(Minghui.org)

Venerable Shifu, compañeros practicantes, ¡saludos!

Obtuve el Fa a comienzos del año 2019. En ese entonces convivía con mi marido aunque sin estar casados y nuestro hijo tenía 3 años. Hacía poco tiempo que habíamos comenzado un negocio propio al cual le dedicaba mucha energía para hacerlo crecer y así poder vivir más cómodamente. Luchaba por una “bocanada de qi” a cada paso, agotada y arrastrada por la corriente del mundo secular.

Pero llegó un día en el que sentí que mi vida estaba yendo en una dirección equivocada, había cosas que no estaban bien. Fue ahí que comencé a leer una versión de Zhuan Falun que había en la biblioteca de mi casa que había dejado mi marido, quien se había cultivado por un tiempo en el pasado y ya me había introducido a los principios del Fa. Yo ya sabía que en Dafa encontraría algo que nada de lo que estaba haciendo en ese momento me lo podía dar. Mi lado despierto sentía que se alejaba de la característica del universo y quería retornar. Casi al mismo tiempo, pero sin saberlo, mi marido también estaba acercándose nuevamente a la lectura de Zhuan Falun. Fue así que empezamos la cultivación juntos.

En este tiempo transcurrido hasta hoy mi vida se ha transformado y me he beneficiado enormemente gracias al poder de Dafa y la misericordia de Shifu. Estoy aquí para compartir algunas de las experiencias más valiosas que he tenido hasta el momento. Por favor señalen si hay algo inapropiado en el contenido.

Eliminando la envidia

A través del estudio del Fa, muy rápidamente pude darme cuenta de que soy una persona con un fuerte corazón de envidia. La “envidia asiática” tal como la describe el Maestro en Zhuan Falun me resultó muy familiar al leerla por primera vez. Era común que los éxitos de los demás me generen una especie de incomodidad y un sentimiento de injusticia, en lugar de alegría genuina.

Al reflexionar sobre mis pensamientos, pude ver que muy a menudo me encontraba compitiendo contra otros, comparándome y queriendo obtener reconocimiento. Incluso en las tareas más cotidianas como cocinar y limpiar la casa, en mi mente muchas veces me encontraba pensando en que tenía que hacerlo mejor que los demás. Hasta en las lecturas grupales al principio me pasaba de no poder concentrarme por estar pendiente de leer sin equivocarme ni una vez.

Me di cuenta de que frecuentemente mi motivación por hacer las cosas bien no surgía de un corazón benevolente ni altruista, sino por el ego y la necesidad de autovalidación y ostentación.

Shifu dijo:

“Algunos, para conservar su reputación, ¿en qué piensan incluso mientras tratan a un paciente? «Déjame que yo tenga esta enfermedad para que él se cure». Esto no surge de un corazón de misericordia; él no ha descartado para nada ese corazón de fama y beneficios, así que es absolutamente imposible que nazca un corazón de misericordia” (Segunda Lección, Zhuan Falun).

Reparé en que siempre me he dedicado a hacer las cosas en las que considero que soy buena y puedo destacarme, pero rara vez me animo a afrontar situaciones en las que puedo fallar.

Perfeccionismo, ego, orgullo, soberbia, celos, injusticia. Son todas facetas de un ser envidioso al que le encantan los elogios y evade las críticas.

El corazón de injusticia frente a cada mínimo problema que se me presenta siempre me ha traído mucha angustia. Especialmente con mi marido que frecuentemente ha sido el blanco de mis roces de xinxing. Muchas veces me invade el pensamiento de que él no reconoce mis esfuerzos y que no es lo suficientemente considerado conmigo, o que me habla de mala manera y eso desata un conflicto. Como si yo fuera la única persona que se sacrifica por los demás. Anteriormente cualquier pequeñez podía terminar en una gran discusión llena de resentimiento que finalmente terminaba en horas y quizás días sin hablarnos.

Shifu dijo:

“… al considerar las amarguras en la vida como injusticias contra uno mismo, muchas personas se derrumban y caen hacia abajo” (Cuarta Lección, Zhuan Falun).

Siempre volvíamos a discutir por las mismas cosas pero sin poder encontrar la verdadera razón del conflicto. Definitivamente hasta ese entonces no estaba pudiendo mirar para adentro y mucho menos ver toda la envidia que le tenía. Además solía ser complaciente aceptando absolutamente todo sin decir nada, creyendo que estaba aplicando Ren, pero de pronto, en alguno de esos conflictos, le reprochaba de una sola vez todo eso que supuestamente había “tolerado”, empapada de resentimiento.

