(Minghui.org) Peleaba con mi esposo borracho casi cada dos días, y con frecuencia tenía que ir al hospital por mis problemas incurables del tracto urinario. Esta era mi vida antes de empezar a practicar Falun Dafa en 1996. Sin Falun Dafa, no hubiera podido recobrar mi salud, y mi esposo no hubiera sobrevivido después de ser diagnosticado con cáncer de riñón en etapa terminal.

Mi dolorosa vida previa

Mi vida era un desastre. Mi esposo tenía un temperamento terrible, y el alcohol lo hacía empeorar. Se emborrachaba casi todas las noches con sus amigos y luego volvía a casa y me golpeaba por cosas triviales. Siempre que esto ocurría, me enojaba y me defendía. Lo culpaba de mi mala salud. Mi sistema urinario se volvió muy problemático y sufría de cálculos renales, hidronefrosis, cálculos en el tracto urinario, cálculos en la vejiga y cistitis. Vivía el día a día con mucho dolor.

Visité muchos hospitales importantes y tomé muchos medicamentos, pero no mejoré. Los médicos finalmente me dijeron que no tenían forma de curarme. Entonces pensé en el qigong. Busqué ayuda de varios maestros de qigong y me uní a innumerables clases de qigong. Gasté mucho dinero, pero mi situación fue empeorando cada vez más, hasta que un día en 1996 aprendí Falun Dafa.

Lo más importante, lo que hizo a Falun Dafa diferente de otros qigong, fue que después de aprenderlo entendí por qué mi vida era tan difícil y por qué mi esposo me trataba tan mal. Había una razón detrás de esto. Tal vez fue debido a algo de nuestras vidas anteriores. Aprendí a llevarme mejor con mi esposo. Cuando tenía un conflicto con él, simplemente seguía las enseñanzas del Maestro Li y los principios de Verdad-Benevolencia y Tolerancia para mantenerme tranquila.

¡Sorprendentemente, todas mis enfermedades desaparecieron en menos de tres meses! ¡Qué maravilloso es vivir sin enfermedades!

Mi esposo fue testigo de mi cambio y se convirtió en un gran apoyo. Cuando el partido comunista chino inició la persecución a Falun Dafa en julio de 1999, él no se creyó ninguna de las propagandas. Por el contrario, siempre nos ayudó, tanto a mí como a mis compañeros, a distribuir materiales de aclaración de la verdad.

Mis compañeros de práctica y yo a menudo tratábamos de persuadirlo para que cultivara Falun Dafa, pero él se mostraba reacio, sabiendo que eso significaba que tendría que dejar de fumar y beber. Sin embargo, muchos años después, cuando su vida se puso en juego, cambió de opinión.

Le diagnostican cáncer de riñón en etapa terminal

En 2005 mi esposo tuvo que irse de casa para trabajar. Descubrí a principios de 2019 que había perdido mucho peso. Mide casi 1,80 metros de altura, pero solo pesaba alrededor de 61 kilos. Su familia y yo estábamos muy preocupados por él. Tratábamos de persuadirlo para que fuera a ver a un médico, pero siempre se negaba y ponía excusas.

Cinco meses después, empezó a tener una fiebre alta que le duró muchos días. Me enteré de que tendría unas largas vacaciones a mediados de junio, así que fuimos a un hospital local. Como tenía una fiebre alta constante y se quejaba del dolor de espalda, el médico lo mandó a hacerse una tomografía computarizada de riñón. El informe resultante reveló una larga lista de problemas, pero solo recuerdo una única línea que decía "metástasis". El doctor nos dijo que fuéramos a un hospital mejor y más grande para consultar con un especialista.

Así que fuimos a ver a un especialista, y después de que el doctor revisara el resultado de la tomografía, sugirió que mi marido fuera hospitalizado. En tres días, su situación se volvió muy crítica. El doctor me dijo que tenía un tumor en el riñón derecho. El tumor medía 11 centímetros, la mitad en el riñón y la otra mitad en el hueso. Era un cáncer de riñón en etapa terminal, por lo que la cirugía no sería efectiva y la única opción que quedaba era la quimioterapia. Más pruebas mostraron que tenía muchos otros problemas, incluyendo hepatomegalia, nódulos en los pulmones, cálculos en la vesícula biliar, etc.

Esto habría sido un duro golpe si no hubiera comenzado a practicar Falun Dafa. Desde la perspectiva de la cultivación, creía que mi esposo todavía tenía esperanzas.

Esa noche, le dije a mi esposo cuán grave era su situación, y que teníamos dos opciones. Una era continuar cualquier tratamiento disponible en el hospital y vender nuestro apartamento para pagar las cuentas médicas. La otra opción era practicar Falun Dafa.

Le dije: "Fuiste testigo de cómo me he recuperado practicando Falun Dafa, ¿por qué no lo intenta?". Se quedó en silencio. Me di cuenta de que no tenía muchas esperanzas en el tratamiento propuesto por el doctor.

De hecho, ya había hablado de ello con otros pacientes de cáncer en la misma sala. Un paciente que tenía Leucemia dijo: "No puedes creer lo mucho que hemos gastado hasta ahora, pero no ha tenido ningún efecto. El último recurso es un trasplante de médula ósea, que nadie puede pagar". Otro paciente que también tenía leucemia dijo: "El dinero no es un problema para mí, pero ni siquiera un trasplante de médula ósea garantiza la eficacia".

Todos se sentían deprimidos. Entonces les conté mi experiencia de cómo todas mis enfermedades desaparecieron después de practicar Falun Dafa, esperando que ellos también pudieran cultivarse.

Mi marido sobrevivió

Mi esposo decidió volver a casa. Pero no empezó a practicar Falun Dafa. Todavía tenía fiebre y estaba de mal humor todo el tiempo. Incluso probó dos botellas de un "agua milagrosa" comprada en Internet, que solo empeoró su condición. Todos los días se acostaba en la cama y me inquietaba hablándome sobre cómo iba a morir.

Mientras lo cuidaba, también tuve que cuidar a mi madre que ha estado postrada en la cama durante cinco años. Cada día después de cocinar, tenía que alimentar a mi madre, luego llevarle el almuerzo a mi hijo a la escuela,  regresar a casa para cuidar a mi esposo y ayudar a mi madre a ducharse por la tarde. Tenía que hacerlo todo sola. Al mismo tiempo, como practicante de Falun Dafa, tenía que hacer bien las tres cosas. Era exactamente como lo que el Maestro dijo:

"Cientos de penalidades caen a la vez,

para ver cómo uno sobrevive" (Templando la mente y el corazón de uno, Hong Yin).

No importaba lo difícil que fuera, tenía que recordarme mejorar. Sabía que debía dar ejemplo a mi esposo para que viera lo que es un verdadero practicante.

A mediados de agosto, un mes después de que mi esposo regresó del hospital, de repente me dijo: "¡Quiero practicar Falun Dafa!". Yo estaba muy emocionada.

A partir de entonces estudiamos el Fa y hacemos los ejercicios juntos todos los días. En unos pocos días, su apetito mejoró. Aumentó 5 kilos en un mes y más de 15 kilos en tres meses. Su peso volvió a la normalidad y ya no tiene fiebre. Ha recobrado en parte la fuerza e incluso puede ayudarme a hacer las tareas domésticas. Ahora está sano y feliz.

Agradezco a Shifu que le brindara a mi esposo una segunda oportunidad en la vida. No podríamos estar más agradecidos.