(Minghui.org) Después de comenzar la práctica de cultivación de Falun Dafa, experimenté una gran mejora en mi salud física y mental, y mi moralidad continúa elevándose constantemente. Equipada con toda la bondad de Dafa, comparto el mérito de Dafa en el trabajo, con mi familia y en todo lo que hago en mi vida diaria.

Tratar a mis estudiantes con bondad

Soy maestra de primaria, después de comenzar a practicar Falun Dafa, traté de comportarme según el estándar de Dafa, Verdad-Benevolencia-Tolerancia, sin perseguir fama o beneficios. Voluntariamente les daba clases particulares a mis alumnos de manera gratuita y les compraba material escolar. A menudo les explicaba cómo ser una buena persona para que pudieran crecer sanos y felices.

Un año, llegaron a nuestra escuela cinco alumnos desde una granja en las montañas. Tuvieron un pobre rendimiento académico y estaban repartidos en distintas clases, pero ninguno de los profesores los quería. El instructor en jefe vino y me preguntó: “¿Qué podemos hacer con estos chicos? Sus familias están en una situación difícil, no rinden bien en la escuela y ninguno de los profesores los quiere”. Estuvo pensando durante un largo tiempo y luego dijo: “Me avergüenza decirle que se los hemos asignado a usted. Esto es porque en todos estos años le hemos dado todo tipo de estudiantes difíciles para que trabaje con ellos y ha solucionado muchos problemas para la escuela. Después de considerarlo minuciosamente, creemos que usted tiene la capacidad para manejarlos”.

Mi jefe y mis compañeros sabían que yo practicaba Falun Dafa, soy una cultivadora y necesito considerar a los demás primero. Le dije a mi jefe que aceptaría con gusto a estos estudiantes en mi clase.

Durante las clases, enseñé a mis alumnos valores morales y les transmití el concepto de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Les enseñé a ser buenos estudiantes, estos cinco nuevos estudiantes se desenvolvieron bien en varias áreas.

Durante el Año Nuevo Chino me encontré con el padre de un exalumno vendiendo caramelos en el mercado. Se alegró de verme, tomó mi mano y me ofreció unos caramelos, pero yo ya había comprado algunos. Entonces, me pidió que le ayudara a guiar a su hijo, el cual perdía mucho tiempo con juegos en Internet. Sabía que su hijo estaría dispuesto a escucharme. Recuerdo que cuando estaba en primaria, era un chico obediente, disciplinado y estudiaba diligentemente. Ahora, estaba en secundaria y ya no le enseñaba. Yo practico Falun Dafa y no puedo quedarme sin hacer nada cuando veo a un chico que necesita ayuda. Le dije a su padre que lo intentaría.

Fuimos a ver a su hijo, estuvo tan encantado de verme que inmediatamente me regaló un excelente dulce. Después de hablar un momento, el chico bajó la cabeza y dijo: “Maestra, no tengo ganas de ir a la escuela. Cada día tengo clases y tutoría y no tengo tiempo para mí”. Hablé con él sobre Falun Dafa y de cómo el partido comunista chino (PCCh) persigue una práctica tan buena. Más tarde accedió a renunciar de los jóvenes pioneros, una organización del PCCh. Le dije que repitiera estas palabras en su mente: “Falun Dafa es bueno, Verdad, Benevolencia y Tolerancia es bueno”. Le dije que estas frases le ayudarían a eliminar sus malos hábitos y que a cambio tendría un buen futuro. Más tarde, descubrí que el joven se había matriculado en una buena escuela de secundaria.

Armonizar con la familia

Después de que mi esposo y yo nos casamos, vivimos con mis suegros y yo hacía todas las tareas domésticas. Cuando mi suegro falleció, mi suegra continuó viviendo con nosotros durante más de treinta años. Tuvo cinco hijos que estaban bien económicamente. Su salario también estaba a su disposición. Como cultivadora de Falun Dafa trato a todos amablemente, siempre sobreponiendo los intereses de los demás antes que los míos y sin tener en cuenta las pérdidas o las ganancias personales. En todos estos años, nunca tuvimos ningún problema con sus hijos, que nunca la apoyaron económicamente. Reunía a la familia y la mayoría de las veces los invitaba a cenar cuando había una celebración. A menudo, les aclaraba la verdad cuando nos reuníamos alrededor de la mesa. Todos mis cuñados renunciaron a las organizaciones del PCCh.

A menudo mi cuñada le decía a su familia que estaba agradecida de ver cómo cuidaba tan bien a su madre. Le sugerí que viniera a visitarla con la mayor frecuencia posible, después de todo tenía 85 años. Muchos dijeron que éramos una familia feliz y armoniosa.

Una noche mientras cenábamos con unos amigos, hablamos sobre cuidar a personas mayores. Uno dijo: “Mi madre es difícil de complacer, le disgusta esto o aquello”. Otro respondió: “Mi padre tiene el mismo problema, se queja de que esta comida no es sabrosa y que esta otra es demasiado dura”. Un tercero comentó: “No viviremos con nuestros hijos cuando seamos mayores”. Otro amigo añadió que él prefería contratar a alguien para que cuidara a una persona mayor de la familia en lugar de hacerlo él mismo. Todos se giraron hacia mí y dijeron: “Te respetamos mucho, cuidamos de nuestros padres que ni siquiera viven con nosotros. ¡Pero tú has vivido con tus suegros durante todos estos años! ¿Cómo lo haces? Aún eres joven y muy optimista. Nunca te vemos triste”. Respondí: “Esto es debido a que yo practico Verdad, Benevolencia y Tolerancia”.

