que con 37 años era muy joven para tener la menopausia, pero en cierto sentido había aceptado un poco la idea de serlo. De un año a otro aún no aparecía, entonces había empezado a pensar en ello nuevamente y a preocuparme. Traté de no pensar más en la situación y dejar que las cosas pasen, pero a veces sentía que algo no estaba bien y que eso no era normal.

Esta inquietud me animó a compartir la situación con otras practicantes, ya que me estaba generando ansiedad la situación. A los días de compartirlo, una cañería en la cocina de mi casa se tapó completamente. Luego de la cena empecé a lavar algunos platos pero de repente empezó a salir agua por la cañería y estaba todo el piso empapado. Había algo obstruido que no dejaba pasar más el agua. Intentamos destaparla de varias formas pero seguía igual. Tras largos intentos fallidos decidí contactar a un plomero para que venga a solucionarlo.

Al día siguiente, vino un hombre. Mientras hacía su trabajo nos contó un poco de su vida y sobre todo nos contaba su fuerte creencia en Dios y lo importante que era en su vida. Él era un pastor colombiano.

En un momento empezó a pasar un objeto en la cañería tratando de destaparla. Mientras lo hacía de repente volteó su mirada hacia mí y me dijo que algunos discípulos de Jesús no creían que Jesús había resucitado, y que al verlo no creían que ese cuerpo era real, que era un cuerpo transformado.

En ese instante me quedé un tanto extraña, porque sentía que había algo muy dirigido hacía mí, pero no le di importancia en el momento. Tras un largo rato la cañería se destapó.

Antes de irse dijo que era muy importante tirar siempre agua, porque sino se volvería a obstruir. Que tenía que recordar hacerlo todos los días. Esto me lo dijo varias veces, incluso al día siguiente por mensajes de texto. En un momento pensé que estaba siendo un tanto insistente con esto de dejar fluir el agua.

Unos días después de esto, me desperté de golpe por la madrugada y apenas abrí mis ojos empezaron a aparecer imágenes de sucesos que me habían ocurrido. Lo primero fue mi preocupación por la falta de mi periodo menstrual y luego las palabras del plomero sobre el cuerpo de Jesús.

Enseguida me di cuenta que la falta de mi periodo menstrual se debía a mi pobre entendimiento del refinamiento y a mi negligencia.

Ese mismo día compartí con mi esposo lo que me había sucedido y que había entendido porqué mi periodo no regresaba y porqué mi cuerpo se sentía tan mal.

Shifu dijo: "Al ser una persona y un cultivador según los requisitos del Fa, recién entonces se es un Dafa dizi. Refinar el gong es suplementario al xiulian; de estos dos, no puede faltar uno".

Saludos al Fahui de Argentina, noviembre de 2016

Después de terminar de hablar con mi marido sobre esto, mi periodo menstrual volvió de inmediato.

Shifu dijo:

“Todos los sentados aquí, escuchen. ¿Lo escucharon todos? Deben hacer bien las tres cosas que los Dafa dizi deben hacer bien. Necesitan hacer los ejercicios. Con tal que no hayan llegado aún a la perfección, necesitan hacer los ejercicios, necesitan estudiar el Fa y necesitan hacer las tres cosas de los Dafa dizi. Definitivamente”.

Exponiendo y enseñando el Fa en el Fahui del Área Metropolitana de Nueva York 2003

Todavía no logro hacerlos todos los días, pero pude comprender la importancia de hacerlos y estoy empezando a eliminar esas nociones que no me dejan refinar. Sé que no debo relajarme en la cultivación, por eso es importante exponer estos apegos a fin de poder eliminarlos completamente.

Durante estos tres años he visto la grandeza de Dafa, la misericordia de Shifu y lo valioso de haber obtenido nuevamente el Fa. Todos los intercambios que he tenido con practicantes fueron fructíferos, gracias a ello he descubierto corazones de apego que no sabía que tenía. A través de los intercambios me he elevado y obtenido nuevos entendimientos. Tuve la posibilidad de trabajar en un medio de Dafa dizi y estar en contacto con varios practicantes, poder intercambiar, me he dado cuenta que nos ha servido mucho para mejorar en muchos aspectos, tanto en el trabajo como en nuestra vida diaria. Muchas veces siento que no llego al estándar, sé que debo esforzarme mucho más.

Agradezco a Shifu por su gran misericordia, por guiarme en el camino y darme la posibilidad de volver a mi verdadero ser.

Gracias Shifu, gracias compañeros practicantes.

Presentado en la Conferencia de Intercambio de Experiencias de Cultivación de Falun Dafa en Argentina 2021