Shifu dijo:

“El aguantar con odio, quejas o lágrimas es el Ren de una persona común que está apegada a sus recelos. Sólo el aguantar completamente sin ningún odio ni queja alguna es el Ren de un cultivador” (Qué es Ren, Escrituras esenciales para mayor avance).

Una vez mi hijo de 3 años me dijo: “Mamá, te veo toda llena de espadas clavadas”, y al ratito se desató una discusión con mi marido muy fuerte en la que terminé llorando desconsolada. En ese momento me iluminé a que la raíz de todo el conflicto era mi propia envidia y que eran esas espadas las que me estaban haciendo daño. Las espadas eran todas las caras de mi envidia. Pude verlo tan claro, que el conflicto se desvaneció. Fue a partir de ahí que todo empezó a cambiar. Shifu me había dado una pista.

Hoy puedo detectar fácilmente cuando mis pensamientos están siendo controlados por ese apego y siento mucha vergüenza y desazón. La envidia es un corazón que nos manipula y puede disfrazarse de maneras muy sutiles. Es materia. Entonces hoy trato de rechazarla inmediatamente para eliminarla.

Siento que he mejorado en ese sentido aunque queden muchas capas por limpiar. Hoy soy más receptiva a las críticas, trato de escuchar a los demás con humildad y sin atacar, y rechazo ese papel de víctima en el que me solía poner anteriormente.

Shifu dijo:

“Este problema del corazón de envidia es muy grave porque involucra directamente el asunto de si podemos cultivar la Perfección o no. Mientras la envidia no se elimine, todos los corazones que la persona cultivó y refinó se vuelven muy frágiles. Aquí hay una regla: si el hombre, en el transcurso del xiulian, no elimina el corazón de envidia, no puede obtener el Fruto Recto, absolutamente no puede obtener el Fruto Recto” (Séptima Lección, Zhuan Falun).

La cultivación con los hijos

Al comenzar la cultivación, nuestro hijo de 3 años, Piero, fue utilizado por las viejas fuerzas para jalarnos hacia afuera y no dejarnos avanzar. Ni bien comenzamos con la lectura en las mañanas, él se empezó a despertar mucho más temprano de lo habitual enfurecido, gritando y pataleando diciendo que dejemos de leer el libro. No puedo olvidar cómo su cara se transformaba, se ponía colorado con la mirada un poco perdida. Él solía ser muy cuidadoso con sus libros y sus cosas, pero una vez tomó el libro de los 9 comentarios y lo rompió todo. Cuando enviábamos pensamientos rectos también se enloquecía. Una vez lo encontré solo en el baño recitando las palabras para el envío de pensamientos rectos en chino. No recuerdo haberle enseñado ni repetirlas junto a él. No sé cómo las aprendió, pero para mí eso fue una demostración de que estaban pasando cosas sobrenaturales.

Este estado duró unos meses hasta que luego todo mejoró. Con pensamientos rectos y el constante estudio del Fa todo fue limpiado. Pienso que también fue imprescindible rectificar nuestra situación de convivencia en pareja sin haber contraído matrimonio. Era una brecha grande para las viejas fuerzas y un requisito para caminar rectamente nuestro sendero de Dafa dizi.

Previo a la cultivación mi opinión acerca del matrimonio era la de una persona atea. Simplemente me parecía una formalidad innecesaria, anticuada. No lo relacionaba con Dios, sino con un festejo oneroso y banal de la gente común.

Una vez que empecé a estudiar el Fa, fui recuperando mi fe en lo divino y entendí que la unión en matrimonio es un acto sagrado. Comencé de a poco a entender que la vida en pareja sin estar casados tenía que ver con la lujuria, aunque no fui capaz de ver la urgencia hasta que otros practicantes veteranos lo señalaron en los intercambios como algo que no podía esperar más. Había que alcanzar ese estándar para ser dignos de transitar el camino de un dios.

Shifu dijo:

“...cualquier camino no recto es peligroso y está lleno de tribulaciones” (Exponiendo el Fa en el Fahui del Oeste de los Estados Unidos, 2004).

En muy poco tiempo pudimos casarnos.

