(Minghui.org) ¡Saludos, benevolente Shifu! ¡Saludos, compañeros practicantes!

Empecé a practicar Falun Dafa en septiembre de 1998. Mi hija tiene ahora 18 años. Durante más de diez años, experimentamos altibajos juntas. Solo por la protección de Shifu hemos podido permanecer en nuestro camino de cultivación. Me gustaría contarles algunas de nuestras experiencias de cultivación.

Pequeña discípula

Cuando mi hija tenía 4 años, comencé a llevarla conmigo para estudiar el Fa y hacer los ejercicios. Cuando tenía 6 años, nuestra familia se mudó a Corea del Sur. En ese entonces, yo era muy estricta con ella. La llevaba a hacer los ejercicios y a estudiar el Fa con el grupo todos los días. Ella hacía los ejercicios como un adulto, durante 2 horas al día. Estudiábamos una Lección del libro Zhuan Falun en el estudio grupal, y luego leía con ella los artículos recientes de Shifu. Cuando salíamos, recitaba el Fa, y ella escuchaba en silencio. Cuando sucedía algo, intercambiaba con ella desde la perspectiva del Fa. Por ejemplo, al comprar bebidas frías, le decía que encontré mi apego a la comida; al aclarar la verdad a un vendedor, me había dado cuenta de que tenía el apego a guardar las apariencias, etc.

Al principio, solo escuchaba, pero más tarde, poco a poco, comenzó a compartir algunas de sus experiencias conmigo. Por ejemplo, me dijo que un niño en el jardín de infantes la pateó, pero no estaba enojada, porque el niño le dio de (virtud).

En otra ocasión, tuvo fiebre durante unos días. Al tocarla, su frente ardía. Envié pensamientos rectos por ella y la dejé escuchar las conferencias de Shifu y la música de Dafa, pero no funcionó. Luego lloró y dijo: "Mamá, ya no puedo soportarlo". Me sentí un poco insegura y pensé que, después de todo, era una niña. No sabía cuánto entendía el Fa. Le pregunté: "¿Crees que estás enferma? ¿O estás eliminando yeli (karma)?". Inmediatamente dijo: "Estoy eliminando yeli (karma)". En 24 horas, su fiebre había desaparecido.

Un día, tuve una manifestación repentina e intensa de yeli (karma) de enfermedad. Las viejas fuerzas estaban ansiosas por arrastrarme. Fortalecí mi estudio del Fa y mi conciencia principal. Fue extremadamente difícil, y me sentí desanimada y desesperanzada. El ojo celestial de mi hija estaba abierto en ese momento, y a menudo veía escenas en otras dimensiones. De vez en cuando, me decía lo que veía para animarme. Por ejemplo, me dijo que había una flor loto encima de mi cabeza y encima de su cabeza también; me dijo de qué colores eran. Cuando, un día, me vio de mal humor, me animó: "Mamá, no te desanimes. Ahora te resulta difícil, como abrir una puerta muy pesada. Pero, entonces, hay otra puerta. Y cuando abres esa puerta, hay otra puerta. Pero, cuando abras la última puerta, y salgas, mirarás hacia atrás y descubrirás que has ido muy lejos". Me inspiré en sus palabras. Después, a menudo usaba esta historia para alentar a otros practicantes que estaban soportando el yeli (karma) de enfermedad.

La gran tina de tintura de la sociedad común

Shifu dijo:

“Algunos hijos de Dafa dizi no tenían ningún concepto cuando eran chicos, refinaban gong con los adultos, también se comportaban bien. Son niños, también pueden ver algo con el tianmu, incluso es una ayuda para ti. Pero una vez que crece, ya tiene su concepto de ego, es incitado fuertemente por la sociedad; si lo dejan, se va con la ola” (Enseñanza del fa en el Fahui de San Francisco).

Cuando mi hija tenía nueve años, nos mudamos a Canadá. Al principio, permaneció diligente. Pero, después de estar expuesta a la sociedad, especialmente interactuando con niños comunes en la escuela todo el día, poco a poco comenzó a seguir a la multitud. Al verse afectada por las nociones de la gente común, comenzó a desafiar mi consejo y a rebelarse contra mí.

