(Minghui.org) Muchos practicantes han relatado cómo sus vidas han mejorado al practicar Falun Dafa. Cuentan cómo, cuando fueron encarcelados por su fe, pudieron cambiar a los reclusos y, a menudo, a los guardias en prisiones y centros de detención. Ellos aclaran la verdad para despertar las conciencias de las personas y evitar que dañen a los practicantes. A continuación, uno de esos practicantes comparte su historia.

Finalmente encontré lo que había estado buscando

Mi madre me dijo que, cuando tenía menos de un día, de repente, dejé de respirar. Después de revivirme, le pidió a una adivina que me predijera el futuro. La adivina le dijo que yo venía del cielo y que mi familia en el cielo me había enviado a ella. Mi madre se preocupaba que me perdiera, así que oraba por mi seguridad a los inmortales, todo el tiempo.

Cuando estaba en el tercer grado, me desmayé dos veces debido a dolores de estómago, y me quedé en casa durante un semestre. Cuando estaba en cuarto grado, me caí de un árbol y me rompí el fémur. Un osteópata rural le dio a mi padre unas medicinas para mí, pero la dosis era demasiado alta para una niña de 13 años. La tarde siguiente, después de tomar la medicina, mi nariz seguía sangrando. No había ningún adulto en la casa. Me tapé la nariz y la sangre empezó a salir por la boca. Cuando mi madre llegó a casa, me desmayé por la pérdida de sangre y me llevaron a la sala de emergencias.

A medida que fui creciendo, tuve todo tipo de enfermedades. Solo podía arrodillarme o acostarme, pero no me podía sentar, debido al sangrado gastro duodenal. También tenía gastritis atrófica, colitis, inflamación pélvica, colecistitis y un tumor tiroideo, entre otras cosas. Fui a muchos hospitales conocidos en China, pero en vano. Sentía que preferiría morir que continuar viviendo.

No solo me atormentaban las enfermedades, sino que estaba resentida con todo en este mundo, como si nada fuera lo que estaba buscando. No quería casarme, pero lo hice por el bien de mis padres. Mi marido era muy amable conmigo, pero todavía sentía que esto no era lo que quería.

En medio de un día de verano, cuando estaba aturdida, vi un objeto amarillo flotando desde el cielo hasta el suelo. Era una persona vestida de amarillo. Después de practicar Falun Dafa (también conocido como Falun Gong), supe que era Shifu en el traje amarillo para la práctica de los ejercicios, al igual que en el video.

En abril de 1998, me hospitalizaron de nuevo debido a la protuberancia en las vértebras cervicales. Estaba mareada y no podía mover la cabeza debido a la falta de sangre. Mi corazón latía tan rápido que, a menudo, me quedaba sin aliento. El médico que me atendió dijo: "¿Qué puedo recetarte? Tienes problemas en todas partes. Deberías practicar Falun Dafa. Luego me mostró los cuatro movimientos del segundo ejercicio que imitaban sostener una rueda y me dio una copia del libro Zhuan Falun.

Esa noche, me sentí menos mareada y pude levantarme. Imitando al médico, traté de sostener la rueda encima de mi cabeza. Tan pronto como levanté los brazos, mi cabello empezó a ondear, como si soplase una brisa. Bajé los brazos rápidamente y miré hacia arriba. No había nada. Levanté las manos por segunda vez, y mi cabello ondeaba aún más. Bajé los brazos y no me atreví a continuar. Al día siguiente, le pregunté al médico qué estaba pasando. Él dijo: "Eso es algo bueno. Es la rotación del Falun. Tienes una relación predestinada con Falun Dafa. ¡Deberías continuar!".

Empecé a leer el libro Zhuan Falun y pensé que esto era lo que había estado buscando toda mi vida. Estaba decidida a practicar bien, y comencé el 8 de abril de 1998.

En menos de 20 días, ya no me sentí enferma o con dolor. Me sentí muy ligera, y un Falun estaba girando en la parte inferior de mi abdomen. Me volví saludable, y mi corazón estaba lleno de alegría. Después de que mi familia fue testigo de mi recuperación, 17 familiares, parientes y amigos comenzaron a practicar Falun Dafa.

Buscando justicia para Falun Dafa en Beijing

En julio de 1999, Jiang Zemin, el exjefe del régimen comunista, lanzó la persecución contra de Falun Dafa. Los comunistas comenzaron a calumniar al fundador de Falun Dafa, el Maestro Li Hongzhi. Decidí ir a Beijing para contarle al mundo sobre Falun Dafa.