Las interferencias a través de nuestro hijo desaparecieron después del matrimonio y luego era él quien nos pedía que leyéramos Zhuan Falun a su lado, y nos exigía que hagamos los ejercicios todas las noches. Hoy duerme con un gran cuadro de Shifu en su habitación y tiene a Dafa en su corazón.

Poco tiempo después fui bendecida con el embarazo de mi segundo hijo, Augusto. Durante la gestación estuve muy tranquila y pude ser muy diligente con el estudio del Fa y los ejercicios, lo cual me benefició mucho para poder pasar las pruebas que fueron apareciendo.

Hice algunos controles médicos básicos y fue entonces que vinieron las pruebas relacionadas con el miedo a las enfermedades y la capacidad de mantener mis pensamientos rectos y la confianza en Shifu.

Las pruebas de ye de enfermedad que involucran a los hijos para mí son difíciles de atravesar porque aparece el qing y también la necesidad de tomar decisiones que tienen que ver con la vida de otra persona (con la responsabilidad que eso implica). Especialmente cuando surge el miedo a “perder la cara” frente a las presiones familiares de seguir el camino de la ciencia contemporánea. Tengo el entendimiento de que debemos tener la sabiduría para no dañar la reputación de Dafa yéndonos a los extremos en determinadas situaciones, pero a veces es fácil que este último argumento sirva para encubrir el apego al miedo y a no confrontar.

La primera prueba apareció cuando en un resultado de laboratorio me dijeron que había tenido una infección reciente con un microorganismo que podía afectar gravemente al desarrollo fetal. Lo primero que pensé al ver el resultado es que estaba atravesando una prueba, y dije: “si no fuera capaz de pasar esta prueba, entonces esto no me aparecería en este momento”.

Shifu dijo:

“Particularmente siendo alguien que refina gong, durante el curso del xiulian algunas pocas tribulaciones son establecidas para ti en distintos niveles, las cuales son todas tu propio yeli y tus propias tribulaciones que te son puestas en diferentes niveles para que te eleves. Tan pronto como elevas tu xinxing, ya puedes pasarlas” (Séptima Lección, Zhuan Falun).

Debía elevar mi xinxing. Entonces mantuve tranquila mi mente, eliminé cualquier miedo que podía surgir, no se lo conté a nadie de la familia para no darle entidad al problema, y cuando me repitieron el examen para confirmar, el resultado dio que había tenido un falso positivo en el primer análisis.

La segunda prueba fue más difícil. Durante la ecografía, la médica nos dijo que el bebé tenía una dilatación importante en uno de los riñones, incluso nos mostró las imágenes que se veían claras en la pantalla, y nos dijo que normalmente ese problema se debe a una obstrucción y que debe resolverse de manera quirúrgica luego del nacimiento. En ese momento se me movió un poco el corazón, pero rápidamente pude restarle importancia. Este Fa de Shifu me recordó que todo lo que estaba viendo formaba parte del juego de las viejas fuerzas para probarme:

“Siendo un cultivador, ese corazón va a ser probado de esta manera. En ese momento, realmente te está probando a ti, para ver si tú lo ves como un cultivador o usas el corazón de la gente común para pensar. Si usas el corazón humano para pensar, entonces vas al hospital, vas para ser tratado. Pero, siendo alguien que no es tan diligente en el xiulian o es un practicante nuevo, eso es diferente. Dado que su xinxing no ha llegado, es decir su reino no ha llegado allá, y si tú le dices a él de manera forzada que “eso no es una enfermedad”, su corazón realmente no ha llegado. Porque su reino de pensamiento no ha llegado, él realmente considera que “¡es una enfermedad!”. Entonces realmente hay que ir al hospital, porque las pruebas de la vieja fuerza no son “estoy solo jugando contigo un poco”. Esa realmente lo hace seriamente. “No quiero dejar que te vuelvas un dios, agarro tu corazón humano y te lo giro hacia abajo sí o sí. Por eso, si tú dices que esa es una enfermedad, entonces hago que realmente ese lugar parezca una enfermedad, incluso con radiografía, pruebas de laboratorios, hago que parezca igual que la enfermedad” (Fahui de Nueva York 2019).

Cuando nos entregaron el informe con los resultados vimos que no había ningún comentario sobre lo que se había observado en los riñones durante la ecografía. En ese momento sentí cierta exultación al pensar que la prueba había terminado ahí.

