(Minghui.org) He practicado Falun Dafa durante 24 años y, en 2005, me arrestaron ilegalmente y me llevaron a un centro de detención. Más tarde, me encarcelaron algo más de nueve meses.

Durante ese tiempo, me pregunté si todavía podía hacer las tres cosas que deben hacer los practicantes y caminar bien mi sendero de cultivación.

Encontrándome a mí mismo

En el centro de detención, una vez que logré tranquilizarme, reflexioné sobre qué podía hacer.

Todavía podía enviar pensamientos rectos y enfocarme en eliminar todos los pensamientos negativos y factores de las viejas fuerzas pero, sin disponer de ningún libro de Dafa, solo podía recitar el Fa que había memorizado.

Hice lo que pude para crear un ambiente recto dentro del centro de detención para que, cuando hablara a la gente sobre Falun Dafa, esta pudiera aceptarlo fácilmente. Sin embargo, no poder leer el libro Zhuan Falun, me resultó lo más difícil de soportar. Me arrepentí mucho de no haber seguido la sugerencia de Shifu Li Hongzhi (el fundador de Falun Dafa), y memorizar el Fa. Con el Fa en mi mente, podría haberlo llevado conmigo a dondequiera que fuera.

Afortunadamente, todavía recordaba algunas de las enseñanzas, así que todos los días recitaba este pedacito de Fa repetidamente, para fortalecer mis pensamientos rectos.

Con el paso del tiempo, Shifu me permitió recordar más fragmentos del Fa. Entonces empecé a mirarme, y comprendí que no debía estar encerrado allí. Shifu no reconoce esta persecución y, como su discípulo, yo tampoco. Pero todavía quedaba el hecho de que me enfrentaba a ser condenado ilegalmente.

Pensé en cómo atravesar aquella interferencia y, entonces, recordé el siguiente poema de Shifu:

El cuerpo yace en prisión –no se aflijan, no estén tristes
Con pensamientos rectos y acciones rectas, el Fa está presente
Reflexionen calmadamente acerca de cuántos apegos tienen
En cuanto se deshagan de la mentalidad humana, el mal naturalmente desaparecerá” (No estén tristes, Hong Yin (II)).

Me di cuenta de que no había prestado atención a mis deficiencias durante mucho tiempo. Me había estancado, y las nociones humanas y los apegos se convirtieron en brechas que aprovecharon las viejas fuerzas para perseguirme.

Empecé a buscar mis faltas y, con las pistas de Shifu, adopté un método: todos los días, recordaba un fragmento de Zhuan Falun, luego me detenía y me evaluaba para ver qué apego y/o concepto necesitaba eliminar.

También repasé exhaustivamente lo que había hecho, dicho o pensado desde el día que me arrestaron. Si algo no se alineaba con el Fa de Shifu, necesitaba quitarlo.

Así, comencé a recordar cada vez más fragmentos del Fa mientras revisaba mis pensamientos y acciones pasadas. Usaba los principios de Dafa para medir mis deficiencias y eliminarlas constantemente.

Shifu me hizo recordar un pasaje:

“Ese es el porqué muchos de ustedes entonces pensaban: “¿Es correcto y virtuoso este Fa que estudio? ¿Qué tipo de persona es Li Hongzhi? ¿Hay verdad en lo que dice esta fuerza perversa que miente para dañar la reputación de otros?”. Todo estudiante pensaba acerca de estas preguntas; todos se preguntaban acerca de ellas en mayor o menor grado. Esto también fue para darles la oportunidad de reflexionar. Así que no fue incorrecto” (Exponiendo el Fa en el Fahui de los Grandes Lagos de Norteamérica, Guiando el Viaje).

Esto generó en mí un respeto infinito por Shifu, que provenía desde lo más profundo de mi ser. Mi fe en Dafa y Shifu se fortaleció y mi determinación de seguirlo, aumentó.

Al repasar mis recuerdos, me sorprendí de estar conociéndome por primera vez. Obtuve una clara comprensión de mí y aprendí a tomar la responsabilidad de mi camino de cultivación.

Aprendí a eliminar los apegos con pensamientos rectos, pero más tarde descubrí que aquellos apegos no eran, en absoluto, yo mismo.

Los aparté de mi conciencia principal y los rechacé. Entonces, el compasivo Shifu los eliminó para mí.

Entendí profundamente lo que dijo Shifu:

“La cultivación depende de uno mismo, el gong depende del Shifu” (Primera Lección, Zhuan Falun).

Veía el encarcelamiento como algo negativo, pero Shifu lo convirtió en algo bueno, ya que aquello me templó y me permitió iluminarme al Fa, desde la perspectiva del Fa.

Me sentí avergonzado de mi conducta pasada, ya que solo aprendí a difundir Dafa y aclarar la verdad, sin asimilarme al Fa.

Shifu dijo:

“El sendero para cultivar gong yace en el corazón de uno 

Dafa es ilimitado, las penalidades son el barco” (Falun Dafa, Hong Yin).

Obtuve un entendimiento mucho más profundo del Fa, y sentí una confianza absoluta en mi cultivación de Falun Dafa.

Convenciendo a los reclusos para que renuncien al PCCh

Cuando me trasladaron a la prisión, me asignaron primero al equipo de recién llegados. No había otros practicantes de Dafa en este equipo, y los guardias no me permitían hablar ni tener un bolígrafo y papel. ¿Cómo podría comunicar a los demás lo bueno de Dafa sin hablar?

Empleé el tiempo en recitar el Fa de memoria y enviar pensamientos rectos para eliminar los factores negativos que me impedían hablar con los reclusos.

El recluso jefe arregló el horario para que los otros reclusos me vigilaran. Él era quien reportaba a los guardias. Como reza un dicho chino: "Antes de capturar a los ladrones, captura al jefe".