En ese momento, los agentes de policía trataban de interceptar a los practicantes que iban a apelar por Falun Dafa, pero no me intimidaron. Al día siguiente, estaba lista para ir a Beijing y apelar por Falun Dafa. Sin embargo, la mujer que trabajaba para nosotros se enfermó, y no pude ir. Quise salir el tercer día, pero mi esposo me pidió que esperara hasta que terminara una feria donde participábamos. Sin embargo, no obtuvimos ningún negocio en esa feria. Me di cuenta de que todo esto era una interferencia para evitar que fuera a Beijing a buscar justicia para Falun Dafa.

Empecé mi viaje a Beijing el 19 de diciembre de 1999. Acababa de subirme a un autobús. Muchos compañeros practicantes fueron a despedirme. Era la primera de nuestra área en ir a Beijing. Una practicante me dio una máscara y me pidió que me la pusiera para que la policía no me reconociera. Dije: "No te preocupes. ¡Llegaré a Beijing sin ningún problema, con la protección de Shifu!".

Cuando me di vuelta y me senté, lista para ir, de repente vi a Shifu de pie frente a mí, sonriendo. Grité: "¡Shifu!" y lloré. Sabía que me estaba animando. Cuando el autobús salió del condado, todavía estaba llorando.

Pasando por nuestra tienda, mi esposo detuvo el autobús y me entregó una bolsa grande, con comida. Cuando estábamos a 16 km de la sede del condado, 27 practicantes subieron al autobús. El vendedor de boletos seguía gritando: "¡Los practicantes de Falun Dafa, que se dirigen a Beijing para apelar, por favor, bájense del autobús!". Nadie se bajó, y fingimos que no lo habíamos oído.

En Tiemenguan, Tianjin, un coche de policía se detuvo frente al autobús. Un familiar de un practicante en el autobús nos había reportado a la policía. Nos dijeron que nos bajemos del autobús y revisaron nuestras tarjetas de identidad, una por una. En ese momento, Shifu no había hablado de enviar pensamientos rectos, pero sentí que estaba a mi lado, y pasé de la policía sin ningún tipo de prisa. Después, esperé el autobús en el siguiente pueblo.

Dos policías vinieron y me preguntaron si había estado en ese autobús. No les contesté. Murmuraron entre ellos: "Hay una persona desaparecida. Hay una bolsa, pero no hay dueño". Abordé otro autobús con solo una joven. Pero después de un tiempo, tuvimos que cambiar de autobús, porque era demasiado caro manejar un autobús para solo dos personas. Tuve que cambiar de autobús tres veces antes de llegar a Beijing.

La joven me siguió hasta mi destino final. Sabía que Shifu arregló esto, ya que no había estado fuera de casa nunca antes. En el segundo traslado, la vendedora de boletos del autobús anterior le dijo al vendedor de boletos del nuevo autobús: "Esta señora no ha estado fuera de casa antes. Si cambia el autobús de nuevo, por favor, ayúdala a comprar un boleto". Estaba demasiado agradecida a Shifu para expresar mis sentimientos con palabras.

Cuando llegué a la estación de autobuses en Beijing, eran como las 11 de la noche, y no pensé que sería capaz de hacer los ejercicios ese día. Cuando empecé a practicar, había establecido una regla: no dejaría pasar un día sin hacer los ejercicios. Un hombre gritó: "¿Quién necesita un hotel?". Dije: "¿Está bien sin una identificación?". “Está bien”, contesto. Lo seguí a un salón del lado derecho de la sala de espera. Había una cama donde pude hacer los ejercicios.

Cuando terminé, fui a la plaza de Tiananmen. Cuando llegué allí, comencé a hacer los ejercicios de nuevo. Mientras hacía el segundo ejercicio, un joven oficial de policía dijo: "Está bien. Deberías pensar en nuestra posición. Por favor, deja de hacer eso". Le contesté: "Dejamos a nuestras familias y vinimos hasta Beijing para decirle a la gente que Falun Dafa es bueno, que Shifu Li es bueno. Lo que muestran en la televisión son mentiras". El oficial se paró a mi lado y observó cómo terminé los cinco ejercicios, pero no me arrestó.