Por ejemplo, su escuela está justo del otro lado de la calle de nuestro apartamento. Le dije que no cruzara los semáforos en rojo, sino que respete los señalamientos. Al principio, hizo lo que le dije. Sin embargo, un día me dijo infeliz: "Mamá, me veo muy estúpida. Camino con mis compañeros de escuela y, cuando todos los demás cruzan en rojo tomando el camino más corto, yo tengo que recorrer el camino largo. Y no sé nada sobre los temas de los que hablan mis compañeros de clase. Ni siquiera puedo hablar". A veces, se quejaba de que nunca se divertía, que sus padres nunca la llevaron a hacer cosas divertidas, que no comía nada rico, y no tenía ropa nueva. Sus compañeros de clase chinos seguían presumiendo lo ricos que eran, las marcas que compraban y dónde viajaban, lo que la hacía sentirse muy incómoda.

Más tarde, dijo que sus dos mejores amigas la agredieron. Se sentía miserable, ya no quería ir a la escuela, y a veces ya no quería vivir. Me di cuenta de que se veía infeliz todos los días cuando regresaba de la escuela. Durante ese período de tiempo, solo estudiaba el Fa un poco y raras veces hacía los ejercicios. De vez en cuando, enviaba pensamientos rectos. Dijo que la cultivación era demasiado difícil, y ya no quería practicar.

Cuando vi su estado mental, me sentí muy ansiosa. Seguí animándola y le dije que los discípulos de Dafa eran diferentes de los niños comunes, y que nosotros éramos cultivadores con alto nivel moral. Sentí que mis palabras estaban vacías, sin embargo, no pude darle ninguna ayuda sustancial. Más tarde, se volvió adicta al Internet y comenzó a ver videos en las redes sociales. Veía videos desde las 3:00 p. m. cuando regresaba de la escuela, hasta que yo llegaba del trabajo. A veces, me enojaba y desconectaba el cable del Internet para que no pudiera acceder después de la escuela. Se quejaba airadamente de que no podía hacer su tarea ni nada en casa.

Estaba muy triste cuando veía el cambio de esta joven discípula que había sido tan diligente. Cuando estaba en un mejor estado, dijo: "Mamá, me siento como una flor. Aunque los pétalos se han marchitado, mis raíces todavía están arraigadas en Dafa. A veces, realmente quiero correr a un parque para estudiar el Fa por mi cuenta, todo el día. Pero no puedo hacer eso. Estoy realmente luchando". Al oír esas palabras, sentí como si un cuchillo me estuviera apuñalando el corazón. Lloré a escondidas desde lo profundo de mi corazón. Después de calmarme, empecé a mirar hacia adentro.

Dándome cuenta de que necesitaba mirar hacia adentro

En primer lugar, necesitaba deshacerme del afecto por mi hija. Cada uno tiene su propio destino. Sentirme movida por el afecto, quejas, señalamientos, o sentirme triste no ayudaría a mi hija en absoluto.

En segundo lugar, me di cuenta de que había ido al extremo, al no proporcionar a mi hija un ambiente normal. La había encerrado a ella y a mí en un círculo de cultivadores. No habíamos hecho actividades recreativas, y ella no había aprendido algunas de las cosas necesarias para la vida de la gente común. No le había enseñado a mi hija sobre cómo llevarse bien con sus compañeros de clase. Se sentía totalmente fuera de lugar en un ambiente de gente común.

Las dificultades del ambiente donde vivimos y el miedo a la persecución en Corea no permitieron que mi hija viera nada sobre el lado positivo de la cultivación, como el resplandor, la nobleza y el honor. Ella veía la cultivación solo como un trabajo duro, discriminado y perseguido. Detrás de este enfoque extremo, en realidad había egoísmo. No quería perder el tiempo organizando las actividades de mi hija en la vida de la gente común. Había preferido ahorrar mi tiempo para estudiar el Fa.

En tercer lugar, y lo más importante, encontré cómo me había afectado la cultura del partido comunista chino (PCCh). Impuse mis ideas a los demás. Obligué a mi hija a aceptar mi opinión y, a menudo, castigaba sus malas conductas de una manera enérgica. No tenía tolerancia ni bondad, lo que llevó al conflicto y a la rebelión de la niña.