Decidí ayudar en primer lugar al recluso principal, y presté atención a cultivar la bondad.

Cuando un recluso regresó tras ser hospitalizado con pancreatitis aguda, le di mi única pera. También ayudaba a los otros reclusos siempre que pude.

Apreciaron cada una de mis acciones y me consideraban una persona realmente buena. Como resultado, les gustaba estar conmigo y, la mayoría de las noches, el recluso principal conversaba conmigo para pasar el tiempo.

Hablé con él desde el corazón. Primero le conté algunas historias tradicionales chinas para inspirar sus pensamientos bondadosos, luego hablé sobre cómo se utilizó la farsa autoinmolación de la plaza de Tiananmen para incitar al odio contra los practicantes de Falun Dafa. También expliqué por qué practicaba Falun Dafa y los beneficios que recibí.

El recluso principal entendió que Falun Dafa era bueno y que había sido encarcelado injustamente. Se había unido a los jóvenes pioneros y a la liga juvenil del partido comunista chino (PCCh), y odiaba al PCCh.

Cuando estuvimos solos, le aconsejé que renunciara a las organizaciones del partido. Aceptó y eligió un buen futuro.

Después de ganarme su confianza, me permitieron hablar. Aproveché cada oportunidad, especialmente el poco tiempo que pasaba con alguien a solas, para hablarle sobre Dafa.

Cuando ayudaba a alguien del equipo a renunciar al PCCh, pronto lo transferían a otro equipo y llegaba otro recluso nuevo. Como resultado, logré ayudar a muchos a renunciar al PCCh.

A veces era difícil persuadir a los reclusos para que renunciaran al partido, debido al ambiente de la cárcel, que hacía que mostraran un fuerte sentido de autoprotección.

Aunque muchos de ellos odiaban al PCCh, tenían miedo de hablarme por temor a represalias. Cuando estaba a solas con cualquiera de los reclusos, aprovechaba la oportunidad para hablarles sobre la maldad del PCCh, lo cual resonaba en sus corazones. Después de que les hablaba de renunciar al partido, ellos lo hacían voluntariamente.

Sabía que todos se preocupaban sobre su salud, así que aproveché este punto para hablar de mi experiencia personal –practicar Falun Dafa me ayudó a renovar mi salud. La mayoría de los reclusos se mostraban interesados, pero no se atrevían a aprender los ejercicios. Les dije que había una manera muy simple y fácil de ganar salud –recitar sinceramente las frases auspiciosas: "Falun Dafa es bueno. Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno".

Muchos reclusos se mostraron dispuestos a probarlo.

Mostrar compasión a menudo crea oportunidades preciosas para salvar a las personas. Si uno actúa indeciso y tiene miedo de esto o aquello, la oportunidad de ayudar a salvar a la gente puede pasar rápidamente; ¡algunos solo podrían tener una posibilidad de ser salvados!

Entonces, creer firmemente que Shifu está justo a nuestro lado, y hablar con la gente racionalmente, sabiamente y con firmeza ayuda a la gente a tomar la decisión correcta y renunciar al PCCh.

Comprendiendo la ilegalidad de la persecución

Anteriormente tenía poco conocimiento de las leyes del PCCh, así que me resultó difícil defenderme cuando los guardias de la prisión dijeron que había cometido un crimen y exigieron que confesara.

En su misericordia, Shifu me dio una pista para estudiar las leyes actuales. El instructor de la prisión dijo que encontraría un abogado que hablara conmigo. Acepté, pero el abogado no vino. Por extraño que parezca, sucedió que un recluso de mi equipo tenía una copia de la Ley de Derecho Penal y del Procedimiento Penal, y me la prestó.

La leí a fondo y descubrí que no había cometido ningún crimen. Tomé un bolígrafo y un papel y, con confianza, escribí un artículo: "¿Qué es la oficina 610?", donde detallé algunas de las leyes para demostrar que la oficina 610 era una organización ilegal, y que su persecución a Falun Dafa era un delito.

Le di el artículo a un guardia de la prisión, y pronto se distribuyó entre el personal de la prisión. También fui elogiado por lo bien que fue escrito.

El ambiente de la cárcel cambió a partir de entonces. Algunos de los guardias incluso les dijeron públicamente a los reclusos que Falun Dafa sería reivindicado en el futuro.

Seguí estudiando la ley, luego escribí otro artículo para apelar mi sentencia, destacando las disposiciones legales para demostrar que no violé ninguna ley. Cuando terminé, se lo entregué a un guardia y le pedí que se lo pasara a su supervisor.

Los guardias de la prisión tuvieron una reunión y se turnaron para leer mi artículo. Luego, unos días antes del vencimiento de mi sentencia, un guardia me dijo que podía ir directo a casa sin ser enviado a una sesión de lavado de cerebro.

De acuerdo con las regulaciones del PCCh, los practicantes de Dafa que no son ‘transformados’ al final de su pena de prisión deben ser llevados directamente a la sesión provincial de lavado de cerebro, para sufrir una persecución adicional.

Cuando el guardia dijo que podía irme a casa, le dije que quería ir a la sesión de lavado de cerebro. Se quedó perplejo y me preguntó: "¿Por qué querrías ir allí?".

Le contesté: "Aquellos que ayudan a 'transformar' a los practicantes allí, están actuando mal y se están haciendo daño a sí mismos. Así que me gustaría decirles por qué están equivocados, para que ya no se perjudiquen ellos mismos".

“Pero no te quieren allí”, respondió el guardia.

Creo que la razón por la que pude ir directamente a casa fue porque ya no me enfocaba en mi propia desgracia. Estaba pensando en los demás y no en mí.

Agradezco profundamente la infinita compasión de Shifu, que me ayudó en aquellos momentos difíciles.