Antes del amanecer, varios policías vinieron y me arrastraron a un coche de policía. Más tarde, me recogió el director del comité del partido de mi condado. Mientras íbamos de regreso a casa, le conté muchas verdades sobre Dafa, y él las entendió. Cuando lo volví a ver, en 2016, me dijo: "Todavía recuerdo todo lo que me dijiste cuando fui a Beijing a recogerte". Fui liberada después de estar recluida en el centro de detención durante cinco días.

Aclarando la verdad en un centro de detención

El Año Nuevo Chino 2000 se acercaba. Me preocupaba que Shifu estuviera siendo acusado falsamente y que tantos compañeros practicantes habían sido encarcelados. No tuve el corazón para celebrar el Año Nuevo. Quería ir a Beijing. Mi familia fue muy solidaria.

Con la ayuda de otros practicantes, llegué a la plaza Tiananmen de Beijing junto con otra practicante. Ya estaba bajo la ley marcial por el Año Nuevo. Cuando llegamos allí, las dos hicimos cuatro de los cinco ejercicios. La policía nos arrestó y nos metió en el coche de policía, donde hicimos el quinto ejercicio. Me recogió un oficial de policía de la división nacional doméstica de nuestro condado. De camino a casa, le conté los hechos sobre Falun Dafa. Dijo: "No puedo argumentar contigo. Ya ves, ni siquiera te puse esposas. Te enviaría a casa si pudiera. ¡No puedo creer que fueron a apelar a Beijing durante el Año Nuevo Chino!". Nos pusieron bajo custodia y nos detuvieron ilegalmente durante 40 días.

Durante esos 40 días, tuve la oportunidad de aclarar la verdad a los guardias y presos en el centro de detención. Quería hacerlo bien, para que vieran la belleza de Dafa a través de mí.

Cuatro reclusas condenadas a muerte y otras cuatro prisioneras cambian su comportamiento

Cuando mi familia, parientes y amigos me visitaron en el centro de detención, el director bromeó que, en un solo día, me visitaron más personas que las que visitaron todo el centro de detención en una semana. Compartí todo lo que mi familia me trajo con las otras reclusas.

En ese momento, había en el centro una reclusa condenada a muerte. Nadie la visitaba, así que no tenía ropa para cambiarse, y tenía piojos por toda la cabeza. Nadie quería dormir junto a ella, así que yo lo hice. Cuando no tenía algo, robaba las cosas de otras personas. Otras la golpeaban y le gritaban. Tenía epilepsia y a menudo tenía convulsiones. Les aconsejé a todas que no la acosen y que fueran amables con ella.

Una guardia mujer se conmovió mucho cuando vio todo esto. Ella dijo: "Desde que llegaste, ya no ha habido peleas en la celda. En el pasado, se necesitaba de mucho esfuerzo para detener las peleas. ¿Qué panacea usas para evitar que peleen?". Le dije: "Fue Falun Dafa quién las cambió".

En ese momento, había 10 practicantes y ocho reclusas en nuestra celda. Cuatro de las reclusas estaban en el corredor de la muerte. Luchaban, maldecían y lloraban todos los días. Después de que llegamos, se sorprendieron al ver nuestro altruismo, nuestra perseverancia frente al sufrimiento, y que no nos defendíamos en un conflicto. Esas reclusas comenzaron a calmarse, y las practicantes les hablamos sobre Dafa.

Cuando llegué, pude ver los nudos en sus corazones. Sabían que estaban en el corredor de la muerte y que no vivirían mucho más tiempo. La desesperación les había dejado sin nada que temer. Les dije: "Empiecen de nuevo ahora. Si practican Falun Dafa, su camino de vida cambiará. Nuestro Maestro puede hacer cualquier cosa, siempre y cuando estén dispuestas a aprender. Mañana empezaremos a practicar Dafa".

Creamos un ambiente para estudiar el Fa. Al día siguiente, una practicante fue llevada al departamento de policía. Vio una pequeña copia de Zhuan Falun en el escritorio. La tomó y se la llevó al centro de detención. Las reclusas estaban dispuestas a seguirnos para aprender el Fa. El libro atesorado cambió todo en esa celda.

Los principios de Shifu cambiaron el odio y los corazones oscuros de ocho prisioneras. Se volvieron animadas y alegres. Todas dijeron que, si hubieran conocido a Dafa antes, nunca habrían ido por este camino que había arruinado la vida de los demás, de sus familias y de ellas mismas.

