(Minghui.org) Hubo un arresto masivo de practicantes de Falun Dafa en nuestra área hace unos años. Varios coches de policía rodearon mi casa. Los policías saltaron la valla de mi patio y entraron en mi casa. Me inmovilizaron en el suelo y me esposaron las manos a la espalda. Se llevaron mi ordenador, impresora, dinero y otros objetos de valor. Ellos gritaban y chillaban.

Uno de los oficiales que saltó la valla gritaba del dolor. Le pregunté qué le pasaba. Me dijo que le dolía el brazo. Resultó que cuando saltó la valla, su brazo arañó la rama de un árbol, y un bicho venenoso lo picó.

De repente recordé una obra de Shen Yun Performing Arts, llamada "El poder de la compasión". En la historia, un policía resultó herido y no pudo moverse mientras golpeaba a un practicante de Falun Dafa. El practicante ayudó al policía a levantarse, solo para que este lo golpeara. El practicante continuó aclarándole la verdad sin ningún resentimiento. La compasión despertó la conciencia del policía. Él entendió los hechos sobre la persecución, se redimió y también comenzó a practicar Falun Dafa. La historia me conmovió profundamente. Sentí el inmenso poder de Dafa y del Maestro, y supe que podía salvar a todos los seres conscientes.

Frente al policía heriendo en mi propia vida, sentí pena por él y le sugerí que lavara la herida con agua fría y aplicara un ungüento. Hizo lo que le sugerí y su dolor disminuyó.

Al ver mi interacción con el oficial herido, el que me inmovilizó en el suelo aflojó su agarre y me permitió sentarme. Un tercer oficial puso una alfombra en el suelo para que me sentara. El primer policía al que ayudé se volvió muy respetuoso.

Me llevaron a la comisaría local y me senté en una silla de hierro. El policía me esposó las manos a la espalda y me encadenó las piernas a la silla. Miré dentro y envié pensamientos rectos para negar la persecución. Después de enviar pensamientos rectos toda la noche, me sentí envuelto en una energía cálida.

Me interrogaron por la tarde, pero me negué a cooperar con ellos. Amenazaron con destrozar mi libro de Dafa. Les insté a que no lo hicieran, y el policía al que ayudé, se acercó, tomó el libro de Dafa y lo guardó para mí.

Luego me llevaron al hospital para un examen físico, y les conté al personal médico y a otros pacientes cómo el PCCh ha estado persiguiendo a los practicantes respetuosos de la ley. De alguna manera, los aparatos médicos se rompieron uno tras otro, y los médicos no pudieron realizar las pruebas. La policía me llevó a un centro de detención.

Perseveré en el estudio del Fa y en hacer los ejercicios de Falun Dafa mientras estaba en el centro de detención. También envié pensamientos rectos. La policía me interrogó muchas veces después, pero no obtuvieron nada de mí e intentaron fabricar evidencia en mi contra. Intentaron que mi vecino testificara en mi contra, pero él también se negó.

En una de las sesiones de interrogatorio, les dije a los dos oficiales de allí que serían responsables si seguían persiguiendo a practicantes respetuosos de la ley como yo. Uno de ellos, con el que hablé antes y que ya había renunciado el PCCh, mostró algo de respeto hacia mí.

El otro oficial, sin embargo, no creyó lo que dije. Mientras intentaba aclararle los hechos, de repente se cayó de espaldas en su silla y se golpeó con fuerza contra el suelo. El sonido fue tan fuerte que sorprendió a todos los presentes. Se preguntaban si le había hecho algo. Se asustaron y se fueron a toda prisa.

Cuando me detuvieron, pensé en una cuestión, cuando envié pensamientos rectos, pude disolver parte de la persecución, pero no pude negarla por completo.

Más tarde, me di cuenta de que cuando envié pensamientos rectos, abrigué el pensamiento de validarme y no al Fa. Dafa tiene sus propios poderes sin par para enderezar las cosas y eliminar el mal. Lo que debo hacer es soltarme, asimilarme con el Fa y dejar que el gran poder de Dafa se manifieste en esta dimensión humana.

Cuando me di cuenta de eso, la noción de que fui detenido o perseguido se disolvió en mi mente. Mi corazón estaba inmerso en el Fa, ya nada importaba, excepto el Fa. Y nadie podría dañarme más, porque estaba con el Fa.

Poco después de eso, fui liberado.