Algunos dijeron: “Suena como si necesitara aprender de ti Falun Dafa ¡Falun Dafa es genial!”.

El destino de mi esposo cambia

Después de nuestra boda, mi esposo cambió de trabajo. Su nuevo trabajo le requería pasar mucho tiempo cenando y bebiendo con los clientes. Con el tiempo se volvió adicto al alcohol, cuando no había alcohol con la comida prefería no comer. Al final, beber alcohol le resultaba igual de fácil que beber agua y se marchaba a beber solo. Por lo tanto, estaba ebrio todo el tiempo. Cuando estaba borracho hacía todo tipo de cosas, incluso abusaba verbalmente de la gente y les golpeaba. A menudo gritaba: “¡Quiero matarte!”. Cuando estaba en el trabajo, sus compañeros evitaban estar en la misma sala que él.

Nuestra familia también le tenía miedo, lo dejaron solo. Por supuesto, también me trataba mal, tan mal que podía hablar de ello. Todos mis familiares me aconsejaron que me divorciara. Ya que nuestros hijos eran pequeños, no quise renunciar a nuestro matrimonio. La vida era difícil de soportar, pero persistí y fui a trabajar cada día.

Cuando mi esposo estaba ebrio y creaba problemas a medianoche, a menudo salía afuera y caminaba sola por las calles, no me atrevía a volver a casa ya que tenía miedo de que quisiera matarme.

Caminé tanto que mis pies se ampollaron y a veces sangraban. En invierno me refugiaba en casa de un practicante. Ya fuera dentro o fuera de casa, de día o de noche, no había paz.

Mi esposo bebía tanto que su salud se deterioró. Estaba extremadamente delgado, se tambaleaba y muchas veces se caía. Se quemaba el cuerpo con las colillas de los cigarrillos. Casi pierde su trabajo porque en su empresa querían despedirlo, pero no me di por vencida. Finalmente su jefe le dijo que le daría la última oportunidad, pero esta última oportunidad se repitió varias veces.

Mi esposo casi muere debido a la bebida. Una vez, lo salvó un médico. En otra ocasión, mientras trabajaba en el turno de noche, salió fuera a beber durante el descanso. Era una noche de invierno fría y nevaba. Bebió tanto que se desmayó y cayó al suelo. Al día siguiente cuando sus compañeros abrieron la puerta para irse, encontraron a mi esposo tirado en la nieve, ya congelado, lo reconocieron y se apresuraron a avisarme, desperté a mi hijo y conseguí que un vecino me ayudara.

Cuando lo encontramos tenía los ojos saltones y estaba empapado en orina. Su cuerpo estaba rígido y luego perdió totalmente el conocimiento. Lo arrastramos hasta el coche para ir a casa. De camino a casa, le pedí al Maestro repetidamente que lo salvara, no podíamos dejarlo morir.

Cuando llegamos a casa, no lo puse en la cama que estaba calentada con ladrillos, ya que no podía doblar ni brazos ni piernas. Le abrí la ropa con unas tijeras, sus zapatos estaban congelados en sus pies, así que vertí agua fría sobre ellos. Después de mucho tiempo, finalmente se los pude quitar, usé agua fría para frotar su cuerpo y dejé que sus pies también se empaparan en ella. Mis manos se congelaron. Poco a poco recobró la conciencia, pudo abrir los ojos y mover los dedos. Así estuvo durante todo el día, finalmente se despertó por la noche. Si lo hubiera llevado a un hospital o lo hubiera envuelto con una manta caliente en la cama, creo que hubiera muerto. Después de esta experiencia no mostró secuelas. Más tarde, todo el mundo dijo que le había salvado la vida. En realidad, fue Dafa quien le salvó la vida. ¡Fuimos testigos del milagro de Dafa!

Desde que comencé a practicar la cultivación de Falun Dafa, he seguido el estándar de Verdad, Benevolencia y Tolerancia. He tratado bien a mi esposo y le he cuidado, a pesar de que abusaba verbalmente de mí. No me rendí. Cuando estaba lúcido, le explicaba la belleza de Dafa. Más tarde, le dije que si creía que Falun Dafa era bueno, su destino cambiaría. Me apiadé de él en lugar de rendirme. Le pedí al Maestro que lo salvara y que le ayudara a dejar de beber. Poco a poco, fue bebiendo menos.

Cuando estaba lúcido decía: “No quiero beber más, cuando bebo demasiado, sufro y nuestra familia sufre, te debo mucho. Durante estos años nunca te has rendido, siempre que estuve a punto de morir siempre fuiste tú quién me salvó. Si no hubieras estado allí, ya habría muerto”. Le dije que fueron Falun Dafa y nuestro Maestro los que lo salvaron.

Lo animé diciendo: “La próxima vez que quieras tomar un trago, pídele al Maestro en tu mente que te ayude, repite: ‘Falun Dafa es bueno, Verdad, Benevolencia y Tolerancia es bueno’. Solo cuando creas en Dafa podrás cambiar tu destino y dejar de beber”. Gradualmente, dejó de beber y su salud mejoró. En el otoño del 2017 dejó de beber.

Falun Dafa ha cambiado el destino de mi esposo. No solo dejó de beber, sino que también recuperó su salud. Su carácter ha cambiado totalmente. Solía tener un temperamento fuerte pero ahora es amable, considerado, cuidadoso y bondadoso con los demás. Ahora nuestra familia es verdaderamente feliz.