Una mañana antes del desayuno, la capitana de la celda abrió Zhuan Falun y vio la foto del Maestro en el inicio. Solemnemente, juntó sus palmas para mostrar respeto y se sentó con las piernas cruzadas para meditar. Las otras siete reclusas también se sentaron a meditar con las piernas cruzadas. Una reclusa condenada a muerte gritó y dijo: "Maestro, por favor, acéptanos a las personas pecaminosas como tus discípulas. Si solo pudiéramos vivir un día, practicaríamos Falun Dafa siguiéndote". Nosotras, las 10 practicantes también lloramos, sentadas detrás de ellas.

Pasó una hora, todas las 18 estábamos sentadas quietas, llorando. Nadie había desayunado. Un guardia de turno nos oyó llorar, abrió la puerta y se fue sin decir una palabra.

Después de eso, no hubo tiempo para descansar o relajarse, simplemente estudiábamos las enseñanzas del Fa y hacíamos los ejercicios. Un día leímos ocho de las nueve lecciones del libro Zhuan Falun. Con el estudio, la mente de todas mejoró. Lou, una reclusa de la fila de la muerte, solía ser poseída por una serpiente y le daba a la gente tratamientos curativos. Después de que ella comenzó a estudiar el Fa, la serpiente le dijo un día: "He estado contigo durante ocho años y te ayudé a ganar tanto dinero. ¿Ya no me quieres?". La Sra. Lou dijo: "No, no te quiero. Quiero aprender La Gran Vía del Maestro Li Hongzhi". La serpiente rodó sus ojos y se secó. Lou había sufrido de articulaciones hinchadas en sus manos durante muchos años y no podía trabajar, pero se recuperó pocos días después de aprender Falun Dafa. No tenía palabras para expresar su gratitud al Maestro y a Dafa.

Debido a que habían elegido estudiar Dafa, el destino de estas reclusas también cambió. Una reclusa condenada a muerte fue puesta en libertad sin cargos, dos reclusas condenadas a muerte fueron salvadas, una con sentencia de siete años fue absuelta, y una con una sentencia de siete años fue cambiada a tres años.

También había una reclusa condenada a muerte llamado Lang, cuya ejecución se había retrasado por más de ocho meses porque estaba aprendiendo Dafa. Pero, más tarde, ya no valoró el Fa.

La noche antes de su ejecución, tuvo un sueño donde un hombre dibujó una línea que ella y la reclusa del corredor de la muerte Lou tenían que cruzar. Quien cruzara la línea en cinco minutos no sería fusilado. El hombre gritó: "¿Lista? ¡Vamos!". Corrió hasta la mitad y vio un billete de 50 yuanes en el suelo. Se detuvo a recogerlo, así que ya no llegó a tiempo. Mientras nos contaba su sueño por la mañana, la policía la llamó y nunca regresó.

Una guardia nos dijo que, cuando estuvo a punto de recibir el disparo, no tuvo nada de miedo. Ella le dijo a la guardia: "Cuando se dispare el arma, mi Maestro me recogerá. Por favor, dígales a mis amigas en la celda que tengo uno de los artículos del Maestro escrito a mano debajo de mi cama. No atesoré a Dafa y no escuché a mi amiga especial (refiriéndome a mí). Lo siento. Voy a pagarle en mi próxima vida”.

Una guardia se convierte en practicante

Una guardia que presenció el cambio en las reclusas reconoció el poder de Dafa y me agradeció. Más tarde, llamé a esta mujer policía "Hermana Mayor". A menudo, ella me llamaba a su oficina para aprender algo sobre Falun Dafa.

Una vez, hizo dumplings en casa y me las trajo. También me compró un suéter. Fui a su oficina y le dije: "Hermana Mayor, no me hagas esto. De hecho, cada una de nosotras tiene una familia feliz. Pero, para que más personas puedan entender la verdad sobre Falun Dafa y evitar futuras calamidades, hemos dejado nuestros hogares para decirle al mundo que Dafa es bueno".

Ella dijo: "¡Así que es eso! Pensé que todas estaban enfermas mentales y no les importaban a sus familias. Estuve muy equivocada acerca de ti”.

