(Minghui.org) Mi madre ahora tiene 90 años. Mi padre falleció hace tres años. Mi hermano y mi cuñada le ganaron la batalla al cáncer recientemente, así que ambos decidieron que mi madre se viniera a vivir conmigo. Como mi hijo vive fuera de la ciudad, yo vivía sola.

Cuando el partido comunista chino (PCCh) comenzó a perseguir a las personas que practican Falun Dafa el 20 de julio de 1999, yo me negué a renunciar a mi creencia. Por tal motivo, mi madre me golpeó y regañó. Mi hermano menor también me golpeó y me amenazó con denunciarme a la policía. Así que no me alegraba pensar que mi madre viviera conmigo.

Yo sé que no hay nada de malo en practicar Falun Dafa y que el PCCh se equivocó al lanzar la persecución. Así que salgo todos los días para aclararle a la gente la verdad sobre la persecución. ¿Qué pasaría si mi madre interfiriera? Pero entonces, pensé que era mi obligación cuidarla.

Mi madre tenía mala salud cuando se mudó a mi casa. Sufría de muchas dolencias y tomaba muchos medicamentos. Olvidarse de tomar solo una dosis de sus medicamentos para la hipertensión podría provocarle un desequilibrio peligroso en su presión sanguínea.

Su operación de glaucoma no salió bien, así que quedó ciega. También tenía dos tumores en la rodilla y la raíz del muslo, y sangre en la orina. Postrada en la cama, lucía extremadamente delgada. Había pasado mucho tiempo en este estado.

Desde el primer día que llegó, le puse música de Dafa: Pudu y Jishi, así como las grabaciones de audio de las conferencias del Maestro Li. También la ayudé a renunciar al PCCh.

Algunos días después de mudarse, mi madre me pidió sus medicamentos para la hipertensión mientras yo hacía los ejercicios. Le puse la medicina en la mano y fui a buscarle un vaso de agua. Cuando regresé, la medicina había desaparecido. No logré encontrarla por ningún lado. Mi madre  me dijo: “El Maestro de Dafa me ha iluminado. No necesito tomar más medicamentos”.

A partir de ese día, dejó de tomar medicamentos. A veces, le da fiebre. Cuando le pregunto si eso le asusta ¡me responde que no con toda seguridad!

Mi madre mencionó que veía al Maestro con frecuencia. Dijo que era guapo, alto, que vestía de amarillo y que tenía el pelo rizado azul. Me contó que una noche cuando estaba afuera, Shifu le enseñó a practicar los ejercicios de Dafa. En otra ocasión vio un dragón y, después, vio hadas esparciendo flores en su cama.

La salud de mi madre mejora día tras día y su presencia de ánimo es mucho mejor.

Salgo a aclarar la verdad a la gente en persona todas las mañanas, incluso durante la pandemia. Ella me apoya mucho. Por la tarde, estudio las enseñanzas del Fa en casa y le pongo la grabación de audio de las conferencias de Shifu a mi madre. Se sienta en una silla y escucha respetuosamente el Fa durante casi tres horas todos los días.

Escuchaba el Fa incluso con fiebre. A veces, quería que yo comiera primero, me decía: "¡No tengo hambre, debo escuchar el Fa de Shifu!". Nada podía hacerla cambiar de opinión.

Cuando otros practicantes le preguntaban si podía recordar las conferencias de Shifu, mi madre respondía que sí. Lo más significativo era que seguía sus enseñanzas sin cuestionarlas.

Una vez me dijo que tenía una bola grande en el estómago. La toqué y, efectivamente, era grande y dura. Le pregunté si tenía miedo. Me dijo que no.

Al amanecer, pregunté: “¿Todavía te duele? ¿Quieres que vayamos al hospital?".

Mamá exclamó: "No iré al hospital. No estoy enferma. ¡El Maestro me está purificando!".  Cuando la toqué de nuevo, el enorme bulto de su estómago había desaparecido. ¡Era un milagro!

Tenía dos tumores alrededor de las rodillas. Un depósito de pus debajo de la piel endurecida cerca del hueso de su tobillo izquierdo comenzó a supurar. Me dijo que Shifu le estaba limpiando el cuerpo. Poco después, la pus de su pie desapareció y los dos tumores también.

Mi madre no solo creía que Shifu la estaba purificando cuando experimentaba malestar físico, sino que tampoco olvidaba las enseñanzas del Maestro al lidiar con los conflictos familiares.

Si alguien de la familia la faltaba al respeto, podía mantener la calma e incluso le decía: “Maldecir a los demás hace que uno pierda la virtud, así que me estás dando tu virtud. No te regañaré”.

Ahora, mi madre no tiene ninguna enfermedad. Su presión arterial es normal y ha aumentado más de 10 kilos su peso. Sus ojos, que habían permanecido ciegos durante más de 20 años, ahora pueden ver la luz. Y su cabello canoso se está volviendo negro.

Además, dejó la silla de ruedas que había estado usando durante más de 20 años.

Pero lo que me parece más sorprendente, es que le han salido dientes de nuevo, cuando antes solo le quedaba uno. Con frecuencia dice que tuvo mucha suerte de que Shifu le diera una segunda vida, y a menudo, recita: "¡Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno!".

La gente que nos rodea presenció este milagro de Falun Dafa. Ahora mi hermano menor y mi cuñada, también están estudiando el Fa.