A mi hija le gustaba hablar con una practicante de Taiwán. Cada vez que las veía hablar, parecían felices. ¿Cuál era la diferencia entre esta compañera practicante y yo? Descubrí más tarde que, sin importar de qué se quejaba mi hija, esta practicante taiwanesa la escuchaba feliz y le compartía su entendimiento. Ella no le decía a mi hija que mirara hacia adentro o que debía ser una mejor practicante. Primero, reafirmaba sus puntos buenos, y luego usaba el Fa de Shifu para animarla a mejorar. Descubrí que esta practicante taiwanesa no solo decía cosas para consolar a mi hija. Ella realmente le hablaba desde su corazón. Sentí que ella siempre podía entender las deficiencias de los demás, y nunca criticaba ni le imponía algún estándar a mi hija. Mientras la niña progresaba un poco, ella estaba sinceramente feliz por ella. Lo que le ofrecía siempre era una motivación positiva, comprensión y aliento. En cambio, lo que obtenía de mí era, a menudo, un regaño o una crítica.

Cambios positivos

Después de entender la forma en que traté a mi hija, decidí cambiar y tratar sus problemas con benevolencia y tolerancia. Reconocí las dificultades de la cultivación de una joven discípula y atesoré su persistencia para seguir practicando en este mundo caótico. Empecé a elegir cuidadosamente regalos para sus cumpleaños, y la sorprendí escribiendo algunas palabras de elogio y aliento en su tarjeta de cumpleaños.

La llevé a un parque familiar popular y nos divertimos juntas. En el pasado, la dejaba jugar sola mientras yo me sentaba a un lado y recitaba el Fa. También la llevé a ver películas que le gustaban. Después, hablamos de la película con entusiasmo. La guié a pensar en los aspectos buenos y malos de la película usando los estándares de Dafa. Mi hija conversó muy felizmente.

Ya no veía estas cosas como apegos de la gente común y una pérdida de tiempo. Esperaba que mis esfuerzos sinceros ayudaran a mi hija a sentir amor y apoyo incondicional de una madre/compañera practicante. Cuando me enfrenté con tribulaciones, ella no me culpó, ni me preguntó nada. En cambio, me ayudó mucho y me animó. Mirando hacia atrás en mi comportamiento, lo que hice en el pasado fue realmente inapropiado.

La situación de mi hija mejoró, pero aún fluctuaba. Traté de recordarme no sentirme afectada, y no estar apegada al resultado. Mientras pensaba que era lo correcto, perseveré y no me di por vencida.

Una tribulación inesperada

En 2016, durante las vacaciones de primavera de mi hija, mi esposo sufrió yeli (karma) de enfermedad y falleció repentinamente. Mi hija estaba en los Estados Unidos, en un campamento, durante una semana. Cuando regresó a casa y se enteró de que su padre había muerto, no podía creerlo. Estuvo devastada y lloró durante varios días.

Durante ese tiempo, los profesores de la Escuela Minghui y varios compañeros de trabajo nos ayudaron mucho. A menudo, traían a sus hijos para quedarse con mi hija. Ellos simpatizaron con nuestra situación y nos alentaron. Estaba bajo una gran presión. Tuve que ocuparme del funeral de mi marido y lidiar con los malentendidos de su familia. También tuve que atender mi proyecto de Dafa y, al mismo tiempo, cuidar de mi hija. Estaba de mal humor todos los días después de terminar el trabajo.

Para no dejar que mis emociones negativas afectaran a mi hija, después del trabajo iba a un lugar en el último piso del edificio, donde enviaba pensamientos rectos o estudiaba el Fa por un tiempo. Cuando mi estado de ánimo se estabilizaba, bajaba con una sonrisa en la cara y hablaba con mi hija. En ese momento, sentía firmemente que Shifu estaba a mi lado, cuidando de mí y de mi hija. Vi la magia de Dafa en muchas cosas, y mi corazón estaba ligero y lleno de calidez.

