(Minghui.org) Conozco a una practicante de Falun Dafa de 75 años, que vive sola y que practica Falun Dafa desde hace 24 años.

La noche del 29 marzo del 2020, recibí una llamada telefónica. Ella me dijo que estaba cubierta de sangre y me pidió desesperadamente: “¡Por favor, ven rápido!”.

Vivía cerca y llegué allí en diez minutos. La practicante estaba muy pálida y le temblaba la voz. Sus manos, pantalones y zapatillas estaban bañados en sangre. Era como si una arteria principal de sus piernas se hubiera perforado. En el suelo había rastros de sangre de color rojo brillante por toda la casa. Estaba en estado shock.

La practicante anciana explicó lo que había sucedido.

Estaba lavándose los dientes alrededor de las 8:00 de la mañana, cuando de repente sintió un líquido caliente que fluía entre sus piernas. En pocos segundos, sus pantalones y sus zapatillas estaban empapados en sangre.

Con una mano con papel higiénico, trató de detener la hemorragia. Cuando esto falló, trató de usar ropa interior, pero la sangre la empapó. Los continuos intentos de detener la hemorragia fueron inútiles.

Le dije que se quitara la ropa y se duchara con agua caliente. Además de limpiar los restos de sangre, la mantendría caliente.

Le recordé: “Eres una practicante de Falun Dafa. Tu Maestro es Li Hongzhi. Los practicantes solo reconocen y aceptan los arreglos hechos por el Maestro. Las viejas fuerzas quieren perseguirte, debes eliminarlas completamente”.

Le recomendé que recitara el Fa del Maestro o las frases: “¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno!”.

Mientras la anciana practicante estaba en la ducha, limpié la sangre del suelo y de toda la casa. En este momento, llegó la practicante Jing y juntas fuimos a ver cómo estaba la practicante.

La sangre continuaba bajando por sus piernas, pero ella se había calmado mucho. Además de enviar pensamientos rectos, recitaba continuamente las frases auspiciosas. La sangre comenzó a disminuir.

Jing salió y compró un paquete de compresas sanitarias gruesas. Después de aplicárselas, la practicante vino y se sentó con nosotras. Juntas, nos concentramos para enviar fuertes pensamientos rectos.

Después, la practicante fue al baño a revisarse y comprobó el flujo de sangre había disminuido a solo un goteo. A medida que continuamos enviando pensamientos rectos se volvió más alerta y el color volvió a su cara. Eran las 10:30 de la noche y estaba mucho mejor.

Ambas le dimos las buenas noches y nos fuimos a casa.

Fui a visitarla al día siguiente. Me dijo que después de marcharnos no se fue a la cama, continuó recitando el poema del Maestro Rectificación del Fa ochenta y una veces.

“Un pensamiento conmueve y hace temblar, afuera de la Gran Bóveda
Desea rescatar a los seres del cosmos, eliminar la multitud de calamidades
Diez mil capas de viejas fuerzas podridas y decrépitas bloquean
Al entrar al mundo humano, aun más conozco qué es lo malo
Rectificando el Fa durante todo el camino, partiendo las capas del Cielo
Todo lo que no es recto y es negativo es eliminado
El universo desea cambiar, ¿quién se atreve a impedirlo?
El cosmos vuelve a ser construido, y nunca más se malogrará”
(Rectificación del Fa, Hong Yin III)

Luego comenzó a recitar el poema del Maestro Pensamientos rectos ochenta y una veces.

“Rápido como un rayo, elevándose a alturas cósmicas
Poderoso como un trueno, llegando más allá de los cielos
Barriendo todo el cosmos, ningún lugar queda afuera
Eliminando juntos todos los desviados y los deteriorados”
(Pensamientos rectos, Hong Yin IV)

Después de eso, envió pensamientos rectos y luego repitió el ciclo, recitando silenciosamente cada poema ochenta y una veces.

Para entonces, era casi la una del mediodía y la practicante estaba convencida que todo había vuelto a la normalidad. Un rápido chequeo confirmó que la sangre había dejado de fluir.

Bajo la protección compasiva del Maestro, la fe firme de esta practicante en Dafa y sus pensamientos rectos desintegraron exitosamente la interferencia de las viejas fuerzas y le permitieron superar esta tribulación que amenazó su vida durante cinco horas.