Al tiempo volvimos a tener otra ecografía de control y la imagen del riñón dilatado apareció de nuevo para volver a probar mi fe y mi corazón recto. Esta vez el informe del estudio sí mencionó el problema encontrado, por lo que mi mente empezó a vacilar sobre cómo haría para enfrentar al obstetra, porque cuando viera el resultado se desataría toda una serie de estudios y procedimientos adicionales que tendría que hacer ante esta nueva situación. Realmente no quería volver a ir al médico, pero si no lo hacía, ¿cómo le explicaría a mi familia que no iba a hacerme más controles? Me sentía atrapada en la situación y no tenía un entendimiento claro de cómo seguir. Solo tenía en claro de que no temía por el bebé porque eso era todo parte de la ilusión.

Cuando llegó el día del control estaba bastante nerviosa, y había pensado en varias excusas para no mostrarle el estudio al médico, aunque no sentía que fuera la actitud de un practicante porque no estaría actuando con la Verdad. En el momento en que estaba saliendo de casa, pasó algo muy extraño: mi mochila de pronto estaba repleta de hormigas que caminaban por todos lados (algo que nunca me había pasado) y con un solo movimiento de mano las pude quitar a todas… Inmediatamente pensé que era otra pista de Shifu para decirme que simplemente tenía que mantener mis pensamientos rectos y que “una rectitud suprime cien perversidades”. Fue así que recuperé la confianza al instante y en mi mente les dije a las viejas fuerzas "ustedes no pueden molestarme". Le llevé el estudio al médico que lo vio y me dijo: “está todo bien”.

Al nacer Augusto tenía un color muy oscuro en su piel y durante varios días eliminó algo extraño en su orina. Esto podría haber despertado nuevas preocupaciones y quizás si empezábamos a hacer consultas médicas y a investigar sobre enfermedades renales, eso hubiera aparecido. Pero no le dimos lugar a los pensamientos que surgen del miedo y lo dejamos pasar con el corazón recto. En unos meses el color de su piel se puso rosado y hoy ya tiene un año y medio y es un niño fuerte y sano.

Shifu dijo:

“Decimos que lo bueno o lo malo surgen de un pensamiento de la persona, y la diferencia de este pensamiento también trae distintas consecuencias” (Cuarta Lección, Zhuan Falun).

No sería sincera si dijera que nunca más me acordé de este tema de los riñones. Cuando mi cultivación no está bien aparecen dudas y sé que son brechas para las viejas fuerzas. Debo mantener la diligencia para mantener el corazón recto en todo momento.

Pero ser diligente desde que nació el bebé no me ha resultado fácil. El tiempo libre es muy poco, las demandas son constantes, y el descanso es mínimo. La calidad de mi estudio por momentos se ha empobrecido, los ejercicios los he hecho muy esporádicamente, los pensamientos rectos durante el día me toca enviarlos casi siempre manejando el auto, o con alguno de los dos niños tironeando de mis pantalones. Pero no puedo justificar mi pobre conducta con el hecho de tener hijos chicos, porque eso sería ser indulgente conmigo misma. Es evidente que tengo pereza y apego a la comodidad que hacen que me cueste mantener un buen estado de cultivación.

Y mis hijos son un espejo de mi cultivación. Todas las actitudes incorrectas en ellos, tienen una raíz en mi propio comportamiento y en mis apegos. Cuando no estoy siendo diligente y mi estado de cultivación es malo es cuando ellos se empiezan a portar mal, se ponen caprichosos, o se despiertan varias veces a la noche llorando, etc. Y como no tengo el Fa presente en esos momentos, es entonces cuando me cuesta mucho no perder la paciencia y me enojo fácilmente.

Shifu dijo:

“Hay momentos en que el estado de los niños en la Montaña no es bueno, yo sé que los padres en casa no se cultivan bien” (Enseñanza del Fa en el Fahui de San Francisco 2014)

Una vez estaba tan enojada con Piero y lo reté con el corazón tan movido que se asustó y llorando me dijo que había visto a “un monstruo con cuerpo de mamá”. Mi naturaleza demoníaca estaba actuando. Me avergüenzo tanto de mí misma, esa actitud no es digna de una practicante de Falun Dafa que se cultiva siguiendo la Tolerancia ni la Benevolencia. Una vez pensé: yo me enojo con mis hijos porque no me hacen caso, y ¿acaso no es lo mismo que yo le hago a Shifu cada vez que no soy diligente? ¿acaso esas no son pruebas para que me eleve? Tengo que ser mucho más racional y tolerante con ellos, tal como lo es nuestro Shifu con nosotros cada vez que nos equivocamos una y otra vez a pesar de que Él nos dice las cosas tantas veces.