"Hermana Mayor, estoy muy agradecida que nos conocimos en esta vida. Es difícil adquirir un cuerpo humano, es difícil reencarnarse, y es difícil encontrar el camino recto. Pero tenemos este cuerpo humano, nacimos en China y hemos encontrado el camino recto, Dafa. ¡Qué suerte tenemos! Ha sido oficial toda su vida, pero no pudo cambiar a un prisionero. Dafa puede mejorarlos. Ha visto a los practicantes torturados, pero sanaron sin medicina; ha visto a los practicantes brutalmente golpeados, pero no se quejaron. Siempre son alegres porque el Maestro los está cuidando”.

"Este Fa es tan bueno. Únase a nosotros". Ella dijo: "¿Me recibiría el Maestro? He perseguido a sus discípulos antes". Le contesté: "El Maestro ofrece salvación a todos, siempre y cuando tengan el deseo".

Ella, en efecto, comenzó a practicar Falun Dafa. Después de eso, cada vez que veía guardias atormentando a los practicantes, siempre rugía: "¡Por qué no te ocupas de los que matan y prenden fuego en lugar de castigar a esta gente buena!".

Una vez, un guardia nos iba a torturar mientras ella no estaba. Ella se topó con él y le dijo: "Estás persiguiendo a esta gente buena otra vez. ¡Vamos, entremos y hablemos!". Como ella estaba a cargo de las celdas de mujeres, el guardia agitó su mano y se fue.

En otra ocasión, dos practicantes llevados al centro de detención se negaron a cooperar con los guardias, que los golpearon tan severamente que se desmayaron. Más tarde, fueron colgados de las esposas. El centro de detención tenía una regla no escrita de que nadie tenía derecho a quitar las esposas si las había puesto otro oficial. A la mañana siguiente, la mujer guardia vio a los dos nuevos practicantes en agonía. Abrió sus esposas sin decir una palabra. Ordenó a dos reclusos que los llevaran a una celda y compró dos bolsas de fideos instantáneos de su propio bolsillo para los practicantes. Todo fue muy conmovedor para los que lo presenciamos.

Todos los días, traía un libro de Falun Dafa a su oficina. Cuando terminaba de leerlo, se lo llevaba. A veces, lo daba a los practicantes de otras celdas. Cuando su familia se enteró de que estaba practicando Falun Dafa, escondieron el libro Zhuan Falun, diciendo que se había quemado. Llorando, ella les dijo: "Ese libro es tan precioso. Vale más que mi vida. ¿Dónde lo quemaron? Necesito recoger las cenizas". Al ver que estaba tan devastada, su nuera le devolvió el libro.

El enorme cambio en las celdas de mujeres hizo que varios guardias hombres se volvieran envidiosos. Vinieron a pedirme que los ayudara mientras hubiera una oportunidad. Así que pude decirles la verdad sobre Falun Dafa. Los tres guardias hombres entendieron y dejaron de perseguir a los practicantes. Dos guardias hombres les pidieron a sus esposas que me compraran fruta. Un guardia me dijo una vez: "¿Hay algo que se necesita hacer en tu casa? Quiero ayudarte. Si no estuvieras aquí, no tendría la oportunidad de ayudarte".

El gobernador del condado decidió que me llevaran al campo de trabajo. La esposa de un director de oficina fue liberada del centro de detención. El director dijo: "Ella (es decir yo) fue a Beijing a petición de mi esposa. ¡Por favor, libérala también!".

Un mes después de que me liberaron, Shifu publicó un nuevo artículo. Me preguntaba cómo podría pasárselo a los practicantes del centro de detención. La guardia mujer vino a verme. Dijo que todos me extrañaban, especialmente la reclusa condenada a muerte que tenía epilepsia. Esa reclusa estaba en la puerta todos los días, esperándome y apenas comía o bebía. La guardia dijo que debía volver a visitarlos. Al mediodía del día siguiente, fui al centro de detención con el nuevo artículo de Shifu. En el patio, mis antiguas compañeras de celda gritaron mi nombre, y las saludé.

Al ver esto, la guardia desobedeció las reglas y abrió la puerta de la celda. Entré y les di el nuevo artículo de Shifu. Todas me abrazaron y lloraron. Les dije a todas: "Este no es un lugar donde deberían estar. Para proteger a nuestro amiga guardia, tengo que irme de inmediato. Espero que todas se cultiven diligentemente y recuperen su libertad pronto. Voy a estar esperando sus buenas noticias”. Me incliné ante ellas con las palmas juntas para despedirme, le agradecí a la Hermana Mayor (la guardia) y salí del centro de detención.

(Continuará)