(Minghui.org) Desde que se inició el confinamiento por el coronavirus en India el 22 de marzo de 2020, todas las escuelas han permanecido cerradas indefinidamente. También se restringieron los viajes, dado que el número de casos de contagiados sigue aumentando y han aparecido "puntos críticos" en todo el país, a menudo sin previo aviso. Como resultado, los días en que los practicantes de Falun Dafa viajaban a lugares lejanos de India para realizar jornadas de instrucción en las escuelas y otras actividades públicas parecen ser sueños del pasado.

Una practicante que realizó muchos de estos viajes desea compartir una experiencia inolvidable de julio de 2018. Escribió este artículo con sentimientos de nostalgia, añoranza, gratitud, bendición y con el del sufrimiento de haber permanecido atrapada en un lugar durante meses.

¿Adónde voy?

Desde su infancia, la practicante se sintió fascinada por diferentes países y especialmente por el carácter, el sencillo estilo de vida y la cultura de las tribus. Así que sentía una profunda afinidad con los estados del noreste de Sikkim y Ladakh.

Su hogar en India es extremadamente caluroso y húmedo durante el verano y la temporada de lluvias. Cierran todas las escuelas debido a las largas vacaciones de verano, y casi no hay turistas. Cada año, disfruta unos preciosos meses de "libertad" lejos de sus familiares y amigos, de la casa de huéspedes y de otros deberes, e invierte ese tiempo con sabiduría. Dada la vasta extensión de India y la gran variedad de culturas, pueblos, religiones, idiomas y climas, a menudo le resulta difícil decidir a dónde viajar. Completó sus visitas a las escuelas tibetanas en India sorprendentemente rápido, en abril y mayo de 2018.

Así que la practicante tomó la decisión improvisada de asistir a la conferencia de intercambio de experiencias de Falun Dafa, en junio de 2018 en Washington D. C. Esperaba que durante su estadía en Estados Unidos se pudiera encontrar con practicantes de todo el mundo que la ayudaran a decidir a dónde debía ir o que tal vez surgiera repentinamente algún tipo de entendimiento durante la conferencia. Sin embargo, no se le ocurrió ninguna idea.

En su vuelo de regreso a India, de repente, una voz interior le señaló inequívocamente: "Ve a Manipur". Con esta pista en su mente, de repente se sintió ligera, como si hubieran retirado una pesada carga de piedra de su corazón.

En cuanto llegó a Nueva Delhi, canceló su billete de tren a casa y reservó un vuelo a Imphal, Manipur. Esta era la primera vez que volaba hacia el noreste. En sus visitas anteriores, siempre había tomado transportes terrestres como trenes, autobuses y jeeps compartidos para poder llevar grandes cantidades de materiales de Falun Dafa para repartir.

Manipur es un estado del noreste de India, limitado por los estados de Nagaland al norte, Mizoram al sur, Assam al oeste y Myanmar al este y parte del sur. El noreste de India está constituido por siete estados, a menudo llamados las "siete hermanas", cuyas culturas e idiomas son muy diferentes de los de la India convencional. Los permisos y las preocupaciones por la seguridad disuaden a la mayoría de los viajeros, pero la población local es de las más amigables de todo el subcontinente.

Los grupos étnicos de Manipur practican una variedad de religiones. El hinduismo es la religión principal, le sigue el cristianismo, y también el islam, el budismo, el judaísmo, el jainismo, el sikhismo y las religiones populares. Manipur, al igual que otros estados del noreste, se encuentra en su mayor parte aislado del resto de India.

El nombre de Manipur significa "tierra de gemas" o, literalmente, "una tierra de joyas". Ubicado en lo profundo de un exuberante verde rincón del noreste de India, el estado tiene un valle ovalado en el centro rodeado de colinas azules. Es rico en arte y tradición y está lleno de la gloria prístina de la naturaleza. Sin embargo, también tiene una larga historia de insurgencias, violencia interétnica y violaciones de derechos humanos.

En 2016, la practicante visitó tres estados del noreste y también decidió que quería ir a Manipur, pero las personas que conoció en aquellos estados, que eran originarios de Manipur, le dijeron que no fuera por cuestiones de seguridad y por los conflictos internos que estaban teniendo lugar. Le aconsejaron que esperara a un momento más seguro en el futuro. Parecía que julio de 2018 era finalmente el momento y la oportunidad adecuados para visitar Manipur.

La llegada a Manipur

La practicante no conocía a nadie en Manipur y no había podido encontrar alojamiento por Internet, pero confiaba en que le podría pedir a las personas de la localidad, en el aeropuerto o en el avión, información de a dónde ir y dónde alojarse, como había hecho antes al visitar otros lugares desconocidos. Para su sorpresa, no encontró a ninguna persona del lugar, dado que la mayoría de sus compañeros de viaje eran visitantes de otras partes de India.

Esta fue la primera vez que no encontró ni un solo contacto local o un lugar donde alojarse. Incluso cuando fue a Arunachal Pradesh por primera vez en 2016, tuvo al menos un contacto y el nombre de un pequeño hotel de precio razonable, donde se hospedó.

En la mayoría de los estados del noreste, los visitantes necesitan un permiso y se tienen que registrar a su llegada. Inesperadamente, el registro se debía hacer en el propio aeropuerto, y cuando no pudo escribir la dirección en la que se iba a alojar, le pidió sugerencias al oficial. Éste amablemente le dio el nombre de un lugar e incluso la acompañó a la salida del aeropuerto hasta un conductor de rickshaw, a quien le explicó la dirección y con también fijó el precio del viaje.

En el camino, vio a muchos niños saliendo de una escuela. Anotó el nombre de la escuela y descubrió, con agrado, que estaba muy cerca del lugar donde se iba a quedar —un hotel donde también obtuvo inesperadamente la habitación más barata disponible.

Al día siguiente, fue a la escuela con su habitual carpeta de presentación que contenía cartas de agradecimiento de otras escuelas, fotos y folletos. La directora, una monja católica, estaba sentada en su oficina en una llamada telefónica aparentemente interminable. Parecía malhumorada y durante mucho tiempo parecía ni tan siquiera notar la presencia de la practicante, que estaba sentada frente a ella. Varias veces la practicante valoró la posibilidad de levantarse y marcharse.

Aunque encontró este tipo de "recibimiento" inusualmente difícil de manejar, decidió sentarse pacientemente hasta que, finalmente, comenzó la conversación y su presentación. La directora aceptó realizar una sesión de Falun Dafa para los niños de la residencia —esa misma noche.

Cuando la practicante preguntó los nombres de algunas otras escuelas, cuyas filiales había visitado antes en otros estados del noreste, la directora dijo que conocía bien a dos directores e inmediatamente sugirió acompañarla a visitarlos, porque consideraba que no era seguro que la practicante fuera sola.

Entonces, la practicante sugirió que llamara a los dos directores para asegurarse de que estuvieran disponibles cuando fueran a visitarlos. Cuando la directora los llamó, para su sorpresa, los directores aceptaron desplazarse hasta su escuela. Ambos llegaron en menos de una hora y acordaron fechas para que se realizaran en las tres escuelas sesiones de Falun Dafa, en días posteriores.