Cuando confiamos en Dafa recibimos la protección de Shifu

Cuando empecé a cultivarme teníamos un restaurante con mi marido. El negocio al principio funcionó muy bien aunque con el tiempo las cosas se fueron poniendo más y más difíciles, así que tuvimos que reducir personal y dedicar más tiempo nosotros a realizar todo tipo de tareas.

Como ya era practicante para ese entonces, pensé que tener que pasar más tiempo en el negocio en realidad era una muy buena oportunidad para aclarar la verdad a muchas personas, ya que estando nosotros a cargo de la atención de las mesas y también en la cocina, podíamos hablar con mucha gente sobre Dafa y la persecución, invitar a la gente al sitio de práctica, y hasta colocar folletos de Falun Dafa en los pedidos de delivery. Toda esta etapa fue muy buena para validar el Fa, también con los empleados, pudimos rectificar muchas cosas del ambiente de trabajo.

Sin embargo, las finanzas no lograron mejorar mucho y el contrato de alquiler del local en el que estábamos se vencía en poco tiempo. Además mi embarazo avanzaba hacia el último trimestre. Entonces buscamos otros locales en alquiler para mudarnos, pero no conseguimos nada que se adaptara a nuestras necesidades, por lo que decidimos cerrar el negocio y dejar pasar un tiempo para volver a montar un local en otro lado cuando apareciera la oportunidad.

El día después de entregar la llave del local, se declaró la pandemia por el virus PCCh, y poco tiempo después muchos de nuestros colegas se vieron arruinados por las medidas de cierre y aislamiento. ¡Yo sentí que Shifu nos había protegido!

Pero de un día para el otro nos encontramos que no teníamos más trabajo, un segundo hijo en camino y con la construcción de nuestra casa que recién había empezado pero no teníamos más ingresos. Gracias a Dafa pude vivir esta situación con alegría soportando las dificultades y aprovechar todo ese tiempo para estudiar mucho el Fa y hacer los ejercicios. Ese período me permitió madurar en la cultivación y aumentar mi sabiduría.

Una mañana mientras estudiábamos, recibimos un llamado para avisarnos de que todo el equipamiento de cocina y mobiliario del negocio había desaparecido. Alguien había vaciado el galpón donde lo teníamos guardado. Realmente no sé cómo hubiera reaccionado si no hubiera tenido a Dafa. Pero lo cierto es que no me importó en absoluto. Tal vez nada de eso me pertenecía y fue una prueba para ver si podía dejarlo ir.

Shifu dijo:

“Por eso hablamos de seguir el curso natural; a veces piensas que esa cosa es tuya e incluso los demás te dicen que esta cosa es tuya, pero en realidad no es tuya. Probablemente consideres que es tuya, pero en última instancia no es tuya y, en medio de esto, se te pone a prueba para ver si puedes dejarlo o no; si no puedes dejarlo, entonces es un corazón de apego y se tiene que emplear este medio para quitarte este corazón de búsqueda de beneficios, es precisamente esta cuestión” (Séptima Lección, Zhuan Falun).

La fe en Dafa y en Shifu ayudaron a que al poco tiempo todo se acomodara sin buscarlo. Unos meses después aparecieron nuevas oportunidades de trabajo con nuevos conflictos y pruebas que atravesar y más oportunidades para aclarar la verdad.

Siento que he elevado mi nivel en poco tiempo pero aún tengo fuertes corazones de apego que tengo que eliminar. Por eso quiero renovar mi compromiso ante Shifu y ante todos los aquí presentes para ser más diligente y mejorar en la cultivación personal y así poder cumplir mi promesa histórica de asistir a Shifu en la salvación de seres conscientes en el tiempo que quede de este período de Rectificación del Fa.

¡Gracias Shifu por enseñarme el camino! ¡Gracias, compañeros practicantes!

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(Presentado en la Conferencia de Intercambio de Experiencias de Falun Dafa en Argentina 2021)