El estado de ánimo de mi hija se estabilizó gradualmente. Este incidente fue un gran golpe para ella. Pero, al mismo tiempo, también se dio cuenta de la seriedad de la cultivación y de lo transitoria que es la vida. Sentí que su estado de cultivación mejoró poco a poco después de este incidente. Comenzó a estudiar el Fa seriamente, y estudió más que antes.

Joven discípula aprende a practicar por sí misma

Cuando vi el aviso para solicitar el ingreso a la Escuela Fei Tian en los Estados Unidos, alenté a mi hija a inscribirse, pero ella dudó. Yo tenía la esperanza de que tomara una decisión, para que pudiera aprender lentamente a caminar sola y asumir la responsabilidad de sus acciones. Le dije: "Me gustaría que pudieras ir a Fei Tian, pero no quiero forzarte. Tú decides si quieres ir o no. Pero espero que, una vez que decidas, no cambies de opinión y continúes el viaje sin importar lo difícil que sea". Ella lo pensó por un tiempo y dijo: "Mamá, decidí ir a Fei Tian, porque no puedo renunciar a bailar". Después, dijo: "Mamá, elegí el camino más difícil". La animé y le dije: "Lo hiciste muy bien. Deberías estar orgullosa de ti. Yo estoy orgullosa de ti. Seré tu apoyo más fuerte".

Cuando llegó por primera vez a Fei Tian, a mi hija le resultó muy difícil adaptarse a la vida de allí. Se quejaba casi cada vez cuando me llamaba. Siempre la escuchaba en silencio. Sabía que necesitaba a alguien con quien hablar, pero no me conmovieron sus emociones. Cuando terminaba de quejarse, siempre la animaba, diciendo que la entendía muy bien y, como compañera practicante, la admiraba mucho. Ella podría lograr todas las cosas en un ambiente tan difícil. Podía soportar dificultades. Siendo el primer grupo de estudiantes de Fei Tian, quedarían en la historia, era extremadamente gloriosa y afortunada. Así que debería seguir adelante.

Mientras tanto, traté de estudiar el Fa con ella con más frecuencia. Sin embargo, ella no podía estar en línea cuando quería, y esto dificultaba el estudio en la plataforma de Internet. Además, regresaba al dormitorio tarde por la noche. Si leía en voz alta, afectaba a otras estudiantes en el dormitorio. Entonces, se me ocurrió una idea. La llamaba por la noche, y me escuchaba leyendo el Fa con sus auriculares. A menudo me dormía mientras leía el Fa porque era muy tarde. Así que salía y leía mientras caminaba por la acera, y me encontré bastante concentrada. Mi hija también dijo que podía estudiar mejor de esta manera.

Teníamos una larga charla por teléfono todos los fines de semana. Compartíamos algunas experiencias sobre la cultivación del xinxing. Le gustaba escucharme y también compartía algunas de sus experiencias para mejorar el xinxing. Gradualmente, mi hija se adaptó a su vida en Fei Tian. Su cultivación también hizo progresos sustanciales. Ella pudo concentrarse mientras estudiaba el Fa, hacía los ejercicios y enviaba pensamientos rectos.

Ella me dijo más tarde: "Mamá, gracias por no rendirte cuando estaba en muy mal estado. Intentaste diferentes maneras de evitar que cayera, y nunca me forzaste. Eres la mejor madre del mundo". Me conmovió profundamente.

Mi hija ha estado participando en la gira mundial Shen Yun. Después de experimentar algunas dificultades, está honrando su promesa de asistir a Shifu a rectificar el Fa y salvar a los seres conscientes. Mirando hacia atrás en el camino de cultivación de mi hija, en realidad no lo hice bien. La compasión de Shifu proporcionó un maravilloso ambiente de cultivación para esta joven discípula, y me ayudó a resolver este problema.

Al hablar de mi experiencia, espero alentar y recordar a los compañeros practicantes que tienen situaciones similares, para evitar que se desvíen. Espero que todos trabajen juntos para educar a los jóvenes discípulos y mejoren juntos, para no defraudar a Shifu.

Mi nivel es limitado. Por favor, siéntase libre de hacer sugerencias o señalar cualquier cosa inapropiada.

¡Gracias, Shifu! ¡Gracias, compañeros practicantes!